Autor: Abril
Clasificación: General (lease bajo su propio riesgo [N/A])
Género: Drama, Romance.
Clasificación: General (lease bajo su propio riesgo [N/A])
Género: Drama, Romance.
"Travel to the moon"
Capitulo 8/36
Capitulo 8/36
El sol alumbraba toda la ciudad con una fuerza impactante, a pesar de que una fuerte llovizna mojaba todos los edificios.
El aire corría a gran velocidad golpeando mi rostro, sacudiendo mi cabello, llenándome de ligeras gotas que enfriaban mi cara.
Me detuve en la casa de un compañero de clase y toque varias veces el timbre completamente desesperado.
Una mujer alta, delgada, con el cabello castaño y potencialmente hermosa me abrió, en cuanto vio mi expresión se aterrorizo.
— ¡Brendon! —Grito mientras tomaba mi mano introduciéndome a la casa—siéntate—me ofreció pero estaba suficientemente empapado como para hacer la osadía de arruinar un sillón carísimo. Negué con la cabeza, observe que muchas veces en esos minutos considero preguntarme si estaba bien pero no se atrevía, parecía que mi aspecto era totalmente malo como para permitirse dañar más mi minúsculo control.
—Ahora que quieres Kara…—se quedo callado al verme— ¿Ryan?
Alce una mano, quería sonreír pero sabia que eso seria forzarme demasiado, un lujo que no podía darme.
— ¿estás bien?
Negué con la cabeza tratando de calmar el incesante dolor que me aquejaba la mitad de la espalda y el temblor de manos.
— ¿chico que tienes? —pregunto asustado
—No… no puedo… estar en casa—hice una pausa, no quería meterlo demasiado en mis problemas, confiaba en él pero no llevaba mas de medio año de conocerlo, le eche un vistazo a la ventana— ¿crees que me pueda dormir hoy ahí?
—Por supuesto que no—contesto inmediatamente, suspire, lo entendía perfectamente, no tenia porque albergar a un desamparado en su casa del árbol— ¿Por qué no mejor te quedas en mi recamara?
—Gracias pero no… prefiero estar en un lugar donde no haya tanta gente—el lo entendió rápidamente, sus cuatro hermanos y sus padres no eran precisamente la casa con menos integrantes
—bueno… supongo que puedes pero con unas condiciones
Lo mire expectante, no estaba en condiciones para prometer algo pero estaba suficientemente desesperado por pasar la noche en algún lugar que no fuera mi hogar.
Asentí.
—te darás un baño, te cambiaras de ropa, me ayudaras con algunas cosas para llevarlas a la casa y me quedare contigo
Lo considere, la propuesta no sonaba mal.
— ¿algo más?
— ¡ah, si! Tendrás que comer algo—sonreí
—gracias
—no agradezcas—tomo mi brazo—vamos te llevare a que te duches
Deje que Brendon me dirigiera por su casa, en cuanto entre a la regadera no pude aguantarme y deje que algunas lágrimas se resbalaran de mis mejillas, odiaba llorar, odiaba demostrarles a las personas que era débil, odiaba que la gente quisiera consolarme así que la soledad era perfecta en esos casos… en realidad en muchos casos.
Termine de bañarme, me puse el pijama de alguno de los hermanos de Bren que bailaba en mi triste y delgada complexión y me senté junto a la puerta del baño recargando mi cabeza en la pared, trataba de relajarme pero no podía y por lo tanto me negaba rotundamente a salir.
— ¿Ryan? —pregunto Urie del otro lado de la puerta. No conteste, no estaba en posición de actuar.
Unos segundos después la puerta se abrió, se agacho a mi lado.
—es hora de comer—dijo ignorando mi estado, alce la mirada y le sonreí…
Tras cenar subí a la casa de madera que era lo suficientemente grande para que cupieran tres vacas, coloque las cobijas sobre una caja y observe el hule espuma en el que dormiríamos, ahí cabríamos los dos sin problemas.
—Bajare por unos sándwich—me dijo escabulléndose por las escaleras
—Brendon acabas de comer
—lo sé pero por las noches me da hambre… además tengo que avisar donde pasare la noche
Era tan infantil, tan inocente, tenía cara de niño inmaduro, como me gustaría tener el mismo maldito semblante.
Lo vi bajar y me dispuse a acomodar las cosas pero no pude evitar echar un vistazo a mi casa, que desafortunadamente, se podía mirar desde ahí.
Vi a mi padre sentado en la escalinata del porche bebiendo.
—Genial—masculle, el me había prometido dejarlo pero parece que no importaba mucho el hecho de hacerle una promesa a su tonto hijo.
Tome una libreta que estaba cerca, un lápiz y cerré los ojos dejando que mis recuerdos junto con mi imaginación fluyeran.
—Ahí es cuando tartamudeas algo profundo para apoyarte en la línea. Y con la forma en la que has estado hablando cada palabra te acerca un paso más al infierno… ¿Un pesimista? No, solo es que no lo puedo remediar….
— ¿todo bien? —pregunto Bren
—si, ¿vamos a dormir?
—Claro pero pásame la lámpara—me voltee para estirársela—Ryan… ¿Qué te paso en la espalda? —me gire inmediatamente, baje la camisola de un tirón.
—Nada—conteste cubriéndome el torso, pasándole la lamparilla, él la puso distraídamente sobre un mueble y me miro fijamente, él podía ignorar muchas cosas pero eso no lo haría.
—pensé que había entrado en rehabilitación
—Lo hizo…. —levanto el blusón
— ¿Cómo te hizo esto? —paso sus dedos por mi espalda mientras yo me contraía por el dolor
—trate de quitarle la botella, de hecho es mi culpa, fue un estupidez intentarlo… la cosa es que lo único que quería era apartarme de él y…—suspire—caí sobre la mesa de centro…
— ¿y te golpeo? —dijo enfadado. Me hinque de hombros a respuesta—que oportuno usar una camisa negra y mojarse ¿no? Así nadie notaria la sangre que seguramente te salía de la herida
—No me duele mucho—comente distraídamente mirando las letras de alguna futura melodía
—te curare la espalda, por aquí he de tener un botiquín—sonreí, me gustaba estar con Brendon porque él no me compadecía, supongo que pensaba que si necesitaba contárselo ahí estaría pero si no quería él no me forzaría.
Se acerco a mí con alcohol, jarabe de genciana, gazas y vendas.
—cree una canción
— ¿de verdad? ¿Me dejarías escucharla?
—claro, aun no le pongo nombre y le faltan arreglos pero claro…
—perfecto, así te mantendrás distraído porque si no te dolía te dolerá—me echo un poco de jarabe de genciana en la espalda, gemí pero me concentre, empecé a canturrear…
— Problema: La hospedería es un escape relajante de fin de semana, donde tú eres un corte encima de cada uno de los enfermos y tristes pacientes.
Donde tú eres el primer nombre en las bases de todos los mejores médicos residentes.
El aire corría a gran velocidad golpeando mi rostro, sacudiendo mi cabello, llenándome de ligeras gotas que enfriaban mi cara.
Me detuve en la casa de un compañero de clase y toque varias veces el timbre completamente desesperado.
Una mujer alta, delgada, con el cabello castaño y potencialmente hermosa me abrió, en cuanto vio mi expresión se aterrorizo.
— ¡Brendon! —Grito mientras tomaba mi mano introduciéndome a la casa—siéntate—me ofreció pero estaba suficientemente empapado como para hacer la osadía de arruinar un sillón carísimo. Negué con la cabeza, observe que muchas veces en esos minutos considero preguntarme si estaba bien pero no se atrevía, parecía que mi aspecto era totalmente malo como para permitirse dañar más mi minúsculo control.
—Ahora que quieres Kara…—se quedo callado al verme— ¿Ryan?
Alce una mano, quería sonreír pero sabia que eso seria forzarme demasiado, un lujo que no podía darme.
— ¿estás bien?
Negué con la cabeza tratando de calmar el incesante dolor que me aquejaba la mitad de la espalda y el temblor de manos.
— ¿chico que tienes? —pregunto asustado
—No… no puedo… estar en casa—hice una pausa, no quería meterlo demasiado en mis problemas, confiaba en él pero no llevaba mas de medio año de conocerlo, le eche un vistazo a la ventana— ¿crees que me pueda dormir hoy ahí?
—Por supuesto que no—contesto inmediatamente, suspire, lo entendía perfectamente, no tenia porque albergar a un desamparado en su casa del árbol— ¿Por qué no mejor te quedas en mi recamara?
—Gracias pero no… prefiero estar en un lugar donde no haya tanta gente—el lo entendió rápidamente, sus cuatro hermanos y sus padres no eran precisamente la casa con menos integrantes
—bueno… supongo que puedes pero con unas condiciones
Lo mire expectante, no estaba en condiciones para prometer algo pero estaba suficientemente desesperado por pasar la noche en algún lugar que no fuera mi hogar.
Asentí.
—te darás un baño, te cambiaras de ropa, me ayudaras con algunas cosas para llevarlas a la casa y me quedare contigo
Lo considere, la propuesta no sonaba mal.
— ¿algo más?
— ¡ah, si! Tendrás que comer algo—sonreí
—gracias
—no agradezcas—tomo mi brazo—vamos te llevare a que te duches
Deje que Brendon me dirigiera por su casa, en cuanto entre a la regadera no pude aguantarme y deje que algunas lágrimas se resbalaran de mis mejillas, odiaba llorar, odiaba demostrarles a las personas que era débil, odiaba que la gente quisiera consolarme así que la soledad era perfecta en esos casos… en realidad en muchos casos.
Termine de bañarme, me puse el pijama de alguno de los hermanos de Bren que bailaba en mi triste y delgada complexión y me senté junto a la puerta del baño recargando mi cabeza en la pared, trataba de relajarme pero no podía y por lo tanto me negaba rotundamente a salir.
— ¿Ryan? —pregunto Urie del otro lado de la puerta. No conteste, no estaba en posición de actuar.
Unos segundos después la puerta se abrió, se agacho a mi lado.
—es hora de comer—dijo ignorando mi estado, alce la mirada y le sonreí…
Tras cenar subí a la casa de madera que era lo suficientemente grande para que cupieran tres vacas, coloque las cobijas sobre una caja y observe el hule espuma en el que dormiríamos, ahí cabríamos los dos sin problemas.
—Bajare por unos sándwich—me dijo escabulléndose por las escaleras
—Brendon acabas de comer
—lo sé pero por las noches me da hambre… además tengo que avisar donde pasare la noche
Era tan infantil, tan inocente, tenía cara de niño inmaduro, como me gustaría tener el mismo maldito semblante.
Lo vi bajar y me dispuse a acomodar las cosas pero no pude evitar echar un vistazo a mi casa, que desafortunadamente, se podía mirar desde ahí.
Vi a mi padre sentado en la escalinata del porche bebiendo.
—Genial—masculle, el me había prometido dejarlo pero parece que no importaba mucho el hecho de hacerle una promesa a su tonto hijo.
Tome una libreta que estaba cerca, un lápiz y cerré los ojos dejando que mis recuerdos junto con mi imaginación fluyeran.
—Ahí es cuando tartamudeas algo profundo para apoyarte en la línea. Y con la forma en la que has estado hablando cada palabra te acerca un paso más al infierno… ¿Un pesimista? No, solo es que no lo puedo remediar….
— ¿todo bien? —pregunto Bren
—si, ¿vamos a dormir?
—Claro pero pásame la lámpara—me voltee para estirársela—Ryan… ¿Qué te paso en la espalda? —me gire inmediatamente, baje la camisola de un tirón.
—Nada—conteste cubriéndome el torso, pasándole la lamparilla, él la puso distraídamente sobre un mueble y me miro fijamente, él podía ignorar muchas cosas pero eso no lo haría.
—pensé que había entrado en rehabilitación
—Lo hizo…. —levanto el blusón
— ¿Cómo te hizo esto? —paso sus dedos por mi espalda mientras yo me contraía por el dolor
—trate de quitarle la botella, de hecho es mi culpa, fue un estupidez intentarlo… la cosa es que lo único que quería era apartarme de él y…—suspire—caí sobre la mesa de centro…
— ¿y te golpeo? —dijo enfadado. Me hinque de hombros a respuesta—que oportuno usar una camisa negra y mojarse ¿no? Así nadie notaria la sangre que seguramente te salía de la herida
—No me duele mucho—comente distraídamente mirando las letras de alguna futura melodía
—te curare la espalda, por aquí he de tener un botiquín—sonreí, me gustaba estar con Brendon porque él no me compadecía, supongo que pensaba que si necesitaba contárselo ahí estaría pero si no quería él no me forzaría.
Se acerco a mí con alcohol, jarabe de genciana, gazas y vendas.
—cree una canción
— ¿de verdad? ¿Me dejarías escucharla?
—claro, aun no le pongo nombre y le faltan arreglos pero claro…
—perfecto, así te mantendrás distraído porque si no te dolía te dolerá—me echo un poco de jarabe de genciana en la espalda, gemí pero me concentre, empecé a canturrear…
— Problema: La hospedería es un escape relajante de fin de semana, donde tú eres un corte encima de cada uno de los enfermos y tristes pacientes.
Donde tú eres el primer nombre en las bases de todos los mejores médicos residentes.
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—Hey—hablo Brendon mientras pasaba su mano frente a mis ojos— ¿todo bien?
—Gracias—dije y luego me gire para abrazarlo muy fuerte, recargue mi cabeza en su hombro y así lo deje unos momentos, Bren se quedo con los brazos en el aire pero después me regreso el gesto—de verdad, gracias, por todo…
—claro—contesto sin tener una mínima idea de lo que pasaba
—Bren… ¿me acompañarías a visitar a mi padre?
Me separo de él mirándome sorprendido, tratando de averiguar si un tornillo se me había zafado.
—pensé que el motivo de no ir a tu casa era ignorar tus recuerdos
—era no estar solo—corregí—realmente lo extraño y arreglamos nuestros problemas antes de que falleciera
—si, lo sé pero…
—lo arreglamos Bren, tu viste el rostro que puse el día que cumplió medio año en rehabilitación, además, si yo no le llevo flores ¿Quién lo hará?
—bien…. de una u otra manera no estas solo
—Gracias—volví a repetir mientras lo abrazaba
—De nada—hizo una pausa—al fin, para eso son los amigos
—Bren de verdad que te quiero
—oh, no te pongas sentimental—dijo con tono burlón
—Vale, quizás otro día—dije sonriendo, el suspiro con desdén
—Si, quizás—metió las manos en sus bolsillos mientras agachaba la mirada—te espero abajo…
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