martes, 30 de marzo de 2010

"Travel to the moon" 18/36

Autor: Abril
Clasificación: General (lease bajo su propio riesgo [N/A])
Género: Drama, Romance.






"Travel to the moon"
Capitulo 18


Era una de esas tardes flojas con un sol rojo e inflado.
Tenía el calor corporal suficiente como para asar uno o dos pollos aunque en realidad el clima estaba sumamente tranquilo y yo era el único que sentía aquel calor.
Mire el cielo mas con desdén que placer y ella noto que una visita duradera, cómoda y tranquila se había tornado repentinamente en una incomoda y perezosa a partir de la llegada de su esposo.
Sabia que existía, dudo que alguna vez lo halla olvidado, lo había visto una o dos veces pero aun era increíble que detestara al hombre que la hacia feliz, porque ciertamente eso era lo que hacia, y el caso es que era sumamente agradable… no era muy grato para mi descubrir que mi madre nos había dejado por algo mucho mejor.
— ¿y como va la banda?
—ah… supongo que bien…
Omitió mi falta de interés por seguir la platica y tras mojarse los labios continuó.
—tu madre me dijo que recién te hiciste de una casa
— ¿hacerme? —Hice una mueca—Eso suena a que alguien me la ha obsequiado—el sonrió
—cierto chico, discúlpame, eso es algo que tu solo haz ganado—le echo una ojeada a su hija que posaba unas piernas flojas sobre el respaldo de la silla de su hermano—ojala hubiera mas personas como tu
—no señor, ojala y no hubiera ni uno igual a mi, porque eso, obviamente, significaría que su vida haya forjado ese resultado…
El señor borro su sonrisa y mi madre me dirigió una de esas miradas asesinas que tanto habían faltado estos últimos días, mi “hermanastra” me miro vacilante y luego regreso la mirada a su celular como queriéndose borrar del mapa.
Yo sonreí, si les era muy difícil escuchar eso pues lo lamentaba, porque eso no estaba olvidado y aunque estuviera aventado en uno de los rincones mas alejados de mis pensamientos, ahí estaba.
Fortuna para ellos que mi celular comenzó a sonar, vi el remitente y ensanchando mi sonrisa conteste.
— ¡ah! ¡Te amo, juro que lo hago!
— ¿Por qué?
—luego te cuento
— ¿Cómo te ha ido? —mire hacia la mirada de disculpa de mi madre a su esposo
—lo mío es secundario, dime ¿Cómo esta tu abuelo?
—imagino que al fin muy feliz
— ¿co…?
— ¿Cuándo regresas? —interrumpió
—mmm… con el mínimo pretexto
—Te tengo uno muy bueno—dijo con voz picara
—entonces, llego en media hora
— ¡No…!
No supe como termino su oración ya que me encaminaba de regreso a la familia de mi madre.
—disculpen, me tengo que retirar
—si es por tu comentario…
—oh, no, es urgente, el familiar de un amigo falleció
—lo siento
—oh, esta bien
—Bueno chico, un gusto verte—por compromiso hubiera estado bien decir “igualmente” pero no pude…
—espero visitarlos pronto-Aquí, fue una de esas mentiras piadosas. Yo no regresaría y ellos lo sabían pero nadie necesitaba decirlo así que sin olvidar que dejaba una maleta llena de ropa salí disparado al hospital más cercano de las montañas, en el otro lado de la ciudad…

De haberme molestado en escucharle no me hubiera llevado la decepción de manejar tan lejos y no encontrarlo, aunque mientras me mentalizaba palabras de apoyo conducía hacia la casa de sus padres.
Cierto que nunca había sido fanático de las multitudes y estar en un funeral donde estaría toda la familia de Brendon me retorcía el estomago pero empezaba a acostumbrarme, forzadamente, pero al fin y al cabo a acostumbrarme.
Llegue a su casa, su madre me recibió con ojos rojos e hinchados.
—hijo, gracias por acompañarnos
—es un placer ¿y Bren?
— ¿no esta contigo?
—No, pensé que estaba aquí—ella negó con la cabeza y soltó un fuerte berrido
—Peleamos—me dijo soltando más lagrimas—lo sé todo Ryan… lo sé…
Puse los ojos como plato, tratando de asimilar la información, ella me miro con una sonrisa extremadamente forzada.
—bueno… no se preocupe, yo iré a buscarlo
—no lo traigas si no quiere, pero cuídalo, se que tú lo haces demasiado bien
Omití lo obvio de sus palabras y asentí antes de salir corriendo de regreso a mi carro.
La valentía que sentía de acompañarlo de pronto se me había esfumado, mire por la ventanilla y me di cuenta que no sabia casi nada de Bren. No sabia si dejarlo solo para darle su espacio, ni en donde buscarlo, no sabía ni que diría, no tenia ni idea de cómo actuaria…
A la hora y media después avente mis manos contra el volante.
Estaba enfrente de un parquecillo y mientras veía niños corriendo todo se me aclaro. Como si fuera obvio, como si siempre hubiera estado frente mis narices y, es que al fin y al cabo, lo había estado.
Pise el acelerador y me moví tan rápido al otro costado de la ciudad en 10 minutos que me extraño que ninguna patrulla haya hecho acto de presencia, sin embargo, estaba bastante agradecido con ello, baje.
Tan idiota y despistado por mi metida de pata que no había notado que iba de un sutil color marrón, lo correcto era llegar vestido de negro pero había sido tan obstinado que quería huir del hombre que resultaba demasiado encantador, incluso para estar con mi madre.
Ignore el hecho de mi guardarropa y lo mire sentado contra uno de los pocos columpios destartalados que adornaban el parquecillo.
El sol le daba en el rostro, se mecía lento, casi con apatía, y miraba una casita del otro lado de la calle.
Ese parque era uno de los más descuidados y sencillos que había en Nevada pero había algo extrañamente inusual que hacia que ese triste merendero otorgara tranquilidad.
Me senté frente a él y observe su rostro, me imaginaba uno al punto del colapso pero no, solo se hallaba tranquilo y sonriente.
—deprimente ¿no es así?
—no, de hecho, bonito
Se quedo callado mirando con contemplación una de nuestras manos unidas y sonrió ligeramente.
— ¿sabes que estaba haciendo mientras mi abuelo moría? —Negué rápidamente tratando de poner el rostro menos inexpresivo que podía—peleaba con mamá…
Suspire y lo mire a los ojos.
—no sé como se entero… yo no le dije nada… pensé que aparte de Jon y Spencer nadie mas sabía…
—nadie más lo sabe—le dije y el hizo una mueca
—entonces, supongo que somos demasiados obvios…
—Eso ha de ser—le dije con una sonrisa—pero ¿tiene algo de malo?
—bueno… no, no mientras te ame—sonreí
—Corrección, no mientras nos amemos—y le apreté ligeramente la mano, el sonrió
— ¿te quedaras conmigo?
—“Hasta que ya no me quieras a tu lado” —recite y le tome una mano mientras ambos contemplábamos el atardecer que estaba por aparecer…

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