martes, 30 de marzo de 2010

"Travel to the moon" 18/36

Autor: Abril
Clasificación: General (lease bajo su propio riesgo [N/A])
Género: Drama, Romance.






"Travel to the moon"
Capitulo 18


Era una de esas tardes flojas con un sol rojo e inflado.
Tenía el calor corporal suficiente como para asar uno o dos pollos aunque en realidad el clima estaba sumamente tranquilo y yo era el único que sentía aquel calor.
Mire el cielo mas con desdén que placer y ella noto que una visita duradera, cómoda y tranquila se había tornado repentinamente en una incomoda y perezosa a partir de la llegada de su esposo.
Sabia que existía, dudo que alguna vez lo halla olvidado, lo había visto una o dos veces pero aun era increíble que detestara al hombre que la hacia feliz, porque ciertamente eso era lo que hacia, y el caso es que era sumamente agradable… no era muy grato para mi descubrir que mi madre nos había dejado por algo mucho mejor.
— ¿y como va la banda?
—ah… supongo que bien…
Omitió mi falta de interés por seguir la platica y tras mojarse los labios continuó.
—tu madre me dijo que recién te hiciste de una casa
— ¿hacerme? —Hice una mueca—Eso suena a que alguien me la ha obsequiado—el sonrió
—cierto chico, discúlpame, eso es algo que tu solo haz ganado—le echo una ojeada a su hija que posaba unas piernas flojas sobre el respaldo de la silla de su hermano—ojala hubiera mas personas como tu
—no señor, ojala y no hubiera ni uno igual a mi, porque eso, obviamente, significaría que su vida haya forjado ese resultado…
El señor borro su sonrisa y mi madre me dirigió una de esas miradas asesinas que tanto habían faltado estos últimos días, mi “hermanastra” me miro vacilante y luego regreso la mirada a su celular como queriéndose borrar del mapa.
Yo sonreí, si les era muy difícil escuchar eso pues lo lamentaba, porque eso no estaba olvidado y aunque estuviera aventado en uno de los rincones mas alejados de mis pensamientos, ahí estaba.
Fortuna para ellos que mi celular comenzó a sonar, vi el remitente y ensanchando mi sonrisa conteste.
— ¡ah! ¡Te amo, juro que lo hago!
— ¿Por qué?
—luego te cuento
— ¿Cómo te ha ido? —mire hacia la mirada de disculpa de mi madre a su esposo
—lo mío es secundario, dime ¿Cómo esta tu abuelo?
—imagino que al fin muy feliz
— ¿co…?
— ¿Cuándo regresas? —interrumpió
—mmm… con el mínimo pretexto
—Te tengo uno muy bueno—dijo con voz picara
—entonces, llego en media hora
— ¡No…!
No supe como termino su oración ya que me encaminaba de regreso a la familia de mi madre.
—disculpen, me tengo que retirar
—si es por tu comentario…
—oh, no, es urgente, el familiar de un amigo falleció
—lo siento
—oh, esta bien
—Bueno chico, un gusto verte—por compromiso hubiera estado bien decir “igualmente” pero no pude…
—espero visitarlos pronto-Aquí, fue una de esas mentiras piadosas. Yo no regresaría y ellos lo sabían pero nadie necesitaba decirlo así que sin olvidar que dejaba una maleta llena de ropa salí disparado al hospital más cercano de las montañas, en el otro lado de la ciudad…

De haberme molestado en escucharle no me hubiera llevado la decepción de manejar tan lejos y no encontrarlo, aunque mientras me mentalizaba palabras de apoyo conducía hacia la casa de sus padres.
Cierto que nunca había sido fanático de las multitudes y estar en un funeral donde estaría toda la familia de Brendon me retorcía el estomago pero empezaba a acostumbrarme, forzadamente, pero al fin y al cabo a acostumbrarme.
Llegue a su casa, su madre me recibió con ojos rojos e hinchados.
—hijo, gracias por acompañarnos
—es un placer ¿y Bren?
— ¿no esta contigo?
—No, pensé que estaba aquí—ella negó con la cabeza y soltó un fuerte berrido
—Peleamos—me dijo soltando más lagrimas—lo sé todo Ryan… lo sé…
Puse los ojos como plato, tratando de asimilar la información, ella me miro con una sonrisa extremadamente forzada.
—bueno… no se preocupe, yo iré a buscarlo
—no lo traigas si no quiere, pero cuídalo, se que tú lo haces demasiado bien
Omití lo obvio de sus palabras y asentí antes de salir corriendo de regreso a mi carro.
La valentía que sentía de acompañarlo de pronto se me había esfumado, mire por la ventanilla y me di cuenta que no sabia casi nada de Bren. No sabia si dejarlo solo para darle su espacio, ni en donde buscarlo, no sabía ni que diría, no tenia ni idea de cómo actuaria…
A la hora y media después avente mis manos contra el volante.
Estaba enfrente de un parquecillo y mientras veía niños corriendo todo se me aclaro. Como si fuera obvio, como si siempre hubiera estado frente mis narices y, es que al fin y al cabo, lo había estado.
Pise el acelerador y me moví tan rápido al otro costado de la ciudad en 10 minutos que me extraño que ninguna patrulla haya hecho acto de presencia, sin embargo, estaba bastante agradecido con ello, baje.
Tan idiota y despistado por mi metida de pata que no había notado que iba de un sutil color marrón, lo correcto era llegar vestido de negro pero había sido tan obstinado que quería huir del hombre que resultaba demasiado encantador, incluso para estar con mi madre.
Ignore el hecho de mi guardarropa y lo mire sentado contra uno de los pocos columpios destartalados que adornaban el parquecillo.
El sol le daba en el rostro, se mecía lento, casi con apatía, y miraba una casita del otro lado de la calle.
Ese parque era uno de los más descuidados y sencillos que había en Nevada pero había algo extrañamente inusual que hacia que ese triste merendero otorgara tranquilidad.
Me senté frente a él y observe su rostro, me imaginaba uno al punto del colapso pero no, solo se hallaba tranquilo y sonriente.
—deprimente ¿no es así?
—no, de hecho, bonito
Se quedo callado mirando con contemplación una de nuestras manos unidas y sonrió ligeramente.
— ¿sabes que estaba haciendo mientras mi abuelo moría? —Negué rápidamente tratando de poner el rostro menos inexpresivo que podía—peleaba con mamá…
Suspire y lo mire a los ojos.
—no sé como se entero… yo no le dije nada… pensé que aparte de Jon y Spencer nadie mas sabía…
—nadie más lo sabe—le dije y el hizo una mueca
—entonces, supongo que somos demasiados obvios…
—Eso ha de ser—le dije con una sonrisa—pero ¿tiene algo de malo?
—bueno… no, no mientras te ame—sonreí
—Corrección, no mientras nos amemos—y le apreté ligeramente la mano, el sonrió
— ¿te quedaras conmigo?
—“Hasta que ya no me quieras a tu lado” —recite y le tome una mano mientras ambos contemplábamos el atardecer que estaba por aparecer…

"Travel to the moon" 17/36

Autor: Abril
Clasificación: General (lease bajo su propio riesgo [N/A])
Género: Drama, Romance.




"Travel to the moon"
Capitulo 17


A la mañana siguiente desperté, por una obvia razón, mas feliz de lo que en meses había estado.
La felicidad combinada con euforia recorría todo mi cuerpo, vi a Brendon tendido a mi lado y eso solo aumento mi emoción.
Me levante de un brinco para vestirme y posteriormente salí tomando la guitarra que estaba recargada y abandonada al lado de la puerta.
Vistiéndome en el camino note que la ropa me quedaba demasiado floja para ser mía y salí al cómodo columpio que se encontraba en el corredor de la entrada de la casa.
Sentándome sobre la madera y meciéndome lentamente hacia delante y hacia atrás tenia esa vieja guitarra en el regazo.
Vi el iluminado cielo, la claridad del día, pareciera que el mundo me sonreía, así me sentía, y sonreí sin poder impedirlo.
Era bueno estar feliz, era bueno contemplar el vecindario.
Lleve mis manos a las cuerdas y cerré los ojos, estaba tan eufórico que dilate un rato en concentrarme, en concentrar ese sentimiento correctamente, estaba dejando que mis manos se movieran solas (como la noche anterior) para producir un agradable sonido.
No necesitaba ver mis manos para saber lo que hacia, estaba dejándome llevar y mi boca se abrió empezando a canturrear…
Las cosas están formando a ser bastante raras. Muertes pequeñas en camas musicales. Así que parece que yo soy alguien que nunca se he encontrado…
Mi estúpida sonrisa resplandeció, seguí moviendo mis manos, el tono que estaba tomando esa canción improvisada me agradaba, era un estilo menos fatalista y deprimente al anterior, un gran cambio, un gran contraste, una inmensa felicidad… antes de estancarme en eso sentí que las ideas empezaban a amontonarse…
Las cosas han cambiado para mí, y eso esta bien. Yo me siento el mismo, yo estoy de camino, y yo digo. Yo quiero ir donde todos vamos, yo quiero ir donde todos nos sintamos el mismo…
Mis manos estaban temblorosas de la emoción y quería brincar, sonriendo por una aparente pero vergonzosa situación.
Me sentía sumamente estúpido pero no me interesaba. Estaba feliz y por ende todo lo demás valía un gran rábano.
Brendon me echo una lenta y minuciosa ojeada pero termino por ignorarlo.
Se sentó a mi lado escuchando con contemplación la canción que estaba ideando, sonrió con un marcado colorete en las mejillas, cuando termine me miro fijamente.
—espero no haber tenido nada que ver en tan enérgica y asombrosa melodía
— ¿estas bromeando? ¿Tu? Nah, por supuesto que no, dime ¿Qué tendrías que haber hecho tan bien como para ofrecerte esta canción?
El rubor de sus mejillas aumento cuando termine con mi sarcástico comentario y aunque apreté mis labios con fuerza no pude evitar echarme a reír.
— ¡cállate! —me ordeno rojo de vergüenza.
Disminuí un poco mis risas y puse una de mis huesudas manos en su suave rostro para darle un gratificante beso que duro más de lo usual y que provoco que al separarme viera un rostro iluminado por una bellísima sonrisa.
— ¿Qué haremos hoy? —pregunte regresando mis manos al instrumento, tocando varias notas cualquiera.
Bren puso los ojos en blanco y se quedo callado. Lo mire dudando que la dirección de su mirada tuviera alguna concreta, pareciese como si de pronto se hubiera quedado absorto en un trance.
—Hey ¿Estás…?
Levanto una mano en señal de que me callara y como no entendía lo que ocurría lo obedecí, detuve mis manos por un instante y entonces Bren abrió la boca.
—Espera… no pares…—lo mire, ¿recordando la noche anterior? Apreté los labios para no reírme—repite lo que tocaste
Con más dificultad de la debida conteste.
—no sé lo que toque, solo lo hice a la ligera
Sin regresarme la mirada asintió condescendientemente así que decidí dejarlo un rato con sus locuras, volví al ruedero impreciso de la guitarra y de pronto él sonrió. Eso era enfermizo, quizás estuviera zafado de un clavo y hubiera perdido la chaveta, miro el cielo…
Cuando el sol encontró a la luna, ella estaba bebiendo té en un jardín, bajo los paraguas verdes de los arboles, en medio del verano…
Lo mire, ahora sabia perfectamente el porque de su transe. Seguí aventando notas al azar mientras Bren buscaba mentalmente idear estrofas que tuvieran congruencia con las demás. Me miro con la misma sonrisa y regresándole el gesto se me ocurrió lo que seguiría…
En medio verano todos eran dorados en el cielo así que él dijo, "¿estaría bien si nosotros nos sentamos y hablamos por un rato mientras si a cambio de su tiempo, yo le doy esta sonrisa?”
así que ella dijo, "eso esta bien con tal de que usted pueda hacer una promesa de no romper mi pequeño corazón”
Bueno, él simplemente estaba esperando, entonces él se enamoró. El no supo cómo pero el no pudo sacarla.
Di el último acorde y sonreímos. Era un fuerte lazo donde mi retorcida mente cuadraba perfectamente con la suya, (no mas sana pero si mas limpia).
Me beso y luego acaricio con una mano floja su estomago desnudo.
— ¿sabes? Componer siempre me abre el apetito
—Bren, a ti todo te da hambre pero te lo otorgo, te invito a desayunar
Asintió demasiado efusivo mientras me tomaba de una mano y me dirigía a la casa, la guitarra cayo con un sonido hueco en el columpio y sin más lo seguí.
—por cierto, le prometí a Pete que iríamos hoy a su club ¿te parece la idea?
—claro, estoy tan feliz que podría dar clases de educación a alcohólicos
Brendon rompió a carcajadas.
—no es tan malo ir de vez en cuando a divertirse
—no, claro que no pero tampoco es malo tener mas personas con modales
—Eres un antisocial—me dijo con ese tono y con esa sonrisa que me hacían no querer llevarle la contraria
—bien—concedí—lo soy
—Lo sé, pero es lo bueno de ti—lo mire confuso—si, así no tengo nada de que preocuparme
— ¿preocuparte?
—si, de nadie, porque te la pasas enclaustrado en tu casa
Puse los ojos en blanco y antes de quererme defender, me tiro a la cama…

lunes, 29 de marzo de 2010

"Nuestra aflicción"

Autor: Montzeh
Blog: http://snakesandpills.blogspot.com
Clasificación: General
Género: Songfic, drama.

Ryan Ross, Brendon Urie, Spencer Smith y Jon Walker pertenecen a ellos mismos, a sus padres, y tal vez a algunos mencionados anteriormente (?). Canción “Nuestra Aflicción” pertenece a Panda.



Nuestra Aflicción



¿Cuánto, cuanto se necesita para ya resolver,
Destruir este dilema que me tortura en las noches,
no me deja soñar, amplifica mis temores, simple o cabal?



Un gramo más, una inhalación más, una línea más, un poco más. Solo un poquito, para no desfallecer.

La falta de aire le hizo reaccionar. Despertó con el cuerpo bañado en sudor y la respiración agitada, otra vez había sufrido una pesadilla. Parecía que estas no acabarían nunca.
Su cuerpo se sentía pesado, se sentía de 200 kilos en lugar de esos escasos 57 kilos. Su garganta le raspaba y tenía la nariz roja. No tenía mucha conciencia de lo que sucedía de hace días. Solo recuerda que hace dos semanas le comunicaron al mundo sobre lo que posiblemente era uno de los mayores errores de su vida. Recuerda lo terrible que fue escribir aquella pequeña nota en internet, la noticia del final de Panic! At the Disco como cuarteto. Sus ojos le ardían un poco, la luz no se filtraba a través de las espesas cortinas de un color tinto, la cabeza le dolía a más no poder. “Resaca” le recordó una vocecilla dentro de su cabeza. Se levantó lentamente de la cama, dejando a lucir su delgado cuerpo, que ahora solo vestía unos bóxers, su cabello había crecido, unos rizos se formaban al final de cada mechón. Sus ojos color avellana poco a poco enfocaron el desastre de su habitación, ropa tirada aquí y allá, platos desechables de comida, unos vasos, discos, zapatos, guitarras y un par de botes de quien sabe que. Salió de su habitación, la luz que entraba por las ventanas le encandiló, había olvidado que aquí no hay cortinas oscuras que le protejan de la luz, se percató de que todo estaba limpio. ¿Cómo se limpio? ¿Qué hora era? Miles de preguntas asaltaron su mente, estaba muy confundido. Ignoró el asalto mental y mejor regreso a su habitación, tomó el único par de pantalones limpios que tenia, y otros bóxers; entrando al baño se despojó de su única prenda, se miró en el espejo. Tenía los ojos adornados con unas ojeras bastante notorias, su nariz le ardía y la traía roja, abrió el espejo, que atrás tenía un botiquín y tomó una aspirina. Abrió la llave de la regadera, dejando que el agua fría lo cubriera, que cada fina gota lo empapara, la sensación en su espalda, esos escalofríos, eran exquisitamente placenteros, y a la vez, terribles. Cerró sus ojos y dejo que le invadiera la sensación. Ya no quería pensar en nada más.

Encerré y acabe con mis sueños y la llave arroje
¿Para que los necesito? solo me causan angustia me hace
Falta un plan, me hace falta astucia y paz mental



El cereal de avena, tan insípido como siempre, le parecía un manjar esta mañana, no había comido en días, se había encerrado en su pequeño estudio a tocar el piano una, y otra, y otra vez, y lo único que había ingerido su estomago era agua y aspirinas. Sus cabellos cafés oscuros y despeinados le estorbaron un poco la vista, con un simple movimiento de cabeza se acomodaron hacia un lado. Le dolían sus dedos, no sabe cuánto tiempo estuvo metido en el piano, y cuanto más en la guitarra y con otro par de instrumentos. Las miro y se percató que estaban rojas, y un par de dedos tenían manchas de sangre seca y unas ligeras cortadas. Un sonido familiar lo sacó de sus pensamientos, tomo su celular que vibraba junto al plato, la batería ya estaba terminándose. Dejo su plato a medias y fue a conectar el celular. Tres golpes a la puerta le provocaron dar un respingo, fulmino la puerta con la mirada y con pereza fue a abrir, lo primero que vio fue un sonriente chico de cabello castaño, largo y una ligera barba de dos días, ignoro esto, se dio la vuelta y regresó a la cocina
—Si Brendon, también es encantador verte —Declaró el chico cerrando la puerta y siguiéndolo
—Hola Jon, disculpa, es que estaba desayunando
—¿A las 3 de la tarde? —Jon se sentó enfrente de él, separándolos la repisa central que usaban como mesa —Te vez muy pálido —Dijo mientras veía a brendon detenidamente —Brendon, ¿Todo anda bien? No te vez muy saludable
—Todo perfecto —sonrió falsamente -¿Qué tendría que ir mal? —La ira lo empezó a invadir –El hecho que hace apenas un mes termine con el amor de mi vida no es razón para sentirme mal —dijo cínicamente
—Vamos, no todo está perdido contigo y Ryan
—¿No? Jon, no le puedo rogar que vuelva, fui yo el que termino con todo eso…
—Pues tienen que arreglar eso, porque en poquito más de 5 semanas es el cumpleaños de Ryan, y quedamos que haríamos dar a entender que todo está bien entre nosotros. Cosa que es asi, hace tiempo que ya no nos llevábamos tan bien… a excepción de ti y de Ryan.
—Claro, para ti no fue difícil esto
—Hey, ¿tú crees que no me dolió dejar la banda? Simplemente ya no funcionábamos los cuatro juntos, y si, me pelee con Spencer en el momento, pero arreglamos todo, no tiene caso negar quelas cosas tenían más de un año mal entre nosotros cuatro. No por dejar de ser una banda tendríamos que dejar de ser amigos. —Jon jamás uso la palabra de pareja cuando se refería a él y Spencer, prefería hablar en general de los cuatro — Sabes que esta mejor asi el asunto, si queremos seguir viviendo de esto, tenía que ser así. —Brendon se levanto a lavar su plato, Jon lo siguió con la mirada, y fue cuando se percató de sus manos —¿Qué te sucedió?
—¿De que hablas? —Fue ahí cuando Brendon vio sus manos y las oculto en los bolsillos de su hoodie. –Solo estuve practicando un buen rato
—¿Cuánto es un buen rato? ¿Un par de semanas o que? —Se levantó y le saco las manos del hoodie —Brendon esto no está bien, incluso te sangraron
—Estoy bien —Bren retiro las manos bruscamente. Jon solo suspiró.
—Ustedes dos deben arreglar esto, les está haciendo daño. Bren… ¿Qué sucedió ese día que los dos están tan mal? —Jon le lanzó una mirada que daba a entender que no se iría hasta que le dijera. Brendon soltó el aire y se quedo callado un momento. Era momento de contarles lo que sucedió.

“—Lo mejor será irnos nosotros por nuestro lado —Dijo Ryan
—Ya no podemos componer sin discutir los cuatro —completó Jon —Por eso tomamos esa decisión, creo que es lo mejor. Entiendan que no queremos dejar de ser lo que somos, como amigos y eso… solo creemos que como banda ya no funcionamos. —Brendon y Spencer los miraban muy serios, Spencer parecía muy tranquilo, al contrario de Brendon.
—¿Algo más que hayan ensayado para decir? —Dijo de pronto
—Brendon… -intentó decir Jon
—Por mi te puedes ir a la mierda —Dijo viendo a Ryan, era claro que solo se lo decía a él —No me sorprende esto, de ti ya lo esperaba, a excepción de la parte donde te llevas arrastrando a alguien
—Bren…
—Suerte en tus proyectos, Ross —Brendon se dio la vuelta furioso —Discúlpenme Jon y Spencer —dijo antes de azotar la puerta”


Entiendo el rechazo del mundo, tu repudio, amor
Pues igual si me conociera tal vez voltearía mi cara
Tal vez sentiría lastima. Dicen que el amor mancha
Y ya me ensucie.



“—¡Brendon escúchame! —Dijo Ryan entrando a la casa tras brendon
—¡No tengo nada que escuchar!
—Por favor entiende, lo hicimos por el bien de la….
—¡Banda! Si ya sé, pero no por nosotros
—¿De que hablas?
—Las cosas no han estado bien entre nosotros tampoco, para que negarlo. Esta solo es una excusa para alejarme de ti
—Brendon, estas paranoico, no fue por eso, ya te dije que simplemente tenemos gustos diferentes es…
—DEJA DE MENTIR —Gritó Brendon sin pensar las cosas —Gracias a ti las cosas están asi, tu maldito ego y forma de ver el mundo provocaron estos pleitos, tantos problemas entre nosotros y con la banda… Mejor vete de aquí
—Brendon… —Ryan intento tomarlo del hombro
—¡QUE TE LARGUES! NO QUIERO A NINGUN MENTIROSO EGOLATRA EN MI CASA —Ryan no dijo más, solo sus ojos se llenaban de lagrimas, tomó una maleta y empezó a meter su ropa, dejando caer las silenciosas y gruesas lagrimas. Brendon se salió sin decir más de la habitación, y seguido, de la casa que compartían.”

El recuerdo lo asaltó de improviso. Salió de la bañera decidido a comenzar un nuevo y mejor día. Tal vez todo estaba perdido con brendon, si, pero no dejaría que su vida se terminara por eso. Se vistió, lo único limpio que tenia aparte de los jeans oscuros que ya vestía, era una playera blanca de cuello v, se la puso junto con un chaleco negro, recordó que todavía no compraba una lavadora para su nueva casa, asi que tomo un gran canasto donde se suponía iba la ropa sucia, y este ahora solo resguardaba un par de calcetines. Empezó a recoger toda la ropa, en el canasto no cabría todo, sería necesario una bolsa grande, y otras más para toda la basura que había en su habitación. Después de una hora, la habitación lucía reluciente, decidido, fue al botiquín y tiro todos los farmacéuticos que sabe que jamás lo uso para malestares, y tiro aquella bolsita de cocaína, a sabiendas que no era toda la droga que tenía. Pero no necesitaría lo demás. Las bolsas con basura las dejo fuera de la casa. Subió la ropa a su camioneta negra y tomó algo de dinero, no sin antes colocarse sus gafas y un sombrero negro. Fue a la lavandería de siempre, por la hora dudaba ver a Brendon, era imposible. O eso creía.
Entró a la gran lavandería, tomo uno de esos carritos para ropa que tenían y fue a su camioneta por toda la ropa, no quería sacarla en las bolsas, tenía un poquito de dignidad. Pasando la ropa se percató de un pequeño detalle. A un carro de distancia, junto a ese Jetta, había un Audi negro, exactamente igual al de Brendon. ¿Debía eso preocuparle? Vamos, no es el único Audi en toda la maldita ciudad, es Los Ángeles, de esos hay puños. Sin pensarlo más entro en la lavandería, pidió dos lavadoras, hecho todo a cada una y se digno a jugar con su iphone mientras se sentaba junto a la ventana, las gafas no se las quitó en ningún momento, así esperaba que nadie lo reconociera. Se quito el gorro un momento y acomodo su largo cabello, a comparación de cómo estaba antes. Miro un segundo a los demás, había una señora lavando y un par de lo que parecían ser, unos universitarios, pero sus ojos se pararon en quien estaba en la otra línea. No podía ser cierto.


Parece, si parece, oh no, no, que lo mucho que ofrezco
No ofrece tanto y por eso, por eso, me afronte y
Dejare de ser una carga. Pues yo ya no aguanto más
Farsas, no lo puedo evitar sentir que muere mi flama
Cuando no estás.



Brendon estaba accionando la lavadora cuando se percató de que alguien lo veía. Miro hacia enfrente, ese chico… no era posible. Era el, estaba seguro. El chico se quito su sombrero y se acomodo su cabello cuando volteó a verlo. Tenía que ser una mala broma, tenía que serlo. Ryan se quitó sus lentes y lo vio lo que parecieron ser horas, se quedaron mirando. Brendon no pudo hacer más que voltearle la cara.

—¡Hey! ¿Qué esos no son Ryan Ross y Brendon Urie? —Dijo una chica a otra
—Estas loca… —Dijo— como podrían ser… —La chica volteó a verlos. Y efectivamente, eran ellos. El par de chicas acudieron a saludarlos y pedirles autógrafo y fotos, las chicas en el centro, brendon en un extremo, y ryan en el otro. Ambos tuvieron que sonreír falsamente ante las fans, responder sus preguntas y delicadamente decirles que los dejaran en paz, las chicas se fueron al cabo de unos minutos, y una vez más, Ryan y Brendon quedaron solo, se miraron un segundo y brendon volteo la cara, fingiendo asco al verlo.
—Podrías por lo menos fingir que nos llevamos bien, para que no sospechen —Sugirió Ryan. Brendon sintió la electricidad recorriéndolo, a pesar de que hace unos minutos lo escucho hablar desde hace semanas, era la primera vez que se dirigía a él, lo cual lo hacía más especial. Algo le dijo internamente a Brendon que contestara bien, nada de lo que hizo fue a propósito, le separación no era su plan maquiavélico o algo por el estilo. Suspiro un momento, lo miró y abrió la boca para decir algo amable
—¿Por qué no mejor pido que me lleven a domicilio mi ropa y me largo para no verte la cara? —Su cerebro había recibido la señal, quería decir algo amable, no eso. Un dolor en el pecho lo atravesó al ver el rostro de Ryan, quien se veía indiferente ante lo que dijo. Se puso los lentes nuevamente y regreso a sentarse a la venta
—Como quieras, no es mi problema —Se limitó a decir mientras una cínica sonrisa se dibujaba en su rostro. Brendon espero 10 minutos más a que su ropa estuviera lista, sin siquiera voltear a ver a Ryan, tomó todo en un canasto rápidamente y se fue a su carro.

Cuando por fin llegó a casa, Ryan dejo salir las gruesas lágrimas. Definitivamente Brendon lo odiaba. No lo forzaría a hablarle frente a la gente para hacer parecer que todo está bien. Las lágrimas no paraban de salir, y el día ya se había ido, ya estaba casi completamente oscuro allá afuera. Corrió a su camioneta, había dicho que ya no lo haría, que ya la dejaría, pero en su plan no contaba con el detalle de poder sentir su corazón destrozarse más de lo que yo estaba. Abrió ese cajón que estaba bajo los asientos, y sonrió tristemente al ver que ahí seguía su botella de vodka y aquella bolsita de polvo blanco.

Y así cierro un ciclo, amor. Necesito un favor, un poco
Más de medicina, pues nunca entendí la manera para
Poder evitar sentir que me rompen las piernas
Cuando no estás.



Brendon no había derramado una sola lágrima. Claro, le destrozo ver la indiferencia en Ryan, claro que lo hizo, pero ya no lloraría más, ya se había gastado demasiado. Salió de su casa, se puso la gorra de su hoodie y comenzó a caminar. Sabe perfectamente a donde iría, ese parque tan familiar para él, ese árbol que desde hace un tiempo lo encontró muy especial, empezando por el hecho de que se ajustaba perfectamente a su espalda, y ahí vivió lindos momentos con… con Ryan. Una gotita cayendo en su nariz lo sacó de sus pensamientos. Miró al cielo y otra gota le cayó junto al ojo. Metió sus manos a los bolsillos y siguió caminando mientras la lluvia arreciaba conforme pasaban los minutos. Unas cuadras después; llegó a ese pequeñito parque, donde ahorita no había nadie, las bancas vacías, la poca gente que había a los alrededores se escondía de la lluvia, corría cubriéndose con su portafolio o con un periódico, lo que fuera. Tranquilamente se fue a sentar a su árbol, las frondosas ramas no alcanzaban a cubrirlo completamente de la lluvia, el aire provocaba que el agua le pegara en el rostro, le dolía su pecho, sentía el mismo dolor que sintió cuando corrió a Ryan de la casa, cuando termino con él. Miró su celular y se puso a ver las pocas fotografías que ahí tenia, unas cuantas con amigos, con Shane, pero había una carpeta bien oculta, que tenía todas sus fotos con Ryan, todas y cada una de ellas. Cuando tuvieron su primera cita oficial, unas del parque de diversiones. Y había dos muy especiales, una era de la primera noche que pasaron juntos, después de tanto amor, besos caricias y lujuria, a Brendon se le ocurrió la loca idea de tomarse una foto, saco su cámara y se tomo una dándole un beso en la mejilla a Ryan, ambos con su cabello mojado por el sudor, con el rostro brilloso, y se alcanzaba a notar que ninguno traía playera, eso era más que obvio. La otra, que era probablemente un poco más especial, era la primera fotografía que se tomo con Ryan, cuando eran solo amigos, estaban fuera de la antigua casa de Ryan, junto al destartalado carro de su padre, ambos con una gran sonrisa en el rostro, se veían muy pequeños, tendrían probablemente unos dieciséis o quince años. Sonrío ante el recuerdo de aquel día, pero pronto amargas lágrimas se asomaron por su rostro, ¿que diablos le sucedía? Había dicho que ya no lloraría más. Pero no podía parar a aquellas lagrimas que se mezclaban con las gotas de la lluvia, las había retenido desde hace tanto, se abrazo las piernas, acercándolas más a su pecho y escondió su cabeza entre sus rodillas, desahogándose, ya lo necesitaba. No tenía conciencia de cuánto tiempo llevaba en esa posición llorando, su espalda ya le dolía demasiado, cuando un ruido estrepitoso, lo asustó y le llamo la atención… sonaba como un choque.

Las drogas ya habían hecho su apropiado efecto junto con aquel vodka que quemaba su garganta, la nariz le ardía. Ahora un peso en su conciencia lo lastimaba, se había prometido ya no volver a consumirla.
Se levanto con dificultad de aquel sillón, y tambaleándose camino hasta la puerta, abrió torpemente y se dirigió a su camioneta, casi se tropieza al subir a ella. De alguna manera u otra, logro conducir establemente, sin hacer alguna tontería o perder el control de la camioneta, que ya era bastante estúpido conducir ebrio y drogado a la vez. Unos 10 minutos después, pasó por aquel parque que le traía demasiados recuerdos, el parque donde compartió tantos momentos con el chico que amaba. Vio que el parque estaba completamente vacío, o eso creía, una luz del alumbrado público, iluminaba ligeramente una silueta recargada en un árbol. El árbol de brendon, pensó. La silueta se le figuro muy familiar, alcanzó a distinguir una hoodie negra con un logotipo en el gorro. ¡Es Brendon! Le dijo su cabeza, sintió que algo no andaba bien, y fue en el segundo en que vio hacia enfrente, cuando el otro automóvil derrapaba directo hacía el.


Me haría feliz que mi cantar te haga sentir muy especial
Que mi cantar te pueda dar placer.



Todo sucedió muy rápido, el golpe fue tan fuerte que la camioneta se volcó, siendo lanzada a unos cinco metros de donde estaba. Mientras el vidrio reventado se había encajado en gran parte sobre ryan, pensó que fue bastante tonto salir de casa, bastante estúpido haber consumido, y todavía más, jamás haberse hecho el hábito del cinturón de seguridad por más que Brendon se lo rogaba. Cuando la camioneta aterrizo llantas hacia arriba en el pavimento, se preguntó si aquel chico fue una simple ilusión para que sucediera esto, si algún día volvería a ver a sus seres queridos, si volvería a sentir una guitarra entre sus manos, pero más importante, si Brendon asistiría a su funeral. Alcanzó a distinguir siluetas acercándose, y el grito de alguien, pero el sonido se fue, y con eso, su conciencia.


Y así juntos Envejecer,
mas no pude hacerte feliz, ya decidí partir.



¿Cómo pudo dejar que el maldito orgullo le ganara? Gracias a su estúpido ego, ahora estaba viviendo una pesadilla, seguía con la idea de que no valía la pena vivir sin él a su lado. ¿Por qué lo dejo? ¿Por qué lo culpo de todo? Si él no tenía la culpa de lo que sucedió. Si, era un ególatra, y a veces mentía, pero era SU ególatra, así lo amaba, con todo detalle, lo amaba sin importa sus defectos, lo amaba de pies a cabeza. Amaba hasta el más mínimo detalle, sus hermosos ojos color almendra, los diez mil cambios de look que se hizo desde que lo conoce, su fina boca rosada, ah esa boca, era su perdición. Ansiaba sentirla, besarla y saborearla. ¿En que momento todo se derrumbo de esa manera? ¿Cuándo fue que todo se perdió? La respuesta no iba a llegar, pero estar sentado en ese lugar lo mataba.


El dolor empezó a sentirse, su pierna derecha le dolía mucho, su espalda y sus brazos también. Intento moverse pero no logró mucho, se sentía cansado, pero ¿dónde estaba? Abrió los ojos con lentitud, una habitación blanca, a excepción de una pared de un color verde olivo. Genial, un hospital. Miró al techo, baldosas blancas. ¿Por qué todos los hospitales eran iguales? El olor del linóleo, de esa cosa que usaran para limpiar. Como lo detestaba. Miró a la ventana que se encontraba en la pared de al lado, en el reflejo vio a un ryan pálido, más delgado de lo que ya era, una cortada en la frente con tres banditas cubriendo las puntadas. ¿Qué sucedió? Sus brazos estaban llenos de raspones y moretones, una línea intravenosa en su muñeca izquierda, y la pulserita blanca señalando que era un paciente en la muñeca derecha. Se sacudió un poco el cabello, y con trabajo se enderezó y se recargo en la almohada, tomó el control de la tv que estaba a su lado y comenzó a cambiar canales en busca de algo bueno. Fue cuando escucho unos ruidos, vio en la esquina más lejana de la habitación, un pequeño sillón de una sola plaza, y ahí sentado, algo adormilado, aquél chico rubio que siempre le acompaño, frotó sus ojos azules y bostezo, al ver que estaba Ryan despierto, se levanto de un salto, casi literalmente.
—¡Ryan!
—Hola Spencer –le sonrió débilmente
—¿Tienes idea del susto que nos hiciste pasar? —Lo miró severo— Logramos que no te lleven a la cárcel.
—Spencer…
—¡¿Quién en su sano juicio conduce en la lluvia, EBRIO Y DROGRADO?!
—Spencer
—Por lo menos no hubo daños internos, por lo tanto no hubo necesidad de operarte —Ryan recordó los conocimientos de medicina de Spencer, claro, su mamá siendo enfermera…
—Spencer
—Todos estábamos como locos, mis padres están histéricos, demasiado preocupados por su hijo perdido, ósea tú —Los padres de Spencer siempre le tuvieron gran afecto a Ryan desde que eran pequeños
—Spencer
—Estaba con ellos cuando Brendon me avisó… —¿Brendon? ¿Brendon sabía lo que ocurrió? ¿Dónde estaba? ¿Cómo supo?
—¡SPENCER! –Gritó cansado, ahí por fin Spencer se cayó— ¿Podrías explicarme lo que sucedió? —Spencer suspiro
—Creí que lo recordarías
—Vagamente…
—¿Recuerdas haber chocado? —Ryan recordó el automóvil aproximándose a él
—Algo así
—Bueno, ahora estamos en el Hospital Grace, tuviste muchos golpes, nada grave. Y tienes la pierna derecha fracturada —Eso explica el dolor— Pero estuviste inconsciente demasiado tiempo, los doctores no sabían si despertarías, te hicieron estudios en la cabeza, pero no encontraran nada malo. Bueno, nada medicamente malo —se rió de su propio chiste— Y te lavaron el estomago —Lo miro nuevamente serio, esa mirada que te dan los padres cuando hiciste algo malo— Te sacaron toda la mierda que te habías metido
—Spencer lo siento… dije que ya no lo haría, pero…
—Esta bien —Le sonrió— tengo que avisar a los demás y a alguna enfermera que ya despertaste— no tardo, o eso espero —Cuando Spencer salió, dejo la puerta abierta. Ryan apago el televisor y se sorprendió al darse cuenta de quien estaba recargado en el marco de la puerta. Vestía una playera negra, unos pantalones de mezclilla y tenis rojos.
—Brendon… —Susurró. Brendon camino hacia la cama tranquilo, su mirada estaba perdida, estaba muy serio. Se sentó en un extremo de la cama, viendo a Ryan fijamente. Fue ahí cuando recordó porque Brendon fue el que le aviso a Spencer
—Perdón, no he tenido tiempo de ir a cambiar el numero de emergencia de mi identificación —Como respuesta obtuvo un abrazo por parte de Brendon sintiendo como las lagrimas mojaban su bata. Ryan le devolvió el abrazo y lo mantuvo asi, sobando su espalda tranquilamente. Unos minutos después brendon se separo
—Creí que te perdería para siempre —Balbuceó entre sollozos
—Aquí estoy —Respondió Ryan tranquilo— Brendon... lo siento por todo, fui un… —Le interrumpió unos labios plasmándose en los suyos. Por un segundo no supo que hacer, pero Brendon besándolo con más fuerza, intentando forzar a su boca abrirse, lo hizo reaccionar y le permitió el paso, un beso tan apasionado y necesitado, dejó que la lengua de brendon invadiera su boca, jugando con ella, peleando una con la otra por ver quién brindaba más placer. La mano derecha de ryan comenzó a jugar con el cabello de Brendon, mientras una de Brendon tomaba por la cintura a Ryan y lo acercaba más a él, Ryan disfrutaba el momento y lo acercaba también más hacia él. Finalizó lamiendo el labio inferior de Brendon y mordiéndolo un poco.
—Como extrañé eso —Dijo Ryan, los dos soltaron una risita
—Yo soy el que se tiene que disculpar. No debí culparte de eso. Fui estúpido, las cosas sucedieron porque sí, no por tu culpa. Pero te quiero otra vez a mi lado, te amo, te amo y te necesito. ¿Mencione que te amo? Entiendo que si no quieres saber más de mí pero necesitaba decírtelo y besarte y también…
—Brendon —Lo interrumpió tomándolo del rostro— Cállate y vuelve a besarme —Brendon sonrió, y claro está, cumplió sus órdenes. Poco a poco todo fue aumentando de intensidad, pero el poco raciocinio de Ryan despertó— Bren… no podemos, estamos en un hospital, y en cualquier momento alguien entra
—No me importa —Dijo Brendon y se acerco a su oído— Necesito también hacerte el amor, volver a hacerte mío. Me importa un carajo que llegue quien llegue, existe el seguro —Ryan soltó una risotada
—Será cuando no tenga le yeso, lo prometo
—Podemos arreglárnosla con el maldito yeso —Brendon sonrió maliciosamente. Un carraspeo interrumpió su romántica y poco apropiada para el público reconciliación
—Lamento interrumpir su momentito —Dijo Jon, quien estaba en la puerta junto con Spencer y una enfermera— pero la enfermera tiene que revisar que todo esté bien
—Creo que todo está bien –dijo la enfermera sonriendo— Si necesitan algo me llaman

Jon y Spencer sonrieron al ver a Ryan y a Brendon juntos. Les contagiaron esa alegría y buen momento, y Jon no pudo evitar abrazar a Spencer y darle un beso muy cerca de su boca, lo que hizo que Spencer se ruborizara completamente. Los chicos rieron y volvieron a hablar como si nada hubiera pasado, solo los cuatro amigos de siempre, acercaron una silla a la cama y ahí se sentó Spencer, Jon se sentó en el suelo junto a Spencer, Ryan se hizo a un lado dejando espacio para que Brendon se sentara en la cama junto a él, siguieron hablando y escuchando el relato de Jon, mientras Ryan, de manera disimulada ponía su mano sobre la de Brendon, y Brendon la tomó pronto entrelazando sus dedos con los de él.
—Te amo —Le susurró al oído de Ryan
—Y yo a ti, más que a nada en el mundo.


Vamos a continuar con alegría y felicidad, vamos a
Continuar nuestra aflicción, nuestra aflicción.

martes, 23 de marzo de 2010

"Travel to the moon" 16/36

Autor: Abril
Clasificación: General (lease bajo su propio riesgo [N/A])
Género: Drama, Romance.





"Travel to the moon"
Capitulo 16


Iba caminando por la calle, incomodo y desorientado, mientras caminaba al lado de Bren tomados de la mano. La perspectiva de exhibirnos de tal manera frente al público me irritaba pero él no parecía ni notarlo.
Iba regocijante de gusto, en lo que a mi me parecía un contraste exquisito a la oscura y triste noche anterior, por lo tanto no quería decir algo que echara a perder su animo, incluso aun teniendo que aguantarme las ganas de reprocharle lo incomodo que me sentía.
Después de las 30 personas que había contado que nos señalaban perplejos, perdí la cuenta, por un momento me concentre en olvidarme de la iracunda vergüenza que me embargaba y recordé, con bastante éxito, las formas diversas a las que el había recurrido para distraerme.
Estire un poco más de lo necesario mi cuenta bancaria llevándolo a desayunar en el restaurant de L.A que prontamente se había convertido en su favorito.
Él se encontraba malhumorado y feliz. La primera porque nunca le había parecido sano esa nueva manía mía de despilfarrar el dinero por la ventana y la segunda, porque a pesar de ello, no podía creer lo mucho que estaba siendo condescendiente con él.
Había intentando discutir 2 veces, sin éxito, sobre ello.
—Para ya—le dije con una sonrisa mientras me concentraba en el camino—a mi parecer es estúpido que sigas debatiendo la cifra que gasto gustosamente en ti
— ¡es que me parece descabellado! —grito—no quiero ser culpable de tu ruina
Me hinque de la forma más desinteresadamente que pude.
—y aun con todo y miseria seguiría tratando de consentirte
Rompió el silencio con una carcajada.
—tu nunca desistes ¿cierto? —sonreí
—no… me temo que no
Y me planto un sorpresivo beso que resulto más apasionado que los usuales. Mi sonrisa se ensancho.
—y, ciertamente, vales que me quede en la completa miseria
Hizo una mueca entre feliz e inconforme y desvié el camino hacia el parque al que le había prometido a Brendon ir…


Había sido preso de la incertidumbre durante muchos meses pero todo había culminado esa noche después de ir al parque de diversiones.
¿Cómo lo haría? ¿Cómo sabría que estaba listo, que hacia lo correcto? Bueno, pues todas esas inseguridades se difuminaron al ver su inofensiva sonrisa.
De repente, solo lo sabía.
Estaba sorprendido y ofuscado, gran parte ofuscado, pero con una seguridad que no entendía del todo…
Lo tendí con delicadeza sobre el colchón y deje actuar por si solas a mis manos sobre su suave piel nívea.
Me deshice de su ropa con besos intermedios pero vacile bastante antes de bajar su calzoncillo. De hecho, tarde tanto que él me tomo la mano y sonrió.
—No tenemos que hacerlo ahora—me dijo suavemente, sin ningún signo de reproche, regalándome un beso… eso más de satisfacerme, me incomodo.
Desde el punto de vista del que yo lo veía ese beso decía que él me esperaría. ¡Claro!, él siempre me daba tiempo y por primera vez en mucho tiempo, yo no quería esperar.
Sonreí de la forma mas esplendida y negué mientras tragaba saliva y le bajaba el bóxer.
Fue mucho más sorprendente de lo que ya había sido cuando me encontré repentinamente confiado.
Me acerque a él con más determinación de la que hubiera deseado, Bren tan complaciente como siempre asintió, aunque me pareció haber detectado un destello de terror en sus oscuros ojos.
Le bese dándome cuenta que tenia el impulso de decir algo y entre me debatía si lo haría o no, lo volví al besar.
Al separarme y ver que sus ojos expresivos me miraban dulcemente lo dije.
—te… amo—y aparte su castaño cabello de su rostro. Sonrió.
— ¡gracias a Dios que lo dijiste! —Dijo completamente aliviado, su sonrisa se ensancho—no te lo podía decir porque pensé que te incomodarías…—sonreí sintiéndome como un completo imbécil, compartiendo su jubilo—te amo Ryan, de verdad que lo hago…
Y nos fundimos en un beso hasta que nuestras bocas se entumieron.
Lo demás se dio tan sencillo y solo que ambos estuvimos sorprendidos en cuanto me soltó las caderas y se dejo caer en el colchón al lado de mi.
Apoyo su mejilla en la cama y me vio fijamente mientras yo le separaba el cabello de su rostro.
— ¡Uf!... parece que… esto… salió… bastante… bien—dijo entre jadeos
—vaya… si—puse mi mano sobre su mejilla y nos besamos antes de dejarnos caer en un profundo sueño.

"Travel to the moon" 15/36

Autor: Abril
Clasificación: General (lease bajo su propio riesgo [N/A])
Género: Drama, Romance.






"Travel to the moon"
Capitulo 15


Camine con cautela por la habitación, tome un edredón y de pronto Brendon empezó a tararear.
Llena mi corazón de canciones… y… déjame cantar siempre más… eres lo único que me importa… todo lo que idolatro y adoro... en otras palabras… te amo…Empuje las cortinas que me golpeaban el rostro y me senté a su lado, él no me dirigió ninguna mirada, ninguna palabra, ni siquiera un movimiento.
Sabía que no lloraba por mí, no era tan importante para él como para causarle ese tipo de dolor así que por ello me encontraba bastante aliviado, pero por otra parte, quería saber que lo tenia consternado, quería curar sus heridas, quería golpear a quien le hubiera causado ese dolor.
Lo arrope con la cobija y puse uno de mis brazos sobre sus hombros, lo atraje hacia mi, Brendon recargo su cabeza en mi pecho.
Era la primera vez que le veía llorando y descubrí que la imagen no me apetecía en absoluto.
Él se separo tras un rato y nerviosamente le di un beso en la punta de su nariz, coloque mis manos en sus mejillas limpiando con mis dedos sus cristalinas gotas, sintiendo el frio de su rostro.
Me encontraba debatiendo entre si le preguntaría o no el motivo de sus llantos hasta que el abrió la boca levemente, sacándome del aprieto.
—quizás mañana deberíamos de ir a Disneyland…
—Em… si… a donde tu quieras—respondí confuso, me mordí los labios permitiendo darle la privacidad que él me había otorgado cuando yo la necesitaba, o en todo caso, en momentos así.
Nos quedamos callados, sumidos en esa oscuridad de la noche, Brendon miro hacia la luna con anhelo.
—Extraño ser un niño—murmuro quitándose las lagrimas de su rostro con la manga de su sudadera—de verdad que lo extraño…
No podía decir cosas como “yo también” o “te entiendo” porque estaba agradecido con Dios de esta cosa de crecer.
—tengo que irme mañana a un hospital
— ¿Qué? ¿Por qué? —su repentina información incompleta me dejaba en ascuas, lo peor es que su silencio duro como 5 minutos y no me sentía muy a gusto de presionarlo.
Empecé a morder mis uñas imaginándome las mas ridículas y temerosas ideas de porque necesitaría estar en un hospital y, que a pesar de todo, se relacionaran con sus lagrimas.
Suspiro melancólicamente y le echo un vistazo a la luna, estábamos envueltos en una sinuosa oscuridad.
Al fin, tras mucho repasar, me di por vencido, creo que ahora estaba experimentando (como una más de las cosas que experimentaba estando con Brendon) lo que sentía cuando decidía guardar silencio.
—Mi abuelo—murmuro haciendo una mueca, espere pacientemente a que continuara—supongo que tengo que ir a verlo…
Para el caso, sospechaba que estaba hablando consigo mismo y no conmigo así que me quede expectante poniendo toda mi atención en esas lágrimas que se desparramaban por sus rosadas mejillas, recargue mi codo sobre mis rodillas cruzadas y mi cabeza sobre la mano, dedicándome a mirar con desdén como me sentía tan inútil ante aquella situación.
De pronto, volteo a verme dirigiéndome una forzada sonrisa.
—considerando las circunstancias, y mi edad, es estúpido que le tema a los hospitales ¿no? —bueno, negué pero la verdad creía que si era tonto cuando yo había pasado la mitad de mi vida anhelando que rompieran la estúpida ley de “menores de edad no pueden pasar”.
Brendon se aclaro la garganta y hablo con repulsión.
—se me hacen totalmente deprimentes
Claro, hospitales y Brendon no combinaban para nada, sonreí.
—Claro Bden, los hospitales siempre son malos—y nos sumimos una vez más en el silencio.
A pesar de su sonrisa radiante, sus lágrimas habían intensificado en gran medida, no supe bien como fue pero de pronto tenía su rostro entre mis manos encontrándome repentinamente inquieto por calentar su rostro.
—si tu gustas, claro, podría acompañarte
—realmente… me gustaría
Delinee como hipnotizado el camino que seguían sus lagrimas, sus labios rosas estaban morados y resecos debido al frio.
Me quede inútil e idiotamente admirando sus ojos achocolatados mientras acariciaba suavemente sus labios, sonrió ligeramente.
—también me gustan tus labios—susurro clavándome su mirada penetrante, ahora su sonrisa se ensancho—siento como si estuvieran hechos a mi medida
Me sonroje aun visible a esa escasa luz.
—Lo siento—dijo agachando la mirada, algo afligido, molesto y avergonzado por el comentario—no quería hacerte sentir inco…
—No—lo detuve ruborizándome aun mas—de hecho… pienso lo mismo
Baje mis manos, derrotado, tenia ganas de besarlo pero obviamente no era el momento…
…o eso pensé yo porque Brendon poso sus manos en mis mejillas acercándome a él y me dio el beso más perfecto que nos habíamos dado jamás.
Descubrí que la incomodidad solo era por la incertidumbre de los cambios pero cuando empezaba a comprenderlo, a aceptarlo, a vivir con ello, los beneficios no tenían precedentes.
Estaba anonadado y sin darme cuenta estaba aferrado a él con la respiración entre cortada.
El colorete quería explotar y él regresó ágilmente sus manos a mi mejilla.
—es raro verte sonrojado
—controlo bien mis emociones
—Excepto conmigo—dijo con ese tono de superioridad y narcisismo
—Excepto contigo—concedí
—me gustan tus mejillas rosadas, para ser sinceros—sonreí mientras lo jalaba hacia mi para besarlo…


viernes, 19 de marzo de 2010

"You don't have to worry"

Autor: Eve Suárez
Clasificación: General.
Género: Romance.



"You don't have to worry"
Capitulo unico.


Podría verse claramente como el oxigeno de su caliente respiración salía de su boca, la fría temperatura hacia que su piel ser erizara cuando el edredón dejaba de cubrirlo y un escalofrió lo recorrió cuando su pecho se descubrió. Abrió lentamente los ojos con cansancio y miro el reloj digital sobre la cajonera a su lado. Cubrió nuevamente su cuerpo desnudo con el edredón y se acurruco hacia su lado derecho buscando a la persona con la que solía compartir la cama. Noto el vació y la diferencia de temperaturas sobre la fría tela, sin preocuparse en lo absoluto, se acomodo a sus anchas y termino en posición fetal queriendo opacar el frio, aun así, era inútil, aquel movimiento que lo había hecho descubrirse había robado el calor que su cuerpo guardaba.
Resignado, se levanto de golpe haciéndose el valiente contra el frío, instantáneamente un débil “crack” inundo el silencio.
—Deja de hacer eso, Shane —Reprocho, algo fastidiado que él hiciera eso todas las mañanas o de colmo, que aprovechara cualquier instante para tomarle una foto.
Shane hizo un puchero de culpabilidad, pero aun así, estaba más que claro que no dejaría de hacerlo, aparte de ser su trabajo, le encantaba fotografiar a Brendon.
Dejo su cámara réflex 35 mm sobre el buro cercas de la entrada y se sentó al borde de la cama, se tomo toda la libertad de acercarse hacia él y besar su frente mientras acariciaba su fino torso. Eso, hizo a Brendon recordar lo que había pasado la noche anterior subiendo el calor a sus mejillas, sonrió ampliamente y miro a Shane aun con su radiante sonrisa sobre los labios.

Shane adoraba aquello, siempre había pensando que Brendon era del tipo personas que sonreían ocho días a la semana, y verlo dudoso era un debilidad ante él. Lo tomo con ambas manos de las mejillas y lo acerco hasta tenerlo rosando sus labios, beso débilmente y nuevamente sus labios cayeron sobre su frente.

El chico sintió su corazón golpear salvajemente sobre su pecho amenazando con perforarlo. Tanta ternura lo había hecho enloquecer esos últimos meses y hasta la fecha, cada segundo, Shane se las ingeniaba para acelerar su corazón y tener sus mejillas ardiendo.
Bien, no habían pasado de “amigos” delante de la sociedad, simplemente se sabía que ambos eran buenos amigos y Vivian juntos por motivos que no explicaron, desde entonces esa se ha mantenido como la “versión oficial” de su relación, la cual, dentro de aquella casa, era algo más que un solo compartimiento fraternal.
Brendon termino por besar con premura los labios de Shane antes de meterse a la ducha, la cual consistía de un baño caliente acompañado con el aroma del champú. El calor volvía a hacer acto de presencia e inevitablemente aquello se tornara placentero. Termino saliendo con la toalla sobre las caderas cubriendo su cuerpo, con el agua aun escurriendo, salió del baño dejando huellas conforme caminaba. Busco ropa en el closet y opto por una camiseta amarilla, un saco tirándole a la misma tonalidad y unos jeans azules.

—¡Shane! —Reprocho por segunda vez en la mañana cuando volvió a escuchar la cámara hacer “crack” detrás de él— ¿Ahora te dedicaras a vender pornografía mía?
Shane rió sonoramente, era más que obvio que ni aunque le ofrecieran millones por aquella foto de Brendon con una toalla sobre las caderas dejaría que alguien más la viera.
—Haría un buen negocio —Dijo aun riendo— ¿Saldrás? —Preguntó con curiosidad cuando Brendon abrochaba las cintas de sus converse.
—Sí, ¿no te lo dije? —Exclamó levantando la mirada sin dejar de amarrar las agujetas— Saldré con los chicos...
Shane soltó un débil “oh” mientras miraba la memoria de la cámara, todas, en su mayoría, era fotografías de Brendon.
—¿Irán todos? —Preguntó casi inconscientemente.
—Si —Contesto el otro. Sabía exactamente a donde intentaba llegar con aquello… Ryan, sin duda alguna.
Shane sabía lo que significaba aquello, y siéndose sincero no le agradaba en lo absoluto que aquella reunión incluyera a todos los amigos y ex compañeros de banda de Brendon. Al final, todo se resguardaba en una sola persona, Ryan Ross.
Estaba más que clara la situación, sentía un vacio junto a una acidez en el estomago cada vez que Ryan lanzaba aquellas miradas a Brendon, o cuando insinuaba cosas encima del escenario, sin embargo, el chico le agradaba bastante y jamás dio a notar un recelo hacia él.
En cambio, Brendon estaba siempre al tanto de la situación y sabia de ante mano que el nombre de Ryan causaba incomodidad entre ellos, aun así, escuchar su nombre, era algo bendito para sus oídos.

—¿Por qué no vienes con nosotros? —Preguntó Brendon suavizando el silencio.
—Quiero avanzar en un proyecto, ve tu —Mintió. Incomodar y ganarse un dolor de estomago era lo menos que quería.

Brendon le lanzo una mirada dubitativa mientras terminaba de verse en el espejo. Shane sin decir nada salió de la habitación dirigiéndose a su cuarto rojo donde solía pasarse horas revelando y desechando fotos.

—Regreso más tarde —Anunció Brendon detrás de la puerta del cuarto rojo.

Shane dejo lo que estaba haciendo y lo alcanzo en la puerta principal.

—Ve con cuidado —Dijo. Acaricio su cabello y le sonrió como solía hacerlo— Diviértete —Exclamó con toda sinceridad, revolvió su cabello y le lanzo una sonrisa que se marco perfectamente en los labios. Brendon miro hipnotizado aquella sonrisa por parte de su novio, de igual forma le sonrió con una sonrisa con la peculiaridad de Brendon Urie, mostrando toda su perfecta mandíbula.
Giro el picaporte de la puerta principal y antes de cerrarla detrás de él se dio el lujo de besarlo.

—Nos vemos en la noche —Y aunque eso sonó como despedida, Shane noto el tono pícaro de sus palabras. Sonrió tímido y miro como Brendon subía a su automóvil.


Cantaba, casi gritando. Sentía una alegría dentro de él invadiendo su estomago. Salir siempre lo ponía de buen humor, y ni se diga de Shane. A pesar de “No woman, no cry” de Bob Marley era lenta, Brendon le ponía un ritmo acelerado haciendo la canción más divertida.
Freno cuando la luz se puso en rojo y se apresuro para cambiar de Bob Marley a Frank Sinatra. Un cambio algo brusco pero “I’ve got you under my skin” siempre le había gustado, y si andaba de buen humor ¿porque no disfrutarla?
Era perfecto para interpretar esa canción. Su voz resonaba dentro de su lujoso BMW negro con los asientos de piel y la comodidad que este le otorgara. Espero a que la luz cambiara, cantando cada parte de la canción que se sabía de memoria, e inclusive, si se le pidiera que la cantara al revés, posiblemente lo lograría.
Fijo su mirada al frente, esperando la luz para poder retornar a su derecha.
Minutos después se encontraba frente a la puerta, dudoso si entrar sería una buena idea y, aunque, sabía en que terminaría todo, toco el timbre.
Lo primero que alcanzo a percibir cuando la puerta estuvo habiéndose fue ese olor a madera, típico en la casa de Ryan. Instantes después la mirada de Ryan lo contemplada de pies a cabeza con aire de sorpresa y cinismo.

—Hey —Exclamó Ryan a modo de saludo mirándolo determinadamente.
—Hola —Saludó tímidamente el moreno. Sentía como la mirada de Ryan se posaba en su cuerpo y lo analizara como rayos x.

Sin más y sin siquiera esperar que su amigo le invitaría a pasar, entro de largo sin mirar a Ryan al pasar a su lado, vio, de reojo, que una sonrisa cínica se formo en el rostro del muchacho. Ahora, sentía una gran culpa por haber ido.
La convivencia fue agradable. Eran casi tres meses que no veía a sus amigos y era claro que era imposible no extrañarlos después de convivir tanto tiempo con ellos.
Si bien, habían terminado su carrera con la banda hace más de dos años después de una exitosa trayectoria que seguramente marco a toda una generación. Eran reconocidos, admirados y sin duda, queridos.
Ahora, cada quien tenía su propias vidas, separados de los demás y aun así seguían siendo buenos amigos. Por cosas del destino, no podían verse a menudo pero ya era costumbre mantener el contacto mínimo, para saber cómo estaban o si se les daba la oportunidad hacer una partida de bolos.
Jonathan era el que acostumbraba mantener a todos en contacto y si no fuera por él, sería casi imposible ver a Spencer, quien lleva dedicando más tiempo a su trabajo que a su propia vida social. Como siempre, el responsable y dedicado: Spencer Smith.
Y de Ryan Ross ¿a quien quería mentirle Brendon? Era la única persona con la que mantenía mas contacto, a penas y tres semanas que Brendon lo había visto, llevándolo a una situación que termino haciéndole sentirse una mierda por faltarle el respeto a Shane. Aquella velada no termino más que en una serie de eventos que conllevaron a una situación más íntima que solían mostrar frente al público, y el solo hecho de recordarlo hacia que sus mejillas se tornaran rosadas a causa de la ira y repulsión que sentía hacia el mismo.
De alguna forma u otra, Ryan termino convirtiéndose en su amigos con mas derechos de los que un amigo debería tener, en pocas palabras, un amante.

—En serio Jonathan, ya quiero irme —Rogaba Spencer intentando levantarse del diván marrón que Ryan tenía desde hace ya años.

Jonathan hizo una cara de fastidio. Sabía que no podía quedarse a solas con Brendon y Ryan, en primera, Ryan era callado cuando no le daban un tema que tuviera la dicha de llamar su atención, y en segunda, porque solo hacia mal tercio. Si, Walker lo sabía.

—Bien —Dijo resignado— Después de todo creo que ya es algo tarde —Exclamó mirando el reloj en su mueca izquierda. No eran más de las ocho de la noche. Barullo vencido.

Spencer fue el primero en marcharse, alegando que tenía otras cosas que hacer como excusa para salir con Katie, su novia.
Jonathan, no aguanto media hora.

Ryan, ese hombre no sabía cómo disimular sus miradas hacia Brendon. Prácticamente, se le era imposible despegar la mirada de alguna extremidad del cuerpo de su ex vocalista, era imán para su mirada. Su piel nívea, tersa, blanca y suave, tan deseable y provocativa ¿Cómo lo sabía? Como si nunca hubiera recorrido su piel con sus finos dedos.

La situación había comenzado desesperara a Brendon. Notaba las miradas de su amigo, como proyectiles dirigiéndose a su cuerpo dispuestos a no detenerse.
Era ahora o nunca, debía de marcharse y regresar a casa, con Shane, quien lo esperaba y lo seguiría esperando… siempre.

—Yo también me marcho —Anunció.

“Ya no tengo nada que hacer aquí” Pensó inmediatamente tomando las llaves de su auto sobre la mesita y dirigiéndose a la salida, con los pasos de Ryan atrás casi pisándole los talones.
Le molestaba, demasiado, que a veces Ryan fuera tan distante, tan callado pero a la vez tan soberbio, cínico y ególatra, con su silencio representando todos aquellos defectos.
Anhelaba, que mínimo (aunque no fuera lo correcto) le pidiera que se quedara un rato más.
Tomo el picaporte de la entrada principal, en parte desilusionado, en parte aliviado.

—Ryan… no…

Reprocho al sentir la mano del castaño escabullirse por debajo de su camisa hasta llegar a su abdomen, plano y firme. Cerró los ojos, vencido. Estaba acabado, no podía contra su fuerza de voluntad, esta, llevaba las de perder.

—No era justo que te fueras solo así —Susurró Ryan sobre el odio, con voz débil y melosa.
Sexy, encajaba mejor.

Brendon pego su frente en la puerta. Era una derrota, lo era…


Jadeaba. Ryan siempre lograba quitarle todo el oxigeno a sus pulmones. Siempre pensó que si lo dejaba besarle más tiempo, terminaría muerto de asfixia, Ryan, parecía tener una fuente interminable de oxigeno.

Y ahí iban de nuevo…

Ryan se la ingeniaba para llevar la excitación de Brendon al borde, haciéndole olvidarse que Shane estaba involucrado en todo ese lio que habían causado.
Con el rostro pegado a las sabanas de la amplia cama, Brendon olvidaba todo. Su sudor recorría su rostro perezosamente llegando hasta el cuello y resbalando por su pecho.
Mirar a Ryan en esa situación se le era imposible, bueno, no era que no pudiera, sino que no tenía el valor suficiente para mirar el rostro de Ryan deformado de placer, jadeante y jodidamente sexy, el cual solo lo excitaría más, si es que era posible.

¡Era un idiota! Si, estaba consciente de que lo era.
Se había enamorado de Ryan, hace más de cuatro años que lo había hecho.
¿Cómo?, ni él lo sabían.
Y por más difícil que suene que Brendon se haya enamorado de Ryan más creíble era.
La indiferencia, los aires de superioridad, su ingenio, creatividad, su gracia, sus miedos, las repulsiones, los ataques de ansiedad, sus berrinches… todo, a la larga, fue creando sentimientos que ya era demasiado tarde para retractar.
A ambos les encantaría saber cómo era que habían llegado a esto. Bien, no se quejaban pero no fue nada normal que un día para otro terminara teniendo tanta confianza como para besarse entre cada oportunidad.

El castaño recorría con sus manos cada extremidad del cuerpo de Brendon. Se le era imposible dejarlo en paz, había llegado al punto en el que tocarlo y hacerlo gemir era adictivo.
Se movía rápidamente, saliendo y entrando en él, jadeando al sentir lo estrecho que era y lo increíble que Brendon lo hacía.
Lo quería, muy a su manera, pero quería a Brendon. Quizás lo amaba, posiblemente no podría dejarlo y tal vez se le dificultaba imaginarlo con Shane. Eran tantos sentimientos encontrados que se odiaba, se odiaba por sentir celos y no poder demostrarlo, y es que era imposible (a veces) poder sentirse celoso cuando sabía que podía tenerlo. Y, consiente de todo, no se sentía culpable de nada, ni siquiera de que Shane terminara siendo lastimado, si así lo fuera, quizás se alegraría.
Mientras besaba la espalda de Brendon y sentía los espasmos contraerse en el abdomen de este, se dio cuenta que cuanto lo quería. Si, ahora podía decir que lo amaba pero, amor… era un término demasiado fuerte, y por ello, estaba dispuesto a afrontarse a cualquier cosa que sucediera y si no le convenía, tendría que estar dispuesto a aceptarla, y sentirse feliz por él
Al fin de cuentas, estaba preparado para lo que viniera.


Entro siligiosamente a la habitación donde Shane yacía sobre la cama en un sueño profundo. Se descalzo, tomo ropa del closet y sin hacer el menor ruido posible, entro a la ducha.
Maldita sea la hora en la que la ducha se había convertido en su lugar de reflexión. Mientras tallaba su cabello la conciencia no lo deja en paz. ¿Aun tenía le cinismo de darle la cara a Shane? Casi seis meses, eso, se volvía sencillo.
Cuando su cuerpo estuvo limpio salió de la ducha, aunque le hubiese gustado quedarse más tiempo, quizás así, su conciencia quedará limpia.
Se visito en silencio y de igual forma entro a la cama. Cuando estuvo debajo de la sabanas, miro el rostro de Shane dormir plácidamente, a penas y se distinguía su rostro entre la poca luz que entraba desde la ventana, aun así, Brendon se había grabado la silueta de Shane perfectamente en la memoria. Aparto un mechón que patento rebeldía en su rostro y con el corazón comprimiéndose, tuvo el descaro de besarle los labios suavemente. Sintió la escancia de Shane, tan diferente a la de Ryan, tierna y llena de amor a pesar de ser solo un rose.
Con una sonrisa perfectamente marcada pego su cuerpo al de su novio y escondió su rostro en su pecho, oliendo el dulce y suave aroma de Shane…

«—Ya no puedo más Ryan… no debemos continuar con esto.
—Bien.
—¡¿Es todo lo que dirás?
—¿Tengo que agregar algo más?
—Sabías que estoy enamorado de ti ¿cierto?
—Eres muy obvio, Benny. No te preocupes, esto no fue solo sexo.
—¿A qué te refieres?
—Nunca lo haría contigo solo por diversión.
—¿Quieres decir que…?
—No empieces con preguntas estúpidas. Mejor vete
—Ryan…
—También te amo, Benny…


Un leve nudo se le formo en la garganta, aspiro el aroma de Shane y volvió a rosar sus labios contra los suyos, inconscientemente Shane lo rodeo con ambos brazos pegándolo a su cuerpo, directamente a su pecho en donde Brendon pudo escuchar los latidos su corazón perfectamente.

—… pero no lo suficiente como para estar a tu lado.»

Había llegado a un punto en el que amaba a Ryan y en donde realmente quería demasiado a Shane como para dejarlo ir.
Con Ryan no podía asegurar un futuro, y Shane, ese hombre era impredecible.

—Hola —Susurró débilmente Shane somnoliento.
—Hola —Murmuró el moreno instantáneamente antes de unir sus labios en un dulce y lento beso— Shane…
—¿Uhm?
Brendon enmarco una sonrisas en sus labios, con el corazón latiendo cada segundo mas fuerte, al igual que el de Shane.
—¿Sabes? Te amo.

Shane sonrió, posiblemente, ahora ya no había de que preocuparse.

—Igual yo, Bren.

Definitivamente no había nada de qué preocuparse.

"Travel to the moon" 14/36

Autor: Abril
Clasificación: General (lease bajo su propio riesgo [N/A])
Género: Drama, Romance.



"Travel to the moon"
Capitulo 14


— ¿Cómo lo haces? —le susurre a Brendon cuando lo vi tan relajado acostado a mi lado mientras yo era un manojo de nervios ambulante
—es sencillo—contesto tajantemente
—dime…
—Ryan no veo la perspectiva en la que tu vez las cosas
—Eso esta claro—le dije señalándolo con una mano floja, sonrió
—mira no pienso que ande con una persona de mi mismo sexo, solo pienso que estoy con alguien que me hace feliz, a la cual también hago feliz y lo demás creo que no tiene mucha importancia
Me queda callado, pensando en sus palabras.
—nunca lo había visto de esa manera
—deberías de hacerlo… te quita demasiadas broncas de encima…
—suena como si te hubiera pasado antes
—Nunca—me dijo algo asustado, sacudió su cabeza—pero si lo veo del punto de vista inadecuado solo me estampare con la pared y no llegare a algún lado si quiero que esto funcione
Sonreí inevitablemente aturdido por su excelente lógica, me acerque a el revisando que los chicos estuvieran bien dormidos, cosa que no dilato mas de un segundo porque ambos roncaban tranquilamente, le clave mi mirada y puse mi mano en su mejilla dándole uno de esos torpes besos que a pesar de todo me encantaban.
— ¿oye y… eso…—me quede oscilando, la verdad no estaba listo para eso pero quería preguntárselo, me aclare la garganta, el recargo su brazo en la cama y puso su cabeza en su mano, me miro detenidamente—… te ayuda a afrontarlo?
— ¿a que te refieres?
— ¿eso es suficiente para contárselo a alguien?
Lo pille desprevenido porque la boquilla se le vino abajo y abrió los ojos hasta una magnitud que yo pensé, era inhumana.
— ¿quieres que lo dejemos de ocultar? —elevo cinco tercias su voz
Todavía no podía ni estar tranquilo cuando me besaba y cuando salíamos a algún lado juntos sin sentir que hacíamos algo mal como para enfrentarlo pero era una pregunta necesaria porque sentía que mi mejor amigo debía de saberlo.
Me mordí los labios.
—contéstame primero
—yo… es… no…pero… y si… ¿tu?... como…
—Brendon deja que el oxigeno llegue a tu cerebro ¿quieres?
Sacudió su cabeza.
— ¿es enserio?
—no veo que esto nos este sentado precisamente mal
—pero yo pensé…
—si no quieres que nadie lo sepa esta bien ¿vale?
—no, no es eso… es que… no pensé que estarías listo
—No lo estoy—me miro confundido, suspire y me acerque a sus labios—es solo que creo que mi mejor amigo debería de ser parte de esto
Retrocedió su rostro del mío, miro hacia la cama de al lado.
— ¿quieres que ellos lo sepan?
—Si le quieres contar a Jon—le dije hincándome de hombros
—no… Ryan… esto es de vital importancia ¿si? —Asentí haciendo una mueca—lo ultimo que necesitamos en esta estabilidad es dejar que la noticia se filtre
Solté una risita estúpida, claro, no todo tenia que salir a pedir de boca ¿no?, cuando yo lo aceptaba el simplemente no podía con eso.
—Ni te preocupes—le tranquilice fingiendo un bostezo, me gire—solo era curiosidad… buenas noches…
Levanto las cobijas hasta cubrir mi cuerpo y me dio un beso en el cabello, no tenia ganas de empujarlo, esto no era una pelea, el me espero ¿Por qué yo no debería hacerlo?

— ¡mas te vale que no te encuentre! —grito Brendon del otro lado de la casa
Tendría que esconderme ¿cierto? Porque técnicamente lo que había echo era malo pero mi conciencia estaba limpia y me encontraba completamente tranquilo...

No me las libre muy bien después de que Brendon me encontró en mi habitación.
Tras las horas que se había pasado maldiciéndome en la casa sin poder abrir la puerta para cuando encontró las llaves ya se le había bajado el enojo.
Abrió mas divertido que molesto, me hizo una mueca de desaprobación y termino sentándose al lado de mi cama.
—eres un idiota, te dije que no dijeras nada
—No dije nada—eso de simular demencia no me sentaba muy bien
—claro, ¿y en tus sueños yo te creía? —sonreí
—me molestaba mucho con lo mismo, yo creo que él ya lo sabia pero esperaba que se lo dijera
—creo que estabas viendo cosas donde no las había
—ya… ¿él te dijo?
—Jon me dijo—negó con la cabeza poniéndose considerablemente colorado ¿de enojo?... luego esbozo una media sonrisa
—está me las pagaras Ross
—pues te lo pagare porque no lo lamento
Volteo a verme y me jalo una mano, instintivamente ya sabía lo que iba a hacer así que me deje llevar hasta sus labios.
Por primera vez, contraria a las demás veces, lo deje que me tendiera en la cama sin dejar de besar mis labios.
Se me quedo mirando en cuanto nos separamos y sonrió con esa sonrisa que a mi me dejaba estúpido, le devolví el gesto involuntariamente.
—Ry ¿tu…?
Lo jale hacia mi ¿realmente alguno de los dos necesitaba pensar si lo que iba a suceder era correcto? Definitivamente yo no…
Le empecé a jalar la playera que traía hasta que me deshice de ella, mirar su pecho desnudo, nunca había sido tan extraño como hoy…
… Apreté mi pecho contra el suyo y él solo contacto de nuestros cuerpos nos hizo estremecer, lo sentí al erizarme los vellos de los brazos y al sentir vibrar a Bren bajo mis labios.
Metió sus manos por debajo de mi playera y la empezó a sacar mientras nuestros labios simplemente parecían no querer soltarse.
Bajo por mi cuello hasta la bragueta de mi pantalón, yo mordí los labios, algo incomodo, divertido y encantado, deje que siguiera con lo suyo hasta que de pronto ya no sentía nada en mis piernas más que la delgadísima tela de mí bóxer.
Apreté más mis labios, el corazón me estaba latiendo a mil, en cuanto sentí sus manos en mi cadera me sentí tan inquieto e incomodo que actué instintivamente….
… Escuche el estruendo de su cuerpo contra el linóleo…
— ¡lo siento! —le grite sentándome en la cama
Brendon se encontraba semidesnudo, a medio metro de la cama con la cabeza apuntada hacia el techo y una mano en su nariz.
— ¿Bren?
Me acerque a él, algo temeroso, y me hinque a su lado.
—no tienes idea de cuanto lo siento…
Tosió y embarro su mano de sangre.
— ¡oh…!—me trague mis demás palabras cuando se quito su mano y tenia medio rostro manchado de sangre. ¡Pero que idiota!
— ¿tienes… que… ser… tan… necio?
Hice una mueca, la respuesta no me complacía así que mejor lo tome del brazo y lo ayude a recostarse en la cama.
Unos segundos después salí corriendo por unos trapos para limpiarle el rostro, cuando regrese Urie tenia la cabeza hacia arriba con un tercio de la colcha llena de sangre…

— ¡eres un idiota! —me grito desde la camilla del hospital
—no sé lo que me paso… lo siento… yo…
—Acá tengo los resultados—interrumpió una linda enfermera, la miramos—Sr. Boyd usted no tiene nada de que preocuparse, solo se le rompieron unos vasitos pero seria conveniente que si se vuelve a golpear y sangra de igual manera venga inmediatamente
Brendon me dirigió una mirada fulminante y le dirigió una sonrisa a la enfermera la cual se ruborizo.
Tenía el labio abierto y un curita en la nariz cuando salíamos del hospital, de ahí a casa el camino fue silencioso…

Para ser una persona extremadamente amable y comprensiva se había tardado demasiado en perdonarme.
En las mañanas no me hablaba, a pesar de que cocinaba y cada mañana encontraba el desayuno hecho, se limitaba a ver vagamente la televisión y de vez en cuanto me dirigía una mirada iracunda llena de desaprobación.
Por las tardes me dirigía una que otra palabrilla pero eso era solo por el motivo de que ya era suficientemente incomodo aguantar las bromas de nuestros amigos sobre nuestra patética relación como para condimentar la pelea.
Esa semana que paso después del “incidente” había tenido demasiadas ideas para el próximo disco, aun no concretaba nada, ninguna estrofa decente ni ninguna canción pero tenía demasiadas echadas al viento.
Estaba en el corredor de la casa con mi guitarra sobre el regazo, Brendon seguramente estaba en su pieza, nunca habíamos dormido juntos mas que en la casa de Jon y su habitación siempre había estado ahí, incluso antes de que terminara de decorar la casa esa grandísima habitación estaba ausente de todo arreglo hecho por mi para que Brendon le hiciera lo que se le ocurriera y, por lo tanto, era el lugar favorito de Bden.
Mientras divagaba con mis manos sobre las cuerdas mirando un atardecer perdido, escuche un llanto y no muy seguro de que proviniera de la casa, entré...
…. La cosa es que no solo provenía de adentro de la propiedad si no que provenía de la pieza de Brendon.
Empuje la puerta pero no lo encontré, mire hacia el ventanal abierto que sacudía fuertemente las cortinas, su olor me golpeo y camine hacia esa sombra que trataba de resguardarse entre la oscuridad mortecina de la noche.



"Travel to the moon" 13/36

Autor: Abril
Clasificación: General (lease bajo su propio riesgo [N/A])
Género: Drama, Romance.



"Travel to the moon"
Capitulo 13


Era un día bastante inusual, el sol brillaba a más no poder, hacia un calor de locos pero todo se hallaba bastante en calma. No se oían gritos de niños correr por las calles, ni carros partiendo a la playa, todo estaba inmenso en un silencio acogedor…
Quizás era la zona en donde se encontraba mi nueva y deshabitada casa, quizás solo era mi falta de costumbre a la diferencia de las calles de Las Vegas en donde la gente celebraba entre gritos y brincos.
Estaba distraído, pensando en mis días en Nevada cuando el timbre de mi celular chillo en la desolada casa, lo saque y me lo puse en la oreja mientras meditaba donde pondría mis cosas de la camioneta que llevaban alrededor de una semana y media ahí.
—Diga
— ¿Qué haces? —pregunto Bren del otro lado de la bocina
—nada, recién me dieron mi casa
—oh, eso es perfecto… ¿pasaras por mi?
—Estoy en Los Ángeles ¿no puedes tomar un avión y ya?
— ¿y quien me lo pagara, señor? Tengo cuentas que saldar y todo eso, no ando despilfarrando el dinero como tu—resople pero si, eso es lo que me encontraba haciendo
—no te quieres venir solo ¿cierto? —Soltó una risotada y casi pude verlo negando con la cabeza—bien… déjame terminar de meter mis cosas y después iré por ti
— ¡perfecto! —Grito con júbilo, casi rompiéndome el tímpano— ¡me apurare!
—Bren, mis orejas…
—lo siento…
—por cierto ¿te dije que no ahí ningún mueble?
—si, lo has estado repitiendo desde que te dije que aceptaba mudarme contigo, tranquilo, ahí veremos a quien le robamos muebles
Solté una carcajada.
—me parece que seria bueno robarnos tu camita individual
— ¡ja! ¡Que chistoso! —Hizo una pausa—bueno… te espero, aun tengo que hablar con Audrey
—pensé que ya lo sabia—dije entre dientes
— ¿saber que me iba a California o que ando contigo? —sentí que me puse colorado de inmediato, pero empezaba a lidiar con eso, siempre que él decía algo inapropiado (ósea referente a nuestra nueva e irremediable relación), me besaba, me miraba o me tocaba el calor subía hasta mis mejillas llenándolas de un rojo poco saludable— ¿Ry?
—la primera, la segunda es un secreto
—oh, cierto, pensé que ya lo habías afrontado
—no empieces…
—vale, lo siento, ya lo sé…
—mmm… llego a tu casa como en 9 horas…
—gracias, nos vemos al rato…
—aja y apúrate con Audrey
Se rio estrepitosamente en la bocina y corto la llamada, guarde el teléfono y vi las millones de cajas, se me dormían los brazos de tan solo pensarlo…


La lluvia caía a cantaros, aun desconocía que hacia con Brendon pero ahí estábamos, parados detrás de una puerta gruesa y grande de madera.
El me miraba de reojo y yo me dedicaba a observar los relámpagos que centelleaban en el cielo.
Minutos más tarde la lluvia solo incremento y Spencer al fin nos abrió la puerta.
— ¡pensamos que nunca llegarían!
—se nos hizo tarde—excuso Brendon, el asintió con una sonrisa
—Pasen—ofreció quitándose de la entrada, esa noche teníamos planeado hablar sobre el nuevo disco, juntar ideas y crear nuevas canciones entre el camino más fácil: cervezas y nuestros instrumentos…
Dos horas después nos encontrábamos tirados en la sala del departamento, nos habíamos rendido de tantas ideas a medio cocinar que mejor nos pusimos a ver alguna de las 3 secuelas del señor de los anillos, Brendon acomodo su cabeza en mis piernas, cosa que era más que usual pero ahora me parecía extraño, alce mis manos enseguida y me le quede viendo totalmente nervioso, me sonrió y empeoro todo porque me sonroje (notable a unas cuantas millas más de distancia).
Spencer me miro expectante, me preocupaba que sospechara algo, el también había notado el rubor de mis mejillas y en los años de conocerme estaba seguro que no me había visto tan torpe.
— ¿todo bien? —pregunto Jon a Spencer, él guardo silencio sin apartarme la mirada—Spencer
—me acorde de algo…. Recién—cambio la dirección de su mirada pero se levanto del suelo—Ryan ¿me acompañarías a la tienda?
—es tarde—conteste automáticamente
—lo sé… así ninguna fan nos vera
—Yo voy—dijo Brendon quitándose de mis piernas
—no Bren… mejor hagan de cenar
—La cena esta echa—dijo Jon— ¿Quién quiere comida cuando ahí palomitas?
—por eso estas engordando, luego dices que no es cierto
— ¡Brendon!
— ¿Ryan? —me llamo Spencer
—ah, si, claro—no me quedaba otra opción, me pare a buscar mi chamarra mientras me dedicaba una atención abrumante.
Salimos del apartamento sin decir una palabra mientras escuchábamos como Brendon y Jacob se hacían bromas, claro que eran chistosas, pero estábamos demasiados incómodos como para reírnos.
— ¿y bien? —Pregunto una vez afuera de la tienda— ¿Qué fue eso que paso con Brendon?
—no sé de que me hablas—dije fingiendo demencia, se detuvo
— ¿soy o no soy tu mejor amigo?
—tu sabes que si
—entonces dime la verdad
—Te lo estoy diciendo—dije volteando la mirada
—George…
Exhale aire, quería contarle lo que me estaba pasando pero era demasiado confuso como para que pudiera transmitirlo, además, ¿si eso no funcionaba qué caso tendría que Spencer me viera de manera diferente?
—No pasa nada, enserio, creo que eso del “Ryden” te trae mal—solté una risotada, me miro un segundo y sonrió
—Si, creo que me hace daño—se rasco la cabeza confundido por mi repentina serenidad—oye… si pasa algo me lo contaras ¿cierto?
— ¿pasar de qué? —pregunte confuso, solo en apariencia ya que le entendía perfectamente
—si algo llegara a pasar entre tu y Bren… es que se miran… no sé… diferente…
— ¿Te refieres a diferente sin odio?
—no estoy jugando ¿enserio me dirás?
—si Columbo
—George…
—mira, estoy mas desesperado que nadie para dejar atrás el Ryden así que por favor no veas cosas donde no las ahí
Me miro apenado.
—lo siento… esa basura de los paparazis me pone mal
—Te dije que no leyeras eso—reprimí entre carcajadas mientras lo veía abatirse más
—no pude resistirme…
—no hay problema, solo… relajate
Soltó una profunda risa tan contagiable que me calmo los nervios.
Enseguida me quede pensativo mientras él gritaba algo y miraba hacia delante dejando caer la bolsa del mercado
— ¡¿ese es él apartamento de Jon?!
Mire hacia delante, eso de leer novelas lo traía loco.
— ¿está saliendo fuego? —pregunte al aire ya que Spencer se encontraba en la puerta del edificio, recogí las cosas con calma, no podían ser tan idiotas como para quemar un departamento.
Termine de recoger y el fuego había aumentado por lo que empecé a inquietarme…
… conté mentalmente los edificios…
— ¡oh! —y salí corriendo exasperado por llegar, cuando subí y estuve en la puerta vi a Jon y Brendon con cara de susto y llenos de carbón mientras tosían y a Spencer de igual manera solo que apagando el fuego
—Son unos i-dio-taz—enfaticé mientras me reía con todas las ganas, eran realmente patéticos— ¿Bren no sabias tu cocinar?
—estábamos discutiendo que prepararíamos y no nos dimos cuenta de que se nos había caído la lámpara…
— ¡Ja! ¿Escuchaste Spencer, lo que provoca dejarlos solos?
— ¡cállate palito!
—No lo arruinaras—le dije a Jacob mientras me destornillaba de risa, Brendon se acercó a mí
— ¿Qué te dijo Spencer? —no podía decirle que lo había negado, me mordí la lengua
—luego hablamos—Spencer se volteo hacia nosotros tres
—genial—mascullo—ahora tendremos que dormir 2 en una cama
— ¿Por qué? —Pregunte a la defensiva—estos idiotas quemaron los sillones ¿Por qué tenemos que pagar nosotros?
Bren me miro molesto.
— ¿Dónde los dejaremos, Ross? ¿En el suelo? —negué vencido, había sido una estupidez y muy incortez de mi parte pero no podía dormir junto a Brendon con todo este manojo de emociones nuevas o en todo caso no podía dormir sabiendo que Brendon dormía con uno de los chicos…
—oh, no—chille cubriéndome el rostro con las manos. ¿Estaba celoso?
¿Celoso de mis amigos?
— ¿Ryan? —pregunto Jon, lo mire
—Dormiré con Brendon… los dos cabemos sin problemas en la pequeña… ustedes dos tendrán que dormir en la matrimonial…

"Amnesia"

Autor: Hada Azul
Clasificación: General.
Género: Drama, Romance, Tragedia.




"Amnesia"

Segunda parte.
Would you lie with me and just forget the world?

Ultima parte


Se despertó a solas en la cama. Rascándose la cabeza, el pelo aún más revuelto de lo que lo había dejado Ryan la noche de antes, los ojos pegados y el cerebro aún durmiendo, Brendon salió al salón y se tiró encima del único sofá ocupado y de su ocupante, con toda la intención de volver a dormir.

Ryan rió, el té de su taza a punto de volcarse y empezó a mimar a Brendon, como si de un niño pequeño se tratase.

—Buenos días.

—Umpf.

—He vuelto a recordar algo —Dijo en un susurro.

El moreno se dio la vuelta en su regazo para mirarle, interrogante.

—Bueno... es... quiero decir —Titubeó, el carmín de sus mejillas aumentando gradualmente. — Fue... cuando perdí la virginidad. Contigo.

—Oh... —Dijo Brendon en un color aún más encendido.








El teléfono sonó dos veces antes de que lo cogieran al otro lado de la linea.

— ¡Ey! Hola, ¿qué tal?

—Ahí vamos. ¿Cómo estáis Ryan y tú?

—Pues... genial. Es como un sueño. Él está recordando, poco a poco, pero lo hace. Y juntos... nos va estupendamente.

— ¿Juntos?

—Umm... bueno, sí... La semana pasada me besó, y anoche nos acostamos, y no sé, todo parece ir como debe ir.

—Ten cuidado. Estás demasiado ilusionado. ¿Qué pasa si cambia de idea?

—No lo va a hacer.

— ¿Cómo lo sabes?

—Confío en él.

—La última vez también.

Silencio.

—Solo me preocupa que te vuelva a hacer daño, como antes. No quiero estar a punto de perderte otra vez. Tú... tú no te dabas cuenta, pero cuando te dejó... fue como si estuvieras muerto. No quiero que te pase otra vez.

—No te preocupes, no pasará.

Colgó.






Ryan estaba tocando la guitarra en la sala de música, la puerta cerrada, aislado del resto del mundo. De Brendon. No le había dirigido la palabra en todo el día, y él no quería preocuparse, pero las palabras de Pete pensaban en su cabeza. No quería imaginar que el amor de su vida hubiera vuelto a cambiar de opinión.

Desde hacía unos cuantos días había estado comportándose así. Había empezado a ser lo que era antes del coma. Menos comunicativo, más encerrado en si mismo, menos palabras, menos besos, menos Ryan. Le daba miedo, no sabía lo que significaba y no quería averiguarlo.

Esa mañana sólo le había mirado con esa expresión vacía que tenía los últimos días. Ni una sonrisa, ni un beso, ni un buenos días. Había pasado de ser un niño infantil y cariñoso a un adulto depresivo y bohemio.

Brendon sabía que algo iba mal, y le daba mucho miedo el preguntar el qué.

Las notas de la guitarra se apagaron y no empezaron otras. Sin nada que hacer, Brendon se apoyó sobre la puerta cerrada, una lágrima estúpida rodando por su mejilla. Al otro lado, Ryan sentado en el suelo, abrazaba la guitarra con la cabeza agachada sobre ella. Al alzarla, el sol hizo brillar sus ojos húmedos y su gesto roto.




Brendon no pudo aguantarlo más. Buscó su maleta que había abandonado sobre el armario dos meses atrás, y abriéndola, empezó a meter ropa en ella sin preocuparse por la organización o la cantidad. No había llamado a nadie, Ryan ni siquiera lo sabía. Llevaba más de un día sin verle, cuando la noche anterior al ir a acostarse se encontró la puerta del dormitorio cerrada.

Cerró la maleta no sin esfuerzo, en parte por la fina capa de agua que empañaba su vista. La puso de pie y la sacó al pasillo. Las ruedas chirriaron sobre el parqué. Pensó si entrar o no a la sala de música donde Ryan se había encerrado, pero antes de decidir nada, la puerta se abrió y un apurado Ryan apareció en ella. Una rápida mirada a la maleta y a Brendon le hizo darse cuenta de la situación.

— ¿Qué haces?

—Me... voy —Susurró Brendon, la voz cortada. — Me voy —Repitió con más fuerza, mirándole a la cara, notando como se rompía su corazón.

— ¿Por qué?

—No tiene sentido... que me quede aquí. Tú ya no me necesitas. Has vuelto... a ser lo que eras... y yo... yo... yo no pinto nada en tu vida —Se le escapó.

Esperó a que Ryan reaccionara, pero no lo hizo, así que asiéndose a la maleta, se encaminó a la puerta. Detrás de él, el muchacho agachó la cabeza y también se dio la vuelta, posando una mano sobre el pomo de la puerta.

Brendon se paró a un paso de la puerta.

— ¿No... vas a hacer nada? - preguntó sin volverse.

Silencio.

—No te vayas —Susurró Ryan, casi inaudible, sin volverse tampoco, sin abandonar su posición. — No te vayas, no te vayas, no te vayas —Las palabras se mezclaban las unas con las otras, mientras aumentaba el volumen. - No te vayas, notevayas,notevayas,notevayas. No... No te vayas.

— ¿Por qué? —Preguntó Brendon con el corazón en un puño.

—Porque tengo miedo.

— ¿A qué?

—A quererte —Confesó. - A amarte. A quererte más que a nada. A que me importes más que yo. A sentir que si me faltas, me falta el aire.

Brendon soltó una pequeña risa.

—Es irónico. Así es como me siento yo.

—Y yo.

—No juegues más conmigo. Por favor. Duele. —Abrió la puerta y salió.


Ryan corrió tras de él y le alcanzó antes de que llegara al ascensor.

—No te vayas —Fue lo único que dijo, su gesto aterrado, roto.

— ¿Por qué? —Volvió a preguntar Brendon, sin llorar, sin perder la voz.

—Porque te quiero. Te quiero. Y es verdad. Te quiero cómo siempre te he querido, que es lo más que puedo querer a alguien. Porque eres la única verdad que conozco, y te quiero. Y antes también te quería. Y cuando te dije que ya no te amaba, mentía.

—Entonces, ¿por qué? ¿Por qué lo hicisteis? ¿Por qué me has dejado irme?

—Porque estoy perdido. Porque he recordado. He recordado todo lo que te he hecho, y sé que te mereces a alguien mejor, y quería que encontrases a ese alguien, porque yo te he hecho daño, y... soy un egoísta, y por eso me miento a mí mismo y me digo que no te quiero, y lo único que sé es que...

Brendon cortó su respuesta, ese balbuceo que le dolía. Le besó para acallar sus palabras, y al apoyar su cara en la suya, se dio cuenta de que algo le mojaba las mejillas, y entonces lloró también, solo para sonreír como un idiota porque eran los de Ryan los brazos que le abrazaban.

—Que no puedo vivir sin ti —Terminó la frase contra sus labios.

—No existe en el mundo alguien a quién pueda querer más que a ti. Puede que me hayas hecho daño, pero si no he podido salir adelante, es quizás no solo porque soy un perdedor, si no porque... eres el único para mí.

—Quédate conmigo. Para siempre. —Pidió mientras le volvía a besar.

Brendon asintió en mitad del beso.

—Cásate conmigo.

jueves, 18 de marzo de 2010

"Amnesia"

Autor: Hada Azul
Clasificación: General.
Género: Drama, Romance, Tragedia.




"Amnesia"

Primera parte.
If I lie here.


Cuando el teléfono sonó eran cerca de las cuatro de la mañana. Brendon despertó alterado por el sonido, y a ciegas, dirigió la mano a la mesita de noche. En la pantalla iluminada del móvil el nombre de Ryan resaltaba con grandes letras negras. Pulsó la tecla verde de descolgar y con voz dormida aún empezó a hablar.

—¿Qué es lo quieres, gilipollas? Llevo intentando llamarte días, días, ¿entiendes? ¿Por qué mierdas no me lo has cogido? Sé que estamos peleados y todo lo que tú quieras, pero abandonaste tu banda y desde entonces no sé nada de ti, y sinceramente, no lo veo justo. Así que habla de una vez y dime qué quieres ahora.

Brendon, no soy Ryan —Sonó al otro lado de la línea. —
Soy Pete. Es grave, ven lo más rápido que puedas. Ryan ha... Ryan... Ven, ¿vale? Estoy en el Hospital La Paloma, ¿sabes dónde es?

— ¿Qué? Sí, sí sé donde es... En una hora estoy allí.






El pasillo del hospital era blanco impoluto. Todo era blanco, salvo las personas y las baldosas marrones que dibujaban cuadrados enormes en el suelo. Pete estaba sentado en una incómoda silla de plástico bajo en cartel de la UCI, rodeado de rostros más o menos conocidos.

— ¡Pete! —Llegó corriendo Brendon, apenas sin aliento. — ¿Qué ha pasado?

—Ryan... Ha... Bueno, Ryan ha —Tomó aliento, levantándose y acercándose hasta él. —Tenido una sobredosis.

— ¿Qué? Pero...

—Coca y pastillas. No sabemos si ha sido intencionada o no. Quiero creer que no. Porque te juro que como haya intentado suicidarse, cuando despierte le mato yo.

— ¿Cómo que cuando despierte?

—Es que... Verás, lo encontró Jon hace unas tres horas, y al principió pensó lo peor. Imagínate como se puso... Luego se calmó lo suficiente para darse cuenta de que seguía respirando y llamó a una ambulancia. Lo han traído aquí justo a tiempo. Le han sacado lo que han podido de esa mierda del cuerpo y por lo menos, parece que su vida no corre peligro. Pero...

—Dílo, por Dios.

Pete pareció dudar.

—Está en coma. No saben cuándo va a despertar, si es que lo hace...

Brendon no reaccionó. No gritó, ni empezó a romper cosas. Sólo se dio la vuelta y con paso lento, rodeó una sola vez, sin salirse, la linea de baldosas marrones, antes de desplomarse sobre una silla blanca. Se llevó el puño a la boca, se sujetó con una mano el estómago y empezó a llorar con angustia.









— ¿Desde cuándo lleva allí?

—Desde el primer día. En cuanto lo subieron a planta, se sentó en ese sillón. Tiene que tener la espalda hecha polvo. Sólo lo he visto levantarse para ir al servicio. Todavía no ha salido de aquí. Apenas come y dudo que duerma. Y ha pasado ya casi una semana.

— ¿Por qué está así?

— ¿Por qué? Es Ryan, ¿cómo esperas que esté? Nos guste o no, es el amor de su vida.

— ¿Ha dicho algo?

—Si le hablas te responde, pero por iniciativa propia nada. Cuando hay alguien más en la habitación, pasea la vista entre Ryan y quién haya, y es bastante inquietante, con las ojeras y los ojos como los tiene. Cuando está solo con él, a veces le coge la mano o le susurra cosas, que soy incapaz de oír desde aquí fuera.

—Pobre Brendon. Cómo siga así, va a ser él el que va a acabar mal.

—Supongo que sí. Le quiere demasiado. Si Ryan no... no saliera de esta, creo que lo perderíamos a él también. Y eso que estaban peleados... Te rompe el corazón mirarle. Tiene los ojos vacíos, como si no fuera un ser racional, y no los aparta de Ryan. No ha vuelto a llorar desde el primer día, y eso es lo peor, lo lleva todo dentro, no lo quiere soltar. Ya va para una semana, y ha adelgazado muchísimo. Estoy preocupado por él.






Brendon se apoyaba en el cristal de la ventanilla del coche. No había dicho una palabra. Cuando le habían pedido que fuera a casa, aunque solo fuera para ducharse y cambiar de aire, solo asintió con la cabeza. Nadie se había atrevido a preguntarle nada más. Pete le conducía casi como a un ciego.

Llegaron a la casa, y bajaron del coche. Brendon se fue directo a su dormitorio. Pete le siguió.

—Brendon, ¿estás bien?

—No.

Estaba abriendo el armario, cuando se detuvo. Sus hombros se convulsionaban. Pete pudo escuchar el suave sollozo que empezaba a asomar en sus pulmones. Cuando habló, su voz era entrecortada.

—Aún hay ropa suya en el armario. Tengo una caja en el armario del pasillo de cosas que no se llevó cuando se fue. Soy el perfecto ex-novio, ¿no crees? Sé que no soy nada para él, lo sé, pero... el verlo así... Pete —Dijo volviéndose a mirarlo, el rostro convulsionando, las lágrimas al fin corriendo con ansiada libertad.— Si no despierta... ¿yo que hago?

El mayor no supo que contestar. Abrió sus brazos para él y le abrazó, rodeando su pecho y su espalda con sus brazos, apoyando una mano en su cara y atrayéndola hacia él para besarle delicadamente en la comisura de los labios.

—Todo saldrá bien, ya verás —Intentó consolarle.

Le acarició la espalda y le volvió a besar. Luego bajó la mano y la introdujo por dentro de la tela de la camiseta.

—Por favor, Pete, ahora... no puedo.

—Sí, lo siento – sacó la mano.

Brendon abandonó su abrazo y se fue a la ducha. Pete inclinó la cabeza, su figura oscura en medio de la habitación gris. Inútil, sin saber qué hacer.



Las notas salían de la guitarra lastimeras. Como si el instrumento llorase. Como si reflejara el ánimo del músico. La cama de al lado de la de Ryan había sido desocupada ese mismo día, y aún no había llegado el nuevo compañero. Uno había muerto, el otro a penas vivía. Brendon era consciente de ello, pero tal vez no quería darse cuenta.

Estaba a solas en la habitación, salvo por el cuerpo inerte de Ryan. Entre la música se colaban los intermitentes pitidos que marcaban las constantes vitales del chico. Él, el pelo desparramado por la almohada, su cuerpo pálido vestido de tela blanca antiséptica, esterilizada. Igual que las incómodas sábanas. Los cables que salían de sus brazos. La vía que llevaba a tres sustancias de diferentes colores, que goteaban al par, colgadas al lado de la cama. Y Brendon en el sillón, al lado, como siempre, como llevaba estando esas cinco semanas.

— ¿Te acuerdas de esta canción? —Dijo en voz baja cuando empezó a tocar una nueva. —Esta es especial. Y no sé si me oyes o no, pero... Esta la conoces muy bien.

Tocó a través de los compases de los Beatles, aquel Here comes the sun que empezó el juego entre el sol y la luna. Aquella noche de verano, un poco triste, un poco alegre, a solas salvo con ellos mismos. Cogidos de la mano, sin necesitar nada más que una mirada para comprender.

— ¿Te acuerdas? Fue la primera vez que me besaste. Fue tan extraño...

Dejó la guitarra a un lado, tenía los dedos marcados de las cuerdas. Se levantó y se inclinó sobre Ryan. Observó su rostro de cerca, sus ojos cerrados, su nariz conectada al tubo de respiración asistida. Pasó la mano por el cabello revuelto, recreándose en su tacto. Luego, tímidamente, como si supiera que lo que hacía estaba mal, se inclinó un poquito más, y luego otro poco, hasta que cerró los ojos y acarició los labios de Ryan con los suyos. Adoraba ese tacto, y lo echaba más de menos de lo que creía. Le volvió a besar, e hizo un poco de presión. La boca de Ryan se abrió y él le siguió besando.

Y fue cuando notó que la lengua de Ryan se movía con la suya. Que sus labios se amoldaban a los propios. Que le estaba devolviendo el beso.

Se alejó un poco, para poder ver su cara completa. Tenía los ojos entornados, y dejaban entrever ese verdimarrón tan peculiar y tan hermoso.

—Hola —Dijo con voz ronca.

—Hola —Contestó Brendon, a punto de llorar.

—Ey, ey, ¿por qué lloras?

—Porque... por esto.

Ryan rió un poco.

—Dime, ¿cómo te llamas? No estés triste.





—Es amnesia. Se ve que el cerebro no ha soportado la presión del coma. Aún así, es posible que sea temporal. Al final, acabará recordando, si no todo, gran parte. No hay lesiones, así que por eso no hay problema. Para que lo entiendan, se lo explicaré como si fuera un ordenador. Cuando lo cortas de la luz, has perdido la información que no tenías guardada. Sin embargo, cuando lo vuelves a encender, los programas siguen funcionando. Su mente funciona, sabe hablar, caminar, comer, y todo lo que nos indica el sentido común. Pero no recuerda ni su propio nombre. Algunos programas dan la opción de recuperar esa información perdida, eso es lo que tenemos que hacer. Aún así, creo que será mejor para él dejar el hospital lo más pronto posible. Si no hay problemas, en un par de días le daremos el alta. Sería buena idea que alguno de ustedes, por ejemplo usted, señor Urie, ya que no se ha apartado de él, se quede ahora también con él. Le ayude en todo lo que necesite, ¿entiende? Es una tarea ardua, pero creo que usted es el indicado. En cualquier caso, les pido a todos su colaboración.

Cerró la carpeta y los comparecientes se alejaron.

—Señor Urie —Llamó. — Fue bonito lo que hizo. Despertarle de esa forma. Parece de cuento. Aquí ya se le empieza a conocer como el Príncipe Encantador y al señor Ross como el Bello Durmiente. Es una pequeña broma, espero que no le moleste, pero estas cosas no suelen verse todos los días. No, claro que no transcenderá a la prensa, descuide.






—Ya estamos en casa.

—Es bonita.

—Normal, es tu casa.

Ryan rió levemente. Brendon soltó su maleta en el suelo.

—Este es el salón, por allí está la cocina, al fondo el baño. Ese dormitorio de allí es el tuyo, el de al lado, es el de invitados, y es dónde me quedaré yo, ¿vale?

Ryan parpadeó, sorprendido.

—Pensaba que íbamos a dormir juntos.

— ¿Qué?

—Bueno... no somos... ¿novios? —Preguntó con cautela.

Brendon suspiró.

—No. Ya no. Hace un tiempo... pero ya no.

—Oh... Pero... tú me besaste —Repuso.

—Lo sé. Fue... un acto imprudente, aunque no me arrepiento —Se rascó la nuca nervioso. — Bueno, estarás cansado... Yo me voy a la ducha y después a dormir. Buenas noches —Sonrió.

—Buenas noches —Respondió Ryan con la cabeza gacha.

Brendon ignoró el gesto y se metió en su nueva habitación. Deshizo la maleta, y colgó la ropa en el armario. Se paró a pensar que todo era una gran locura antes de desnudarse y meterse en la ducha. Allí con el agua, siguió pensándolo. Luego se acordó de la cara de Ryan en coma, y un escalofrío le recorrió por completo. Cortó el agua, y enrollándose una toalla a la cintura, salió. Asomó la cabeza por la puerta y miró a la izquierda. Del cuarto de Ryan salían ruidos. Sonrió con tristeza.

Se puso los pantalones del pijama, sin camiseta, era agosto, y se sumergió en las sábanas. Llevaba más de un mes sin dormir en una cama de verdad. El colchón le era casi extraño, la cama que él había probado en esa casa era la de Ryan, más de una vez y más de dos. El sueño arremetió contra él sin apenas darse cuenta.

En lo que le pareció un segundo, pero en realidad fueron varias horas, alguien llamó a la puerta y le despertó.

—Lo siento —Dijo en un susurro Ryan.

—No pasa nada... ¿Qué quieres? —Respondió el moreno con voz soñolienta.

— ¿Puedo... dormir contigo? —Siguió susurrando.

— ¿Qué? Pero Ryan, esta es una cama de 90...

—Tengo miedo, Brendon.

Su voz estaba cortada, y eso bastó para que Brendon se incorporara y le hiciera hueco en el colchón. Ryan se tumbó en él. Era tan poquita cosa que cabían los dos y aún quedaba espacio. Aún así el mayor se refugió en el pecho desnudo del otro. Cerró los ojos. Brendon lo observó con la luz de una farola que entraba por la ventana abierta de par en par. Su rostro le recordó demasiadas cosas. Su cuerpo sabía cómo amoldarse a él. En medio de su pecho, un dolor extraño. Se durmió pronto y en sus sueños aparecía él.

Cuando despertó, era ya tarde. El sol hería sin piedad las formas de su cuerpo, y estaba solo en la cama.

Se levantó, aletargado, los músculos aún durmiendo y se desperezó, la cintura del pantalón cayendo más abajo de la cintura. Sin lavarse la cara salió de la habitación, en busca de Ryan.

—Ey, buenos días.

—Buenos días —Respondió apoyándose en la puerta de la cocina, sin fuerzas ni ganas para incorporarse totalmente. Estaba reventado. Abrió los ojos para poder enfocarle y hubo algo que no encajó. — ¿Qué es eso que llevas puesto?

—Lo único que encontré en mi armario que me gustó. ¿Por qué no tengo nada normal que ponerme?

—Por que eres raro, Ross. Pero eso es mío. Y yo no lo he traído.

—¿Es tuyo? Vaya, ¿te importa? Me queda bien de tamaño y eso. Estaba en el armario de mi habitación, no sé que hacía ahí...

Brendon dejó de escuchar. Parecía que él no era el único buen ex-novio...






—Está loca —Le murmuró al oído a Brendon.

—No está loca, sólo es canadiense. Dale una oportunidad, nos puede ayudar a recordar algo.

—Vamos, sé razonable. ¿Cómo nos va a ayudar?

—Haz el favor de poner de tu parte.

Ryan suspiró y volvió a prestarle su atención a la chica mona rubia que estaba sentado a lo indio en el sofá. Ni siquiera había notado el cuchicheo. Seguía y seguía hablando de cosas de una relación que no recordaba, y que de hecho, le parecía improbable. Porque, seamos razonables, pensaba, teniendo a Brendon, ¿qué persona en sus santos cabales saldría con ella? O con cualquier otra persona...

Allí había algo que se le escapaba, estaba seguro, y no era capaz de verlo. Miró a su izquierda y vio a Brendon concentrado en la historia que Keltie contaba. Deslizó suavemente su mano hasta que rozó sus dedos. Él respondió, sin mirar siquiera, encerrando sus dedos con los suyos.





—Ven —Le llamó.

Ryan acudió curioso. La habitación en un principio estaba destinada a ser un dormitorio, pero al no dársele uso, la había remodelado convirtiéndola en una biblioteca-sala de música. Había dos estanterías grandes, una con libros y otra con CD's y vinilos. También había un ordenador, un estéreo de muy buena calidad, un sofá grande y tres guitarras apoyadas contra la pared. Cuando estuvieron juntos, más de una vez Brendon y él habían pensado en hacer hueco para un piano de pared. Pero al final no hubo tiempo.

Brendon estaba delante de la estantería de discos, sacando unos y dejando otros, apilándolos sobre el estéreo. Sin hacer demasiado caso a Ryan, escogió uno y lo puso en el reproductor.

—Esta es la música que te gusta. El médico dijo que a lo mejor cosas de este estilo funcionaban.

Pulsó el play y la música empezó a sonar. Se sentó en el sofá y Ryan le siguió. Se dejó caer sobre su hombro, y Brendon se permitió pasar un dubitativo brazo sobre sus hombros. El mayor cerró los ojos, mientras el corazón de Brendon se aceleraba. De repente, la expresión en el rostro de Ryan se crispó.

— ¿Qué pasa?

—Recuerdo algo...

— ¿Sí? ¿En serio? —Exclamó entusiasmado Brendon. — ¿Qué es?

—Es... Bueno... Te recuerdo a ti.






—Quiero que me enseñes a tocar la guitarra.

Brendon levantó la mirada de la televisión.

— ¿Qué? ¿Yo a ti?

—Brendon, por favor —Suspiró Ryan.

—Ah, bueno, sí, claro. ¿Cuándo?

— ¿Ahora?

Brendon lo pensó un instante.

—Claro, vamos.

Apagó la televisión y se levantó. Fueron a la biblioteca y allí Ryan escogió una de las guitarras, la que era su favorita, y Brendon se preguntó si lo sabría o sería su subconsciente. Se sentaron los dos en el sofá, hombro con hombro, la guitarra sobre ellos.

—A ver... —Empezó Brendon. — Lo primero que tenemos que hacer es la colocación de las manos... Mira, así.

Cogió la guitarra y después se la pasó a Ryan. Pasó un brazo tras el suyo, cubriendo su mano y posicionándola bien, y con la otra igual. Cuando se dio cuenta, sus caras estaban a menos de milímetros de distancia y la respiración de Ryan se chocaba con la suya. Se le nubló el pensamiento un instante.

Fue guiándole por los distintos acordes, y tras eso empezó a tocar con sus manos una canción inocente.

—Eh, de esta me acuerdo... ¿No era la que estabas tocando cuando me desperté?

Brendon se quedó paralizado, y sin embargo, las manos debajo de las suyas, siguieron la canción sin perder o fallar una sola nota. Se apartó y le miró sorprendido, hasta que al final Ryan acabó, mirándole con una sonrisa inocente ante su mirada incrédula.

—No... no sé como lo he hecho... —Dijo con un hilo de voz.

El moreno le miró a los ojos. Si antes había perdido la capacidad de pensar, ahora era la de respirar. Sin darse cuenta, se adelantó un poco, mientras Ryan hacía lo propio, cerrando los ojos. Sus labios se encontraron sin mayor esfuerzo, besándose como si hubieran sido hechos el uno para el otro. Le encantaba el sabor de Ryan. Se separaron y suspiró con fuerza. Ryan le volvió a besar, y no quiso rechazarle. De hecho, en esos instantes se le antojaba una atrocidad.

¿Por qué había tardo tanto en hacer esto?






—Evoluciona favorablemente. Mejor de lo esperado. Este proceso podría durar años como mínimo, y el señor Ross lleva un ritmo increíble. Creo que esto tiene bastante que ver con su ayuda. Está haciendo un trabajo impresionante. Esto es todo lo que tengo que decirle, nos veremos la semana que viene para el chequeo. Hasta entonces —Hizo una pausa— Espero que todo les vaya bien. Esto es fuera de mis competencias... pero hacen ustedes una pareja perfecta.





—Ya es tarde, vamos a dormir —Dijo Brendon, cuando Ryan dejó libre su boca para bajar sus labios por su cuello.

—No. —Se quejó.

—Vamos, Ryan. —Intentó incorporarse.

—Está bien. Podemos ir a la cama... pero no quiero dormir —Le miró maliciosamente, y entonces Brendon entendió. — ¿Te parece bien? —Dijo antes de volver a pasar su lengua por su cuello hasta morder el lóbulo de su oreja. Aquello era más de lo que Brendon podía resistir y Ryan lo sabía.

—Un día me vas a matar, Ross —Accedió, levantándose, intentando no hacer caso al bulto que había empezado a crecer por cuenta propia en su entrepierna.

Se dirigieron a la habitación de Ryan, cogidos de la mano, entre besos y nervios en la boca del estómago. No es que fuera la primera vez, ni mucho menos, pero lo parecía.

Se tumbaron en la cama y Ryan se abalanzó contra él, poniendo su cuerpo encima, abriendo los botones de la camisa de Brendon y trazando un camino descendente de besos y saliva, soplando sobre ella para hacer que el cuerpo bajo el suyo se estremeciera. Brendon se terminó de quitar la camisa y la arrojó a algún punto indefinido de la habitación, mientras Ryan ya iba por debajo de su ombligo, y sus manos se movían para desabrochar su pantalón. Justo entonces se paró.

—Hay un problema, Brendon... —Él le miró, tragando saliva, incapaz de articular palabra. — Es que... En fin... Me tienes que enseñar —Rió.

Brendon también rió. — ¿En serio no sabes...? —Ryan negó sonriendo abiertamente. — Entonces déjame a mí...

Ryan se incorporó y atrapó su boca con la suya, y sin necesidad de separarse, Brendon le fue desnudando poco a poco, entreteniéndose en tocar cada trozo de su piel que se quedaba al descubierto. Al fin cayó la ropa interior y Brendon separó sus labios, guiñándole un ojo y perdiendo su cabeza en su estómago, bajando cada vez más. Ryan se tumbó, su cabeza sobre la almohada una sonrisa nerviosa e inocente aún en su cara.

Brendon bajó un poco más, colocando una mano en la base de la zona más íntima de Ryan, y antes de dudarlo o arrepentirse, se la metió en la boca. Ese sí que era un sabor que hacía tiempo que no probaba. Ryan se curvó bajo él, las manos aferradas a la sábana. Brendon sabía lo que hacía, y siguió recorriendo, de arriba a abajo, o dando vueltas con la lengua por la punta, todo el miembro de Ryan. Le podía oír, y solo ese sonido le recordaba tantas cosas que le costaba concentrarse. Siguió lamiendo hasta, que sin previo aviso, Ryan se corrió en su boca. Se atragantó un poco y se tragó gran parte del semen. Ryan yacía como sin vida, los ojos cerrados y el pelo sudoroso. Brendon se puso a su altura y le besó.

—Ey... Sabes a mí.

—Gírate —Le susurró Brendon. Ryan se apresuró a hacerle caso, y pronto unos dedos se deslizaban por toda su columna hasta el fin de su espalda. Brendon abrió el cajón de la mesita de noche y sacó el lubricante y un condón.

—No sabía que eso estaba ahí —Dijo Ryan, mirándole con curiosidad. — ¿Qué vas a hacerme?

Brendon no respondió. Sólo abrió el tubo y extendió el frío fluido por sus dedos. Entonces, todo lo lentamente que pudo, lo llevó a la entrada de Ryan y presionó. Pudo notar el inmediato rechazo que su cuerpo hacía, y subió la otra mano hasta su espalda, masajeándola para que se relajara. Surgió efecto e introdujo otro dedo, haciéndose hueco, llegando un poco más al fondo hasta que... ahí estaba. Ryan gimió de placer. Introdujo otro dedo, y otra vez llegó hasta ese punto.

—Date la vuelta, quiero poder mirarte a la cara... —Siguió susurrando. Ryan se dio la vuelta y Brendon le colocó las piernas sobre sus hombros. — Esto te va a doler un poco.

Se puso el condón y extendió el lubricante. Luego, lentamente, entró en el cuerpo de Ryan. No era su primera vez, por lo que su cuerpo estaba más acostumbrado a la sensación y no tardó mucho en acostumbrarse a Brendon en su interior. Para su sorpresa, Ryan empezó a reír. Lentamente, mientras Brendon le hacía el amor, de su garganta emergían pequeños gemidos y risas suaves.

—Se me había olvidado... —Dijo Brendon.

— ¿El qué?

—Que te reías cuando hacíamos el amor. Es de los mejores sonidos que he escuchado jamás.

Se inclinó para besarle, ahogando ambos un gemido, intentando mantener un ritmo, y conteniéndose para que aquello no acabase. Pero acabó, en una marea blanca desparramada por sus cuerpos y las sábanas que no se molestaron en limpiar. Brendon salió de él, se quitó el condón y se tumbó a su lado, besándole.

—La mayoría de hombres solo gritan y gimen sin sentido. Tú eras especial, era de las cosas que más me gustaba de ti —Le dijo mirándole con cariño a los ojos.

— ¿Por qué lo dices en pasado?

—Dejaste de hacerlo... Un día... Ya no estabas tan contento... Yo no conseguía hacerte feliz...

— ¿Por qué cortamos, Brendon?

—Dejaste de quererme —Repuso simplemente.

— ¿Cómo pude hacerlo?

Brendon se encogió de hombros.

—Lo hiciste. Hace... medio año o así, me dijiste que ya no me querías más, que ya no querías estar con alguien como yo... y se acabó.

Ryan se mordió el labio y se apresuró a besarle.

—Lo que sea. Ahora estoy aquí, ¿vale? —Brendon asintió. — Cuéntame nuestra historia.