viernes, 19 de marzo de 2010

"Amnesia"

Autor: Hada Azul
Clasificación: General.
Género: Drama, Romance, Tragedia.




"Amnesia"

Segunda parte.
Would you lie with me and just forget the world?

Ultima parte


Se despertó a solas en la cama. Rascándose la cabeza, el pelo aún más revuelto de lo que lo había dejado Ryan la noche de antes, los ojos pegados y el cerebro aún durmiendo, Brendon salió al salón y se tiró encima del único sofá ocupado y de su ocupante, con toda la intención de volver a dormir.

Ryan rió, el té de su taza a punto de volcarse y empezó a mimar a Brendon, como si de un niño pequeño se tratase.

—Buenos días.

—Umpf.

—He vuelto a recordar algo —Dijo en un susurro.

El moreno se dio la vuelta en su regazo para mirarle, interrogante.

—Bueno... es... quiero decir —Titubeó, el carmín de sus mejillas aumentando gradualmente. — Fue... cuando perdí la virginidad. Contigo.

—Oh... —Dijo Brendon en un color aún más encendido.








El teléfono sonó dos veces antes de que lo cogieran al otro lado de la linea.

— ¡Ey! Hola, ¿qué tal?

—Ahí vamos. ¿Cómo estáis Ryan y tú?

—Pues... genial. Es como un sueño. Él está recordando, poco a poco, pero lo hace. Y juntos... nos va estupendamente.

— ¿Juntos?

—Umm... bueno, sí... La semana pasada me besó, y anoche nos acostamos, y no sé, todo parece ir como debe ir.

—Ten cuidado. Estás demasiado ilusionado. ¿Qué pasa si cambia de idea?

—No lo va a hacer.

— ¿Cómo lo sabes?

—Confío en él.

—La última vez también.

Silencio.

—Solo me preocupa que te vuelva a hacer daño, como antes. No quiero estar a punto de perderte otra vez. Tú... tú no te dabas cuenta, pero cuando te dejó... fue como si estuvieras muerto. No quiero que te pase otra vez.

—No te preocupes, no pasará.

Colgó.






Ryan estaba tocando la guitarra en la sala de música, la puerta cerrada, aislado del resto del mundo. De Brendon. No le había dirigido la palabra en todo el día, y él no quería preocuparse, pero las palabras de Pete pensaban en su cabeza. No quería imaginar que el amor de su vida hubiera vuelto a cambiar de opinión.

Desde hacía unos cuantos días había estado comportándose así. Había empezado a ser lo que era antes del coma. Menos comunicativo, más encerrado en si mismo, menos palabras, menos besos, menos Ryan. Le daba miedo, no sabía lo que significaba y no quería averiguarlo.

Esa mañana sólo le había mirado con esa expresión vacía que tenía los últimos días. Ni una sonrisa, ni un beso, ni un buenos días. Había pasado de ser un niño infantil y cariñoso a un adulto depresivo y bohemio.

Brendon sabía que algo iba mal, y le daba mucho miedo el preguntar el qué.

Las notas de la guitarra se apagaron y no empezaron otras. Sin nada que hacer, Brendon se apoyó sobre la puerta cerrada, una lágrima estúpida rodando por su mejilla. Al otro lado, Ryan sentado en el suelo, abrazaba la guitarra con la cabeza agachada sobre ella. Al alzarla, el sol hizo brillar sus ojos húmedos y su gesto roto.




Brendon no pudo aguantarlo más. Buscó su maleta que había abandonado sobre el armario dos meses atrás, y abriéndola, empezó a meter ropa en ella sin preocuparse por la organización o la cantidad. No había llamado a nadie, Ryan ni siquiera lo sabía. Llevaba más de un día sin verle, cuando la noche anterior al ir a acostarse se encontró la puerta del dormitorio cerrada.

Cerró la maleta no sin esfuerzo, en parte por la fina capa de agua que empañaba su vista. La puso de pie y la sacó al pasillo. Las ruedas chirriaron sobre el parqué. Pensó si entrar o no a la sala de música donde Ryan se había encerrado, pero antes de decidir nada, la puerta se abrió y un apurado Ryan apareció en ella. Una rápida mirada a la maleta y a Brendon le hizo darse cuenta de la situación.

— ¿Qué haces?

—Me... voy —Susurró Brendon, la voz cortada. — Me voy —Repitió con más fuerza, mirándole a la cara, notando como se rompía su corazón.

— ¿Por qué?

—No tiene sentido... que me quede aquí. Tú ya no me necesitas. Has vuelto... a ser lo que eras... y yo... yo... yo no pinto nada en tu vida —Se le escapó.

Esperó a que Ryan reaccionara, pero no lo hizo, así que asiéndose a la maleta, se encaminó a la puerta. Detrás de él, el muchacho agachó la cabeza y también se dio la vuelta, posando una mano sobre el pomo de la puerta.

Brendon se paró a un paso de la puerta.

— ¿No... vas a hacer nada? - preguntó sin volverse.

Silencio.

—No te vayas —Susurró Ryan, casi inaudible, sin volverse tampoco, sin abandonar su posición. — No te vayas, no te vayas, no te vayas —Las palabras se mezclaban las unas con las otras, mientras aumentaba el volumen. - No te vayas, notevayas,notevayas,notevayas. No... No te vayas.

— ¿Por qué? —Preguntó Brendon con el corazón en un puño.

—Porque tengo miedo.

— ¿A qué?

—A quererte —Confesó. - A amarte. A quererte más que a nada. A que me importes más que yo. A sentir que si me faltas, me falta el aire.

Brendon soltó una pequeña risa.

—Es irónico. Así es como me siento yo.

—Y yo.

—No juegues más conmigo. Por favor. Duele. —Abrió la puerta y salió.


Ryan corrió tras de él y le alcanzó antes de que llegara al ascensor.

—No te vayas —Fue lo único que dijo, su gesto aterrado, roto.

— ¿Por qué? —Volvió a preguntar Brendon, sin llorar, sin perder la voz.

—Porque te quiero. Te quiero. Y es verdad. Te quiero cómo siempre te he querido, que es lo más que puedo querer a alguien. Porque eres la única verdad que conozco, y te quiero. Y antes también te quería. Y cuando te dije que ya no te amaba, mentía.

—Entonces, ¿por qué? ¿Por qué lo hicisteis? ¿Por qué me has dejado irme?

—Porque estoy perdido. Porque he recordado. He recordado todo lo que te he hecho, y sé que te mereces a alguien mejor, y quería que encontrases a ese alguien, porque yo te he hecho daño, y... soy un egoísta, y por eso me miento a mí mismo y me digo que no te quiero, y lo único que sé es que...

Brendon cortó su respuesta, ese balbuceo que le dolía. Le besó para acallar sus palabras, y al apoyar su cara en la suya, se dio cuenta de que algo le mojaba las mejillas, y entonces lloró también, solo para sonreír como un idiota porque eran los de Ryan los brazos que le abrazaban.

—Que no puedo vivir sin ti —Terminó la frase contra sus labios.

—No existe en el mundo alguien a quién pueda querer más que a ti. Puede que me hayas hecho daño, pero si no he podido salir adelante, es quizás no solo porque soy un perdedor, si no porque... eres el único para mí.

—Quédate conmigo. Para siempre. —Pidió mientras le volvía a besar.

Brendon asintió en mitad del beso.

—Cásate conmigo.

No hay comentarios: