Clasificación: General (lease bajo su propio riesgo [N/A])
Género: Drama, Romance.
"Travel to the moon"
Capitulo 12
Capitulo 12
Siempre había tenido problemas para dormir pero esa noche en especial no pude.
Estaba tendido en la cama mirando moverse las aspas de aquel ventilador desgastado sin querer profundizar demasiado en ninguno de los tantos pensamientos que inundaban mi mente.
La enfermera había acudido a quitarme la silla de ruedas y ahora podía moverme a mis anchas, pero, no quería, lidiaba con algo mucho más grande que un par de piernas débiles.
Totalmente absorto pase toda la noche parpadeando con pesadez.
A las 5 de la mañana apenas seguro de que Bren no estaría despierto empecé a vaciar la cajonera donde estaba mi ropa.
La inquietud de que Brendon durmiera en el cuarto contiguo al mío no tenía precedentes, estaba cansado, desesperado y de malas.
Quizás era una de las maneras más cobardes de actuar pero necesitaba estar alejado de Brendon ya que en cuanto pensaba en sus besos, en sus palabras; las piernas se me hacían de goma y tenía una fuerte lucha interna conmigo mismo.
Necesitaba analizar fríamente lo que había pasado aunque una oración que se adecuaría mas seria “poder seguir ignorando lo que había afrontado la noche anterior”. Aun así conservaba una ligera esperanza de que una vez alejado de él pudiera ver las cosas con más claridad…
Termine de empacar mis cosas y las deje en el pasillo, que estaba junto a la puerta principal de la cabaña, y tras quedarme parado unos minutos en la puerta de su cuarto entre asegurándome que aunque lo anhelara no podría abandonarle.
Respire profundamente oliendo su loción natural que estaba impregnada en toda su habitación y me dedique a quedarme en el marco de la puerta a envidiar la tranquilidad con la que pendía sobre el colchón.
Un buen rato transcurrió antes de que dejara de verlo, me moví rápidamente al otro lado de la habitación para tomar mi guitarra y deje una nota que había echo en la sala.
La nota solo decía 3 simples palabras que significaban demasiado, que eran una promesa con él y conmigo…
Mientras manejaba el único lugar congruente donde se me ocurría esconderme, porque eso era lo que estaba haciendo, era en mi casa pero sabía que sin esfuerzo alguno me encontrarían allí.
Cuando llegue me vi obligado a sacar cajas de cartón del porche y metí en ellas cada una de mis cosas.
Los muebles se quedarían, aun no sabia si vendería la casa, quizás no lo hiciera pero lo que si sabia es que ya no quería seguir ni en Las Vegas ni en esa casa.
Estaba decidido a mantener mi mente ocupada así que acomode casi analfabéticamente y por gustos mis pertenencias…
… Clave mi mano en la pared haciendo un estrepitoso eco en la casa semivacía cuando solo después de tres miserables horas ya no tenia absolutamente nada que empacar.
Me tire al sillón y no de muy buena gana tome mi guitarra.
Mire el reloj, apenas eran las ocho de la mañana.
— ¡Joder! —gemí malhumoradamente, tirando el instrumento lejos de mi y del sillón
Tome mi cartera, las llaves de mi casa y salí de ahí.
Camine hasta que mis piernas dejaron de responderme puesto que llevaba horas “observando” las nada seguras calles de las Vegas.
Seguí caminando, forzándome un poco, y me detuve en un distribuidor de automóviles.
—Buenas tardes ¿puedo servirle en algo? —pregunto amablemente el vendedor
No le veía nada de bueno a esa tarde pero le regrese el saludo.
— ¿Qué tal esa camioneta? —le dije señalando un grande, blanco y lujoso vehículo
—Puede probarla si usted gusta
—Bien—dije subiéndome al automóvil pensando en que necesitaba una así de espaciosa para transportar las miles de cajas que tenia en la puerta de mi casa esperando por irse a donde fuere mi destino.
Dos horas después una igual era completamente mía.
Me dirigí directamente a mi hogar metiendo todas las cosas, escondí los asientos y acomode todas las cajas de cartón en la parte de atrás.
Una vez hecho todo me dispuse a manejar rumbo a Los Ángeles escuchando a todo volumen un disco de “Queen”.
Llegue sin ningún contratiempo y me fui siguiendo los letreros verdes y alumbrados que llevaban al centro.
4 días después estaba frente a la casa de Brendon, podía oler algún pastel recién horneado y escuchar una melodía de Elvis Presley, muy seguramente sus padres estaba ahí.
Me quede estático en la puerta, sudando frio y temblando pero al fin toque el timbre y espere a que abrieran.
—Ryan, que gusto volver a verte, pasa—saludo la Sra. Urie mientras me tomaba de la mano y me introducía a su alegre sala—Brendon no está pero no tarda mucho en llegar… ¿me acompañas a la cocina?
—no quiero causar molestias, si no está puedo pasar a verlo otro día
—Tonterías—me miro el cabello—bonito corte
—gracias, ya me había fastidiado de mi larga melena
—si, lo creo… Brendon me estuvo contando que les restan algunos meses para terminar la gira
—ah, si, creo que es hora de pensar en…
— ¡ma! —Grito Bren— ¡ya llegue, Audrey se quedara a cenar con nosotros!
Me puse considerablemente más nervioso de lo que ya estaba cuando olí su loción detrás de mi silla y cuando escuche su respiración…
—Regresaste—dijo con un hilo de voz, me gire con una ancha sonrisa
—te dije que lo haría
—yo… pensé que tu… estoy confundido—miro el suelo mientras su mamá tomaba unos platos de la alacena
—Ryan te quedaras a cenar con nosotros—prefería decir “no gracias” la idea de cenar con la novia de Brendon no me apetecía y bien sabido era que ella y yo simplemente nunca nos habíamos soportado pero su madre no lo pregunto, era una absoluta certeza y salió sin permitirme contestar
—tu cabello… te lo cortaste…
—estamos de acuerdo a que no vine a hablar de mi cabello ¿cierto?
—Lo sé—se recargo en el lavabo— ¿y bien?
—quiero que te mudes conmigo a Los Ángeles, en unos días me dan mi casa… es divertido, ya veras…
Me miro con los ojos casi saliéndose de sus cuencas, sacudió su cabeza.
—Ry yo…em… no sé… ¿puedo pensarlo?
—oh, por supuesto, tomate el tiempo que necesites
— ¡Brenny! —chillo Audrey, cuando me miro se quedo pasmada— ¿Qué haces tu aquí?
—visito a mi amigo, no sabia que eras dueño de él, realmente lo siento, no volveré a contactarlo solo porque tu no gustas
—No seas grosero—me dijo Bren, lo mire agudamente
—no me disculpare
Me levante de la silla saliendo con la sensación de haber actuado como un idiota celoso, cuando ese no era caso, era solo que Audrey siempre sabia como sacarme de mis tristes y nada resistentes casillas…
Dos horas después de incomodidad me despedía de la familia de Brendon, sentía que sobraba y era demasiado para mi aguantar como Audrey se le enredaba a Bren y a él parecía no molestarle.
Era fastidioso ver toda esa escena, no porque no fuera sincero lo que sintieran si no que yo me sentía totalmente fuera de lugar, en el fondo sentía que la decisión que había tomado era la incorrecta y sentía que necesitaba a una dama para ser feliz.
Sabia que me estaba arriesgando y quizás mas de lo de la cuenta.
— ¡Ryan! —Me grito Brendon dejando a Audrey en la entrada de su casa, camino hasta mi vehículo— ¿ese carro es tuyo?
—luego te contare… ¿Qué pasa?
—em… no sé como decirte esto…—volteo a ver a Audrey, suspiro melancólicamente y me clavo su dulce mirada—sobre lo que me preguntaste… lo repase mucho… pero… ya tengo una respuesta
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