domingo, 25 de abril de 2010

"Travel to the moon" 27/36

Autor: Abril
Clasificación: General (lease bajo su propio riesgo [N/A])
Género: Drama, Romance.




"Travel to the moon"
Capitulo 27


Deje mi automóvil en un estacionamiento a unas cuadras de la fiesta y camine con Alex hacia la casa mientras escuchaba lo asombroso que era mi automóvil, le había concedido que el manejara así que con mas razón las maravillas nunca cesaron.
Al llegar al lugar la música sonaba desde una cuadra antes, se veía una gran multitud de autos estacionados, algunos individuos transcurrían por las calles, afuera de la casa se veían algunas personas y por las persianas corridas se veía a otras más bailando.
—tenias razón… no notaran mi presencia…
Al entrar entre empujones Alex corrió a saludar a su amigo, que enseguida me presento, el nombre igual lo había olvidado pero era un tipo bastante agradable.
Nos adentramos más a la casa mientras yo miraba la multitud que aunque exagerada, me había parecido cómoda, era un contraste extremo pero bienvenido.
—Vengan—dijo el tipo al guiarnos escaleras abajo rumbo al sótano y sonrió—aquí hacemos cosas más serias…
Alex sonrió con complicidad, yo no entendí hasta que abrió la puerta…
… Era como si fuera una habitación alterna, mucho mejor que cualquier otra parte de la casa, donde en el techo colgaba una esfera de Luz Neón y había bastante gente ahí para ser “privado”, varias personas se acercaron a saludar a Alex y yo me perdí entre la multitud.
En el fondo, junto al estéreo, había un mini bar, me serví lo primero que encontré, un poco de Tequila Don Julio, me lo tome seco, luego me serví otro trago y lo condense.
—tu eres el amigo de Alex—afirmó una mujer a mis espaldas, gire antes de darme el valor de tener que convivir, la cosa de haber venido a la fiesta había sido distraerme, no buscar amigos.
La mujer frente a mi era una castaña bastante alta, blanca en algún tiempo porque ahora presentaba un color dorado por el bronceado superficial, esas porquerías causaban cáncer, pero no dije nada.
—Soy Nathalie, puedes decirme Nat—me dio un enérgico beso en la mejilla.
—Ryan—le dije con pesadumbre, mire hacia atrás, escuche la música, propiciaba querer bailar y eso es lo que quería— ¿bailas?
—bailo, salto, brinco, muerdo, lo que tu quieras cariño
Sonreí.
—gracias, pero solo quiero bailar…

El tiempo había pasado, los presentes habían disminuido en gran medida pero seguramente aun persistía la mitad, yo estaba cansado, había bailado demasiado… la tipa me había bailado demasiado por no decir que lo que había hecho fue restregar su cuerpo con el mío.
—Vamos a sentarnos—le dije—quiero un poco de alcohol
Ella sonrió y me tomo de la mano mientras me guiaba al mini bar.
Servimos nuestras bebidas y platicamos, la tipa era una completa tonta, platicas superficiales que en realidad no me interesaban pero asentía como quien siguiera la platica.
Quería que se callara o escaparme, quizás hasta con este cansancio soportaría seguir bailando pero no podía seguir siendo parte de esa plática tan estúpida e inconcebible.
— (…) digo que eso es tonto, solo son uñas ¿no?
—oye Nat, tengo que ir a ver a Alex, no trajo su auto y me ofrecí a llevarlo a casa—me miro, vi que estaba apunto de retenerme, así que agregué—en cuanto lo encuentre y le avise por donde ando, me regreso
—entonces te espero
Asentí dándome la vuelta con mi quinceavo vaso de alcohol, camine y no tarde mucho en encontrarlo, estaba sentado en un sillón junto a varios tipos.
—es tarde, creo que me voy…
—Quédate un rato, quiero que pruebes algo…—acerco una charola de plata a mi periférica visual, brillaban unas rallas que se veían moradas.
Lo mire, entre dudoso e inquieto.
—no, yo paso
—solo pruébala, si no te late, no te vuelvo a ofrecer
—Es de la buena—añadió alguien, los mire a ambos
—dudo
—Estamos tomados, más no ebrios… vamos—me dijo Alex acercándome la charola
—no, enserio, no se me antoja
—Mira—comenzó alguien que estaba frente a mi—yo venia asqueado de tanto problema y cuando la probé, dios, que no se siente nada igual, tus problemas son minúsculos
—igual, no, gracias, de verdad
—Mira, no te hagas el persinado—me dijo cansinamente Alex, yo me le quede mirando—vi los frascos de valium que llevas en la guantera ¿crees que esas son chicles o qué?
— Lo que sea y lo que yo haga con esos medicamentos es mi problema—le conteste con el mismo tono con el que él me hablo.
Alex me miro, entre severo y tranquilo.
—Entonces, una raya, si no te gusta, no te vuelvo a insistir pero amigo, estas son cosas que tienes que probar al menos una vez en tu vida…
No es que ese argumento sonara convincente, de hecho, era bastante deficiente pero quería intentar algo nuevo y se presentaba frente a mí con tanta simpleza que seguramente era una mala broma.
—asumo que no vas a dejarme hasta que lo haga, ¿cierto?
—lo sabes, además, si no te gusta lo dejas y regresas a tus pastillitas —bufe, haciendo volar mi flequillo, me quede mirando alrededor, Nat ahora estaba con nosotros, esperando ansiosa que inhalara
— ¿Qué esperan?
—que lo hagas tu primero… entonces ¿pruebas?
Mire el plato brillando con tanta intensidad como si me incitara… bueno, cualquier cosa era mejor a como estaba.
—bien, pásamelo…
Él sonrió estirándome el trasto.
Vacile al estar a unos milímetros de la cocaína, respire, acerque la tarjeta que me habían dado al polvo, jale la línea y a continuación sentí un estallido, un gruesa lágrima saliendo de mi ojo, la nariz como un nudo que termino por ceder.
Agite mi cabeza, confundido, todo me parecía lento, súper lento, la música, los colores, todos saltando, todos dando piruetas, tranquilo y rápido, un tipo a mi lado abriendo una cajita, colocando más polvo sobre la charola de plata, tarjetas raspando, inhalaciones…
Todo daba vueltas como si estuvieran detenidos por el mismo canal, sin escapatoria, el disco rayado y el estéreo a punto de explotar, yo asustado, más asustado que la mi3rd4… fascinado a mil.
Nathalie estaba a mi lado, con la cabeza apuntando hacia arriba y con una mano en el tabique de la nariz, seguramente esperando que el polvo cediera.
Me levante tomándole la mano.
—Quiero seguir bailando—le dije, ella me besó en la comisura de los labios y se levanto, la seguí…
El tiempo había avanzado casi con indiscreción y yo estaba bastante inquieto mientras ella se bajaba al suelo y acariciaba con premura mis piernas, la levante de un tirón y la gire, bailando tras de ella, con su espalda pegada en mi pecho, notando como me seducía al propósito pero me dio igual, es lo que ella quería… lo que yo quería así que enrede mi brazo en su cintura y la pegue lo más que pude a mi susurrándole que fuéramos a un lugar más discreto, ella asintió.
Tome 2 tragos antes de salir del lugar con ella y subimos a una pieza.
En la recamara, al fondo, junto a un closet había un viejo tocadiscos, buscó algo hasta que encontró un disco de acetatos y lo colocó.
En el ambiente había un olor a marihuana que quemaba, que ardía, que dañaba… que me agradaba… el olor a marihuana que lo impregnaba todo.
Nat puso un disco de Pink Floyd, Money era la canción que canturreaba mientras la habitación se llenaba de esa onda entre depresiva y drogo de los Pink, muy acorde con el ambiente.
Se subió a la cama mientras bailaba lentamente a la par que se quitaba sus prendas muy exquisitamente.
Sentado en el sillón la observaba con calma, con ese mismo baile tan lento y elegante caminó hacia mí, empezó a desabrochar mi camisa, descubrió mi pecho e inició a acariciarme el torso.
La tomé de la cintura y la senté en mis piernas mientras ella se abrazaba a mi cadera y me besaba con una ferocidad impecable.
La sujeté del cuello con una mano, cargándola hasta la cama, nos quedamos a medio camino, tirándonos al suelo, besándonos con desesperación, todo lucia rápido y más y más y más…
… la canción ya no tenía sentido a mis oídos…

miércoles, 21 de abril de 2010

"Travel to the moon" 26/36

Autor: Abril
Clasificación: General (lease bajo su propio riesgo [N/A])
Género: Drama, Romance.




"Travel to the moon"
Capitulo 26


Este era el plan, quería quitármelo de la cabeza, quería sentir unas manos suaves y delgadas recorriendo mi cuerpo para que borraran sus caricias y todo lo que me había hecho.
— ¡Hum… Ryan! —gemía una tipa bastante tirable mientras yo la besaba con más intensidad de la que recordaba haber usado los últimos días y es que quería borrar cualquier vestigio de la saliva de Brendon, de sus estúpidos besos y de sus jadeos en mi mente.
— ¡oh… si… Ryan!—gritaba
Suponía que estaba luchando por una partida perdida pero al fin y al cabo, tenía que luchar por algo.
— ¡oh…! —escuchaba mientras me enterraban una decena de uñas en la espalda, sentí su cuerpo contraerse bajo mi piel pero no me importo, aun no había logrado olvidar sus palabras que resonaban en mi cabeza así que solo le puse mas empeño…
… Saque una gran cantidad de aire y termine tirado boca arriba con seguramente una espalda llena de rasguños, aun no descifraba si lo que corría de mi espalda era sudor, sangre o una variación de ambas, pero bueno, ¿a quien le interesaba? Bueno, definitivamente no a Brendon…

—Ya te entendí Spencer, deja de repetírmelo—me quejaba apretando notas musicales al azar.
—Pues parece que no me haces caso—dijo entre dientes, lo mire enojado
— ¿y tu quien eres? ¿Su vocero? Algún día tendrá que ensayar con nosotros—comente mordazmente harto de que Brendon se deslindara de toda responsabilidad con la banda y quisiera ensayar pero sin que yo estuviera presente, ese era un juego estúpido y exasperante (como si mis ganas de tratar con él fueran mayores) pero me resignaba porque deberes eran deberes. Cuando llegaba a coincidir en su horario lo único que me merecía era un saludo, muy cordial, que prefería que ni me dirigiera y tras mis negativas de responderle lo dejo de hacer.
—No, seguí tu consejo de buscarme otro amigo—me respondió rojo de enojo—además, deberías de dejar de presionarlo si no quiere hablar contigo
— ¡no estoy tratando que hable conmigo! ¡Quiero un poco de seriedad en lo que hacemos! —le grite aventando la guitarra lejos de mi vista
—hey, basta—interrumpió Jon que había permanecido en silencio
Yo me les quede mirando a los dos con furia y jale mi cuadernillo.
— ¡Cielo, déjame en paz, ellos están adentro!
Volteé hacia la ventana, como me chocaban esos tipos de la disquera que decidían traer a su idiota noviecita para conocer a tipos que trabajaran en ella, respire, si no me equivocaba, nosotros éramos la única banda que ensayaría ese día.
De pronto la puerta se abrió y encontré a una mujer pegada en la pared, con las manos arriba y con… un Brendon encima de ella, aprisionándola entre la pared y su cuerpo, besándola con una vehemencia impecable.
Jon miro hacia mi dirección porque en cuanto los vi solté un “¡oh!” lastimero y sonoro que seguro él escucho, tosió fuerte provocando que Brendon reaccionara, se separo de ella con un rostro de sorpresa.
—No puede ser—dije levantándome del asiento, jale mi guitarra y mi libreta.
—Ryan, ¿A dónde vas? ¿No ensayaríamos hoy?
—No, no lo haremos—le conteste pasándome de largo y empujando sin querer a la acaramelada pareja de la puerta
— ¡oye! —se quejo la mujer esperando que le pidiera disculpas
—Estorbabas—le dije y seguí con mi camino
— ¡Espera! —Escuche cuando iba tomando el elevador— ¡Ryan!
Lo ignore, ni ganas ni esfuerzo tenia de querer verlo y es que al fin y al cabo no importaba nada de lo que sintiera por él porque mami había terminado ganando.
—Idiota hijo de mami—me queje en un tono que él escucho
— ¡no hagas eso! —me grito
— ¿¡hacer qué?! —pregunte a la defensiva
— ¡esto! ¡Tú terminaste con lo que teníamos!
— ¿¡yo?! ¡Eres un estúpido si consideras que permanecer 10 minutos tocando fuera de tu casa es terminar con esto!
Me detuvo del brazo antes de subir al elevador, voltee a verle, porque no me podía negar completamente, y vi su rostro culpable e inquieto.
—Ryan tu solo tenias que…
Lo avente contra la pared, no quería escuchar su basura, no lo quería cerca de mí, no quería que sus manos pegajosas y sudadas me tocaran y quería lo más lejos posible su dolor fingido…



Me levante, comenzaba a pensar demasiado, a darle muchas vueltas al asunto, empezaba a ponerme ansioso, a querer volver a tirármela así que mejor me levante y fui al baño.
Tire todo lo que había detrás del espejo donde solía ver lo apuesto que me estaba poniendo, mi cabello inusualmente cuidado creciendo y yo negándome a cortármelo.
Al fin encontré algo que estaba en el fondo, seria importante saber como había llegado hasta ahí pero mejor lo deje pasar.
Abrí el frasco con manos temblorosas y tire 3 pastillas de valium en mi palma extendida, lo repase cosa de segundos, mis manos empezaban a titiritar insoportablemente, y sin pensármela más, solo me las tome…


Si en algún momento había tenido ganas de esconderme de mis amigos, de encerrarme en un cuarto, de estar solo, este era el momento y es que no tenia ganas de ver a nadie, solo quería tiempo para procesarlo, para procesarlo de verdad, y para que esta constante y no grata punzada en el pecho hiciera su desaparición por completo.
Todo el día un tocadiscos cantaba para evitar que pudiera divagar demasiado en mis pensamientos, en esos que decían que había perdido mi dignidad, de esos que gritaban que era un estúpido perdedor, así que mejor canturreaba disco tras disco y es que eso era una verdadera fuente energética para sumir mis pensamientos.
Cuando la música dejaba de distraerme lo necesario, leía (esto era la mayor parte del día) y en cuando estaba suficientemente agotado para leer empezaba a hacerle arreglos a aquella vieja habitación de Brendon.
En un tiempo, de haber tenido ganas de salir a la calle, ese hubiera sido un excelente estudio.
Al dormir dejaba la televisión prendida, comía con televisión y radios juntos y, aun así, me sentía solo, desecho y bastante triste.
Cierto que me agradaba estar solo pero termine por darme cuenta que si seguía así un buen día el tiempo que me dedicaba me hartaría, terminaría asqueado y enfermado de mi propia compañía.
Al fin di por acabado el trabajo del tocadiscos tras 2 semanas de dejarlo encendido, me instale en una frac café, unas botas, unos vaqueros arena con una camisa blanca y salí….
Lo primero que vi fue mi auto, me enfermo verlo, no quería hacer cómplice de mi vida ni un día mas a ese viejo cacharro (que de viejo no tenia nada) así que se iría como todo lo que estaba yéndose por la borda, estaba dispuesto a ello, lo había adquirido cuando decidí quedarme con Brendon y ahora se iba junto con él.
Me subí y fui directo a venderlo, dejarlo en esa concesionario no me creo ningún tipo de conflicto, excepto uno, si se lo hubiera vendido a una fan hubiera ganado más dinero del que me dieron. Igual, no alcanzaría para el que tenía pensado y tampoco me viraba andar a pie.
Termine comprando un lamborghini murciélago, bastante caro pero practico.
Estaba en la intersección de regreso a casa o al centro. Opte por la segunda, hacia falta comida por si es que me regresaba la depresión de quererme quedar estancado en esa casa.

En el supermercado vi a Alex (compañero de disquera) a unos pasillos delante de mí, hace bastante que no lo veía y me detuve a saludarlo.
— ¡Ryan! —grito cuando me vio y corrió a estrecharme con una fuerza casi asfixiante que era combinada con una ímpetu inconcebible. Era difícil creer que alguien se alegrara tanto de verme, me levanto un poco el ánimo— ¿Cómo haz estado?
—em… bastante bien ¿y a ti? ¿Cómo va la banda?
—bien aunque decidimos que Phantom Planet se tomaría un descanso
—oh…—dije, no tenia ni idea de que decir
—oye, voy a ir con unos amigos, te invito, se va a poner loco
Inspeccione el carrito que resguardaba y encontré varias botellas de alcohol, por no decir que era un carrito lleno de bebida.
—realmente no quiero importunar
—Ah, para nada, el de la casa es un buen amigo mío, ni se dará cuenta de cuanta gente a sido invitada—hice una mueca, ¿gente? ¿Multitud después de todo esto? —Por Dios Ryan, no te hagas del rogar, te estoy invitando.
La multitud no me parecía, nunca me había parecido del todo, pero igual necesitaba distracción, empezaba a aburrirme de mi mismo.
—Vale, voy, pero me guías, traje mi carro.

— ¡dime que no estoy viendo un lamborgini! —Grito Alex, mire hacia su dirección—esos cuestan unos cuantos millones, algún día me comprare uno de esos... ¿Dónde esta tu carro?
Me sentí demasiado incomodo conforme nos acercábamos, él me miro.
—bueno… aquí.
Él busco pero tras un rato me miro.
—aquí no ahí ninguna camioneta, esa tenias ¿no?
—es el lamborgini
El detuvo su carrito, me miro sorprendido.
— ¡nombre hermano, ¿quieres meterme a tu banda?! ¡No sabia que ganaras tanto!
—no lo hago, despilfarro más de lo que en realidad tengo
— ¡esta descomunal!... ¿puedo…?
Le pase las llaves.
—tu conduce solo déjame meter mis cosas…

domingo, 18 de abril de 2010

"Travel to the moon" 25/36

Autor: Abril
Clasificación: General (lease bajo su propio riesgo [N/A])
Género: Drama, Romance.




"Travel to the moon"
Capitulo 25


— ¿Ryan? —pregunto Jon del otro lado de la madera
Empuje la puerta, no solía ser tan descortés pero tampoco solía ser tan estúpido, ignore que Jon estaba en calzoncillos y me senté en el sillón de la sala mirando con pesadez mis manos.
— ¿quieres tomar algo?
— ¿puedo servirme?
El asintió, me hizo señas de que iría a cambiarse y me metí a su pequeño bar que tenia en una esquina, era temprano para beber pero no me importo.
Tome 3 botellas diferentes, me serví solo de una y le di un trago, el tequila empapo mi garganta de una sequedad tremenda.
— ¿para qué soy bueno?
Me di la vuelta.
—quiero ir al gran cañón, ya sabes, a la cabaña que tengo allá—el asintió, aun medio dormido y sin entender— supongo que necesito un aire de la ciudad… ¿me acompañarías?... Le dije a Spencer pero tiene cosas que hacer…
— ¿planeas irte sin nada?
—traigo mi guitarra y eso es suficiente
— ¿iras solo con esa ropa?
—claro, ¿tiene algo de malo?
—Pues de hecho—lo mire mordazmente, comunicándole que lo último que necesitaba era toda su estupidez sobre las responsabilidades que debería de tomar—déjame hablarle a Cassie para decirle y guardar unas cuantas cosas ¿si?
—sírvete
—por cierto ¿Brendon nos acompañara?
—no, el no vendrá
Me miro vacilante pero decidió que seria una tontería preguntar, asintió y se metió a su habitación.

Estaba sentado sobre unas piedras, mirando el desolador paisaje, ignorando al molesto Spencer que aguardaba al interior de la cabaña dirigiéndome miradas inquisidoras y desaprobadoras a todo momento.
Recuerdo que estaba buscando algo, alguna información, más haya de los insultos y halagos por lo que le había hecho a Keltie, la confirmación de que ella lo sabia, de que termino por darlo por sentado, que era un asco de persona, que Brendon junto conmigo éramos la basura mas grande del planeta así que me había dejado caer algunas veces en su pagina dándome cuenta que, tan honrosa como siempre, tuvo que decir mi estúpida osadía de crear un corazón roto.
Así que sin querer me encontré leyendo y releyendo sus palabras, al final del día a la única conclusión razonable que llegue es que al parecer sufría más de lo de la cuenta y termine por aprenderme de memoria algunas frases, incluso, acabe sabiendo cuantas veces lloraba y lo que hacia, que era más de lo que estaba consiente cuando estaba con ella.
Apague el computador, eso solo me estaba enfermando, me parece, de todos modos, que este problema se había salido de mis manos en el momento justo en el que acorde con Brendon seguir con ella para ocultarnos y aunque no hubiera deseado que las cosas terminaran de esta manera, estaba bastante agradecido con ello.
Si no hubiera sido así, quizás nunca la hubiera dejado, podía seguir viviendo de taimado, casarme con ella e incluso tener hijos…
— ¡Ryan! —grito Spencer acaparando mi atención, haciendo que cortara con mis divagues, tarde un poco en prestarle atención
— ¿Qué? —pregunte cuando me había repetido por segunda ocasión lo mismo y yo no podía enlazar sus palabras
— ¡Que hemos estado acá una semana, si no fuera por Jon ayer te hubieras caído en ese acantilado, tenemos que regresar y tienes que hablar con Kelts!
—déjame Spencer, no quiero, respétame
—no sé para que me contaste
—eres mi mejor amigo…
—cierto, pues, algunas cosas quizás deberías de reservártelas porque eres muy cobarde para afrontarlas ¿no?
— ¿Quién es tu mejor amigo? ¿Ella o yo?
—Tu—dijo con una mueca—y desearía algunas veces que no lo fueras, odio tener que decirte lo que ya sabes de antemano
Solté la guitarra, molesto de que Spencer siempre tuviera razón.
—pues quizás es hora que te busques un nuevo amigo—comente mordazmente al levantarme—y Smith, te puedes ir cuando tú quieras…

— (…) ¡eres un idiota! —me grito un enfurecido Brendon sentado al otro lado de la barra tras contarle mi patético encuentro posterior a su abandono— ¿¡como pudiste?!
Lo mire, culpable, agónico, no sabia ni que palabra lo describía, rasque mi cabeza distraídamente, esperando que se me ocurriera algo…
—no me culpes, estaba molesto, tu acababas de dejarme
— ¡¿yo te deje!? ¡Tú dejaste que me fuera!
Sonreí.
—Entonces, no me dejaste detenerte…
—No lo entiendo—me dijo mirando el techo—de verdad que no lo hago…
—perdóname Bren, no entiendo que me paso, fue divertido…
—me parece que si sabias lo que hacías ¿Por qué te escudas en esa excusa?
Me quede callado hasta que tras largos minutos, contesté.
—mira lo siento… no respondo bien a que me dejes… no estoy acostumbrado a que me dejen… además tu más que nadie me orilla a hacer verdaderas idioteces…
Suspiro aun mirando el techo y se levanto.
— ¿estas molesto conmigo?
—No, ni al caso, eso se lo hiciste a Keltie, no a mi—se hinco de hombros desinteresadamente
— ¿no te importa que me haya acostado con una mujer?
—bueno, de que me molesta me molesta pero creo que esa es mi paga por haber terminado contigo
Me quede callado, mirándolo fijamente, sonaba a condescendencia pura, su aspecto era demasiado sereno para ser real, sabia que debajo de aquella capa de tranquilidad se ocultaba la peor de las rabias pero no quise propiciar volver a pelearme con él así que trate de ignorarlo.
— oye… ¿te dijo como fue que se entero?, leí algo de un mensaje pero no recuerdo haberle dado mi numero a esa mujer, técnicamente, ya no habría tenido ningún caso…
—si, lo sé, la primera vez que vino pensé que hablaba de nosotros
— ¿De nosotros?—Brendon se quedo meditando, mordiendo sus labios— ¡habla! —le grite, él suspiro resignado
—veras… creo que esa noche el ron me hizo mal… me alebreste… y…
— ¡¿y?! —apure
—cuando desperté me sentía mal porque técnicamente tenias razón—hizo una mueca de repugnancia y prosiguió—… te mande un mensaje…
— ¿y decía?
— ¿en resumen o parafraseando?
— ¡deja de hacerte el idiota! ¡¿Qué decía?!
—todo lo que siento por ti y unas disculpas bastantes laboriosas pero eso no tiene nada que ver con la verdadera razón del porque te dejo
— ¿a no? Entonces, Brendon, platícame un poco de la mente de Kelts y cuéntame porque lo hizo
—Ryan, suena más decente, más digno y menos doloroso que un “encontré un brasear que no era ni por asomo mío debajo de la cama” ¿no?
¡Claro! ¡Eso había sido! ¡Habían sido ambas cosa! Expuse aire viendo como mi flequillo se levantaba, me cruce de brazos mientras lo miraba.
—contrastando cosas piensa que el mensaje era de esa mujer
—suena demasiado cruel imaginar que te ha puesto los cuernos con dos ¿no?
—cierto, mejor así…
—bueno, entonces, te puedes quedar en casa, si gustas…
—em… gracias por la oferta…—eche un vistazo a sus ojos, estaba molesto, lo sabia pero el pretendía no estarlo y yo… yo pretendía no notarlo.
—Bren—hable lento—… ¿regresaras conmigo?
—no por ahora… estoy harto de terminar y regresar… la próxima vez que lo hagamos recuérdame que será la ultima
— estás harto porque tus neuronas se alebrestan demasiado rápido, quizás si esperaras… yo no he terminado contigo ni una sola vez…
—He soportado peores cosas que tú—dijo estirándome una cerveza
— ¿Cómo cuales? —pregunte sonriendo
—Nunca te he engañado—recrimino y se sentó en frente de mi con un plato lleno de rabioles, decidí borrar mi sonrisa y le di un trago a la cerveza
— ¿esto es alguna estupidez como el karma?
El se empezó a reír como si hubiera dicho el mejor de los chistes.
—Ryan, sinceramente, cuando te atrape te vas a querer morir…
Me le quede mirando, desconcertado, admirando su maliciosa sonrisa.
—em… también te amo—le dije—y también deseó lo mejor para ti
El sonrió de oreja a oreja mientras se estiraba por sobre la mesa, me tomo de las mejillas susurrando un “lo siento” y dejo plasmados sus carnosos labios sobre los míos.

miércoles, 14 de abril de 2010

"Travel to the moon" 24/36

Autor: Abril
Clasificación: General (lease bajo su propio riesgo [N/A])
Género: Drama, Romance.





"Travel to the moon"
Capitulo 24


Estaba tirado sobre el colchón, mirando el techo, tenia tanta flojera de moverme que mejor me quede ahí, escuchando una fuga de agua que tendría que arreglar, a Hobo ladrando en alguna habitación de la casa y mi respiración regularizándose.
Me gire, enterrando mi cabeza entre la almohada, no pensaba nada, solo me movía como solía hacerlo cuando algo no me dejaba en paz.
—Ya párate—me dijo Brendon
— ¿quieres algo, aparte de molestar? —cuestioné mordazmente, él me miro detenidamente y después sonrió.
—si es molestia invitarte a desayunar, entonces no
—Es molestia—le dije mientras desenterraba mi cabeza de la almohada, me senté con dificultad en la cama—pero acepto porque eres demasiado persistente
Él sonrió y salió del cuarto, llevaba 1 mes y medio viviendo conmigo, Keltie no tenia fecha de llegada y eso empezaba a angustiarme.
No por mi si no más bien por ella y es que al estar junto a Brendon lo último que me importaba era la humanidad y con toda ella lo último que me importaba era Keltie.
Ahí, sentado, confundido y lateado pensaba seriamente en si aceptaría dejar a Brendon cuando Kelts regresara, yo pensaba que no, pensaba que esa relación tenia de todo menos pies y cabeza…

—Ese show fue una tontería—me decía Brendon entre risas cuando regresábamos de un casino
—ni que lo menciones, el tipo daba pena ajena
—Cierto—me dijo y se dejo caer en la cama
—Arrímate—le dije empujándolo—quiero dormir
— ¿no molestaras con qué me vaya a mi cama?
—Brendon, quédate si quieres, hoy no pienso hacer otra cosa más que ver televisión
— ¿y si llega Keltie?
—pues que llegue, nosotros solo estamos durmiendo
Él sonrió, usualmente lo sacaba a patadas de mi habitación para evitar “roces” entre nosotros y que como BONUS especial, nos cayera Keltie.
— ¿puedo…?
—No—acote mientras me hacia un puchero, sonreí— ¿sabes? hacerte infeliz me provoca felicidad…
—lo sé… algún día me las pagaras Ross
—la realización del Karma no existe, o si lo hace, no me llegara
El me miro, detenidamente, tenia ganas de discutir pero siguió con su estúpida mueca de inconformidad, me gustaba como quedaba su boca y me quede ahí, tendido, admirándola….

Desperté, tremendamente aturdido con una cruda venidera, la noche no estaba muy avanzada, la televisión de plasma que estaba frente a mí estaba prendida pasando “Two and half men” y la lámpara de junto a mi cama alumbraba media habitación.
Mire hacia Brendon que leía un libro, entonces volteo a verme y sonrió.
— ¿te he despertado? —pregunto mientras se llevaba una botella de ron a la boca
Negué, aun adormitado, entonces, de pronto, sin avisar, sin siquiera preverlo, me beso.
Me quede tildado recibiendo el beso y cerré los ojos, era lo mas correcto, entonces él se separo y siguió leyendo.
— ¿te molesta si apago la televisión? —le dije, él alzo una mano para que me callara y lo mire detenidamente
—amigo, ¿tienes problemas mentales?
Él sonrió, divertido por mi pregunta, y coloco un separador en la hoja donde se había quedado, puso el libro sobre la mesita, le dio otro sorbo a la botella y me volvió a besar.
Mientras me reclinaba en la cama sin dejar de besarme vi como su mano se estiraba y tomaba la cadenilla de la lámpara para apagarla.
De pronto la habitación se quedo sin luz más que la de la glacial luna y sus besos me confundieron bastante antes de que pudiera negarme…


Me levante a eso de las 2 de la mañana a tomar un vaso de agua cuando observe a Brendon sentado al pie de la cama.
— ¿Qué pasa? —le pregunte, el traía su bóxer a diferencia de mí que me encontraba completamente desnudo
—No la dejaras—dijo, no pregunto, más bien, me informo
—yo… si, claro que si pero aun no sé que decirle… digo, la quiero mucho… no quiero lastimarla…
—No fue lo que te pregunte—me dijo aun sin verme
—es que ¿sabes lo que le voy a provocar a Keltie?
— Esa es mi respuesta—dijo mientras se vestía a regañadientes
— ¿A dónde vas? —le pregunte cuando lo vi muy decidido tomando la perilla de la puerta
—no lo sé… cualquier cosa es mucho mejor a seguir contigo
Me quede completamente desubicado, lo vi pasar enfrente de mi y salir de la habitación, ¿Qué diablos era esto?
— ¿de que hablas? —Pregunte siguiéndolo—Yo lo hare pero aun…
—Eres un idiota—me interrumpió y se detuvo dirigiéndome una mirada despreciativa
— ¿qué? ¡Esto lo hago por ti, yo te dije que lo dejáramos pero tu insististe en que no y ahora me haces esto! ¡Vamos, dime! ¡¿Qué es lo que quieres?!
—Nada, de ti ya no me espero nada—Y salió dando un portazo que retumbo en mis oídos...

Me levante de la forma más apática que la cabeza me daba, tome mi bóxer y solo para cerciorarme iba a mirar quien había sido el dueño de las caricias de la noche anterior pero lo recordé, Brendon había sido y se había marchado…
Me fui arrastrando los pies hasta la cocina, vi un cartón de leche en la barra y me lo tome de un golpe.
Ahí, sentado, curándome la cruda, escuche el estrepito de mi celular al caer, me preocupe pero un recuerdo olvidado acaparo por completo mi atención...
El cartón de leche se me resbalo de las manos y la puerta principal se abrió… cualquier vestigio de querer proteger a Keltie se había ido derechito a la fregada…
— ¡Ya llegue! —grito mientras soltaba las maletas
— ¡Joder! —murmure y antes de permitirme saludarla salí corriendo por el pasillo hasta llegar al cuarto
— ¡¿Ryan?! —pregunto y me di cuenta de que correr había sido una de las peores ideas que se me habían pasado por la mente puesto que ahora venia tras de mí
Mire a la mujer que estaba tendida en mi cama, semidesnuda y empecé a moverla agresivamente.
—Vete—le dije reuniendo las cosas que mis ojos lograban ver
—Deja que me despierte bien
—no, vete, ahora mismo
— ¿pero por qué…?
—largo, ahora
La levante de la cama y la empuje mientras intentaba ponerle la playera.
— ¡yo me visto! —me gritó
—Cállate—susurre, nervioso de que Keltie entrara en cualquier momento
—Cariño—escuche y el minuto siguiente fue tan confuso que aun no logro recordarlo bien, hubo una mirada llena de odio hacia mi y después… una sonrisa.
— ¿Por qué te escondes de mi?
Me le quede mirando, vacilante, voltee a mi derecha y no encontré a la mujer, entonces me asome por la ventana y la vi, ahí, hincada bajo la ventana haciéndome una mueca.
—quería arreglarme para ti, mírame, estoy hecho un asco
Miro el desastre ocasionado en la habitación, que realmente estaba seguro que había sido causado por Brendon que por Bell (si es que ese era su nombre), y se aventó a la cama desordenada.
—te quería dar una sorpresa
—oh, lo hiciste—le dije mirando hacia la calle mientras tomaba unos harapos y comenzaba a vestirme
—Acuéstate conmigo—me dijo—anda
—yo… voy a… preparar la comida… debes de estar hambrienta
—Bien, supongo que podre posponerlo—me dijo con una sonrisa picara y se tendió en la cama.
Salí, acalorado del nerviosismo, caminando con más lentitud que la usual.
Vi a Hobo tomando la leche regada con un regocijo impactante.
Me interne en la cocina buscando un cartón de leche para darle a la perrita, de pronto, me di cuenta que estaba bastante crudo, bostecé agachándome a la altura del fregadero para tomar el traste de Hobo y escuche muy ligeramente la voz de Keltie.
— ¿Qué paso cielo? —pregunte levantándome
No me contesto y serví la leche, iba con el traste saliendo cuando Keltie paso corriendo, tomo a Hobo, su bolso y salió con el mismo paso apresurado dejándome atrás con el eco de un portazo.
Una parte de mi cerebro carburo demasiado rápido lo que pasaba, la otra, quiso quedarse ahí, estático, fingiendo demencia…
Retrocedí, dejando el traste sobre la tarima y eche a correr, me resbale y estuve a punto de caerme cuando mis pies descalzos se barrieron en el piso pero aun así logre llegar a la puerta.
— ¡Keltie! —grite pero solo logre divisar sus ojos inundándose frenéticamente de lagrimas, se me hizo un nudo en la garganta de haberla visto así, prendió el carro, se limpio con una mano floja las lagrimas y acelero…

lunes, 12 de abril de 2010

"¿Y dónde está Brendon?"

Autor: Eve Suárez
Clasificación: General.
Género: SpamFic? xD (?)



¿Y dónde está Brendon?




Se lo pensó un par de veces antes de tener el suficiente valor para abrir los ojos, pero ese maldito timbre de celular ya le estaba colapsando los nervios desde hace más de quince minutos, no dejaba de sonar y no tenía las ganas suficientes como para atenderlo.

Un timbrazo. El celular calló.

Otro timbrazo. El celular volvió a callar.

Tercer timbrazo.

¡Era el colmo!

Ryan se quito las sabanas de encima y busco su pantalón por el suelo. Estaba toda su ropa menos su pantalón. “¿Qué demonios?” Maldijo para sí mismo echándole una mirada al cuarto de hotel; nada lujoso, por cierto.
Al final su pantalón yacía al borde de la cama, extendido y a punto de caer. No escucho ruido pero aun así lo saco. Miro la pantalla y esta estaba limpia, ninguna llamada perdida, ningún mensaje recibido. El timbre nuevamente le colapso los oídos y giro su rostro con cara de fastidio al a persona a su lado.

—Si sabías que era tu teléfono ¿por qué no respondes? —Quiso saber.

No recibió respuesta, simplemente miro como respondía lo que debía de ser la llamada ganadora después de casi diecinueve perdidas. Escucho su voz en el baño y resoplo algo fatigado.
Volvió a recostarse debajo de la sabanas, esta vez con el celular en mano.

“Por si las dudas” Pensó cerrando los ojos.

Ryan cerró los ojos y al instante los abrió de golpe maldiciendo en voz alta.
Bostezó. Genial, se le había escapado el sueño.
Aun así, se quedo tumbado mirando la lámpara del techo. Escuchaba la voz proveniente del baño y pronto, siendo víctima del aburrimiento, abrió su twitter desde su celular.

Y ahí estaba lo de siempre: los mensajes de Yoko Ono y su publicidad, las fotos de Alex y su nuevo trabajo, la manía de Jon de tomar fotos de los paisajes y una nueva sobre su perro que su novia le había enviado…

Bostezó nuevamente, se tallo los ojos con los dedos y fue directo a sus menciones. Y si, también lo mismo de siempre, solo que esta vez, las menciones llegaban como rayo, más rápidas que otras veces. No había ningún conocido y aun así se dio el lujo de leer unas cuantas:



@thisisryanross Vamos a esperar todo el día para ver cómo le desea feliz
cumpleaños a @brendonuriesays




“Sigan esperando…” Murmuró la vocecita en su cabeza. Actualizo las menciones.



No puedo creer que @thisisryanross aun no ha hecho un Tweet sobre el
cumpleaños de Brendon.



“Y no lo haré”.


@thisisryanross podrías decirle feliz cumpleaños a Brendon. Vamos, cariño.
Brendon te amo.




“¿Y porque tengo que enterarme yo?”


La única manera de que perdone a @brendonuriesays por no tweetar es que este
con @thisisryanross



Una triste sonrisa se coló en el rostro de Ryan.
Cerró los ojos de golpea y a tientas dejo su celular en la mesita de noche al lado de la cama.

— ¿Por qué justo ahora tengo que recibir tantas llamadas? —Dijo una voz a su lado haciéndolo abrir los ojos.
—Apaga tu celular —Miro como metía su cuerpo desnudo a la cama nuevamente.
— Espero la llamada de mamá.

Ryan sonrió. Se incorporo lentamente escabulléndose por debajo de las sabanas y logrando quedar arriba de su cuerpo, sintiendo como al instante en el que colocaba sus mulsos al lado de sus caderas el cuerpo que ahora estaba deja bajo de él se estremecía. Recorrió con sus manos su pecho y llego hasta su rostro para poder tomar sus mejillas y besar sus labios.

—No es como si alguien me haya obligado a hacerlo, pero… —Dio un tuene beso sobre sus labios y sonrió— Feliz cumpleaños, Brendon.

Su rostro dibujo una enorme sonrisa y le devolvió el corto beso que antes Ryan le había entregado.

— ¿Así que este ‘secuestro de cumpleaños’ durara doce horas? —Pregunta Brendon alzando una ceja divertido.

Ryan sonrie.



« ¿Ahora ya sabemos dónde está Brendon? »


Nota: Los Tweets mostrados en este fic son reales. Los derechos a sus respectivos dueños; ellos saben quienes son.

viernes, 9 de abril de 2010

"Travel to the moon" 23/36

Autor: Abril
Clasificación: General (lease bajo su propio riesgo [N/A])
Género: Drama, Romance.




"Travel to the moon"
Capitulo 23


Llevábamos varios días jugando con lo mismo que se me había olvidado lo empecinado que estaba de que nadie nos viera.
Brendon me obligaba a tomar un poco de preocupación y yo resignado le seguía la corriente.
Nunca había vivido tal emoción hasta que nos escapábamos de una reunión o algo así para besarnos a escondidas y suponíamos que todo iba justo como tenia que marchar.
Keltie seguía siendo mi novia, de hecho, ella era nuestra charada de que la relación con Brendon había acabado, su mamá estaba sumamente satisfecha con el resultado y cuando Bren me llevaba (a rastras) para que visitara a sus papas su mamá se comportaba como la dulce persona que era y no como esa arribista que me detestaba por ponerle las manos encima a su hijo.
Sea cual fuere el caso yo ahora vivía temporalmente en Las Vegas con Keltie y Brendon estaba viviendo en California.
Keltie definitivamente era muy dulce, de vez en cuando se dejaba caer en la casa de la mamá de Brendon porque su relación era muy buena y eso solo mejoraba nuestra creativa pantomima.
Un día cuando Keltie salió a uno de sus usuales ensayos yo me quede en casa, sintiéndome más solo que la cresta y, tras reflexionar, me extraño mucho descubrir que había creado un lazo más fuerte del que yo hubiera podido haber imaginado y eso me tenia sumamente asustado; la semana siguiente cumpliría 22 años y pronto, haría 3 años con ella.
Spencer y Jon se encontraban sin novedad alguna, era una vida tranquila pero divertida, estábamos arreglando algunas canciones, cabe destacar que en varias me había inspirado en Keltie, aunque en realidad hubo un mayor numero de canciones compuestas por el recuerdo de Brendon y otras simplemente eran inspiración ocasional, de esos destellos que a veces llegaban.
Cuando al fin cumplí 23 dos días después también Spencer por lo que decidieron hacer una fiesta doble, todos nuestros amigos asistieron y en la hora del pastel Keltie me bailo y, aunque me divirtió, hubiera preferido que hubiera sido solo a mí y en privado, pero ella era demasiado inocente para comprender que una gran parte de los invitados babeaban por sus delicados pasos…
¡Claro!, lo ignore y me la estaba pasado bien pero en cuanto Keltie fue jalada por un grupo de tipos que querían bailar con ella me vi obligado a salir para no armar tremenda bronca.
Estaba afuera, respirando agitadamente, despejando mis ideas.
— ¿quieres un trago? —dijo esa oportuna voz de Brendon
— ¿un trago? ¿Qué tal si me avientas un barril completo?
—Es su trabajo Ryro—manía nueva de llamarme así—ella lo hace habitualmente, no deberías de…
— ¿tu novia a bailado así frente a tanta gente? —le escupí las palabras con rabia—cierto, me parece que no…
—No tienes porque ser grosero conmigo—dijo arrebatándome la copa—además, pensé que no sentías nada por ella…
Sumergí mi cabeza entre mis manos.
—lo siento… no sé lo que me pasa… me molestó tanto… yo pensé que me daba igual lo que ella hiciera…
—Oh—murmuro y le arrebato una botella a un mesero que pasaba en ese instante, me dio una ligera palmadita—amigo, creo que tenemos un problema…
— ¿Cuál? —le pregunte levantando la mirada, él me miro fijamente
—creo que te estas enamorando de Keltie
— ¿estás estúpido? —le pregunte mientras quitaba su mano de mi espalda
—no, solo no entiendo tu punto
—mira, no es que sea machista pero su trabajito me ha traído mas problemas que felicidades estos últimos días… se va, me deja solo en casa y tu tampoco estas aquí… ya no quiero seguir acá…
—Estas estresado, es todo—sonó tan condescendiente que me enfermo
—no, Bren, de verdad… ya no quiero seguir haciendo esto… no la quiero lastimar… siento que solo está perdiendo el tiempo conmigo cuando bien podría pasarlo con alguien que la ame, ¿me entiendes?
—si pero no sean tonto, ¿que haremos después?
— ¿Qué no haz entendido que la paso mal con ella?
—y sin ella—a completo
—por favor Brendon, no seas idiota
—solo digo la verdad…
— ¡Es que me preocupo por ella! ¡No quiero lastimarla!
— ¿no crees que es muy tarde para sacarla del juego?
— ¿Qué te pasa? ¡Es una persona no una pieza de ajedrez!
—Mira—me dijo al ver que, aparentemente, mi actitud no nos llevaría a nada—iré adentro a buscar alguna mujer para bailar y tu regresaras con Kelts… ¿te parece?
— ¡ahg! —grite y lo empuje contra la pared, casi queriéndole propinar un golpe por la calma con la que se tomaba todo.
El solo me miro sereno y partió, dejándome no confundido, porque estaba más que claro, pero si molesto, molesto de tener que soportar la demencia que me abatía siempre que quería rebuscar en lo que provocaría en mi vida abandonar a Keltie.
Las respuestas ese día no llegaron y, de hecho, impedí que llegaran por dos motivos.
Uno, no era mi prioridad romperle el corazón a Keltie y segundo, no tenia nada predestinado para mi indeseada soledad mientras siguiera en Las Vegas.

— (…) así que ese es el plan, ¿te parece?
— ¿Qué?
— ¡te he estado explicando eso por horas!
—oh, aja…
La verdad fingía ponerle atención porque no tenia ni la menor idea de lo que se había encontrado horas platicando.
Me quede sentado en el sillón mirando como Keltie iba de un lado a otro y como Hobo alzaba las orejas cada que Kelts hacia un ruido parecido al de la bolsa de comida, pero fuera de eso, veía con la misma mirada desinteresada que yo.
—déjalo ya, te vez hermosa—le dije al tomarla de la cintura y darle un beso en el cuello mientras se observaba en el espejo.
Lo cierto es que ella se veía estupenda y muy sexy y yo me preocupaba por recalcárselo todos los días porque al fin y al cabo si Brendon se lo tomaba con tanta calma ¿por qué yo no podría hacerlo?
Keltie se giro lentamente algo insatisfecha y rodeo con sus brazos mi cuello.
— ¿seguro que me veo bien?
—te lo he repetido miles de veces ¿quieres que me vuelva loco de tanto decírtelo?
Ella sonrió inocentemente y me beso enredando sus manos en mi cabello…

Antes de poder pensar claramente el timbre comenzó a sonar, Keltie estaba terriblemente acalorada y yo no tenía muchas intenciones de quitarme de encima.
El sonido volvió a sonar.
—Bájate—me dijo apartándome de ella, me levante con pesadez sin siquiera querer areglarme y Keltie corrió a verse al espejo; abrí la puerta.
—ah, hola
— ¿puedo? —Me dijo y yo me hice a un lado para dejarlo pasar, entro a la sala mientras inspeccionaba lentamente mi aspecto desordenado y después vio el vestido de Keltie en el suelo, las zapatillas regadas.
Miro con aire ausente la habitación y tras mucho repasarlo me miro a los ojos.
—vamos afuera…
Yo asentí cerrando la puerta tras de mí y lo mire.
— ¿así que qué querías decirme?
Bren actuó de la manera mas torpe que jamás le había visto, ahí, inquieto, regañándose a si mismo, mordiendo sus labios, moviendo sus manos, revoloteando sus ojos, negándose a hablar.
—yo… es que… mmm… seré breve…—vi sus intenciones de ser interrumpido pero lo deje seguir su monosilábica—lo siento, mira… lo que ocurre es que yo…
— ¡Urie! —Gritó Keltie en el marco de la puerta con una sonrisa iluminada, mucho mas hermosa que la de hace un rato, y corrió hacia donde estábamos, abrazo a Brendon con todas sus fuerzas— ¡dime que mañana te veré en mi show!
—claro, estaré en primera fila
Yo mire a Brendon, desubicado.
—Cielo, prende la camioneta, voy en un segundo—ella asintió desapareciéndose del cuadro sin no antes besar la mejilla de Bren— ¿qué es lo que ibas a decir?
—necesito que me des asilo unos días, mientras estoy acá
— ¿por qué no pasártela como siempre con tus papás?
—bueno, están remodelando además Keltie me conto que mañana empieza una gira
Mire atentamente a Kelts, ella no me había mencionado nada aunque definitivamente no era raro, siempre, unas horas antes de que saliera su vuelo, me avisaba, según ella, odiaba las despedidas…
— ¡Ryry vamos! ¡Llegare tarde!
—Brendon—le dije aun viendo a Kelts—mañana que ella se vaya te vienes, no quiero tener la estúpida sensación de querer asaltar tu cuarto en la noche—le pase unos billetes—no quiero que lo sepa así…

"Travel to the moon" 22/36

Autor: Abril
Clasificación: General (lease bajo su propio riesgo [N/A])
Género: Drama, Romance.



"Travel to the moon"
Capitulo 22


El sol estaba en lo mas alto del cielo, reflejándose en esas gafas negras e inmensas que usaba para ocultar lo rojo e hinchados que estaban mis ojos de no dormir mucho por las noches.
“quítatelos” me había dicho alguien un día que iba entrando a la iglesia pero era mucho más sofisticado tomar ceremonia con ellos que sin ellos.
Las nociones de bastantes cosas se habían trasgiversado, me alegraba bastante no tener que depender de un trabajo fijo o una escuela porque esta apatía que traía con la vida solo me hubiera llevado a suspensiones, problemas y más problemas, y era suficiente con una infancia.
El sol me dio de lleno en el rostro mientras mi mente seguía divagando un sin fin de ideas, de sueños truncados, de sensaciones extrañas y efervescentes.
Podía ocultarlo, porque eso era más decente y más acorde a como siempre había sido, pero lo extrañaba, esa era la verdad.
Esa siempre había sido la cruda realidad y es que por más que quise ignorar el dolor de la ruptura ese era un sentimiento mucho mas grande que el de la responsabilidad moral.
Keltie, la miraba por horas, peinándose, jugando con Hobo, platicaba con ella, me acostaba con ella una y otra vez y aun así ella solo robaba ligeramente mi atención, me hacia olvidar algunas cosas pero no todas, claro que eso no resultaba una buena excusa para seguir con ella pero tampoco quería estar solo.
La soledad no me aterraba pero sabía que seria peor estar completamente solo que con ella y a pesar de mis quejas y mi desapego hacia todo lo que Kelts sentía hacía mi no quería dejarle, además, no encontraba una fuerte razón para hacerlo si es que yo le tenia un fuerte y seguro afecto.
Tome algunas cosas del bolsillo de mi pantalón, sacando un boche de letras a medio escribir, ya tenia demasiadas y es que la mayor parte del día no hacia otra cosa más que escribir canciones dedicadas a Brendon con una buena dotación de metáforas que rogaba entendiera.
Eso era lo que me gustaba de él, que trataba de ver más allá de lo que simulaba así que esperaba con un poco de tacto que él no me fallara.
Me senté torpemente sobre una silla que estaba en lo alto de una tarima, Pete me pidió, casi me obligo, que le enseñara nuevas canciones o pensaría que hacer un contrato con una persona tan irresponsable como yo había sido un desperdicio. Aunque se puso de mandón y me lo pidió casi a gritos yo no le dije nada más que un “mañana te lo muestro” y es que lo último que él me podía llamar era irresponsable.
Justo antes de ir a la casa de Wentz había juntado las canciones que quería que Brendon escuchara y como aun no tenía los arreglos solo seria yo con mi guitarra.
Estaba afinando la guitarra con una apatía tremenda mientras esperaba que el resto de la banda llegara para mostrarles las nuevas canciones.
Pete había hecho algo así como una reunión en el que el espectáculo lo daría yo, claro, después habría comida y si todo salía según sus planes habría una fiesta hasta el amanecer.
Keltie estaba sentada al lado de Pete mientras se miraba en el espejo, esa era una nueva manía que le había dado y que a mi me había contagiado pero seguí inspeccionando, Keltie no era precisamente la persona a la que tenia ganas de ver.
Bren apareció junto con Patrick, se sentó sin verme y presto un interés descaradamente nulo cuando todos se sentaron en espera de que al fin cantara.
Me remoje los labios y le clave la mirada a Brendon esperando que levantara la mirada, esperando que él entendiera y regresara…
Ven a salvarme de que atraviese el alféizar o dormiré bajo la lluvia. ¿No te acuerdas de cuando yo era un pájaro y tú un mapa? Ahora él recorre millas a rastras en América con la cartera en la mano. La estufa está trepando por su espina dorsal otra vez; no puede conseguir suficiente basura.
Se tomó los días como espectáculos y acabó loco como los conejos, con litros de malos hábitos. ¿Quién podría pedir más? ¿Quién podría tener más?
Sus brazos eran las ramas de un árbol de Navidad, predicó el demonio en el campanario. Notificó su llegada para después descubrir que le habían robado la ropa en la estación de tren. Una cuerda colgaba de su otra rama y en su extremo había un perro llamado Bambi que estaba masticando unos cigarrillos cuando intentó salvar su agenda personal.
El pobre hijo de un humilde deshollinador se cayó en una muchedumbre ordinaria. Así que quédate dormido y pon ésa letra cursiva; sabes que vivimos en un juguete.
Paul Cates se compró una trompeta del Ejército de Salvación, pero no hay felicidad en su canción; tenemos que reinventar el amor.

Él nunca me presto la atención que yo deseaba pero se que tuvo que entender algo porque se levanto de su asiento, chascando los dientes, con la mirada perdida en el suelo y se fue, mas molesto que conmovido lo cual era totalmente incomodo, malo y, naturalmente, doloroso.
Lo seguí con la mirada mientras se marchaba pero no me dieron ganas de hacer otra cosa más que seguir cantando, incluso agregue aquellas canciones que había hecho a su lado y no detuve mis manos.
Cuando termine solté la guitarra, la deje a un lado y me levante esperando buenos comentarios, todos me miraron dudosos pero nadie se aclaro inmediatamente la garganta.
Me preguntaba si ellos también lo habían entendido.
—wow hermano, eso sonó bastante country con un ligero tono beatlisista—comento Jon
—lo sé pero si no les gusta…
—No, no, chico—interrumpió Pete—a mi me parece perfecto, de haber sabido que tenias varias canciones arregladas nunca te habría llamado irresponsable
Suspire, de hecho pensaba mandarlos a la fregada si no les había gustado mi trabajo, esboce una media sonrisa.
—si Pete, creo que debes de arrodillarte y pedirme perdón
Todos se quedaron callados, viéndome, no le habían encontrado nada de gracioso y Wentz me miraba debatiéndose si me correría o no.
La verdad es que estaba molesto, demasiado, y decidí hablar antes de descargar mi rabia con personas equivocadas.
—compongo mejor que hacer chistes ¿no?
—Bueno—fue Pete el primero en hablar, sonriendo ligeramente—chico lo siento y espero no tarden mucho en empezar las grabaciones
Yo negué con aire desinteresado y con el mismo abrace a Keltie que se paraba a felicitarme y besarme.
—Ryan—me llamo Spencer, yo lo mire mientras soltaba a Kelts—amigo, ¿estás bien?
—si… necesito agua…
Me di la vuelta y camine hasta ingresar a la cocina, él estaba ahí, cabizbajo, con las manos sobre su cabeza. Vi importante detenerme pero no lo hice.
—Lo escuche—me dijo cuando abría el grifo del agua—todas las canciones
Me gire para encararlo.
—y aun así no piensas regresar conmigo
—bueno, supongo que no—miro hacia el pasillo y yo oprimí el dolor de pecho ocasional—no oficialmente
¿Oficialmente? ¿De que diablos hablaba?
El inspecciono la cocina y con la mirada perdida en algún lado, continuo.
—tu sabes que mamá no esta de acuerdo sobre lo que tenemos, que lo llama risible y antinatural, que prefiere desheredarme antes de que acepte que te amo…
Levante la mirada, al fin algo que valía la pena escuchar. Lo mire fijamente, oscilante.
—Ryan yo no quise dejarte en ningún momento, me amenazo con contarle a papá y bueno… yo simplemente nunca dormí tranquilo cuando discutía con ellos… yo solo se lo otorgue…
— ¿Por qué no contármelo y ya?
—no lo sé… una parte de mi creía que toda esa basura que decía mi mamá para convencerme era verdad… me confundí y perdí el hilo de lo que quería…
—no lo entiendo, ¿por qué no solo ahorrarme el dolor y decírmelo antes?
—mira, cada que quería arreglarlo, pedirte perdón y regresar contigo hay estaba la voz de mi madre… no me dejaba en paz, era bastante duro no poder decírtelo y es que esas palabras a ti no te golpeaban a cada rato…
—cierto, lo hacían las tuyas
Se quedo callado, mirando el techo, por primera vez no quería consolar su dolor, agarre mi vaso con agua y le di un gran sorbo.
—perdona…
—Dime—le dije interrumpiéndolo—al menos tu madre es feliz
—bueno… ella insiste que no es posible que sigamos siendo amigos cuando yo termine contigo… así que no…
—Restándole importancia a mi dolor—comente y me serví otro poco de agua
—Ryan, ella le resta importancia a todo lo que ve con malos ojos…
— ¿y tu? —Asalte groseramente— ¿al menos estas satisfecho?
—bueno… no… tu sabes que no…
— ¿entonces?
—Entonces creo que tus canciones son muy buenas—se acerco a mi, me quito el vaso de las manos poniéndolo sobre la tarima y tomo mis mejillas—también pienso que tienen una cantidad indecente de “regresa conmigo, la paso realmente mal con ella”Una sonrisa se coló por mi rostro.
—es bueno que lo hayas entendido
—si pero hombre, ¿Paul Cates? ¿No crees que era demasiado arriesgado?
—quizás pero yo solo buscaba la confirmación de que tu lo entendieras, Paul Cates, Ellen Degeneres, Pérez Hilton, no me interesa…
El sonrió como no lo había visto en días.
—bien pero espero que Keltie no allá entendido lo de “Se tomó los días como espectáculos y acabó loco como los conejos”
—y si lo entendió me da igual, ahora, si me permites, una reconciliación no es nada sin un beso—el sonrió, concediéndome lo que yo había esperado por meses…

"Travel to the moon" 21/36

Autor: Abril
Clasificación: General (lease bajo su propio riesgo [N/A])
Género: Drama, Romance.




"Travel to the moon"
Capitulo 21


Pero esa madruga no hubo duchas calientes, ni horas de sueño, ni nada por el estilo, mas bien nos quedamos en la sala charlando, ella vestía unos calcetines míos, una de mis camisas que le llegaba hasta sus muslos y un calzoncillo negro.
A pesar de que me tentaba su delicada y delgada figura y, de que de vez en cuando mi mirada se desviaba, no me intereso llevármela a la cama, al menos no esa noche.
Cuando le invite el baño descubrimos que se me había olvidado pagar la factura del agua, pero como ya había amanecido Spencer me dio una mano con eso.
Tras esperarla afuera de su casa la lleve a desayunar y en todo el día no paramos de hablar… resulto mas interesante de lo que yo hubiera esperado.
Así que, desde mi nada mal atinado punto de vista, ella había aparecido en un momento indicado, en el que yo trataba de mala gana de recomponer mi vida, en el que ella había sido la primera que me había tentado a querer tener sexo con una mujer desde hace tiempo por gusto y no por situaciones completamente vengativas.
Bueno, nadie podía culparme, ella buscaba a alguien y yo únicamente estaba solo, necesitando llenar un hueco en el que ella se había aparecido con toda su aura de positivismo, amor y felicidad… yo no lo deseaba pero sabía que necesitaba un poco de eso en mi vida ¿y porque no intentarlo? Al fin y al cabo ella era bastante guapa, deseable, tierna, divertida e inteligente.
Supongo que todo eso me llevo a querer compartir casi todo mi tiempo con ella, también que le pidiera que fuera mi novia y aprovechando nuestro descanso antes de la última parte de la gira, apenas y me moleste en pensar en Brendon.
De hecho, el mes siguiente solo fue Keltie. Nada ni nadie más…

Otoño al fin termino dando paso al invierno, un día de diciembre nos toco ir a México a un concierto pequeño, seria la primera vez que veía a Brendon desde el día en que conocí a Keltie y no me encontraba del todo feliz con la idea de verlo, y de hecho, la idea no nos apetecía en absoluto a ninguno de los dos.
Keltie con el tiempo me había encantado, claro, cuando deje de ver lo que pudo haber sido con Brendon y trate de quererla, de hecho me sorprendí bastante cuando la extrañaba esporádicamente.
Ella era un conjunto de las cosas que siempre había deseado y nunca había encontrado pero me frustraba sentir que representaba más una amiga para mi que una verdadera novia, sin embargo, me agradaba compartir mi tiempo con ella, suponía que con el tiempo la amaría, por lo mientras no podía entregarle más que una cara de enamorado a medias…
—Te voy a extrañar Ryry…
—solo son un par de días, nos veremos pronto…
Ella asintió y me dio uno de esos suaves y románticos besos que a ella le gustaba dar y que a mí en definitiva no me molestaba recibir.…

— ¿esa muchacha es tu novia? —pregunto Jon que la observaba desde la ventanilla del avión
—No la mires mucho—volteé a verla cuando levantaba su mano para despedirse, le regrese el gesto—pero si
Él se empezó a carcajear.
—la miras como idiota. Dime, amigo, aquí entre nos, ¿Qué te hizo para que te pusiera así? —y alzo las cejas de forma repulsiva, tome el cojín mas cercano y se lo raje por media cara
— ¡idiota! ¡Tú miras igual a Cassie!
—quizás, pero no ando soltando miel por todas partes, te hemos perdido amigo
— ¡Ja! ¡Yo no suelto miel!
—claro, lo siento, tu solo sueltas burbujas de corazón con sus iníciales
Spencer, que estaba al lado de nosotros soltó una profunda risotada, los dos volteamos y, descubrí, por primera vez desde que había subido que Brendon se hallaba en el fondo.
— ¿tu de que te ríes? —le dijo Jon
—me parece gracioso las cosas por las que pelean
—claro, nadie te había dicho por decencia que así como él ve a su noviecita tu ves a Haley
— ¿Haley? —pregunte
—te haz perdido de mucho mientras andabas con esa niña—comento Jon—él—dijo señalando a Bren—termino con Audrey, se negó a contar realmente la razón y se fue a vivir con Shane a LA, Spencer…
Aparte mi mirada del castaño del fondo, esto no había dolido en vario tiempo pero de pronto verlo tan abandonado me retorció el estomago.
— (…) supongo que eso lo enamoro
—si, si, si—le dije a Jon—así que ¿Cuándo me la presentaras?
—en cuanto regresemos, por cierto, Keltie de verdad es una mujer muy dulce
—Si—dije distraído aun mirando a Bren— ¿y es bonita?
—claro, como suelen ser todas las mujeres, aunque… sinceramente, sobrelleva a bastantes—e inflo el pecho de una extraña forma, creí que era una de esas peculiares situaciones en donde inflas el pecho como paloma de lo orgulloso que estás.
Solté una risotada, la comparación de una paloma hinchada con Spencer era gracioso…
Mi estrepitosa risa hizo voltear a Bren el cual, al parecer, tampoco se había percatado de mi presencia, me dirigió una breve ojeada y termino por regresar la mirada a su ventanilla.
— ¿Urie esta molesto o algo parecido?
Walker se acercó a mí, como si fuera a revelarme un preciado… chisme.
—desde que… “eso”… no hemos hablado muy bien con él… se alejo un poco… como tú…
Levante la cabeza, tome un jugo de la mesa y camine hacia Brendon, me senté a su lado.
—hola, te traje un jugo—él no aparto la vista de su ejemplar de “national geography” — ¿Cómo haz estado?
Él siguió sin prestarme atención, lo intentaría una vez mas, mi humor no podría ser destruido tan fácilmente.
—me hubiera gustado ir a México en verano, ya sabes, para los Spring Break…
Volteo la hoja de su revista, lo mire lentamente, su estúpida mirada inexpresiva seguía.
Me levante, obviamente molesto, tome mi jugo y me di la vuelta.
—ese jugo era mío ¿no? —pregunto mirando mi mano
Se lo avente con más fuerza de la debida pero él lo atrapo, entonces, sin querer me miro a los ojos.
Había olvidado lo dulces, grandes y castaños que eran sus ojos, sus labios rosas y carnosos, su cabello cubriendo su frente…
Bajo la mirada hacia la revista y me la aventó, yo no la atrape, me había quedado perdido en viejos recuerdos.
— ¿me contaras sobre la nueva novia? —Lo mire dudoso un segundo, él ahora sonreía—necesito contarte porque termine con Audrey, te reirás bastante con la historia…
— ¿lo hare? —le pregunte recomponiendo el rostro de descontrol que había dibujado con la pregunta de Bren
—claro, es demasiado estúpido
—yo…—deje escapar un suspiro, me senté frente a él—pues claro chico solo que… dame un trago, la boca se me hará pedazos cuando te cuente sobre Keltie
Él dejo escapar una ancha sonrisa, mas sincera de la que hubiera esperado o… deseado y me estiro su jugo.
—pues hombre, empieza, estoy impaciente, ¿Cómo te conseguiste a tremenda chica?
—pues veras…
En la primera parte del relato Brendon no pudo borrar una expresión de melancolía en el rostro pero, cuando llegamos a la parte de la huida se echo a reír, haciendo comentarios sobre lo estúpido y hollywoodense que se escuchaba, mientras yo le repetía, “yo no sé, paso en Los Ángeles, eso pudo ser grabado”, entonces él se volvía a carcajear y me pedía que siguiera contando… luego, me hice tan patético que quise olvidar que había salido con ese chico y que también se había dado el lujo de destrozarme el corazón pero mis negativas eran mayores por lo que solo procure estar a su lado, no importaba como, no me iría, ahí estaba, ahí estaría…

"Lluvia del norte"

Autor: Luki
Clasificación: General.
Género: Romance.




Lluvia del norte
Capitulo unico.


Qué injusta es la vida. ¡Y qué caprichosa puede llegar a ser! Y en ocasiones te pone en aprietos donde tu hipocresía puede renacer y arruinarte todo; tu vida, tu ánimo, tus relaciones. Sí, porque, ¿quién dijo que los humanos no hemos sido siempre unos inconformistas? Siempre queremos que tener lo que se nos antoja, y aun sabiendo que nuestra conciencia tiene todo su derecho de reprimirnos las acciones y métodos que utilicemos para conseguirlo, lo hacemos.

Y gracias a tu enorme falta de juicio, acabas tendido en el suelo, derrotado, lamentándote del gran error que cometiste hace dos o tres meses. ¿Y qué arreglas yaciendo ahí cuan luchador rendido? ¿Eres inválido? ¿Crees que rogándole al cielo y llorando vas a conseguir algo? No, asúmelo, la vida te desafía, y no se ampara de ti. Obviamente, lo que no puedes hacer es estar liado con tu novia, que ni siquiera se podría llamar eso cuando solo ves en ella una potente atracción física, y a la vez tirarte a tu mejor amigo, besar esos carnosos labios que tiene, apropiarte del esbelto y perfecto cuerpo. ¿Adónde crees que vas por ese camino? ¿Es que quieres que todos tus fans te señalen como el tío que puso los cuernos a su novia con Brendon Urie?

Eres una pieza importante en Panic At The Disco, y sin embargo te expones libremente a muchos riesgos. Claro, eres un humano, un caprichoso, un inconformista, un avaricioso. Ryan Ross es una persona más. Una persona que daría lo que fuera por salir de ese tugurio.

— ¿Vas a seguir sin hablarme?

No obtuvo respuesta, y realmente, era consciente de que había perdido a Brendon por bastante tiempo. Ha metido la pata.

—Brendon... por favor.

—No, cállate —El joven se encontraba sentado sobre una silla, con sus ojos cerrados, y sus finas pestañas ligeramente impregnadas en lágrimas—, ¿quieres utilizar más palabras vacías? ¿No crees que ya has hecho suficiente?

— ¿Y tú crees que a mí me agrada estar así contigo? ¿Levantarme sólo en mi cama, sin sentir tu piel sobre la mía, sin sentir tu cálido aliento sobre mis labios? —Se incorporó, apoyando su espalda sobre el sillón— ¿Eres idiota?

—hora pretenderás que me trague tus hipócritas palabras, ¿verdad, Ryan?

— ¿Hasta cuánto tiempo vas a seguir correteando por ese mundo donde eres la víctima y yo el malo de la película? —Se levantó, dirigiéndose hacia Brendon—, yo... te echo de menos

Brendon no dijo nada, solo se limitó a agachar su cabeza. Quería pensar que todo lo que decía Ryan era mentira, que únicamente servía para aliviarle y que posteriormente le volvería a dejar en la típica depresión, la ruina. Pero era levantar su mirada y ver como los acaramelados ojos del guitarrista estaban manipulando de una suave y delicada manera su corazón. Su voz quebrada y culpable y su deplorable aspecto indicaba que NO podía estar tomándose a broma algo tan serio. Era una tarea un tanto bastante complicada fingir aquel estado de pura tristeza.

—He estado sin ti muchos días, cuando me mudé a Los Ángeles y tú te quedaste en Las Vegas... no quiero que se vuelva a repetir, no quiero volver a sentirte lejos

— ¿Y Keltie? ¿Qué pasa con ella?

— ¿Crees que quiero estar con ella? Si supieras cuánto me arrepiento de haberla conocido aquel día en los Video Music Awards... si ese día nunca hubiese llegado, tú y yo ahora estaríamos juntos, sin ningún obstáculo de por medio, solos.

No sabía qué decir. Si de verdad todo lo que estaba diciendo Ryan era verdad, ¿por qué dudaba? ¿Por qué no se levantaba de una jodida vez y envolvía a Ryan en sus brazos, mientras volvía a saborear su golosina preferida? Continuaba cabizbajo, sin saber qué decir, yendo a contracorriente de todos sus principios, cohibiéndose de lo que verdaderamente estaba deseando hacer.

—Supongo que después de esto tú te marcharás... yo me seguiré ahogando en mi propio error, y Keltie seguirá conmigo... pero Brendon, aunque esta sea la última vez que lo diga... —Se agachó, hasta quedar a su altura— no te vayas, por favor, quédate aquí... —Se aferró a su espalda, como si se tratase de algo que en cualquier momento podría perder—, no vuelvas a irte de mi lado...

—Pues sí, soy un idiota

— ¿Ah?

Brendon se levantó, volteándose y quedando frente a frente con su amigo. Sus manos se posaron en los delgados hombros de Ryan, agarrándolos con fuerza y apegándolos hacia él.

—Soy blando, demasiado flexible —El cuerpo de Ryan estaba sobre el suyo, notaba su respiración, aquel calor tan sumamente satisfactorio-, y me basta con verte y oírte para perdonarte cualquier cosa, debería cambiar eso...
Ryan solo sonrió, rodeando la delgada cintura de su compañero.

—Cuando estabas en Las Vegas echaba de menos tu piel, ¿lo sabías? —Respiraba lentamente, dándose tiempo para percibir la suave fragancia que transmitía el cuerpo de Brendon—, te necesito, necesito respirarte, Brendon... mis pulmones están a falta de ti

—Te ha dado por hablar metafóricamente, ¿no? —Soltó una carcajada— Estar de pie es
demasiado incómodo...

Y así, vuelves a errar. Errar es humano, algo inevitable en ti. No eres Dios ni tienes una parte divina, y quizá por eso ser una persona tiene un lado que es MUY divertido. Te expones a riesgos, e intentas salir de ellos, mientras lo intentas, te sientes bien y te ríes en la cara del peligro. Qué irresponsable por tu parte permitir que tu sentido común se mofe de esa manera de algo tan serio. Y también permitir que ahora estés desabrochando tu camisa, bajo el cuerpo de tu vocalista, el cual tiene su pecho desnudo sobre el tuyo.

Hace solo unos minutos estabas llorando y torturándote en la penumbra de tu corazón, y ahora vuelves a tu juego preferido, a adueñarte de tu Luna, reclamarla su presencia y rogarla que se olvide de desaparecer. Mientras tu cuerpo ya es autónomo, tu mente está dormida en el sueño que tú mismo recreaste, viviendo un cuento cuyo título y trama tienen un mismo rumbo: la fusión de tu cuerpo y el suyo, moviéndose juntos y al mismo ritmo, desnudos, mientras vuestros labios se rebaten en una pelea, donde sus lenguas, se golpean, sin piedad, con ansias.
Al final acabaréis con vuestros labios hinchados y rojizos, cuerpos mezclando numerosas gotas de sudor y abrazados, exhaustos y respirando agitadamente. Tú decides mandar a la mierda la relación con Keltie, después de todo necesitas a Brendon y a todo su ser.

Y la fría lluvia no es quien para quitar todo su esplendor y brillo a la Luna y al Sol.

domingo, 4 de abril de 2010

"Travel to the moon" 20/36

Autor: Abril
Clasificación: General (lease bajo su propio riesgo [N/A])
Género: Drama, Romance.




"Travel to the moon"
Capitulo 20


La fortuna de que Brendon me hubiera mandado a freír espárragos fue que había sido el ultimo día de gira debido a la interrupción que nos daríamos por el verano y el día siguiente junto con el mes posterior me lo pase visitando con meticulosa atención Inglaterra, tras un mes no tenia nada que hacer y harto de no tener nada ahí, regrese.
Me había telefoneado con los chicos, ellos no habían hecho preguntas porque creyeron conveniente que era mejor no inmiscuirse demasiado. ¡Bien hecho! Me ahorraban demasiadas letanías.
Al regreso a California tuve que disculparme mas de un millón de veces con Zack y cuando vi a Brendon el mundo no se me vino abajo, más bien, desapareció por completo…

Entre al departamento de Jon, Urie pendía tirado en el suelo, tocando una suave canción.
— ¡Ryan! —grito Spencer al verme parado en el umbral de la puerta
—hola
— ¿Cómo te fueron tus vacaciones? —pregunto Jon, con cautela
—genial, por cierto les traje regalos
Todos sonrieron, el único que no había levantado la mirada para verme, y que de hecho pretendía que yo no existía, era Brendon.
—hey tu—le dije en un tono ligero—¿no me vas a saludar? Creo que también ahí un regalo acá dentro para ti
El dejo de tocar su guitarra y me miro fugazmente, no pude descifrar su mirada porque tenia ese ya acostumbrado semblante inexpresivo.
Una patada en los testículos se me antojaba delirante en esos instantes, sonreí.
—encontré a William de camino y nos invito a un club de uno de sus amigos, esta acá mismo, junto al “Ivy”, le prometí que iríamos
— ¿estas mal de la chaveta? —pregunto Jon
—mmm… si, pero eso no es novedad
— ¿tú? —cuestiono Spencer con el mismo tono asombrado
—bueno, si no quieren no vayan
—no lo tomes a mal hombre pero nos tomaste desprevenidos
—oh
—No te preocupes—dijo Bren al levantarse—nosotros no desairaremos a Beckett—sonreí
—entonces nos vemos después, tengo cosas que arreglar, los regalos están en la bolsa, luego me agradecerán…
La había salvado demasiado bien, iba doblando la calle cuando Brendon grito mí nombre, gire.
— ¿puedo acompañarte a tu casa?
—em… claro
Caminamos un buen rato en silencio, para esas instancias él no me necesitaba decir lo que yo ya sabia de antemano. Era obvio, pero no le ahorraría el trabajo de decírmelo y en definitiva no ahorraría mi dolor.
Escuche nuestras pisadas, nuestras respiraciones y su silenciosa vacilación para decirme que tenía una mujer hermosa, una relación natural.
No sentía alegría de caminar a su lado, pero, tampoco rencor, quizás sentía dolor pero no demasiado. De hecho, más bien lo sentía como ese amigo usual con él que contemplas de vez en cuando el cielo y no ahí necesidad de charlar todo el día.
Estaba tan tranquilo que la charada del dolor ausente me salió mejor de lo que planeaba.
—regrese con Au
Lo mire y sonreí, la sonrisa me costaba 10 veces mi fuerza natural.
—nunca me cayo bien pero escuche a más de uno que decían que su pareja era perfecta
El se detuvo.
— ¿es broma?
—em… no, ¿Por qué lo seria?
—yo pensé que…
— ¿Qué estaría llorando por ti?
—bueno, pensé que al menos era mas importante para ti
—espera, estoy confundido, ¿no es eso lo que querías? ¿No me querías lejos de ti? Pues te estoy concediendo tus peticiones
—si pero ¿por qué actúas de ese modo?
— ¿Qué? ¿Querías que te suplicara que no me dejaras?
—Es solo que… pensé que te importaba lo que teníamos…
— ¿Cómo a ti te importó?
Su cara sufrió una contracción, cambio la mirada hacia algún lugar mirando aturdido y confuso.
Llegamos a la puerta de mi casa, yo tome el picaporte y él miro hacia la dirección contraria a donde yo me encontraba.
—Y a todo esto—le dije mientras metía la llave— ¿Cuál fue la razón de la ruptura?
—Te lo dije—me contesto distraído, lo mire fijamente— ¿por qué no solo crees que de verdad ya no quería nada contigo?—me hinque de hombros
—es raro que alguien ya no quiera salir conmigo, de hecho, encuentro divertido que alguien se negara
—pues aquí me tienes—contesto amargamente—y realmente dudo que le hayas encontrado algo de divertido a que te dejara…
Me mordí los labios, quizás la lengua, para ignorar el dolor de sus palabras, forme una sonrisa demasiado falsa. Brendon sabía lastimar cuando se lo proponía, sabia como echarle limón a una herida abierta.
—bueno… creo que mejor me voy
Asentí pero cuando iba saliendo del jardín lo llame, el volteo la cabeza.
— ¿iras al rato con Will?
—Iré a ver a Audrey, si ella quiere, quizás vayamos
Sonreí, ¿eso debería de dolerme? Porque una parte de mi pecho sintió varias punzadas.
—entonces, espero que ella tenga ganas de ir…


Si alguien hubiera tenido la gentileza de advertirme que aquella mujer era una ninfómana yo no la hubiera tocado en primer plano.
Lo que resultaría una buena venganza producida por la molestia que me embargo de ver a Audrey embarrada en las piernas de Brendon, saltando de gusto, besándolo con furor, término como la peor.
¿Quién querría tener una exagerad cantidad de actividad sexual en una misma noche y con el mismo chico? Eso era una pregunta curiosa pero quizás la mas importante era ¿Quién desearía estar montada sobre mi más de una vez con mi notable torpeza producida por la ruptura?
Eso aparte de raro era risible pero lo peor era la ridiculez de esconderse en un baño, eso, no tenia precedente.
—amor, abre…
Estaba estresado, era la novena vez que la escuchaba, o al menos, que le prestaba atención.
Mire en busca de una rendija y ahí estaba, en el techo, era un tragaluz estrecho y por primera vez agradecí mi anémica figura.
Apile varias cajas que se romperían con el mínimo esfuerzo pero si no hubiera tenido dos huidas frustradas, un hermano furioso en la sala con un gran bate encima y una clase de huesos delicados no tendría ocasión de hacer esto.
Brinque y me aferre a la ventanilla.
Pase por varias dificultades y con bastantes raspaduras termine tendido en la fría azotea pero antes de permitirme descansar me agarre bien del techo y me eche al vacio…
Caí mal y me di un buen porrazo.
Tras haber terminado de sacudir el pasto que se me había pegado a la piel, salí tambaleándome, más rasguños, genial.
Me agache para respirar pero escuche una risita estrepitosa y burlona.
— ¿de quien escapas con tanto apremio, encuerado?
Primero me vi, había olvidado que solo traía mis bóxers, luego le eche una ojeada…
La mire con detenimiento, un detenimiento apático, y termine por convencerme a mi mismo que lo mejor seria intentar regresar a viejos hábitos.
Parecía el tipo de mujer por el que uno quedaría estúpido, del tipo de dama que uno seria bastante afortunado de conquistar y, bendita sea mi suerte, era todo lo opuesto a Brendon, rubia y mujer ¿podría pedir más?
Fingí como si me hubiera dado un colapso nervioso y puse una expresión de imbécil anonadado. Ella sonrió ruborizada.
— ¿te haz lastimado? —pregunto cordial pero preocupada
—Eso tendría una muy congruente y satisfactoria respuesta a lo que estoy viendo—ella me sonrió educadamente mientras me miraba detenidamente, ensancho más su sonrisa
—lamento informarle que soy 100 por ciento real
—oh, entonces, ¿alguien le ha dicho que parece una hermosa reina burlesca?
—Me ha parecido escucharlo—dijo sonriendo, había que aceptarlo, su sonrisa era lindísima, blanca, limpia, sincera
— ¡amor! —Grito la mujer dentro de la casa— ¡abre el baño, ahora!
Mire hacia adentro, la ventana estaba abierta, la ninfómana me miro.
Considere mis opciones, ¿correría semidesnudo o rompería el vidrio de mi carro?
— ¡Ryan! —grito y enseguida abrió la puerta
Mire al gran hombre que estaba atrás de su hermana y antes de pensármelo dos veces, sujete la mano de la bellísima mujer que estaba frente a mi y salí disparado…

Nos detuvimos un par de calles arriba y ella no podía parar de carcajearse, no entendía exactamente porque la había tomado pero se veía hermosa riendo.
— ¡eres un loco! —me dijo cuando disminuyeron un poco sus risas
—si, creo que me arrestaran por estar semidesnudo
—Cierto—y se volvió a reír, se agarraba el estomago y cerraba ligeramente sus ojos, su rubio cabello caía sobre el rostro—Keltie—dijo estirándome una de sus manos, la tome
—Ryan…—no pude seguir lo que seria una ostentosa presentación porque vi una patrulla a no muchos metros de distancia, la mire— ¿aguantarías correr un poco mas?
—no pero lo hare
Sonreí y salimos corriendo una vez mas, sin darnos cuenta terminamos en algún barrio de Los Ángeles con un litro de agua cayendo sobre nosotros, ella grito estrepitosamente, yo mire hacia arriba rogando que no fuera agua sucia, pero ¿Quién aventaría agua limpia a la calle?
— ¡que asco! ¡Ah!
No pude aguantar, me reí de ella, tenía un cacho de papel en el cabello y su playera blanca estaba gris… pero a esas instancias había algo mucho más interesante reluciendo en su playera…
—Necesito regresar por mi carro—dije mordiéndome los labios
— ¡necesito regresar a mi casa!
—Bien, primero lo tuyo—le dije levantando la mirada para evitar ver sus pechos— ¿Dónde vives?
— ¡soy la vecina de la mujer con la que te acostabas!
— ¿en… enserio?... entonces las 2 cosas a la vez
Miramos las calles, si tomábamos atajos estaríamos ahí en 15 minutos, ella seguía riéndose pero de vez en cuando se lamentaba de sus fachas.
—Ningún taxi nos querrá llevar—se quejaba— ¡apesto!
—Hueles hermoso—le dije para callar sus quejas mientras la guiaba hacia un atajo—y dime quien piensa lo contrario para que le de un puntapié
De pronto su mano se soltó y ella se detuvo, gire.
—gra… gracias…—lucia sonrojada
—De nada—la tome de la mano un poco exasperado y retomamos el camino
— ¿Por qué lo dijiste? —pregunto
Suspire haciendo una mueca que ella no alcanzo a distinguir mientras yo trataba de buscar algo congruente y satisfactorio para silenciarla.
—me parece que sucia o no, eres bella y la gente debe de verlo, yo lo veo, no importa si luces las peores prendas… no tienes nada que hacer para que la gente lo vea…
Ella se volvió a detener ¿había dicho algo mal?, gire, ella me miraba con un brillo en los ojos, con cariño, y sonreía como yo suponía debería de sonreír cuando estaba con Brendon. Me acerque a ella…
Antes de hacer o decir cualquier cosa se aventó a mi, sus labios se juntaron con los míos, sus pechos estaban pegados a mi torso, su lengua disfrutaba de la mía, yo lo hacia con la suya hasta que se separo.
—es muy dulce todo lo que dices ¿siempre eres así?
Negué con la cabeza, trataba de suprimir recuerdos con Brendon así que por primera vez le preste atención a sus ojos. Me clave en ellos buscando algo y me quede tildado mirando sus grandes y hermosos ojos. Nos quedamos así cosa de segundos, tal vez minutos, quizás horas, no lo sé, el tiempo no importaba y es que había algo en sus ojos que me daban demasiada curiosidad.
—Mira—me dijo después de un rato—ya casi llegamos
—Si, casi lo hacemos—le dije con melancolía, no se me antojaba para nada la perspectiva de ir a pasar un día solo en mi casa porque tendría demasiado tiempo para liberar el dolor.
Al llegar vi mis cosas en un contenedor de basura, asco, me dio, pero era eso o caminar 1 km y medio.
Tome mucho valor y camine hasta el bote, saque todas mis cosas que tenían restos de comida, deje la ropa, mejor desnudo que apestado.
—Necesito una buena ducha—me dijo cuando llegamos a su casa
—tienes razón
Keltie metió la mano en sus bolsillos y puso una cara de frustración y enojo mientras rebuscaba.
—oh, no—se quejo— ¡no puede ser!
— ¿Qué pasa? —pregunte por cortesía
— ¡olvide las llaves! ¡Soy un tonta! ¡Siempre olvido mis llaves!
No pensaba en otra cosa más que en pasar la noche solo y este era un pretexto bastante bueno para no hacerlo.
—mira, hoy no conseguirás cerrajero, ¿Qué te parece si te ofrezco un baño caliente en cuanto lleguemos a mi casa?
Miro el parabrisas de mi auto, con cierto anhelo que no fue difícil descifrar; sonreí.
—esta bien, una ducha, unas horas de sueño y un desayuno ¿te parece?
—y ropa
—claro, y ropa—le concedí
—entonces, me parece perfecto…

"Travel to the moon" 19/36

Autor: Abril
Clasificación: General (lease bajo su propio riesgo [N/A])
Género: Drama, Romance.





"Travel to the moon"
Capitulo 19


— ¡dios, Brendon! ¡Para ya!
— ¡no! ¡Me vas a dejar terminar!
— ¡no! ¡Joder! ¡Te he dicho que no!
— ¡es que es una estupidez…!
— ¡ahí ya cállense princesitas! —interrumpió Jon mientras golpeaba la puerta con una fuerza desmedida
Me abstuve de abrir la puerta y dirigirle unas cortas palabras así que mejor tome 3 o 4 exhalaciones y después salí disparado del cuarto azotando la puerta en sus narices y atravesando todo el pasillo.
No tenia caso seguir discutiendo, estaba harto de tener que lidiar con sus frecuentes e incesantes tonterías aunque, lo cierto es que me gustaban, hoy había escogido un día especialmente malo para discutir conmigo.
Estaba estresado porque le habían dado un buen botellazo en la cabeza y, aunque se había desmayado escasos segundos, yo me negaba a dar oportunidad a que la próxima vez lo dejaran tirado por mas tiempo pero pareciese que a él no le importaba en absoluto pues, quería seguir con el concierto.
“no somos una clase de codiciados roqueros” me había repetido un sin numero de veces, bien, eso era cierto pero si la gente no nos quería ahí resultaba una sandez que regresáramos.
Jon y Spencer, temerosos de que fuera una pelea usual de novios, habían decidido no interferir y aunque ciertamente nunca lo hacíamos en su presencia para no hacerlos sentir incómodos esta vez nos habíamos salido de nuestras casillas usuales y la habíamos convertido en una de esas discusiones.
Vi a Zack al final del pasillo evitando junto con unos achichicles suyos la entrada de las fans pero en cuanto me vio en menos de un segundo se poso frente a mí.
— ¿Cómo está…?
—como un estúpido—conteste entre dientes y seguí mi camino hacia el autobús
Cuando azote la puerta del automóvil y los vidrios temblaron me sorprendió saber que estaba bastante furioso.
La razón primaria era que el día anterior el había dormido bastante por la tarde mientras los chicos y yo encontrábamos el acompañamiento correcto para las nuevas canciones y cuando tenia toda la intención de dormir a Bren se le ocurrió la magnifica idea de querer que le enseñara los avances.
Parece el hecho de que no recordaba que yo no había dormido como un oso en invernacion pero accedí de buena gana.
Al terminar Bren prendió la tele, el niño no tenia sueño y no se porque diablos American Dad estaba pasando, sus risas, aunque lindas y melódicas, no me dejaron dormir mas que 2 escasas y molestas horas.
Como si eso no fuera suficiente llevaba aproximadamente una semana molestándome, era pesado y me incomodaba bastante…
¡Que jodida manía había creado de no querer molestarle! El nunca me había molestado, hasta hace poco, pero sentía la responsabilidad de no molestarlo, quizás su humor negro era debido a la muerte de su abuelo, parecía justo que aguantara un poco.
Derramando aun una gran cantidad de bilis me avente a la cama, puse algún tipo de música que no logro recordar y me quede frito al minuto con las manos tan apretadas que al despertar apenas y podía estirarlas.
Unas horas de sueño habían servido perfecto para hacerme olvidar mi molestia y Brendon se hallaba frente a mi completamente serio, aparentemente, viéndome dormir.
Al terminar de bostezar y estirarme contemple su ojo golpeando que lucia rojo pero que en escasas horas estaría morado.
Me senté aun medio dormido al filo de la cama y acaricie su rostro, el me miraba totalmente inexpresivo, al tocar su herida dio un respingo producido por el dolor pero su rostro no se altero.
—Eres muy protector conmigo—me dijo con un tono igual de impávido mientras apartaba mis manos de su rostro
—bueno, supongo que lo soy
—mmm… oye… ¿no estaremos… muy… enamorados?
—si, probablemente... ¿Eso tiene algo de malo?
—supongo que no
— ¿entonces?
—Entonces—se mordió los labios lo cual destacaba que sentía un gran manojo de nervios, abrió la boca pero después la cerro, tras unos segundos de observarnos fijamente, prosiguió—entonces… bésame…
Era una petición extraña pero no mala. Puse mis manos en sus mejillas y lo mire aun mas fijo. ¿Estaba asustado?
— ¿Qué pasa?
—dímelo
— ¿decirte que? — ¿Cómo podía cambiarme las cosas?
—la verdad de tu molestia
—pues veras me he desvelado mucho y…
—no la respuesta larga que esta decorada de mentiras y con la cual buscas no hacerme sentir mal, la verdad
—la razón es que te amo
— ¿solo eso?
— ¿querías mas? ¿No es suficiente que no responda bien cuando estoy a tu lado? ¿Qué te quiera proteger? Juro que no me dejas pensar con claridad, ni cuando estas a mi lado ni cuando no… además… me molesta que lo que sienta por ti me este convirtiendo en ti
— ¿en alguien no egoísta?
— ¿en alguien que ha compartido su vida con demasiada gente y se crio fuera del dolor y la soledad?… aja… en ti…
— ¿así que eso es malo?
—No lo sé, es extraño para mí—buscaba en su mirada pero no encontraba nada, estaba muy cortante— ¿Por qué preguntas tanto?
—tengo dudas… solo eso…
— ¿y como acaba?
—Bueno… solo acaba…
Sus labios chocaron con los míos como solían hacerlo pero por alguna extraña razón me empezó a doler la garganta, como si algo de verdad estuviera yendo realmente mal.
Era el beso mas triste de una larga lista de besos, recordaba con claridad haberlo besado en circunstancias realmente tristes pero ninguna se había sentido como este y, aparentemente, tras los largos minutos que habían transcurrido este beso no subió de nivel como solía suceder.
Rodé su cuello, poniendo incluso un poco mas de empeño, pero sencillamente nada paso, decidí soltarlo y al separarme Brendon se negó a volver a abrir sus ojos.
—Ryan, me di cuenta que esto no es lo que quiero… creo que lo mejor es que terminemos…
— ¿lo mejor para quién?
—lo mejor para mi
Y entonces el dolor se extendió por todo mi pecho, pude sentir varias punzadas, mi rostro se rescabrajo por completo pero no me intereso recomponerlo.
— ¿por eso tanta pregunta? ¿A eso se debe todas las groserías que me haz hecho últimamente?
—lo siento
Era la ruptura mas rápida que estaba teniendo, la mas inusual pero al mismo tiempo la mas dolorosa. ¿Qué podía hacer o decirle?
Brendon abrió los ojos y me miro, aun inexpresivo, y eso ayudo bastante para hacerme sentir como un completo imbécil.
¿Qué hacían las chicas en estos casos? ¿Se ahogaban? No… sospecho que no.
De pronto verlo a los ojos incomodaba gradualmente y… dolía.
— ¿todo para esto? —jadié
—lo lamento…
— ¡no! ¡Nada de lo siento! ¡¿Después de lo mucho que me costo, de que nuestros amigos lo supieran y lo único que me merezco es un “lo siento, ya no me gustas”?! ¡Una patada en el trasero hubiera sido mil veces mejor!
—yo no fui quien se fue de la lengua con Spencer
Asentí levantándome de la cama, era verdad y eso solo empeoro mi humor.
Tome el picaporte de la puerta y lo azote, las ventanas volvieron a timbrar y las cartas con las que jugaban mis amigos salieron volando a distintas direcciones.
— ¿estás bien? —pregunto Spencer—parece como si te fueras a romper en cualquier momento
Jon me miro intranquilo pero antes de permitirle decirme algo golpe la puerta del autobús que se abrió rápidamente, apenas baje unos escalones y me encontré a Zack.
— ¿quieres…?
— ¡a un lado! —le ordene pero él no se movió ni un milímetro
— ¿quieres que te acompañe? —preguntó, terminando su oración
—No, gracias—le dije entre dientes
—me contrataron para cuidarte
— ¡para cuidarnos no hostigarnos! —le grite empujándolo, él puso una mano impidiéndome la partida
—no, es noche y peligroso, vez lo que le paso a Urie hace rato…
— ¡no me importa! ¡Además es bajo mi responsabilidad!
—no
— ¡púdrete y quítate de en medio!
Nunca le había hablado de esa manera a Zack y sospechaba que en algún momento me daría un golpe con esas manotas que se cargaba pero solo quería correr lejos de allí, de Brendon, de mi estupidez, de mis amigos que ahora estaban atrás de mí tratando de calmarme.
Las voces sonaban tan lejanas, el dolor intensifico, me sentía débil, enojado, triste y me ardían los ojos, la salida de lagrimas no tardaría demasiado…
¿Por qué era tan difícil? Yo sabia que en algún momento esto pasaría pero creo que lo que me lo hacia mas difícil es que yo pensé que las cosas iban bien, porque de echo eso parecía.
— ¡muévete!
— ¡no iras solo! —gritó, era la primera vez que perdía las casillas conmigo, lo mire totalmente enfurecido
— ¡Ryan basta! —grito Spencer
— ¡con un comino…!—fue lo único que pude decir porque mi cerebro desesperado al sentir una lagrima sobre mi mejilla actuó impulsivamente ordenándole a mis manos que apartaran a ese hombre lejos de mí…
… Había olvidado que ese hombre era más fuerte y grande que yo…
Zack se movió solo un poco pero lo necesario como para dejarme salir corriendo, me di un golpe con su ostentoso y fuerte brazo, sentí la piel de mi boca enterrarse entre mis dientes, un liquido correr demasiado rápido…
— ¡Ryan!
Pero cuando gritaron yo ya iba lejos, Zack corrió tras de mí junto con otro guardaespaldas pero no lograron alcanzarme, corrí lo mas lejos que pude y me detuve hasta estar seguro de que me había perdido.
El dolor se combinaba con cansancio, necesitaba respirar, me senté sobre una escultura de hierro para tomar aire y ahí sentado suprimí el dolor, ahogue mis lágrimas, mis ganas de darle una patada en la entrepierna…
… respire agitadamente, con los ojos cerrados, con sangre derramándose de mi boca, con un dolor opresivo y con tantas ideas como pretextos para dejarle pero todo me llevaba a lo mismo, no podía alejarme…
… no quería…

"El mar y yo"

Autor: Gaby Martínez - @gabtroublemaker
Clasificación: PG.
Género: Fantasía, Sobrenatural, Songfic.





El may y yo
Capitulo unico.


Un joven cuyas facciones rayaban los veinte años caminaba sobre la arena mientras sus huellas eran constantemente borradas por las suaves olas marinas, que ocasionalmente humedecían sus pies desnudos. Las hebras de su cabello se movían al compás de la suave brisa nocturna, al tiempo que los plateados rayos de luna lograban colarse entre ellas e iluminaban tenuemente sus mejillas con su fulgor blanquecino.

Y deambulaba en silencio, acompañado tan sólo por el ruido que hacían las olas del mar y las palmeras que agitaba el viento. A cada paso que daba parecía que sus huellas fuesen más profundas, como si llevara algún peso extra sobre su delgada figura, haciendo un mayor esfuerzo al caminar. Y era que la carga existía, pero no estaba sobre sus hombros, sino dentro de su propio corazón. Por un instante pensó que aquello que había decidido a hacer era toda una locura, pero no podía echarse para atrás.

Levantó su mirada y la volvió a hacia atrás, notando satisfecho que no había rastro de su paso por la bahía. Una franja de arena fina y dorada serpenteaba entre el mar y el precipicio, y ya muy lejos seguía visible una enorme casa blanca rodeada de un negro enrejado. Una casa que de día brindaba una sensación de frescura amenizada por la brisa playera y los brillantes rayos de sol desde el amanecer hasta la tarde, endulzada por el agradable aroma de los girasoles que crecían en sus jardines. Terrazas con agradable vista al mar para desayunar o beber el té por las tardes aparecían por su lado más cercano a la bahía, grandes ventanales que permitían el paso del viento en verano, acopladas con blancas cortinas que resguardaban la sala de los inclementes rayos de sol del mediodía.

Pero ya después del anochecer daba un aspecto lúgubre y misterioso. Una especie de oscura niebla la envolvía y hacía difusa la débil luz que salía de las pocas ventanas del primer piso. La escasa luz de luna se colaba por los oscuros ventanales haciendo que las blancas cortinas formaran figuras fantasmales. Sus ojos buscaron con curiosidad la torre más alta, y podía ver una femenina silueta recostada en un balcón, con su cuerpo envuelto en sedas rojas que bailaban con el viento, con los antebrazos apoyados en la baranda y sosteniendo frente a su rostro aquel trozo de papel. A pesar de la lejanía, podía distinguirlo todo con claridad, porque sabía que sucedería; y volvió sus ojos al frente para reanudar su paso antes de arrepentirse, al tiempo que sentía un agujero en su pecho.

Pero el pesar fue alivianándose al sentir que el viento que venía desde el horizonte, cargado de salitre, le susurraba seductoramente que continuara, que aquello no tenía importancia, que todo iba a salir bien. La arena cada vez se adhería menos a sus pies, haciendo más fácil su caminar, y el agua los besaba gentilmente cada vez que llegaban a ellos. Levantó sus ojos hacia la luna, quien iluminaba su camino con sus rayos plateados, y creía verla sonreír. Todos conspiraban a su favor. Aquello no podía estar mal, mal había estado él en ese lugar que estaba dejando atrás.

La franja de arena se estrechó al punto de que era inevitable caminar por el territorio que pertenecía al mar. Sentía que la corriente marina se amarraba a sus tobillos, y necesitaba sujetarse al precipicio antes de que ésta lo halase hacia dentro. Volteó, por última vez, antes de doblar en el codo de la bahía y dejar de ver aquella que había sido su casa por tantos años, y los recuerdos de horas atrás inundaron su mente como las olas inundaban la tela de su pantalón de pijama.





La habitación se encontraba sólo ocupada por él y sus pensamientos que revoloteaban entre las cuatro paredes y el techo. La pluma rasgaba aquel trozo de papel con velocidad, y entre tachados y remiendos, redactaba aquella apresurada nota en contra de todo lo que había llegado a creer alguna vez. La aristocracia era una burla, el dinero no servía para nada y una mujer bonita por fuera y vacía por dentro era lo más semejante a una ostra sin nácar en su interior que podía existir. Dejó caer la pluma sobre el escritorio y la punta de ésta dejó caer un par de gotas de tinta sobre la blanca superficie de la hoja. Cada palabra parecía dolerle en el fondo de su alma, como si la tinta no fuese más que su propia sangre que secaba lentamente su corazón, mientras expresaba su supuesto amor por una insípida joven que se encontraba en el piso inferior de la edificación.

En un arranque de furia arrugó aquel papel entre sus manos, descargando su ira en él. Se levantó con violencia, caminó dando traspiés hasta su balcón y lanzó con fuerza aquella falsa carta al mar. Porque aquel amor era falso, aquellas razones para casarse eran falsas, aquella vida de ensueño era falsa. Todo a su alrededor era más una muerte en vida que una vida real.

Sentía que hiperventilaba mientras apoyaba sus codos en la baranda y dejaba caer su cabeza entre sus manos, reteniendo el impulso de halarse los cabellos hasta arrancarlos de sus raíces, y un par de lágrimas brotaron de sus ojos, cayendo lentamente hasta aquella gran extensión azul que acariciaba la bahía. Las gotas se mezclaron con aquel otro millar que estaba a sus pies, y una ráfaga de viento trajo una esencia salina a su rostro, una esencia de mar.

El olor a la sal, tan común en aquella casa, le parecía distinto. El sonido del choque de las olas contra el malecón se escuchaba como un fino susurro que penetraba por sus oídos hasta su cerebro, causando una sensación reconfortante. El movimiento del agua lo distraía, tratando de sacar los dolorosos pensamientos de su cabeza, tratando de apaciguar su furia interior, pero de pronto pareció que las olas estuviesen invitándolos a unirse a su vaivén, a bailar con ellas. Y por un momento sintió que si se unía a aquella fiesta, todo acabaría, las preocupaciones se irían de su vida, todo estaría bien, y una débil sonrisa se pintó en sus finos labios… para desaparecer rápidamente.

No estaba tan loco aún. La marea subiría en cuestión de tiempo y el mar embravecido se lo tragaría.

«¿Mar embravecido que traga gente? Esas no son cosas tuyas…» se reprochó a sí mismo, dando un hondo respiro mientras se erguía de nuevo. Aquella costa poseía una playa cuya extensión llana era bastante corta y una fuerte corriente delimitaba esta barrera entre la zona donde era seguro bañarse y la zona donde podía morir ahogado. Pero él no solía bañarse en la playa, prefería contemplar el océano y admirar su grandeza e inmensidad, la forma en la que las olas acariciaban la arena, la forma en que los otros se sumergían en él. Y a veces no lo veía como una simple masa enorme de agua salada y peces…

Trató de disipar esas ideas confusas de su cabeza mientras volvía a sentarse frente a su escritorio, sacando otra inmaculada hoja de papel y tomando la pluma entre sus dedos. Al principio pensó reescribir aquel romántico poema que acababa de desechar, pero el ruido de las olas se había intensificado y ahora llegaba hasta la habitación. Era como si tratara de no ser ignorado. Como si pretendía que no dejase tirada aquella invitación que le había lanzado sutilmente. Trató de concentrarse en escribir, ya que había comenzado, pero ahora el ruido de la mar lo atormentaba, trayéndole a su mente todas las razones para desistir de aquello. Y de repente se oyeron pasos en el pasillo.

Rompió la hoja de papel a la mitad, arrugó la parte superior y la tiró al suelo, y en la segunda escribió fugazmente en la parte superior de la hoja.



Cada mujer merece que un hombre la ame
Y un trozo de mi corazón te pertenece
Sólo que se encuentra tan vacío como tú
Y la vida que me ha tocado
llevar.



Fue como si una fuerza sobrenatural lo impulsara a escribir aquellas líneas, la misma que lo había mantenido un rato contemplando el océano, y escondió aquella nota rápidamente entre sus ropas. Se tendió sobre su cama adoselada y se arropó con un edredón al momento que su puerta se abrió.

—Señor, ¿no piensa bajar al salón? —dijo aquella criada, antes de haber visto a
su amo, y detrás de ella entro una mujer de largo cabello castaño ataviada en un
vestido azul celeste.

Sutilmente, el chico negó con su cabeza, la cual era apenas visible.

—Ryan, hijo, ¿te encuentras bien? —preguntó la otra mujer, su madre, sentándose
en una esquina del colchón.

—No… no me siento nada bien —dijo, lo cual en gran parte era cierto, mientras su
cabeza era acomodada por las suaves manos de su madre sobre su regazo, que luego
se enredaron en aquel cabello castaño mucho más corto que el suyo pero idéntico
en tonalidad.

—Mejor baja a atender los invitados, en un momento bajo también —le dijo a la criada, que salió rápidamente de la pieza y cerró la puerta tras ella—. Scarlett ha estado esperándote desde la cena… sería muy descortés de parte tuya dejarla embarcada.

—También sería descortés de su parte tenerme allá abajo mientras estoy indispuesto —se quejó, aunque con tono convaleciente.

—Es una buena chica, callada y obediente… la esposa perfecta para ti, sólo que eres lo suficientemente estúpido como para no darte cuenta —dijo, y aquellas palabras atravesaron su pecho como una lanza afilada. Se oyó un fuerte choque de las olas en el malecón y su madre se levantó sobresaltada—. Parece que esta noche habrá marejada…

«Está furioso, está furioso, no le agradó lo que ella dijo…» pensó asustado, mientras su madre volvía a colocar su cabeza sobre la mullida almohada y se dirigía a cerrar las puertas y cortinas del balcón, y el apretó la nota contra su pecho. Ella se dirigió hasta la puerta y llamó a la criada de nuevo.

—Estaremos esperándote abajo —dijo, mirándolo por última vez, y luego le habló a la criada—. Atiéndelo bien en lo que te pida, y asegúrate de que no se tarde mucho en pasársele el malestar.

«Ella piensa que bajaré, ella confía en que yo lo haga», pensó, casi dispuesto a levantarse, vestirse e ir al salón a tomar la mano de su desconocida prometida, pero recordó aquella invitación del mar, que se enfadaba cada vez que la ignoraba. A pesar de las órdenes que le había dado su madre, sabía que la mujer que estaba en la puerta no intentaría obligarlo a cumplir sus órdenes. En vez de siquiera molestarse en arreglarse para bajar, pidió a la criada que por favor que le bajara las lámparas, que necesitaba dormir.

—Y una última cosa —le dijo, antes de que ella saliera y lo dejara de nuevo solo en su habitación—. Si la señorita Scarlett pregunta por mí, dile que no estoy, dile que me he ido.

La criada asintió con duda antes de salir, y él pensó por última vez que haría. Tomó un libro de su mesa de noche para apoyarlo en sus rodillas y, sobre éste, apoyar la hoja de papel que había estado escondiendo. Tomó también una pluma de la pequeña gaveta de la mesa y aprovechó la poca tinta que le quedaba para añadir una segunda y última estrofa a su nota. A su poema de despedida.


Adiós, amor de mi desamor
Que la tierra te bese los pasos mientras buscas
algo mejor.
Adiós, para siempre, desdicha de mi corazón.
Te esperaré
donde el sol no me ilumine.
Te esperaré dentro del mar.


De momento imaginó a la delicada y femenina figura Scarlett ataviada en su vestido de suave seda roja, se imaginó bailando un dulce vals con ella, se imaginó tomándola desposándola, se imaginó tan sólo una noche con ella… y las olas volvieron a reventar con furia sobre la dura superficie de las rocas. Se levantó y abrió de par en par las puertas de la pequeña terraza, respondiendo al bramido del océano. Quizá sólo le hiciera falta un paseo nocturno por la bahía.





Y así fue que dejó la nota sobre su almohada, sabiendo que su madre –cansada de esperarlo– llevaría a la muchacha hasta su habitación y le diría que entrase sola, sin esperar encontrarse aquello. Por su parte, Ryan se encontraba sujeto a las afiladas rocas del acantilado, con el agua hasta las rodillas. La marea había ascendido al punto de que la estrecha línea de arena seca había desaparecido, y seguía ascendiendo. La blanca espuma se arremolinaba en torno a sus piernas, queriendo jugar con ellas, queriendo sujetarlas y adentrarlas en el mar. La piel de sus manos se rasgaba superficialmente gracias al fino de las rocas a las que se sujetaban, hasta que no pudo más.

«Ven, acércate, hazme compañía —sentía que le susurraba el mar con su dulce y melodiosa voz—, yo voy a sanar tus heridas.»

Seducido por aquella misteriosa voz que parecía venir de todas partes y de ninguna a la vez, dio un par de pasos temblorosos sobre la húmeda arena, temiendo que la corriente fuese a desviarlo y a halarlo violentamente. Pero, al contrario, la corriente lo ayudaba a mantenerse en pie y en cierta parte lo obligaba a seguir su camino hacia dentro. Era como si muchas manos sostuviesen con delicadeza sus piernas y lo ayudaran a caminar entre el agua, cuyo nivel ya alcanzaba su cintura.

En sus manos, que tenían rato sumergidas dentro del agua, ya no quedaba rastro alguno de aquellos cortes de la roca, y sentía como si otras manos sujetaran las suyas y lo guiasen, siempre hacia dentro. Las olas danzaban a su alrededor pero sin interferir con su paso. Danzaban al ritmo que les dictaba el viento, el mismo que lo envolvía y despeinaba a su antojo, al mismo compás que marcaba en el agua. Ciertamente se sentía mejor, mucho mejor que encerrado en su habitación, mucho mejor que con Scarlett, mucho mejor que cualquier otro día de su vida.

Cuando estaba alrededor de cien metros de distancia del el circular reflejo de la luna se dio cuenta que sus pies no tocaban fondo sino que flotaban en el agua, y que aquella fuerza que lo había estado guiando lo trataban de halar hacia el lecho marino, hacia abajo. Miró hacia atrás y notó lo lejos que estaba de la costa y todo lo que había avanzado. Miró su casa, aún más lejana, y podía ver dos figuras femeninas en su balcón, una con un vestido del color del rubí y otra con un vestido del color del cielo diurno, ambas llorando amargamente. Y eso fue lo que vio antes tomar una gran bocanada de aire y de sumergirse en el agua.

Se hundió con los ojos cerrados, dejándose halar por la corriente, y poco a poco trató de abrirlos, esperando que la sal le incomodara. Pero esto no sucedió, incluso podía ver tan claramente como si estuviese en la superficie. Miles de peces de todos colores pasaban por su lado, fosforescentes caballos marinos daban vueltas a su alrededor. El lecho marino estaba lleno de corales que se veían monocromáticos bajo la plateada luz de la luna y repleto de miles de criaturas que nadaban por doquier. Y se oía una canción cuya letra quizá no podía comprender, pero la melodía era la más hermosa que había oído jamás. Era reconfortante, relajante, tranquilizante, como una canción de cuna que arrullaba su alma y le proveía de la calma que tanto había buscado afuera del mar.

Luego observó que justo donde caía el rayo más intenso de luz de luna había una extraña silueta que no podía distinguir muy bien qué era. Nadó hasta allí, con curiosidad, hasta adentrarse en aquel espacio inundado por la luz de plata, y mientras se acercaba, la silueta se iba haciendo más clara y similar a la de una persona. Era un joven que aparentaba su misma edad.

Notó que lo miraba fijamente mientras se acercaba, como si lo hubiese estado esperando. Lo observaba con la misma curiosidad que Ryan lo miraba a él, hasta que estuvieron frente a frente. Aquel extraño tenía unos ojos marrones como el chocolate, la piel blanca como la luz de luna y el cabello negro como la noche. Levantó una de sus pálidas manos y acarició con delicadeza la mejilla del castaño.

—Sabía que vendrías… —dijo, con su dulce voz, la misma que había estado escuchando toda la noche y que había estado seduciéndolo—. Desde hace tiempo deseaba que vinieras…

Ryan quiso responderle, pero lo único que salió de su boca fue una burbuja de aire, y fue que recordó que no podía respirar bajo el agua y una fuerte punzada de dolor se hincaba en su pecho que reclamaba por oxígeno. Quiso separarse de él y nadar a la superficie a tomar más aire, pero él ya había tomado su rostro entre sus dos manos y acercaba sus rostros hasta juntar sus labios con delicadeza, y sus pulmones se vieron provistos de aire una vez más.

¿Aquello había sido una táctica de primeros auxilios… o un beso? Ryan sintió que sus mejillas se sonrojaron y sus labios sintieron un vacío cuando los de aquel extraño los abandonaron, esos que tenían un sabor más dulce que la miel más pura y eran más suaves que el más fino algodón.

— ¿Quién eres? —preguntó, al ver que ésta vez el aire permanecía preso en sus pulmones, aunque una pequeña hilera de burbujitas escapó de sus labios al hablar.

—Soy yo… o quien tú quieras que sea —dijo, soltando aquel rostro que tenía al frente y bajando a sujetar las manos del castaño, quien identificó la misma textura de aquello que lo había ayudado a adentrarse entre la playa.

— ¿Cómo te llamas? —rectificó su pregunta.

—Todos me llaman de formas distintas aunque parecidas… pero estoy aburrido de eso. Llámame como tú quieras —dijo, y Ryan entendió a qué se refería. Todos debían referirse a él como el mar…

—No sé como llamarte… —dijo, cabizbajo.

—Llámame Brendon —dijo, colocándose un nombre aleatorio. «Brendon», le agradaba ese nombre, especialmente porque nunca había conocido a nadie que se llamara así y, por tanto, no lo relacionaba con su pasado.

— ¿Por qué querías que viniera, Brendon? —preguntó, levantando su vista y mirando a Brendon a sus oscuros ojos.

—Porque he estado solo… igual que tú… y sufría al ver que te hacían daño —dijo, mientras su mano delicadamente desabrochaba la camisa de su pijama hasta colocar su blanca mano sobre el pecho del joven—. Eres bueno, Ryan, no mereces todo el maltrato que te han dado —dijo, con cierto tono dolido en su voz.

Ryan se estremecía con su solo tacto, pero al tener su mano en allí era como si tocara directamente su corazón, como si estuviese acariciándolo y sobando todos esos golpes que tenía hasta, pero no lograba sanarlos del todo… y también sintió que el aire comenzaba a faltarle de nuevo, y Brendon lo notó.

—Lo que hice… sólo puedo hacerlo una vez. Si quieres seguir siendo una persona de afuera tendrás que subir a tomar aire, pero la luna está llena y la marea estará tan fuerte que no te dejará volver —dijo, tomándolo por los hombros y acercándolo a él—. ¿De veras quieres volver allá arriba?

Y su cabeza, a falta de palabras, dijo que no. Afuera la vida era dura y dolorosa, y allí todo era tranquilo y agradable. Afuera sólo había espacio para la desdicha, y allí podía ser feliz. Y negó con la cabeza.

—Quieres… ¿quieres quedarte aquí? —le preguntó, con cierto toque de emoción en su voz, mientras Ryan seguía perdiendo sus fuerzas a medida que pasaba el tiempo, y aún así lo miró con las pocas energías que le quedaban. Se abrazó a su pecho, y asintió—. Para eso… tengo que alearme contigo…

No entendió completamente las palabras de Brendon, pero un extraño nerviosismo lo invadió al ver que lo tomó por la cintura para poco a poco recostarlo sobre el lecho marino y tenderse sobre él. Muchas veces había tenido contactos de ese tipo con las mujeres que su madre consideraba dignas de ser desposadas por él, acercamientos casi programados, torpes y vacíos, sin sentido alguno. Pero, a pesar de todo, su dulce voz le daba seguridad, al igual que había logrado dársela en toda la noche.

—No te preocupes… te prometo que será bastante placentero… —dijo, con una sonrisa en sus labios que le inspiraba confianza a aquel débil humano que estaba debajo de él.

Tomó de nuevo sus labios, en un beso más intenso y profundo que el anterior, tratando de darle un poco más de oxígeno para que soportara el tiempo necesario. Sus manos quitaron poco a poco las ropas que le impedían tener un contacto pleno con él y luego se apoyó sobre sus caderas, entre sus piernas. Podía sentir su miedo, mientras su frágil cuerpo temblaba y él se negaba a soltar sus labios. Pero era inevitable. Su cuerpo se volvió más líquido y comenzó a inundar todo el cuerpo de su huésped, que se estremecía entre sus brazos. Sus poros, sus pulmones, sus venas, todo su organismo se encontraba ahora lleno de Brendon, lo cual al principio se le hizo incómodo y doloroso, pero luego su cuerpo se fue habituando a tenerle dentro y el dolor se convertía en placer, el placer de ser totalmente suyo, envolviéndole en un éxtasis que lo hacía perder la conciencia.

Puede que haya ocurrido demasiado rápido, pero Ryan lo había percibido como si hubiese durado toda la vida. Poco a poco la sensación de asfixia desapareció hasta que pudo abrir los ojos y encontrarse acurrucado entre los brazos del pelinegro. Y cuando habló, ninguna burbuja salió de sus labios.

—Gracias —dijo, levantando un poco su rostro y hundiéndolo en la hendidura de su cuello con inmensa gratitud. Su cuerpo se sentía liviano y distinto, y no quedaban rastros de heridas en su alma… y jamás volvería a haberlas.

—Gracias por permitirme hacerlo —dijo, depositando un delicado beso en su frente—. Gracias por confiar en mí.

Ryan notó que no estaba exactamente en el mismo sitio donde sus cuerpos habían formado aquella aleación, y notó que no muy lejos, una sombría figura flotaba hacia la superficie… aquella que había sido su cuerpo alguna vez, y había servido de casa al sufrimiento y de prisión a su alma. Y al mismo momento estaba Brendon rodeándolo con su reconfortante abrazo y de repente volvían a unirse en un beso instintivo.

Realmente ya no tenía la más mínima intención de volver a estar preso. Dejo que aquella concha vacía se alejara, y ahora correría libre en el mar abrazado a aquel que lo había liberado, y así comenzar una nueva y eterna vida.


Alfonsina y el mar

Por la blanda arena que lame el mar
su pequeña huella no vuelve más,
un sendero solo de pena y silencio llegó hasta el agua profunda.
Un sendero solo de penas mudas llegó hasta la espuma.

Sabe Dios qué angustia te acompañó
qué dolores viejos, calló tu voz
para recostarte arrullada en el canto de las caracolas marinas.
La canción que canta en el fondo oscuro del mar la caracola.

Te vas Alfonsina con tu soledad,
¿qué poemas nuevos fuiste a buscar?
Una voz antigua de viento y de sal
te requiebra el alma y la está llevando
y te vas hacia allá como en sueños,
dormida, Alfonsina, vestida de mar.

Cinco sirenitas te llevarán
por caminos de algas y de coral
y fosforescentes caballos marinos harán una ronda a tu lado.
Y los habitantes del agua van a jugar pronto a tu lado.

Bájame la lámpara un poco más,
déjame que duerma nodriza en paz
y si llama él no le digas que estoy
dile que Alfonsina no vuelve.
Y si llama él no le digas nunca que estoy,
di que me he ido.