Clasificación: General (lease bajo su propio riesgo [N/A])
Género: Drama, Romance.
"Travel to the moon"
Capitulo 4/36
Capitulo 4/36
Esa noche todo permanecía oscuro cuando caí de boca al suelo.
—Diablos—chillé pero me quede tirado en el azulejo.
La luz se encendió y escuche unas pisadas que se aproximaban hacia mí.
—Ryan ¿te haz echo daño?
Negué tratando de levantarme pero al parecer mi cuerpo estaba demasiado débil y trajo como resultado que me desparramara para volver a besar el suelo sin no antes golpearme la cabeza con la cómoda de madera.
Sentí unas manos que me sujetaban de la cintura para ayudar a reincorporarme, recargo mis piernas en la madera de la cama y me soltó para que me sentara. Me alegró que no me tratara como un inútil ni como un lisiado.
En cuanto me senté sentí un líquido espeso y tibio bajar lentamente de mi cabeza que goteo en mi mano, me quede contemplando las gotas de sangre que brotaban hasta que Brendon se sentó a mi lado, tomo mi cabeza entre sus manos para ver la herida y me indico que me acostara en su cama; recargue mi cabeza en sus piernas.
—Te dolerá—advirtió, entonces escabullí una de mis manos hasta tomar algo, mojo el algodón y lo puso en la zona abierta, sentí el ardor de la herida y sonreí anchamente al volver a sentir como un conjunto de emociones y pensamientos volvían a inundar mi preciada cabeza… ¡al fin me encontraba productivo!
Me hizo un torniquete para frenar la sangre y se me quedo mirando, su rostro ahora estaba completamente colorado, vi hacia donde él lo hacia…
… me quede boquiabierto al ver mi mano aferrada a la suya, con aquella excitación provocada por el dolor ni lo había notado.
—Discúlpame—musite soltándolo
—No ahí problema—dijo en un intento de relajarme pero entonces recordé el beso y me encontré repentinamente malhumorado.
Suspire en busca de relajar mis músculos y analice en mi mente oraciones cortas para no salirme de control y apremiarle con maldiciones y golpes aquel beso…
… escuche mis dientes chirriar…
—El beso—fue lo único que me encontré capaz de decir en voz alta, su rostro se crispo ligeramente y suspiro con un poco de molestia, separo mi cabeza de sus piernas para que me sentara normalmente y se quedo mirando sus zapatos.
Mantuvo el silencio durante minutos que a mi se me antojaron una eternidad. Estaba ideando un plan: si se hincaba de hombros le propinaría una suculenta golpiza, esperaba que fuera mucho más inteligente de lo que esperaba o a pesar de su ayuda me portaría como un completo, echo y derecho, bastardo.
Apreté la mano hasta convertirla en un puño, estaba listo para quedarme tildado sin respuesta y con una mano morada del golpe que le daría entonces pareció que iba a decir algo.
—sé que logre el efecto que quería en ti
Volví a apretar mi mano relampagueando furia en mi mirada aunque muy en el fondo estaba perplejo de que Brendon nunca fuera predecible… como el primer día en el que ensayamos, el seria el guitarrista y su angelical voz me convenció hasta el punto de cederle mi lugar, mi voz nunca le hubiera echo justicia a la suya…
— ¿Qué era eso?
—mantenerte ocupado… sé que pensarías en otra cosa que no fuera desdichas y negatividades—aquello me satisfago una fracción de segundo ¿acaso era tan predecible?—sabia que nada te cambiaria el animo sino fuera bajo alguna circunstancia “inusual”, estuve repasándolo en todo el concierto pero eso fue lo único que se me ocurrió… desmayarme no resultaría—mi mano se relajo un poco, prosiguió—podías reaccionar mal pero al menos reaccionarias
Permaneció callado por unos instantes y entonces sonrió de repente.
—espero no haber causado demasiados inconvenientes
—En absoluto—comente sarcásticamente imaginándome a mi madre, a Spencer, a mis demás amigos, a las fans, a los periodistas y a mi novia, claro, eso sí aun le quedaban ganas de andar con un taimado como yo.
—bueno… si quieres ducharte es en la puerta del pasillo pero lo mejor será que duermas
—gracias—conteste distraídamente, sabía que Bren lo había echo por una buena causa, de todos modos había funcionado pero… no lo sé… mi cabeza esperaba algo más.
—si tienes hambre en el microondas ahí comida y en la hielera leche o un sin fin de líquidos, toma el que quieras y en el cajón junto a la cama ahí medicamentos… bueno no creo que los necesites…
—Gracias—repetí viendo la luz palidecer en ese manto de la oscuridad.
Recosté mi cabeza en el cojín y me quede pensando en el día del fallecimiento de mi padre.
De echo, solo la hora y pico del concierto, no quería recordar viejas heridas que empezaban a supurar así que me concentre, primero sentí el inmenso dolor de la perdida de mi padre, aun no lo asimilaba y no quería ni aceptar la falta que me haría de aquí en adelante así que apreté mis ojos, forzándome a olvidar los últimos meses y el día en que falleció, solo necesitaba los minutos del beso… repasé… algo seguía sin cuadrar, no lo detectaba hasta que… ¡lo encontré!
¡La canción! ¿Por qué la canción? ¡¿Por qué en esa frase?!
Estremecí. El nunca había resultado ni una pizca de lo que yo creía y el me había dicho la verdad ¿cierto?... o ¿acaso podía ser una verdad a medias? ¿Había algo atrás de esa verdad?... no, eso no podía ser.
Me asombre, vaya que le había resultado a la perfección el truquito pero se había olvidado de un detalle: lo que causaría.
Volví a estremecer y sentí una gota de sudor frio caer en mis manos.
No, el no podía. No debía. No era correcto… no… por favor no…
Pero ¿y yo? ¿Podría…?
—Diablos—chillé pero me quede tirado en el azulejo.
La luz se encendió y escuche unas pisadas que se aproximaban hacia mí.
—Ryan ¿te haz echo daño?
Negué tratando de levantarme pero al parecer mi cuerpo estaba demasiado débil y trajo como resultado que me desparramara para volver a besar el suelo sin no antes golpearme la cabeza con la cómoda de madera.
Sentí unas manos que me sujetaban de la cintura para ayudar a reincorporarme, recargo mis piernas en la madera de la cama y me soltó para que me sentara. Me alegró que no me tratara como un inútil ni como un lisiado.
En cuanto me senté sentí un líquido espeso y tibio bajar lentamente de mi cabeza que goteo en mi mano, me quede contemplando las gotas de sangre que brotaban hasta que Brendon se sentó a mi lado, tomo mi cabeza entre sus manos para ver la herida y me indico que me acostara en su cama; recargue mi cabeza en sus piernas.
—Te dolerá—advirtió, entonces escabullí una de mis manos hasta tomar algo, mojo el algodón y lo puso en la zona abierta, sentí el ardor de la herida y sonreí anchamente al volver a sentir como un conjunto de emociones y pensamientos volvían a inundar mi preciada cabeza… ¡al fin me encontraba productivo!
Me hizo un torniquete para frenar la sangre y se me quedo mirando, su rostro ahora estaba completamente colorado, vi hacia donde él lo hacia…
… me quede boquiabierto al ver mi mano aferrada a la suya, con aquella excitación provocada por el dolor ni lo había notado.
—Discúlpame—musite soltándolo
—No ahí problema—dijo en un intento de relajarme pero entonces recordé el beso y me encontré repentinamente malhumorado.
Suspire en busca de relajar mis músculos y analice en mi mente oraciones cortas para no salirme de control y apremiarle con maldiciones y golpes aquel beso…
… escuche mis dientes chirriar…
—El beso—fue lo único que me encontré capaz de decir en voz alta, su rostro se crispo ligeramente y suspiro con un poco de molestia, separo mi cabeza de sus piernas para que me sentara normalmente y se quedo mirando sus zapatos.
Mantuvo el silencio durante minutos que a mi se me antojaron una eternidad. Estaba ideando un plan: si se hincaba de hombros le propinaría una suculenta golpiza, esperaba que fuera mucho más inteligente de lo que esperaba o a pesar de su ayuda me portaría como un completo, echo y derecho, bastardo.
Apreté la mano hasta convertirla en un puño, estaba listo para quedarme tildado sin respuesta y con una mano morada del golpe que le daría entonces pareció que iba a decir algo.
—sé que logre el efecto que quería en ti
Volví a apretar mi mano relampagueando furia en mi mirada aunque muy en el fondo estaba perplejo de que Brendon nunca fuera predecible… como el primer día en el que ensayamos, el seria el guitarrista y su angelical voz me convenció hasta el punto de cederle mi lugar, mi voz nunca le hubiera echo justicia a la suya…
— ¿Qué era eso?
—mantenerte ocupado… sé que pensarías en otra cosa que no fuera desdichas y negatividades—aquello me satisfago una fracción de segundo ¿acaso era tan predecible?—sabia que nada te cambiaria el animo sino fuera bajo alguna circunstancia “inusual”, estuve repasándolo en todo el concierto pero eso fue lo único que se me ocurrió… desmayarme no resultaría—mi mano se relajo un poco, prosiguió—podías reaccionar mal pero al menos reaccionarias
Permaneció callado por unos instantes y entonces sonrió de repente.
—espero no haber causado demasiados inconvenientes
—En absoluto—comente sarcásticamente imaginándome a mi madre, a Spencer, a mis demás amigos, a las fans, a los periodistas y a mi novia, claro, eso sí aun le quedaban ganas de andar con un taimado como yo.
—bueno… si quieres ducharte es en la puerta del pasillo pero lo mejor será que duermas
—gracias—conteste distraídamente, sabía que Bren lo había echo por una buena causa, de todos modos había funcionado pero… no lo sé… mi cabeza esperaba algo más.
—si tienes hambre en el microondas ahí comida y en la hielera leche o un sin fin de líquidos, toma el que quieras y en el cajón junto a la cama ahí medicamentos… bueno no creo que los necesites…
—Gracias—repetí viendo la luz palidecer en ese manto de la oscuridad.
Recosté mi cabeza en el cojín y me quede pensando en el día del fallecimiento de mi padre.
De echo, solo la hora y pico del concierto, no quería recordar viejas heridas que empezaban a supurar así que me concentre, primero sentí el inmenso dolor de la perdida de mi padre, aun no lo asimilaba y no quería ni aceptar la falta que me haría de aquí en adelante así que apreté mis ojos, forzándome a olvidar los últimos meses y el día en que falleció, solo necesitaba los minutos del beso… repasé… algo seguía sin cuadrar, no lo detectaba hasta que… ¡lo encontré!
¡La canción! ¿Por qué la canción? ¡¿Por qué en esa frase?!
Estremecí. El nunca había resultado ni una pizca de lo que yo creía y el me había dicho la verdad ¿cierto?... o ¿acaso podía ser una verdad a medias? ¿Había algo atrás de esa verdad?... no, eso no podía ser.
Me asombre, vaya que le había resultado a la perfección el truquito pero se había olvidado de un detalle: lo que causaría.
Volví a estremecer y sentí una gota de sudor frio caer en mis manos.
No, el no podía. No debía. No era correcto… no… por favor no…
Pero ¿y yo? ¿Podría…?
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