sábado, 15 de mayo de 2010

"Travel to the moon" 31/36

Autor: Abril
Clasificación: General (lease bajo su propio riesgo [N/A])
Género: Drama, Romance.



"Travel to the moon"
Capitulo 31


Despierto entre pesadillas, patadas y gritos, la peor de mis pesadillas en una larga cadena de ellas.
Tengo lágrimas en los ojos, mis manos tiemblan y una gran cantidad de transpiración aqueja mi cuerpo.
Me llevo una mano a la nuca para limpiarme el sudor que siento resbalando hacia mi espalda, tengo ganas de seguir llorando y lo hago…
— ¿estás bien? —pregunta Brendon de sepa que lugar, mi habitación esta sumamente oscura, no puedo distinguir ni si quiera mi sombra
Me abstengo a responder para dejar de llorar, me levanto, pienso que necesito una copa de alcohol para olvidar tremenda pesadilla.
Llego hasta la cocina, abro el grifo y lo lleno de agua, un vaso antes de empezar.
— ¿Qué haces aquí? —le pregunto cuando siento su presencia en la cocina
—vine hace un rato, ¿no lo recuerdas?
—si, si lo recuerdo, lo que no recuerdo es acceder a que me cuidaras
—No, si eso yo nunca lo pedí—dijo y abrió el refrigerador—te dije que si me dejabas quedarme…
Me di una vuelta, busque arriba de mi alacena, ninguna botella estaba, mire debajo del lavabo, tampoco, en el refrigerador había varias cervezas, empuje a Brendon de mi camino, tampoco.
Salí de la cocina, directo a mi habitación pero aunque avente todas mis cosas y eche media casa patas pa arriba nunca encontré mis miles de botellas.
Brendon, muy tranquilo, quizás hasta divertido, miraba mi desesperación que iba creciendo conforme a cada paso que daba.
— ¿Cuánto tiempo dormí? —pregunto para tratar de calcular como es que paso todo eso y yo ni me di por enterado
—Casi 2 días—responde y sonríe.
No tenia ganas de golpearlo pero conforme mis desesperados intentos de búsqueda fracasaban esas ganas iban apareciendo y fortaleciéndose uniformemente.
Corrí a mi baño, abrí el espejo que guardaba un botiquín de emergencias pero no había ninguna pastilla más que para el estomago y no tenia nada de ganas de laxarme.
Abrí la puerta del ex dormitorio de Brendon que ahora era un grande y elegante estudio, donde las paredes estaban repletas de libros, algunos leídos y algunos otros por leer.
Recordaba los libros clave, mis favoritos, ahí había algunos gramos escondidos, busque pero ni siquiera encontré una triste bolsa, camine hacia el escritorio que estaba junto a mi laptop y un diván, busco en el cajón pero nada.
Salgo más que enfurecido, ¿Cómo me había descubierto?
— ¡dame mis cosas! —le grite empujándolo, estrellándolo contra la pared
—Resulta que no tengo nada—me contesto con esa auto deficiencia que a mi me molestaba, puse mi brazo bajo su cuello haciendo presión
— ¿¡donde haz metido mis cosas!?
— ¡no te las daré! —me dijo y me dio un golpe en el estomago, lo estaba lastimando y pensé que si hubiera tenido encima una buena dotación de alucinógenos ni siquiera me hubiera dolido, pero, de hecho me dolió inigualablemente, me torcí mientras Brendon se quitaba de mi camino.
— ¡no tienes derecho de hacerme esto! —Le grite mientras recuperaba fuerzas— ¡dámelas!
Alcance a Brendon que se había movido a la habitación, aparentemente por algo, pero lo tome en el justo instante antes de que tomara las llaves del carro y la cartera.
Lo agarre del pie y lo arrastre hasta mi, él se agarro de la pata de la cama y empezó a agitarse para quitarme de encima de él pero con un poco de táctica, de esas veces en las que me la pasaba tirado en el suelo sin querer moverme me habían servido para poder levantarme lo mas rápido que el cuerpo me dejara, lo hice, tome mis cosas sin pelearle mi dinero y salí de ahí…

Todo paso así bien de pronto, tenia una ansiedad de locos, mis manos titiritaban, mis piernas igual y estaba bastante frustrado mientras sujetaba el cuello de Amelie y la besaba tendiéndola en la cama, desnudándola con una ferocidad poco convencional, pensando seriamente que necesitaba una pastilla, una línea, lo que fuera estaría bien, pero algo, no podía más y con mi creciente ansia termine por tirarme boca arriba a la cama sin siquiera darme el lujo de hacer mas que el toqueteo pre sexual.
— ¿Qué pasa? —me preguntó con la respiración agitada y con sus manos cubriendo sus pechos, ¡puf!, como si fuera la primera vez que la viera desnuda, como si no recurriera a ella frecuentemente en estos últimos días.
—Necesito…—la mire oscilante a esos ojos grandes y hermosos— ¿tendrás…?
—Oh—me dice antes de que termine la oración y se estira sobre la cama, veo su espalda desnuda, bajo un poco y me quedo contemplándola sin ganas de apartar la vista.
—Toma—me dice girándose y estirándome una charola con cocaína, me le quedo mirando atentamente—esto es lo que querías… ¿no?
Asiento débilmente arrebatándole la tarjeta de la mano y aspiro, otra vez esta sensación que quema en mi nariz, tan asombrosa como destructiva.

deUna vez que el polvo cede y empieza a hacer efecto, me abalanzo sobre ella, terminándola de desnudar, sintiendo esa típica sensación de tibia humedad y la leve cosquilla que da el contacto con la lengua, ella sube sobre mí y se deja caer con un gemido ahogado.
Cuando la reacción estalló acabé casi llorando en su pierna y pegué un grito que estoy seguro despertó a los vecinos. Pensé que moría…

Tendido en la cama, pegajoso como larva debido a la humedad y desnudo, considero mis opciones.
Realmente estaba tocando fondo y ya no podía controlarlo, sabía como terminar con esto pero no podía, no me quedaba bastante fuerza de voluntad ni ánimos.
De todos modos, estaba solo, ese había sido el problema en primer plano ¿no?, esa soledad que se volvió tan insoportable que estar alrededor de gente empezó a valerlo, esa ansiedad que me daba de pronto de querer saltar de un rasca cielos y de esa estúpida co-dependencia a consumir algo para relajar ese sentimiento.
Tras el incidente con Brendon, con Keltie y todas las cosas que le precedieron no quedo de otra más que sentirme horrible, nunca había sido una persona muy amable que digamos pero, ahora, lo era menos.
Al otro día, después de estar con Amelie que era como mi prostituta personal, novia, sonaba a querer llegar mas allá de un rato y, definitivamente, estaba lejos de buscar algo así por lo que en cuanto amaneció le deje el dinero y regrese a mi casa, Brendon estaba sentado en los escalones junto al jardín, seguramente esperándome, yo llegue considerablemente más tranquilo y él lo noto, noto mis ojos dilatados, mi cuerpo en una pura serenidad.
— ¡eres un idiota! ¡Estas acabando con todo lo bueno que tienes!-había gritado al levantarse del escalón
—bonito momento para darte cuenta de las cualidades que tengo, ¿no?
Y al fin al cabo, asi lo era.
El me miro frustrado, casi al punto del colapso y dijo:
—todo lo que hice no valió la pena puesto que seguirás así ¿cierto?
Yo asentí, con más arrogancia de la debida.
—Keltie me dijo que no lo hiciera, que ella había tratado de sacarte de esto pero que te quieres tan poco que ni siquiera te importa
—suenas a Kelts, ya no hables con ella, te esta dañando el cerebro—le dije y lo aparte de mi camino mientras abría la puerta de mi casa
—no tengo porque soportar esto
—No lo hagas—le conteste y le cerré la puerta en sus narices, quería suponer que Brendon se creía con el derecho de derrochar mis neceseres pero en la hora de ayudar ni si quiera podía hacerse cargo, ¿para que jodidos quería su ayuda ahora, ahora que ya estaba bien metido?
Desde mi punto de vista, mejor que se fuera a la fregada a seguir con lo que estuvo haciendo esos 5 meses desde que me dejo.
Y aunque había desarrollado un odio demasiado fuerte y poco saludable contra él, verlo me hacia recordar la ultima vez que había sido feliz y con el solo hecho de recordarlo algo se amarro en mi estomago, sentí como si lo jalaran con todas sus fuerzas, algo se estrujo dentro de mi y sin alguna razón muy fuerte me puse a llorar.
Estaba solo en mi habitación, en mi cabeza, y, definitivamente en esta vida, eso me hizo llorar aun más fuerte, enterré mi cabeza en la almohada y me quede así. Llorando en la penumbra de una casa que ahora sentía desconocida.
“ya no quiero seguir habitando ahí” pienso, y me levanto pero esas ganas incontrolables de llorar no ceden y me vuelvo a recostar a seguir llorando hasta que los recuerdos y el dolor terminen de aparecer.

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