domingo, 6 de junio de 2010

"Travel to the moon" 33/36

Autor: Abril
Clasificación: General (lease bajo su propio riesgo [N/A])
Género: Drama, Romance.


"Travel to the moon"
Capitulo 33


La imprecisa situación que se había creado era certera, llena de ese arranque de arrepentimiento y dolor.
¡Vaya! No recordaba con tanta nitidez haberme sentido tal como una inmensa plasta de mierda hasta ese pesado día en el que el sol insistía en alumbrar hasta la más pequeña especie viviente, destrozando completamente con su luz mis retinas.
No pensé que fuese necesario salir y ahora me arrepentía de haberme sentido tan temerario como para salir de casa así que una cuadra antes de llegar a mi destino corrí de regreso a mi carro y con la respiración agitada me avente al asiento, escondiéndome de vaya a saber que, me sentía estúpido pero, era una sensación ocasional.
Fije mi vista en el retrovisor, mi propia imagen era repugnante, hice una mueca tratando de hacerme una leve idea de desde cuando yo me llamaba repugnante sin utilizar ese toque burlesco que solo denotaba lo orgulloso que estaba de ello.
Prendí el radio, estaba harto de estos pensamientos recurrentes que trataban de encontrar una respuesta a mis ultimas acciones, a mi ultimo estado de animo, hubiera sido bueno que al menos la música me distrajera pero un cuarto de hora después estaba inconcientemente temblado, sudando como si estuviera en un jodido sauna y con los puños tan apretados que la piel de mis nudillos relucía más blanca que lo normal.
¿Qué es lo que me había motivado para dejar la causa de todos mis problemas y soluciones en primer plano? Creo que para empezar esa fue una pregunta incorrecta ya que en cuanto permití que mi mente divagara en los fantasmas del pasado me encontré una vez mas indefenso, vulnerable, lloroso, luego vendría la frustración procedido por el enojo (ese estado duraba demasiado y nunca dejaba de abandonarme) y luego absolutamente nada más que los síntomas de una supuesta recuperación.
Un mes sonaba tan sencillo, tan poco, pero la verdad es que había sido el peor mes de toda mi vida.
Cambie la estación a una un poco más moderna y cerré mis ojos, quizás la mejor idea no fuera dormir ya que al despertar nada mejoraba pero al menos me deshacía de los síntomas de un estúpido tratando de reivindicar su camino.

Las olas del mar se mecían insistentemente, todo era oscuro, hacia un frió que penetraba y calaba mis huesos y aun persistía esa incertidumbre que nunca cedía.
En contra de mi poco sentido común me despeje de todas mis ropas y me metí desnudo al mar abierto, empecé a nadar con la ligera ilusión de que eso disminuyera un poco el dolor abdominal que sentía, como si nadar por horas calmara mi sufrimiento, no lo hacia, solo empeoraba gradualmente.
Lleve mi cuerpo hasta lo mas profundo del mar, me preguntaba cuan profundo podía estar y es que aunque mis piernas pataleaban insistiendo en llegar más lejos y mis manos aleteaban desesperadamente nunca llegaba a ningún lado, todo seguía siendo oscuro, nebuloso.
Al cabo de unos minutos retome el camino hacia la superficie, mis manos, mis piernas, mi cuerpo subía pero nunca salía, ya no aguantaría mucho tiempo sin aire, empezaba a sentir como el oxigeno se escapaba de mis pulmones, rápidamente fui presa de la desesperación, gran, gran error, en menos de un minuto me encontraba más desesperado que la mierda.
“¿a qué sales?” pregunto mi fuero interno, “¿Quién te espera afuera?” Volvió a preguntar esa vocecita que últimamente arremetía en contra de todo lo que hacia.
“Siento las olas saladas, las siento estrellarse sobre mi piel, Y sonrío como respiro porque ellas nunca ganarán…”
Mis ojos se iban cerrando y esas preguntas no se me quitaban de la cabeza, quería darme por vencido y aun así seguía pataleando.
Al cabo de un rato tuve la ligera sensación de haber avanzado ya que vi un hermoso destello que daba la impresión de que ahí todo era calma, sin embargo, mis parpados pesaban igual que mi cuerpo y ahora solo quería dejarme ir con esas olas.
”¿Podemos avanzar rápidamente para caer sobre mí? Detente ahí, déjame corregirlo…”
Vi una mano tratando de ayudarme, luche por alcanzarla pero las olas me arrastraban al fondo, me alejaban de la mano, de la vida, darse por vencido ahora era una orden.
— ¡Ryan! —escuche y la mano se estiro— ¡Dios, Ryan!
¿Esa era la voz de Brendon?
— ¡Ahhhhhh! —grite golpeándome involuntariamente contra el vidrio.
“Quiero ser alabado desde una nueva perspectiva pero abandonarlo ahora sería una mejor idea, entonces atrápame saliendo de aquí”
—Mierda—me queje estirándome para apagar el estero— ¡mierda! —Volví a exclamar dando un golpe seco contra el volante, creí que esa voz dulce y sonora había regresado a salvarme—estúpido, imbécil….
— ¿Ryan?
Gire la cabeza, ¿este era algún tipo de mal chiste?
Abrí la portezuela como hipnotizado por esos ojos oscuros y otra vez esa sensación de asco, agache mi cabeza y vomite.
—hey, ¿estás bien?
La mire, tenia ganas de gritarle pero me contuve, demasiado linda, demasiada ayuda para ser grosero…
—una pesadilla—le dije entre dientes, increíblemente siempre que dormía era asediado por pesadillas, realmente no sé porque seguía haciéndolo.
—-tengo que arreglar algo— dije después de un rato, aun con la mirada en el suelo— ¿quieres que te lleve a algún lado?
—No—me dijo desconfiada, me estire sacando de la cajonera agua, la tome y luego escupí, enseguida me metí unas pastillas de eucalipto que funcionaban perfecto a la hora de distraerme chupando algo.
— ¿puedo saber que harás? —pregunto inocentemente.
¿Huir calificaba como un buen pretexto? Quizás seria demasiado dulce decirle “Mary, necesito unas líneas, me rindo, termine como ese jodida pesadilla, sin Brendon, acabado y bien sumergido así que iré con Alex ¿gustas acompañarme?”
— ¿Ryan?
—no lo sé Mary…
—Bueno—dijo tomando mis mejillas y mirándome fijo—ve a donde tengas que ir, tú sabes lo que haces… solo recuerda que…—se mordió los labios.
— ¿qué? —apresure, ella me miro con ternura, eso jodía mi panorama
—que te amo Ryan…
Trague saliva y mis ojos se abrieron como plato, ¿Cómo podía amar a la persona que había sido su pesadilla las ultimas semanas? Y aun así, sin una explicación lógica eso era raro, placentero, quizás lo único que quería escuchar, saber que tenía alguien por lo que seguir hacia que me resistiera a la idea de irme a drogar, sinceramente, ya que íbamos a confesiones, de cierta forma, yo también compartía ese sentimiento.
Sonreí ante su temor infundado y la acerque considerablemente a mis labios, mirándola fijo, ¿Cómo podría rechazarla siendo cuan perfecta era para mi?
—Yo también te amo—le conteste, extrañado de la respuesta, al parecer, la locura era contagiable.
Me miro sorprendida pero no tuvo mucho por hacer (menos por decir) cuando nuestros labios al fin se fundieron en un largo y placentero beso.
—te espero en casa…
—A la cena—le dije con una sonrisa, ella me devolvió el gesto.

Mi paciencia estaba pendiendo de un delgado y minucioso hilo mientras mi mano golpeaba una puerta de madera.
Debía acabar con esto, debía de direccionar correctamente mi contemplación, mi desesperación, el amor que acababa de surgir y sobre todo necesitaba algo para acabar con esta martirizacion que terminaría matándome así que me cree la impresión de que si volvía al origen del problema (el verdadero inicio) podría superarlo, pasar a otra cosa, dejar al fin las drogas y todo lo que las englobaran.
El primer paso, obviamente, era ver a Brendon, o lo golpeaba o regresaba con él… esperaba que tuviera las cosas claras en cuanto lo viera.
Al fin, tras unos minutos, la puerta fue abierta y una punzada que no había sentido en varios meses había regresado con una fuerza tan impactante, tan asfixiante, tan lastimosa…
— ¿Ryan? —pregunto confundido, tallándose los ojos como si creyera que aquello era una alucinación.
Quise atinar a hacer otra cosa más que mirarlo con rencor pero era inútil, ni una sonrisa pude esbozar.
— ¿Cómo estás? —pregunto un poco temeroso, mire hacia ambos lados de la acera y solté un suspiro.
— ¿me dejaras pasar?
—Oh, lo siento—murmuro apartándose de la puerta y dejándome entrar, mire su casa, era extraño, casi había olvidado la comodidad que esta casa me hacia sentir.
— ¿quieres algo de tomar? —pregunto, me limite a negar, se quedo recargado en el marco de la puerta y aunque espero que yo hablara, termino haciéndolo él— ¿y bien?
—Regrésame mis cosas—le dije suavemente, él frunció el seño.
—ni pensarlo…
—No las drogas, mi guitarra—aclare lentamente al sentarme en un sillón
Se sentó algo consternado y miro sus manos un largo rato, la punzada iba creciendo, cada estúpido movimiento involuntario que hacia me dolía, nunca me había sentido tan vivo hasta ahora. Y vivo en el sentido de soportar este tipo de dolor, dolor que con muchísima suerte me permitía respirar.
—Te extraño…—me dijo de la nada, lo mire fijamente pero él no me regresó la mirada
Y luego, nada, silencio.
—Brendon… mi guitarra—le recordé, no estaba seguro cuanto podría aguantar esta situación, últimamente me sentía bastante temerario pero a la hora que tenia que actuar como se debía no hacia otra cosa más que comportarme como un verdadero idiota cobarde.
—yo…—volteó a mirarme con un brillo extraño, triste, no lo sé, no lo podía diferenciar, llevaba meses sin verlo, abnegado a recordarlo.
Cerré mis ojos y de pronto sentí como su cuerpo se posaba encima de mis piernas, sus manos sujetaban mi rostro, no quería abrir los ojos, para que hacerme el idiota si sabia que al verlo encima de mi el dolor se volvería tan insoportable como lo había sido respirar en los últimos días.
—Brendon…—intente razonar, empujándolo pero él puso su dedo índice sobre mis labios y los acaricio tranquilamente. Parecía que hacer eso le divertía pero no llegaría a más o quizás… solo hable muy pronto.

No hay comentarios: