viernes, 11 de junio de 2010

"Travel to the moon" 34/36

Autor: Abril
Clasificación: General (lease bajo su propio riesgo [N/A])
Género: Drama, Romance.




"Travel to the moon"
Capitulo 34


De la nada y con el permiso de quien sabe quién estampo sus labios sobre los míos, besando con premura, con calma, el dolor iba desapareciendo pero lastimosamente el odio seguía presente.
Intente una segunda vez de alejarlo de mi cuerpo, de nada serviría hacer esto si aun no podíamos hablar del tema, teníamos que hacerlo, justo y como había sido al principio, teníamos que arreglar esta aberración que yo sentía hacia su persona pero al parecer (y como siempre era) a él no le importaba demasiado como me sintiera ya que abrazo mi cuello permitiéndose enredar sus manos en mi cabello.
Me sentía extraño, como si el pudor hubiera vuelto, como si lo que tanto había añorado ahora no valiera nada.
Su boca se resbalo hasta mi cuello, besando con delicadeza y ahí estaba un estremecimiento de parte mía, me sentía estúpido, vació, esto no era lo correcto pero tampoco tenia mucha voluntad para resistirme, escuche una risita suya y creo que eso me hizo reaccionar, dándome cuenta que había conservado una inútil risita que no le hacia para nada justicia a esta tan egocentrista y melódica.
Abrí los ojos dispuesto a seguirle el juego, poniendo mis manos sobre su cintura, metiéndolas debajo de su playera, pegándolo a mí lo más que se podía.
Al cabo de un rato, presas del placer y la lujuria, empezó a desabrochar mi camisa sin parar de besarme, los estremecimientos eran mayores, eran excepcionales y no me molesto soltar ligeros gemidos cada que a Brendon se le antojaba morder o chupar alguna parte de mi pecho.
Deslizo una mano acariciando con suavidad mi entrepierna y bajo a mi ombligo dándole pequeños besos.
Estaba harto de jugar, quería tenerlo en mí, lo puse sobre el sillón y empecé a deshacerme de mi pantalón con una rapidez adquirida en los últimos meses, Brendon se paro y también se quito el pantalón, como si nuestra vida dependiera de ello, resbalo sus manos por mi abdomen deshaciéndose de mi bóxer y luego acaricio suavemente. Solté un gemido, y otro y otro…
Eché mi cabeza hacia atrás mientras sentía esa suave cosquilla, esa sensación tan excepcional que solo Brendon sabia darme.
Y aunque era placentero, un rato después fui yo él que tuvo que parar los toqueteos de Brendon empujándolo contra el sillón, besando y mordiendo su cuerpo, me encantaba escuchar esos gritos que pegaba cada que mi boca era intrusa en su cuerpo.
Sus dientes se aferraron apremiantemente a mi labio inferior, sus manos acariciaban mi espalda sacándome más gemidos que los normales y al fin me saco de mi cavilación, me jalo levantándome de la manera acuclillada en la que me había encontrado y me sentó sobre él forzosamente, lo mire con miedo y él soltó una risotada, me tomo de las caderas y me obligo a bajar.
Solté un gemido imprescindible al tiempo en que bajaba y Brendon mordió sus labios, jalándome del cuello para besarme, esto realmente dolía pero vaya que era asombroso, era adictivo, era como darle droga a un maldito drogadicto.
Enfrasque mis gemidos en mi garganta tratando de reprimirlos en el momento en el que Brendon aumentaba con las embestidas, tras un rato salieron tan involuntariamente como todo había empezado.
Mis manos lo aferraban, mi boca le pedía más, y él me lo concedía besando y mordiendo mi cuerpo.
Su rostro estaba deformado de placer, su cabello se adhería a su cara debido al sudor y, a pesar de la circunstancia, eso me pareció ridículamente tierno, deje que mis manos le quitaran un mechón de cabello, mirándolo con ternura (ternura que él regreso) le di un largo beso hasta que Brendon tuvo que alejarse para soltar un gemido, apretó mi cadera y aun así seguí moviéndome con insistencia, moviéndolo a mi compás.
Como me excitaban esos gritos tan desenfrenados y melódicos que serpenteaban y se quedaban en lo más profundo de mi mente. Tras un rato cerré los ojos involuntariamente victima del placer, del cansancio, lo hice porque era algo mecánico, tan simple como placentero y permití el último largo y fuerte grito que mi garganta soltó.
Unos minutos después termine acostado sobre Brendon, respirando agitadamente mientras él sonreía inigualablemente, con esa sonrisa tan llena de vida, con esa sonrisa que tanto había extrañado pero al mismo tiempo odiado.
¡Como había extrañado y olvidado esto!, ¿como seguía sin reparar en esto cada vez que quisiera deslindarme de él?
Gire mi cabeza hacia otro lado evitando verle, ¿por qué el odio seguía presente?
—Extrañaba esto—comento Urie al quitarme un mechón de cabello
—no recordaba que fuera así
—Ni que lo digas—respondió dándome un beso en los labios
Lo bese con lascisiva, con furor y pasión y luego… nada… me sentí incomodo y me aparte de su boca enfocando mi mirada a un punto lejos de ahí. Creo que al fin mi sentido común había vuelto ¡vaya que excepcional momento de aparición!
—Ryan—hablo moviendo mi rostro a su dirección, enfocando su mirada en la mía, me sentí inquieto y suspire mientras Brendon seguía conservado esa tranquila y maravillosa sonrisa—Ryan… te amo…
—Brendon yo…—me quite de encima de su cuerpo levantándome presuroso en búsqueda de mi bóxer
— ¿Qué pasa? —cuestiono nervioso
—Yo…—mordí mis labios, solté un respiro—debo irme
— ¿irte, dices? —pregunto sorprendido
—si, yo solo venia por mi guitarra—fue lo primero y lo mas soso que se me ocurrió
—Recibiste algo más que tú estúpida guitarra—me dijo iracundo levantándose por su bóxer.
Mientras yo me vestía apuradamente vi como Brendon regresaba con mi guitarra en la mano, en la otra traía una mochila.
— ¿por qué no también te metes todo esto por el culo? —me gritó aventándome la mochila en la cara, algo del contenido me golpeo en la frente, aturdiéndome, ni siquiera lo vi desaparecer solo escuche el estruendo de la puerta de su habitación.
Ahora me sentía deprimido, esculque en la bolsa, todas mis pertenencias estaban ahí adentro, las drogas, las botellas, las pastillas, el valium que tanto necesitaba.
Y aunque quería seguirle, también quería irme, aun no sabía exactamente porque no podía quedarme, no era una situación sencilla, sabía todo lo que estaba en juego y quería volver, quería dejar está fármaco dependencia pero al mismo tiempo quería tirar mi sentido común y tragarme 1, 2, 3 las pastillas que fueran necesarias.
“Te amo” paso por mi cabeza y quizás era la confesión equivocada pero al mismo tiempo la única que le había dado un poco de sentido a mi vida en los últimos días, quizás el “te amo” que más había valido en todo este tiempo…
Mi celular comenzó a timbrar, vislumbraba la preocupación de Mary, mi cabeza luchaba entre tomarme las pastillas o dejarlas.
Era un drogadicto en un gran aprieto. ¿Drogas o no? ¿Brendon o Mary?
—Me lleva el carajo—exclame levantándome del sillón, tome mis cosas y salí dando un portazo, una vez en mi carro me mire en el espejo.
Volví a abrir la bolsa, mire el frasco de valium.
¿Él o ella? ¿Vida o muerte?
Creo que sabía exactamente mi respuesta así que con una mano temblorosa saque el frasco de valium.
Ya no tenía más que hacer, la respuesta había llegado y aunque una parte de mi cerebro decía que no era la correcta descubrí que era la más ventajosa en estos momentos.
Abrí el frasco de valium y tire tres pastillas a mi palma.
No había vuelta atrás, todo estaba decidido en ese preciso instante…

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