Clasificación: General.
Género: Romance.
"Reinvent Love"
Capitulo dos.
Capitulo dos.
Claro que no estaba dispuesto a tragarme el cuento de que ese tal George era su papa.
— ¿Y a tu padre le llamas George?
—Claro, a si se llama. ¿Tu como le llamas al tuyo?
Ryan me había contado, en otra ocasión, que lo había criado su padre, ya que su madre los había abandonado por los problemas de alcoholismo de su papa, y este era veterano de la marina.
Me conto todo eso, solo para explicarme porque no tenía licencia para conducir.
— ¿Cómo le llamas tú al tuyo? – insistió
—Pedazo de bestia…
— ¿Se lo dices en la cara?
—Nunca le veo la cara Ry…
— ¿Usa una máscara?- pregunto, llevándose una mano a la barbilla- Creo que es molesto usar una máscara todo el tiempo ¿sabes? Una vez fui a una fiesta de disfraces, y no me quedaron ganas de ir a ninguna otra, porque me quedo marcado todo el encaje de la…
Estábamos en un alto, así que le calle con un beso, era estresante cuando hablaba sin tomar aire, eran esos momentos cuando le entendía porque me pedía que guardara silencio.
—Si Ryan, usa una máscara – le respondí- de piedra.
— ¿No será muy pesado, digo, hombre no cualquiera…?
Me eche a reír en ese momento.
—Mejor cállate Ryan y dame otro beso.
Le explique a Ryan, el motivo, la razón y la circunstancia de que le llamase así a mi padre.
También le explique, el hecho de que me obligara a hacer lo que estaba bien, y que me usara.
Pero entonces creo que entendió mal, y defendió a mi padre a toda costa.
—Bueno Ry, ¿vamos a dejarlo?
—Gracias a dios, creo que estas obsesionado con tu padre- respondió- Eso significa que no eres perfecto.
—Oye ¿acaso tu lo eres?
—Claro que no Urie, si lo fuera no saldría contigo…
A vueltas con lo de siempre.
Me gustaría decir algo sobre nuestras relaciones físicas.
Durante un periodo de tiempo no las hubo, en absoluto.
Quiero decir que no hubo nada entre nosotros aparte de los fogosos besos que ya había mencionado.
Y es que acá entre nos, Ryan tenía una cara de angelito, pero podía ser muy sexy cuando se lo proponía.
Por mi parte, tenía miedo, si debo admitirlo, y es que temía que Ryan siendo tan inteligente se riera del tradicional estilo romántico y amoroso, y si, temía que me rechazara.
Pero también temía que me aceptara. Lo que trato de decir, es que por Ryan yo sentía algo muy diferente a lo que había sentido con mis demás parejas, y no sabía que decir, ni a quien consultar. (<<>>, dijo el mas tarde)
Solo sabía lo que sentía por él. Por todo el.
—Vas a reprobar, Brenny.
Estábamos en mi habitación, un domingo por la tarde, estudiando.
—Brendon, vas a reprobar si te limitas a quedarte ahí sentado mirándome estudiar.
—No te estoy mirando. Estoy estudiando.
—Un cuerno, me estas mirando.
—Solo cada capítulo.
—Ese libro tiene capítulos muy cortos, cariño- dijo con una sonrisa picara.
—Oye gatito narcisista, que no estás tan bueno como para eso…
—Ya lo sé, pero ¿Qué culpa tengo yo, si para ti lo estoy?
Arroje mi libro y cruce la estancia hasta llegar a él.
—Ry, ¿Cómo puedo estudiar a John Stuart Mill si no paso un solo segundo de morirme de ganas de hacer el amor contigo?
Ryan alzo las cejas, y sonrió.
—Brenny, será otro día, mañana tienes examen y…
Está bien, entonces no le pedí permiso, me senté a horcajadas sobre él y le plantee un casto beso sobre los labios.
El se rio entonces, y yo lo tome como un de acuerdo.
Le baje con rapidez el cierre de la sudadera, debo de admitir que estaba bastante desesperado, y se la saque de un tirón.
—Con calma cariño…
Entonces comenzamos a besarnos de nuevo, he de decir que Ryan era muy bueno en esto, se suponía que el que tenía el control era yo, pero su lengua me hacia entrar en una especie de trance del cual me era imposible salir, y dejaba que el hiciera todo el trabajo.
Cuando Salí de aquel trance inducido por sus besos, me di cuenta de que ya no tenía la camisa puesta.
— ¿Qué pasa?
— ¿Cómo me has quitado la camisa?
—Con magia…- me guiño el ojo.
Nuestro primer encuentro físico, no fue el polo opuesto de nuestro encuentro verbal.
Todo se dio rápidamente.
Nunca hubiera averiguado que ese era el verdadero Ryan.
Pero debo admitir que ya me lo imaginaba en esa situación…
¡¡No me miren así!!...
¿Que podría pensar uno, mientras observa a un sexy castaño estudiar?
Bueno, por lo menos digamos que mi deseo se hizo realidad.
Si quieres saber, y aunque no quisieras, lo hicimos toda la noche, hasta que amaneció, y si, termine muy adolorido.
Pero valió la pena.
Como ya había dicho, me había imaginado en más de una ocasión con Ryan en esa situación, pero tengo una escusa, y es que no era de esa gente que nunca tiene desabrochado ni un solo botón de la camisa, ¿Entienden?
Me sorprendió notar que llevaba una pequeña crucecita de oro, de esas que son continuas sin cierre.
Ósea que mientras hicimos el amor, la llevo puesta.
Estábamos acostados placenteramente en mi cama, desnudos, abrazados y claro está, ninguno de los dos iría a la escuela ese día.
—Ryan ¿Que diría tu director espiritual si supiera que hicimos el amor?
—No tengo director espiritual…- dijo riendo.
— ¿Y entonces esa cadenita?
—Es de mi madre, la llevo por motivos sentimentales…
— ¿Ósea que no eres un buen chico católico?
—Bueno, soy bueno, y pues soy un chico ¿no?
Yo solo le sonreí
— Gano, dos sobre tres…
Entonces le pedí que me contara más de su madre, pero él dijo que no quería arruinar el momento y la conversación se volvió a centrar en nosotros dos…
— ¿Bren Te he dicho que te quiero?- pregunto
—No
— ¿Y entonces porque no me lo habías preguntado?
— Porque tenía miedo, francamente…
— ¿De qué?
—De que me digieras que no…
—Bueno, pregúntamelo ahora…
— ¿Me quieres Ryan?
El sonrió abiertamente
— ¿Tú qué crees?
—Pues yo supongo que sí, no se tu…- dije besándole el cuello
—Brendon…
—Dime
—No es que te quiera
¡¡Válgame dios!! ¿Con que saldría ahora?
—Es que te amo, Brendon…
Quiero mucho a Spencer Smith.
Tal vez no era un genio, pero era un gran jugador de futbol (un poco lento en los remates), y siempre fue buen compañero de habitación.
Lo que sufrieron el y su novio durante la mayor parte de nuestro último curso. ¿A dónde irían a estudiar cuando veía la corbata atada a la manija de la puerta de nuestra habitación? (la señal que indicaba acción en el interior)
¿A dónde iría a dormir cuando Ryan y yo decidíamos saltarnos las reglas y quedarnos juntos?
Menos mal que yo hice lo mismo por él.
¿Y cuál era la recompensa de él y Jon?
En otros tiempos yo abría compartido con ellos los menores detalles de mis hazañas amorosas.
Ahora no solo debían ver como yo le negaba esos derechos de compañero de cuarto, si no que jamás me solté el pelo y nunca quise reconocer ante ellos que Ryan y yo éramos amantes.
Me limitaba a avisarlo cuando necesitaba el cuarto, y Smith quería sacar sus conclusiones, adelante.
—Pero bueno, por todos los dioses Urie ¿Lo hacen o no?
—Spencer, si te consideras mi amigo te pido que no me lo preguntes…
—Santo cielo Urie, los sábados, los lunes, los viernes en la noche ¡¡Seguro que lo han hecho!!
—Si tan seguro estas ¿Por qué lo preguntas?
— ¿Por dios Urie? ¿Qué tiene ese muchacho que no me quieres contar nada?
—Mira, Spence, cuando se trata del verdadero amor…
—¡¡ ¿Amor?!!
—No me digas que no conoces esa palabra…
— ¿Amor? ¿A tu edad? Dios temo por ti
— ¿Por mi salud mental?
—Por tu soltería Urie ¡Por tu V-I-D-A!
Pobre Spencer y lo decía enserio
—Temes perder a tu compañero de cuarto ¿Es eso?
—Un cuerno, he ganado uno más, con el tiempo que se pasa Ryan aquí…
Yo me estaba vistiendo para un concierto así que el dialogo no podía prolongarse mucho.
—No te preocupes Spencer, los planes siguen en pie. Apartamento un New York, chicos diferentes cada noche…
—Un cuerno, ese chico ya te amarro…
—Calma aun tengo el control…
Me ajuste el lazo de la corbata y me acerque a la puerta, Spencer no parecía muy convencido.
—Oye Bren…
—Dime
—Lo hacen ¿Verdad? ¿Verdad que si?
—¡¡Por todos los dioses Smith!!
No iba al concierto con Ryan, iba a escucharlo a él.
La sociedad de Bach iba a interpretar el quinteto de no sé quién (nunca he sido bueno en recordar) en Dunster House y Ryan se encargaba del solo de guitarra.
Lo había oído tocar muchas veces claro, pero nunca en público ni en conjunto.
Santo dios, me sentí muy orgulloso de él, y como no si no cometió ningún error…
Que yo supiera…
—Eres grande de verdad- le dije después del concierto.
—Eso demuestra lo que entiendes tú de música, cariño…
—Lo necesario…
Estábamos en el patio de Dunster.
Era una de esas tardes donde parece que el verano quiere instalarse en Cambridge.
Los colegas de Ryan andaban por ahí cerca, entre ellos Davidson, quien no paraba de arrojar bombas de odio en mi contra, de modo que no podía ponerme a discutir de música con él.
Cruzamos el Memorial Drive para dar un paseo a la orilla del rio.
—Toco correctamente, Urie, y no soy grande solo toco correctamente ¿Vale?
—Vale, tocas correctamente, solo quise decir que no debes dejarlo…
— ¿Y quien dice que voy a dejarlo? ¿No voy a ir a estudiar con Nadia Boulanger?
Por la manera en que cerró el pico después de haberlo dicho, supe que se le había escapado la noticia.
— ¿Con quién?
—Nadia Boulanger, una famosa profesora de música. En parís…
Dijo esas dos últimas palabras muy rápido, como de pasada.
— ¿En…parís?- pregunte muy lentamente.
—Acepta muy pocos disípalos americanos, tuve suerte, además conseguí una buena beca, es el 100% muchos mataran por…
—Ryan… ¿Vas a irte a parís?-Interrumpí
—No he estado nunca en Europa, quiero conocer aquello.
Lo agarre de los hombros. Tal vez estuve demasiado brusco, no lo sé.
— ¿Desde cuándo lo sabías?
Fue la única vez que no pudo mirarme a los ojos.
—Brenny, no seas tonto- dijo- es inevitable
— ¿Qué es inevitable?
—Termínanos el curso y cada quien sigue su camino…
— ¿Qué estás diciendo?
Ahora sí, me miro a los ojos, y había tristeza en su rostro.
—Brenny, tu eres un chico millonario. Socialmente yo soy un cero a la izquierda.
Yo seguía agarrándolo por los hombros.
— ¿Y eso que tiene que ver con seguir caminos separados? Ahora estamos juntos y somos felices.
—No seas tonto, ya te dije que no se puede hacer nada. Es algo común. Natural
— ¡No me abandones Ryan, eres lo más preciado, lo más real que tengo yo!
—Te lo agradezco Brenny, pero ¿Y parís? ¿Y mi beca?
—¡¡ ¿Y nuestra boda?!!
Fui yo quien pronuncio esas palabras, aunque un segundo después me pareció increíble haberlo hecho.
— ¿Quién hablo de boda?
—Yo, en este momento.
— ¿Quieres casarte con migo?
—Si
Ryan ladeo la cabeza y con rostro de mucha preocupación pregunto:
— ¿Por qué?
—Porque se me da la gana y te amo…- dije mirándole a los ojos directamente.
Se tapo el rostro con una mano, me miro con culpabilidad, pronuncio un “No Puedo” y corrió lejos de mi.
Durante varios días estuve tratando de localiza a Ry.
Fui a su residencia y toque varias veces, incluso amenace con quedarme a dormir afuera toda la noche, y lo hubiera hecho, si los profesores no me hubieran pedido que saliera del edificio.
Lo busque en Radcliffe, en su empleo, no hubo un solo lugar donde Ryan Ross no hubiese sido buscado o llamado a gritos.
Aun ahora me pregunto porque salió huyendo de esa manera…
Nunca me contesto, y amenazo con irse de nuevo si lo volvía a preguntar.
Después de rogarle durante días a la recepcionista de su residencia, ella me dijo que Ryan había salido a las vegas a visitar a su padre, y tuve que rogarle otros dos días y comprarle un perfume para que me diera la dirección.
Pero no fue necesario.
Cuando estaba a punto de salir a la ciudad del pecado, vi entrar a Ryan con sus maletas.
—¡¡RYAN!!- grite, y corrí a abrazarlo lo más fuerte que pude
—Brendon Urie- dijo secamente
No pude contenerme y bese su frente.
—¡¡No tienes idea de cuánto te extrañe!!
Me miro con tristeza
—¿Por qué huiste?- pregunte
—No importa.
—No, importa más de lo que crees, dímelo…
—Si lo preguntas de nuevo, me iré, Brendon.
—Está bien
—Lo pensé…
— ¿Qué?
— ¿Eres idiota?-
—No cariño, dime, ¿Te quieres casar conmigo?
—Te dije que lo pensé- Respondió mirándome a los ojos fijamente- Y entonces me imagine en parís, conociendo el mundo, estudiando lo que amo, convirtiéndome en un guitarrista famoso…
Era obvio que la respuesta era no.
—Y después- continuo- Te veo a ti…
Nos miramos fijamente durante unos segundos.
— ¿Cuándo te vas?
— ¿Qué?
— ¿Qué, cuando te vas?
—¡¡IDIOTA!!
— ¿Qué?
—¡¡NO PUEDO DEJARTE!!
— ¿Entonces…?
—¡¡¡SI!!- grito- ¡¡QUIERO CASARME CON TIGO!!
Me quede callado, no había más que decir.