viernes, 18 de junio de 2010

"Reinvent Love": Capitulo dos.

Autor: Eme
Clasificación: General.
Género: Romance.



"Reinvent Love"
Capitulo dos.


Claro que no estaba dispuesto a tragarme el cuento de que ese tal George era su papa.
— ¿Y a tu padre le llamas George?
—Claro, a si se llama. ¿Tu como le llamas al tuyo?
Ryan me había contado, en otra ocasión, que lo había criado su padre, ya que su madre los había abandonado por los problemas de alcoholismo de su papa, y este era veterano de la marina.
Me conto todo eso, solo para explicarme porque no tenía licencia para conducir.
— ¿Cómo le llamas tú al tuyo? – insistió
—Pedazo de bestia…
— ¿Se lo dices en la cara?
—Nunca le veo la cara Ry…
— ¿Usa una máscara?- pregunto, llevándose una mano a la barbilla- Creo que es molesto usar una máscara todo el tiempo ¿sabes? Una vez fui a una fiesta de disfraces, y no me quedaron ganas de ir a ninguna otra, porque me quedo marcado todo el encaje de la…
Estábamos en un alto, así que le calle con un beso, era estresante cuando hablaba sin tomar aire, eran esos momentos cuando le entendía porque me pedía que guardara silencio.
—Si Ryan, usa una máscara – le respondí- de piedra.
— ¿No será muy pesado, digo, hombre no cualquiera…?
Me eche a reír en ese momento.
—Mejor cállate Ryan y dame otro beso.
Le explique a Ryan, el motivo, la razón y la circunstancia de que le llamase así a mi padre.
También le explique, el hecho de que me obligara a hacer lo que estaba bien, y que me usara.
Pero entonces creo que entendió mal, y defendió a mi padre a toda costa.
—Bueno Ry, ¿vamos a dejarlo?
—Gracias a dios, creo que estas obsesionado con tu padre- respondió- Eso significa que no eres perfecto.
—Oye ¿acaso tu lo eres?
—Claro que no Urie, si lo fuera no saldría contigo…
A vueltas con lo de siempre.


Me gustaría decir algo sobre nuestras relaciones físicas.
Durante un periodo de tiempo no las hubo, en absoluto.
Quiero decir que no hubo nada entre nosotros aparte de los fogosos besos que ya había mencionado.
Y es que acá entre nos, Ryan tenía una cara de angelito, pero podía ser muy sexy cuando se lo proponía.
Por mi parte, tenía miedo, si debo admitirlo, y es que temía que Ryan siendo tan inteligente se riera del tradicional estilo romántico y amoroso, y si, temía que me rechazara.
Pero también temía que me aceptara. Lo que trato de decir, es que por Ryan yo sentía algo muy diferente a lo que había sentido con mis demás parejas, y no sabía que decir, ni a quien consultar. (<<>>, dijo el mas tarde)
Solo sabía lo que sentía por él. Por todo el.
—Vas a reprobar, Brenny.
Estábamos en mi habitación, un domingo por la tarde, estudiando.
—Brendon, vas a reprobar si te limitas a quedarte ahí sentado mirándome estudiar.
—No te estoy mirando. Estoy estudiando.
—Un cuerno, me estas mirando.
—Solo cada capítulo.
—Ese libro tiene capítulos muy cortos, cariño- dijo con una sonrisa picara.
—Oye gatito narcisista, que no estás tan bueno como para eso…
—Ya lo sé, pero ¿Qué culpa tengo yo, si para ti lo estoy?
Arroje mi libro y cruce la estancia hasta llegar a él.
—Ry, ¿Cómo puedo estudiar a John Stuart Mill si no paso un solo segundo de morirme de ganas de hacer el amor contigo?
Ryan alzo las cejas, y sonrió.
—Brenny, será otro día, mañana tienes examen y…
Está bien, entonces no le pedí permiso, me senté a horcajadas sobre él y le plantee un casto beso sobre los labios.
El se rio entonces, y yo lo tome como un de acuerdo.
Le baje con rapidez el cierre de la sudadera, debo de admitir que estaba bastante desesperado, y se la saque de un tirón.
—Con calma cariño…
Entonces comenzamos a besarnos de nuevo, he de decir que Ryan era muy bueno en esto, se suponía que el que tenía el control era yo, pero su lengua me hacia entrar en una especie de trance del cual me era imposible salir, y dejaba que el hiciera todo el trabajo.
Cuando Salí de aquel trance inducido por sus besos, me di cuenta de que ya no tenía la camisa puesta.
— ¿Qué pasa?
— ¿Cómo me has quitado la camisa?
—Con magia…- me guiño el ojo.


Nuestro primer encuentro físico, no fue el polo opuesto de nuestro encuentro verbal.
Todo se dio rápidamente.
Nunca hubiera averiguado que ese era el verdadero Ryan.
Pero debo admitir que ya me lo imaginaba en esa situación…
¡¡No me miren así!!...
¿Que podría pensar uno, mientras observa a un sexy castaño estudiar?
Bueno, por lo menos digamos que mi deseo se hizo realidad.
Si quieres saber, y aunque no quisieras, lo hicimos toda la noche, hasta que amaneció, y si, termine muy adolorido.
Pero valió la pena.
Como ya había dicho, me había imaginado en más de una ocasión con Ryan en esa situación, pero tengo una escusa, y es que no era de esa gente que nunca tiene desabrochado ni un solo botón de la camisa, ¿Entienden?
Me sorprendió notar que llevaba una pequeña crucecita de oro, de esas que son continuas sin cierre.
Ósea que mientras hicimos el amor, la llevo puesta.
Estábamos acostados placenteramente en mi cama, desnudos, abrazados y claro está, ninguno de los dos iría a la escuela ese día.
—Ryan ¿Que diría tu director espiritual si supiera que hicimos el amor?
—No tengo director espiritual…- dijo riendo.
— ¿Y entonces esa cadenita?
—Es de mi madre, la llevo por motivos sentimentales…
— ¿Ósea que no eres un buen chico católico?
—Bueno, soy bueno, y pues soy un chico ¿no?
Yo solo le sonreí
— Gano, dos sobre tres…
Entonces le pedí que me contara más de su madre, pero él dijo que no quería arruinar el momento y la conversación se volvió a centrar en nosotros dos…
— ¿Bren Te he dicho que te quiero?- pregunto
—No
— ¿Y entonces porque no me lo habías preguntado?
— Porque tenía miedo, francamente…
— ¿De qué?
—De que me digieras que no…
—Bueno, pregúntamelo ahora…
— ¿Me quieres Ryan?
El sonrió abiertamente
— ¿Tú qué crees?
—Pues yo supongo que sí, no se tu…- dije besándole el cuello
—Brendon…
—Dime
—No es que te quiera
¡¡Válgame dios!! ¿Con que saldría ahora?
—Es que te amo, Brendon…



Quiero mucho a Spencer Smith.
Tal vez no era un genio, pero era un gran jugador de futbol (un poco lento en los remates), y siempre fue buen compañero de habitación.
Lo que sufrieron el y su novio durante la mayor parte de nuestro último curso. ¿A dónde irían a estudiar cuando veía la corbata atada a la manija de la puerta de nuestra habitación? (la señal que indicaba acción en el interior)
¿A dónde iría a dormir cuando Ryan y yo decidíamos saltarnos las reglas y quedarnos juntos?
Menos mal que yo hice lo mismo por él.
¿Y cuál era la recompensa de él y Jon?
En otros tiempos yo abría compartido con ellos los menores detalles de mis hazañas amorosas.
Ahora no solo debían ver como yo le negaba esos derechos de compañero de cuarto, si no que jamás me solté el pelo y nunca quise reconocer ante ellos que Ryan y yo éramos amantes.
Me limitaba a avisarlo cuando necesitaba el cuarto, y Smith quería sacar sus conclusiones, adelante.
—Pero bueno, por todos los dioses Urie ¿Lo hacen o no?
—Spencer, si te consideras mi amigo te pido que no me lo preguntes…
—Santo cielo Urie, los sábados, los lunes, los viernes en la noche ¡¡Seguro que lo han hecho!!
—Si tan seguro estas ¿Por qué lo preguntas?
— ¿Por dios Urie? ¿Qué tiene ese muchacho que no me quieres contar nada?
—Mira, Spence, cuando se trata del verdadero amor…
—¡¡ ¿Amor?!!
—No me digas que no conoces esa palabra…
— ¿Amor? ¿A tu edad? Dios temo por ti
— ¿Por mi salud mental?
—Por tu soltería Urie ¡Por tu V-I-D-A!
Pobre Spencer y lo decía enserio
—Temes perder a tu compañero de cuarto ¿Es eso?
—Un cuerno, he ganado uno más, con el tiempo que se pasa Ryan aquí…
Yo me estaba vistiendo para un concierto así que el dialogo no podía prolongarse mucho.
—No te preocupes Spencer, los planes siguen en pie. Apartamento un New York, chicos diferentes cada noche…
—Un cuerno, ese chico ya te amarro…
—Calma aun tengo el control…
Me ajuste el lazo de la corbata y me acerque a la puerta, Spencer no parecía muy convencido.
—Oye Bren…
—Dime
—Lo hacen ¿Verdad? ¿Verdad que si?
—¡¡Por todos los dioses Smith!!



No iba al concierto con Ryan, iba a escucharlo a él.
La sociedad de Bach iba a interpretar el quinteto de no sé quién (nunca he sido bueno en recordar) en Dunster House y Ryan se encargaba del solo de guitarra.
Lo había oído tocar muchas veces claro, pero nunca en público ni en conjunto.
Santo dios, me sentí muy orgulloso de él, y como no si no cometió ningún error…
Que yo supiera…
—Eres grande de verdad- le dije después del concierto.
—Eso demuestra lo que entiendes tú de música, cariño…
—Lo necesario…
Estábamos en el patio de Dunster.
Era una de esas tardes donde parece que el verano quiere instalarse en Cambridge.
Los colegas de Ryan andaban por ahí cerca, entre ellos Davidson, quien no paraba de arrojar bombas de odio en mi contra, de modo que no podía ponerme a discutir de música con él.
Cruzamos el Memorial Drive para dar un paseo a la orilla del rio.
—Toco correctamente, Urie, y no soy grande solo toco correctamente ¿Vale?
—Vale, tocas correctamente, solo quise decir que no debes dejarlo…
— ¿Y quien dice que voy a dejarlo? ¿No voy a ir a estudiar con Nadia Boulanger?
Por la manera en que cerró el pico después de haberlo dicho, supe que se le había escapado la noticia.
— ¿Con quién?
—Nadia Boulanger, una famosa profesora de música. En parís…
Dijo esas dos últimas palabras muy rápido, como de pasada.
— ¿En…parís?- pregunte muy lentamente.
—Acepta muy pocos disípalos americanos, tuve suerte, además conseguí una buena beca, es el 100% muchos mataran por…
—Ryan… ¿Vas a irte a parís?-Interrumpí
—No he estado nunca en Europa, quiero conocer aquello.
Lo agarre de los hombros. Tal vez estuve demasiado brusco, no lo sé.
— ¿Desde cuándo lo sabías?
Fue la única vez que no pudo mirarme a los ojos.
—Brenny, no seas tonto- dijo- es inevitable
— ¿Qué es inevitable?
—Termínanos el curso y cada quien sigue su camino…
— ¿Qué estás diciendo?
Ahora sí, me miro a los ojos, y había tristeza en su rostro.
—Brenny, tu eres un chico millonario. Socialmente yo soy un cero a la izquierda.
Yo seguía agarrándolo por los hombros.
— ¿Y eso que tiene que ver con seguir caminos separados? Ahora estamos juntos y somos felices.
—No seas tonto, ya te dije que no se puede hacer nada. Es algo común. Natural
— ¡No me abandones Ryan, eres lo más preciado, lo más real que tengo yo!
—Te lo agradezco Brenny, pero ¿Y parís? ¿Y mi beca?
—¡¡ ¿Y nuestra boda?!!
Fui yo quien pronuncio esas palabras, aunque un segundo después me pareció increíble haberlo hecho.
— ¿Quién hablo de boda?
—Yo, en este momento.
— ¿Quieres casarte con migo?
—Si
Ryan ladeo la cabeza y con rostro de mucha preocupación pregunto:
— ¿Por qué?
—Porque se me da la gana y te amo…- dije mirándole a los ojos directamente.
Se tapo el rostro con una mano, me miro con culpabilidad, pronuncio un “No Puedo” y corrió lejos de mi.


Durante varios días estuve tratando de localiza a Ry.
Fui a su residencia y toque varias veces, incluso amenace con quedarme a dormir afuera toda la noche, y lo hubiera hecho, si los profesores no me hubieran pedido que saliera del edificio.
Lo busque en Radcliffe, en su empleo, no hubo un solo lugar donde Ryan Ross no hubiese sido buscado o llamado a gritos.
Aun ahora me pregunto porque salió huyendo de esa manera…
Nunca me contesto, y amenazo con irse de nuevo si lo volvía a preguntar.
Después de rogarle durante días a la recepcionista de su residencia, ella me dijo que Ryan había salido a las vegas a visitar a su padre, y tuve que rogarle otros dos días y comprarle un perfume para que me diera la dirección.
Pero no fue necesario.
Cuando estaba a punto de salir a la ciudad del pecado, vi entrar a Ryan con sus maletas.
—¡¡RYAN!!- grite, y corrí a abrazarlo lo más fuerte que pude
—Brendon Urie- dijo secamente
No pude contenerme y bese su frente.
—¡¡No tienes idea de cuánto te extrañe!!
Me miro con tristeza
—¿Por qué huiste?- pregunte
—No importa.
—No, importa más de lo que crees, dímelo…
—Si lo preguntas de nuevo, me iré, Brendon.
—Está bien
—Lo pensé…
— ¿Qué?
— ¿Eres idiota?-
—No cariño, dime, ¿Te quieres casar conmigo?
—Te dije que lo pensé- Respondió mirándome a los ojos fijamente- Y entonces me imagine en parís, conociendo el mundo, estudiando lo que amo, convirtiéndome en un guitarrista famoso…
Era obvio que la respuesta era no.
—Y después- continuo- Te veo a ti…
Nos miramos fijamente durante unos segundos.
— ¿Cuándo te vas?
— ¿Qué?
— ¿Qué, cuando te vas?
—¡¡IDIOTA!!
— ¿Qué?
—¡¡NO PUEDO DEJARTE!!
— ¿Entonces…?
—¡¡¡SI!!- grito- ¡¡QUIERO CASARME CON TIGO!!
Me quede callado, no había más que decir.

viernes, 11 de junio de 2010

"Travel to the moon" 34/36

Autor: Abril
Clasificación: General (lease bajo su propio riesgo [N/A])
Género: Drama, Romance.




"Travel to the moon"
Capitulo 34


De la nada y con el permiso de quien sabe quién estampo sus labios sobre los míos, besando con premura, con calma, el dolor iba desapareciendo pero lastimosamente el odio seguía presente.
Intente una segunda vez de alejarlo de mi cuerpo, de nada serviría hacer esto si aun no podíamos hablar del tema, teníamos que hacerlo, justo y como había sido al principio, teníamos que arreglar esta aberración que yo sentía hacia su persona pero al parecer (y como siempre era) a él no le importaba demasiado como me sintiera ya que abrazo mi cuello permitiéndose enredar sus manos en mi cabello.
Me sentía extraño, como si el pudor hubiera vuelto, como si lo que tanto había añorado ahora no valiera nada.
Su boca se resbalo hasta mi cuello, besando con delicadeza y ahí estaba un estremecimiento de parte mía, me sentía estúpido, vació, esto no era lo correcto pero tampoco tenia mucha voluntad para resistirme, escuche una risita suya y creo que eso me hizo reaccionar, dándome cuenta que había conservado una inútil risita que no le hacia para nada justicia a esta tan egocentrista y melódica.
Abrí los ojos dispuesto a seguirle el juego, poniendo mis manos sobre su cintura, metiéndolas debajo de su playera, pegándolo a mí lo más que se podía.
Al cabo de un rato, presas del placer y la lujuria, empezó a desabrochar mi camisa sin parar de besarme, los estremecimientos eran mayores, eran excepcionales y no me molesto soltar ligeros gemidos cada que a Brendon se le antojaba morder o chupar alguna parte de mi pecho.
Deslizo una mano acariciando con suavidad mi entrepierna y bajo a mi ombligo dándole pequeños besos.
Estaba harto de jugar, quería tenerlo en mí, lo puse sobre el sillón y empecé a deshacerme de mi pantalón con una rapidez adquirida en los últimos meses, Brendon se paro y también se quito el pantalón, como si nuestra vida dependiera de ello, resbalo sus manos por mi abdomen deshaciéndose de mi bóxer y luego acaricio suavemente. Solté un gemido, y otro y otro…
Eché mi cabeza hacia atrás mientras sentía esa suave cosquilla, esa sensación tan excepcional que solo Brendon sabia darme.
Y aunque era placentero, un rato después fui yo él que tuvo que parar los toqueteos de Brendon empujándolo contra el sillón, besando y mordiendo su cuerpo, me encantaba escuchar esos gritos que pegaba cada que mi boca era intrusa en su cuerpo.
Sus dientes se aferraron apremiantemente a mi labio inferior, sus manos acariciaban mi espalda sacándome más gemidos que los normales y al fin me saco de mi cavilación, me jalo levantándome de la manera acuclillada en la que me había encontrado y me sentó sobre él forzosamente, lo mire con miedo y él soltó una risotada, me tomo de las caderas y me obligo a bajar.
Solté un gemido imprescindible al tiempo en que bajaba y Brendon mordió sus labios, jalándome del cuello para besarme, esto realmente dolía pero vaya que era asombroso, era adictivo, era como darle droga a un maldito drogadicto.
Enfrasque mis gemidos en mi garganta tratando de reprimirlos en el momento en el que Brendon aumentaba con las embestidas, tras un rato salieron tan involuntariamente como todo había empezado.
Mis manos lo aferraban, mi boca le pedía más, y él me lo concedía besando y mordiendo mi cuerpo.
Su rostro estaba deformado de placer, su cabello se adhería a su cara debido al sudor y, a pesar de la circunstancia, eso me pareció ridículamente tierno, deje que mis manos le quitaran un mechón de cabello, mirándolo con ternura (ternura que él regreso) le di un largo beso hasta que Brendon tuvo que alejarse para soltar un gemido, apretó mi cadera y aun así seguí moviéndome con insistencia, moviéndolo a mi compás.
Como me excitaban esos gritos tan desenfrenados y melódicos que serpenteaban y se quedaban en lo más profundo de mi mente. Tras un rato cerré los ojos involuntariamente victima del placer, del cansancio, lo hice porque era algo mecánico, tan simple como placentero y permití el último largo y fuerte grito que mi garganta soltó.
Unos minutos después termine acostado sobre Brendon, respirando agitadamente mientras él sonreía inigualablemente, con esa sonrisa tan llena de vida, con esa sonrisa que tanto había extrañado pero al mismo tiempo odiado.
¡Como había extrañado y olvidado esto!, ¿como seguía sin reparar en esto cada vez que quisiera deslindarme de él?
Gire mi cabeza hacia otro lado evitando verle, ¿por qué el odio seguía presente?
—Extrañaba esto—comento Urie al quitarme un mechón de cabello
—no recordaba que fuera así
—Ni que lo digas—respondió dándome un beso en los labios
Lo bese con lascisiva, con furor y pasión y luego… nada… me sentí incomodo y me aparte de su boca enfocando mi mirada a un punto lejos de ahí. Creo que al fin mi sentido común había vuelto ¡vaya que excepcional momento de aparición!
—Ryan—hablo moviendo mi rostro a su dirección, enfocando su mirada en la mía, me sentí inquieto y suspire mientras Brendon seguía conservado esa tranquila y maravillosa sonrisa—Ryan… te amo…
—Brendon yo…—me quite de encima de su cuerpo levantándome presuroso en búsqueda de mi bóxer
— ¿Qué pasa? —cuestiono nervioso
—Yo…—mordí mis labios, solté un respiro—debo irme
— ¿irte, dices? —pregunto sorprendido
—si, yo solo venia por mi guitarra—fue lo primero y lo mas soso que se me ocurrió
—Recibiste algo más que tú estúpida guitarra—me dijo iracundo levantándose por su bóxer.
Mientras yo me vestía apuradamente vi como Brendon regresaba con mi guitarra en la mano, en la otra traía una mochila.
— ¿por qué no también te metes todo esto por el culo? —me gritó aventándome la mochila en la cara, algo del contenido me golpeo en la frente, aturdiéndome, ni siquiera lo vi desaparecer solo escuche el estruendo de la puerta de su habitación.
Ahora me sentía deprimido, esculque en la bolsa, todas mis pertenencias estaban ahí adentro, las drogas, las botellas, las pastillas, el valium que tanto necesitaba.
Y aunque quería seguirle, también quería irme, aun no sabía exactamente porque no podía quedarme, no era una situación sencilla, sabía todo lo que estaba en juego y quería volver, quería dejar está fármaco dependencia pero al mismo tiempo quería tirar mi sentido común y tragarme 1, 2, 3 las pastillas que fueran necesarias.
“Te amo” paso por mi cabeza y quizás era la confesión equivocada pero al mismo tiempo la única que le había dado un poco de sentido a mi vida en los últimos días, quizás el “te amo” que más había valido en todo este tiempo…
Mi celular comenzó a timbrar, vislumbraba la preocupación de Mary, mi cabeza luchaba entre tomarme las pastillas o dejarlas.
Era un drogadicto en un gran aprieto. ¿Drogas o no? ¿Brendon o Mary?
—Me lleva el carajo—exclame levantándome del sillón, tome mis cosas y salí dando un portazo, una vez en mi carro me mire en el espejo.
Volví a abrir la bolsa, mire el frasco de valium.
¿Él o ella? ¿Vida o muerte?
Creo que sabía exactamente mi respuesta así que con una mano temblorosa saque el frasco de valium.
Ya no tenía más que hacer, la respuesta había llegado y aunque una parte de mi cerebro decía que no era la correcta descubrí que era la más ventajosa en estos momentos.
Abrí el frasco de valium y tire tres pastillas a mi palma.
No había vuelta atrás, todo estaba decidido en ese preciso instante…

domingo, 6 de junio de 2010

"Reinvent Love": Capitulo uno.

Autor: Eme
Clasificación: General.
Género: Romance.


"Reinvent Love"
Capitulo uno.

¿Qué se puede decir de un chico de 25 años que murió?
Que era hermoso.
Terriblemente inteligente.
Que adoraba a Mozart, a Bach, a Los Beatles y a mí.
Un día mi curiosidad fue demasiada y se me ocurrió preguntarle en qué orden nos adoraba. El solo sonrió y respondió: Alfabético
Yo también sonreí entonces.
Pero ahora que lo pienso, me pregunto si yo figuraba en su famosa lista con mi nombre de pila, en cuyo caso quedaría antes que Mozart y después de Los Beatles, o con mi apellido, en cuyo caso estaría detrás de Mozart y en último lugar
Lo único cierto aquí, es que no ocupo de ninguna de las dos formas, el primer lugar, cosa que me irrita demasiado, ya que desde pequeño, me hicieron creer que debía ser el primero en todo.
Herencia familiar, desde luego.

A finales de mi último curso me dio por ir a estudiar a Radcliffe, no solo para recrearme la vista, si no porque allí los libros de reserva siempre están menos solicitados y a demás, nadie me conocía.
Es local era tranquilo, a esas alturas no podía darme el lujo de distraerme demasiado, estaba en vísperas de mi examen de historia, y no había abierto ni un solo libro. Me acerque al mostrador de los libros de reserva con la intención de conseguir alguno que me sacara de apuros al día siguiente. En el mostrador trabajaban dos chicos, uno bajo de tipo jugador de soccer; el otro alto, tipo tenista, pero con apariencia de ratoncillo con gafas.
Opte por el Mickey Mouse con gafas.
—Oye, ¿Tienes la decadencia de la edad media?
Me miro recelo.
— ¿Y tu biblioteca de que te sirve? —pregunto
— Sabes que Harvard puede utilizar los libros de reserva de Radcliffe.
— ¿Y eso qué? No se trata de los derechos, ustedes tienen un poco mas de 5 millones de libros, nosotros apenas unos cuentos miles
¡Dios me valga con el ratón de biblioteca!
Generalmente hago trizas ha ese tipos de niñatos, pero en aquel momento necesitaba demasiado el libro
— Oye necesito el condenado libro…—
— Se mas amable Preppie, o no obtendrás nada…
— ¿Por qué crees que provengo de una Prep School?
—Porque se nota que eres rico y tonto.
—Pues has metido la pata— reclame, ya sé que tengo todo el aire de ser rico, pero no me iba a dejar de un niñato de Radcliffe —Soy pobre y listo.
— ¡Claro! Yo si soy pobre y listo.
El chico me miraba a los ojos, los suyos eran castaños, en ese momento ya estaba molesto, no iba a permitir que un Radcliffe (ni por sus bonitos ojos) me llamara tonto.
— ¿En qué te basas para decir que eres listo?
—En que no saldría de cita contigo.
—Ni a mí se me ocurriría invitarte, sería lo último que haría
—Por eso eres tonto…


Quiero aclarar porque lo invite a tomar un café, estaba desesperado por aquel libro, y como el niñato no podía salir hasta que cerrara la biblioteca me dio tiempo de aprenderme unas cuantas frases ingeniosas para el examen.
En el examen saque un 19 sobre 20, misma calificación que le día la cuerpo del chico cuando lo vi salir del mostrador.
En cambio, debo admitir, que me molesto su manera de vestir, demasiado afeminada, diría yo. Pero lo que más me molesto fue la basura que traía como bolso, que bueno que no se lo dije, mas tarde descubrí que era de su madre.
Fuimos a un restaurante barato, quería demostrarle que podía estar a su altura, pedí dos cafés y un helado para él.
—Me llamo Ryan Ross- dijo comiendo de su helado- Americano con descendencia italiana. Estudio música y Artes
Como si me hubiera importado en ese momento.
—Yo soy Brendon…
— ¿De Nombre o de Apellido? —Me interrumpió - Nunca he conocido a alguien que se apellide “Brendon”, Alex Brendon, Ryan Brendon, Marie Brendon, Cindy Brendon, sí, creo que el último suena bien ¿no te parece?
—De nombre- respondí exasperado.
— ¿Entonces cuál es tu apellido?
—Urie —respondí después de unos instantes.
— Brendon Urie —dijo como si nada —Urie… ¿Cómo el edificio de Harvard?
Si, había dado en el punto donde precisamente no quería que diera, perfecto.
— Si, Y como la sala – agregue al ver que había abierto la boca.
— Y como la escritora — dijo y sonrió al ver mi cara cuando lo menciono.
— Si como la escritora.
Entonces enmudeció de pronto, solo comía helado, y me miraba con una enorme sonrisa. ¿Sería posible que solo pudiéramos hablar de eso? ¿Acaso se las daba de intelectual solo para coquetear con chicos?
Su bolso estaba sobre la mesa, me desesperaba al no hacer nada, así que trate de mirar sus cuadernos, pero por alguna extraña razón solo e dejo mirar uno
— ¿Qué dice aquí?- pregunte señalándole uno de los títulos.
— Polifonía, nada sexual Urie…
Como permitía yo que me hablara así.
— Oye ¿sabes quién soy?
Sonrió con dulzura
—El dueño del edificio Urie.
—Yo no soy el dueño de edifico Urie — puntualice — Mi abuelo lo regalo a Harvard para…
—asegurar el lugar de su nieto…
Cerré su cuaderno con furia, pero él no se inmuto, solo siguió sonriéndome.
— ¿Ryan, porque aceptaste salir conmigo si piensas que soy un don nadie?
Sonrió de nuevo.
—Tenía hambre y no me pagan hasta mañana…
¡¡Dios, que niñato!!
—Además — agrego— me gusta tu cuerpo…


Mientas acompañaba a Ryan a su residencia confiaba todavía, en acabar con ese niñato de Radcliffe.
—Oye mocoso, el viernes hay un partido de Hockey.
— ¿Y qué?
—Que quiero que vallas…
— ¿Y porque iba a ir yo a una asqueroso juego de Hockey? Eso juego es para cavernícolas.
—Porque juego yo— respondí, tratando de restarle importancia.
— ¡Oh! ¿En qué bando?

Brendon Urie Ultimo Curso
Nacido en: Las Vegas, Nevada
Edad: 20 años 1,77m. 70 Kilos
Materia: Estudios Sociales
Carrera Proyectada: Derecho.
En aquellos momentos, Ryan ya abría leído mi ficha en el programa, me asegure de que Vic Claman, nuestro manager, hiciera llegar uno a sus manos, por todos los medios posibles.
—¡¡Válgame dios Urie!! ¿Tan desesperado esas para fijarte en un chico?
—¡Cállate Claman, o te tragaras los dientes!!
El partido fue un reverendo asco, me castigaron por golpear de más a un mastodonte de Dartmounth, ¡¡dos minutos!! Y yo ni siquiera le hice nada, bueno, nada que no se pudiera arreglar con un buen médico plástico.
— ¡¡ ¿Pero arbitro que he hecho yo?!!- pregunte. Pero el tipo no estaba para discusiones
—¡¡Numero 10, dos minutos!!- grito a los de mas mesa de control.
— ¡Puta Madre!
Me acerque a las bancas, y procure concentrarme en recuperar el aliento, con la cabeza gacha, sin atreverme a mirar la pista, los Dartmounth nos a aventajaban en número.
— ¿Por qué estás aquí sentado mientras los demás están jugando? ¿Acaso vas a dejar que les ganes porque te has cansado y has decidido sentarte?
Era la voz de Ryan, ignorándolo me dedique a animar a mis compañeros de Harvard.
—¡¡Vamos Harvard, denles duro!!
— ¿En qué te equivocaste?
Me volví hacia él y le respondí, al fin y al cabo yo lo había invitado.
—Me pase del a raya con aquel tipo, Ryan
— ¿Y es una falta grave?
—Ryan, por favor, estoy pensando.
—Valla debemos agradecer ese milagro al cielo, Urie… ¿En qué?
—En cómo voy a joder al cerdo de Johnson.
Mire de nuevo a la pista para apoyar moralmente a los míos.
— ¿Eres un jugador sucio? Que mal, la gente que hace trampa nunca gana…
Lo ignore olímpicamente, acababan de anotar un tanto en nuestra contra, pero él insistió, nunca le gusto ser ignorado
— ¿Serias capaz de joderme a mí?
—Depende de en qué sentido lo digas…—Respondí
—En el buen sentido, cerdo…
— Lo haría de las dos maneras, pero ahora lo voy a hacer si no te callas en este momento.
—Claro, no alcanzarías ni a tocarme un pelo Urie, me voy…
Cuando me volví, Ryan ya no estaba, se escuchaba bastante molesto, pero que va, que se cree ese niñato.
El juego continuo, y los Dartmounth me cobraron caro el haber mandado a la enfermería a uno de sus mejores jugadores, pero al final ganamos, los dejamos para el cubo de la basura (como el bolso de Ryan): 7 a 1.


Si yo fuera un tipo sentimental, tendría una fotografía y una bandera de Harvard pegada en la pared de mi habitación, pero como no lo soy, ni siquiera me intereso en aquel momento salir a festejar la victoria de mi equipo.
Otra vez.
Lo único a lo cual le tengo un cariño, ahora y siempre, es mi camiseta con el numero 10, en mis pesadillas soñaba que me quitaban ese número y me daban el 7, el numero de la mala suerte, el cual cambiaba de jugador cada mes.
Pero para mí grande fortuna, nunca lo hicieron. Me quite el equipo, empapado en sudor, y me acerque al mostrador, desnudo como al nacer, a pedir una toalla.
— ¿Qué tal estuvo el partido, Bren?
—Estupendo Jimmy, los hicimos papilla.
Luego, me fui directo a las duchas, a enterarme quien le hizo que a quien durante el fin de semana, gracias al cielo, yo tenía una parte apartada, para remojar mi rodilla enferma, a la cual le agradezco y agradecí muchas cosas.
— ¿Estás en remojo, Bren?
—No, que va Jackie, estoy pescando mariposas — respondí a Jackie Felt nuestro entrenador, y auto nombrado director espiritual.
— ¿Quieres saber que le pasa a tu rodilla Bren? ¿Te lo digo yo?
En aquel entonces, como tenia los privilegios de la familia Urie, me habían revisado todos los ortopédicos del país, pero sin duda, Felt sabia más que nadie, o eso creía él.
—Lo que le pasa a tu rodilla es que no comes lo que deberías comer…
Bueno, el tema no me interesaba mucho que digamos.
—Comes poca sal…
—Bueno Jack, vale, comeré mas sal, te lo juro por lo que más quieras, ahora déjame meditar en paz ¿vale?
Que contento quedo el pobre, después se iría a contarle a todo mundo que él fue quien curo mi rodilla lastimada, e intentaría arreglarle todo el cuerpo a cuanto pudiera, incluso tal vez después pidiera honorarios
—Yo creo que te das prisa Bren, afuera había un chico que ha preguntado como 10 veces por ti.
—Seguro solo quiere un autógrafo, deja que se congele ahí afuera…—dije cerrando los ojos con el agua caliente hasta el cuello.
— ¿Estás seguro? Es ese chico al que hiciste que Claman persiguiera para que le diera el mismo tu ficha.
¡¡Santo Dios!! Ryan estaba esperándome afuera, ¿Cuánto me había demorado en aquel placentero baño, para que preguntara por mí en 10 ocasiones?
— ¿Qué pensaría tu padre de ti, si te ve colado por un chico?- pregunto Felt al verme salir corriendo de las duchas
— ¡¡Cálate Felt!! – Respondió Jimmy – Aquel chico de afuera podría pasar muy bien por una chica, ¿Lo has visto bien?, trae los ojos delineados, es más femenino que mi hija Isabel
Los dos se echaron a reír a carcajadas.
—¡¡Cállense par de Bestias!!
Me vestí batiendo una nueva marca de velocidad, así que cuando empuje la puerta de salida del estadio, apenas me había secado. En frio me abofeteo. ¡¡Dios como helaba!! Y estaba muy oscuro ya, pero había un pequeño grupo de gente todavía, la mayoría veteranos de Hockey, que no tenían más que hacer y asistían a todos los partidos.
— ¿Ryan?
Me aleje varios pasos de los admiradores, valla, en ese momento no lo encontré gracioso, pero ahora que lo pienso, nunca pensé que lo que le dije a Felt, fuera cierto, solamente cuando un señor se me acerco con una hoja de papel y un plumón.
— ¿Ryan?
Camine durante varios minutos buscándolo, de hecho era tal mi desesperación por encontrarlo, que pregunte por él a mis compañero de equipo, los cuales, no me ayudaron demasiado.
— ¿Se te ha perdido tu novio, Brendon?
— ¡Vete a la mierda, Jencks!
—Ahora resulta que ya no le gustan los hombres— Dijo Steven a Jencks
— ¡Vamos Brendon! ¿Acaso ahora no le dirás a todo el mundo con quien sales como lo hiciste con Robert?
— ¡Que te jodan! —Le grite alejándome
Después de varios minutos, una hora quizá, pensé que tal vez se había molestado enserio cuando le dije que lo joderia si no se callaba, pero ¡Hey!, estaba estresado en ese momento.
—Eh, Brendon, hace un frio de los mil demonios aquí— dijo asomándose detrás de unos arbustos con la cara tapada con un pañuelo, de modo que solo se le veían los ojos.
— ¡Ryan! – cuanto me alegró verlo.
Como por instinto lo bese ligeramente en la frente.
— ¿Acaso te di permiso?- pregunto Ryan sonrojado. Era extraño verlo así
— ¿Qué?
—Que si te di permiso para besarme Urie.
—Perdona, perdí la cabeza...
—Pues yo no.
Estábamos prácticamente solos allí y estaba oscuro, y era tarde, así que ¿Qué podía perder?
Y ahí estaba yo, juntando mis labios, con aquellos suaves y carnosos, probando su embriagante sabor a fresa, disfrutando de las caricias que el castaño proporcionaba a mi espalda, mientras se colgaba de mis hombros.
Era algo maravilloso, disfrute cada lento y suave movimiento, era extraño, nunca había sentido algo así con otro chico.
¡Pero valla chico!, aun ahora me vuelve loco
Separe mi rostro lentamente, para observar de cerca a un Ryan, al cual no había visto, uno confundido y extremadamente sonrojado.
— ¿Estás bien? — le pregunte al ver que seguía igual de sorprendido
—No me gusta nada…-dijo sin dejar de mirarme
— ¿De verdad lo hago tan mal?
—No, es que no me gusta nada que me guste demasiado.
Y entonces fue él quien se encargo de juntar nuestros labios de nuevo, pero ese beso se torno más apasionado, uno de mis favoritos, aunque recuerdo todos como si hubieran sido ayer.
Pero ese fue el primero de muchos que le seguirían.


Mi compañero de habitación, Spencer Smith, estaba jugando póquer con su novio y dos chicos del equipo de Hockey suplente cuando yo entre en el cuarto.
—Hola
Respondieron con gruñidos.
— ¿Cómo te fue esta noche, Bren? —pregunto Spence
—Un pase y un tanto— respondí.
— ¿Y con Ross?
—A ti que te importa.
— ¿Quién es esa? —pregunto uno de los muchachos.
—Es un chico. Ryan Ross— respondió Spence — Ese que anda loco por la música.
—Lo conozco—dijo Jon, el novio de Spencer — Es un estrecho el pobre….
Los otros dos se rieron, Spencer no, no le pareció gracioso aquello.
— ¿Cómo que es un estrecho? — Pregunto visiblemente molesto— ¿Acaso se la has metido, Jon?
— Claro que no- dijo robándole un beso- Toca la guitarra en la sociedad de Bach.
— ¿Y con Urie, que toca?
— ¡Ve tú a saber!
Se rieron de nuevo, esta vez toda, haciendo más escándalo que la vez anterior.
—Señores – dije desenredando el cable del teléfono, para llevarlo a mi habitación— ¡A la mierda todos!
Cerré la puerta de un portazo, ahogando la risa de las bestias que jugaban póquer, me senté en la cama y marque el número de Ryan.
—Oye, Ry…
—Dime…
— ¿Qué dirías si yo te digiera…?
—Vamos, dilo Urie, no seas cobarde…— dijo después de 10 minutos en los que permanecí callado
—Creo que me he enamorado de ti…
—Estamos en problemas…
Y colgó.
No me sentí ni bien ni mal en ese momento.


—Ryan esta telefoneando abajo, Brendon
La información me fue proporcionada por la recepcionista del edifico de Ryan, ella, al parecer si leía el periódico y sabia quien era yo.
Pero en lo que pensé en ese momento, fue en cómo diablos sabios, a que había ido aquel lunes por la tarde.
Y más aun, que Ryan le hubiese explicado que era mi novio.
— ¿No ha terminado todavía?
La chica miro la central.
—No —dijo
— ¿Sabes con quien está hablando? — Negó con la cabeza— ¿Dónde está el teléfono?
—Ahí en la esquina.
Me dirigí bastante molesto hacia la cabina, ¿Con quien estaría hablando Ryan, que fuera más importante que unos momentos conmigo?
Además tenía 2 días que no nos veíamos por el partido de Cornell, al cual no había querido acompañarme para no perder sus amadas clases, y yo me encontraba bastante molido.
Accidentalmente claro…
Está bien, cometí una falta y los cerdos de Cornell me la cobraron bien caro.
¿Porque será que todo me sucede?
Al acercarme pude captar unos cuantos fragmentos de su conversación.
—Claro que sí. ¡Desde luego! Yo también te quiero George.
Me detuve bruscamente, ¿Con quién estaba hablando Ry? , lo sabía, ¡Lo sabia!, ese estúpido de Davidson debió de haberse metido en la cama de Ryan mientras yo está afuera.
Un momento, George no era el nombre del acosador de Ryan, Davidson.
Unos días después de pedirle que fuera mi novio, me entere que no era el único que andaba tras sus huesitos, no, Martin también quería algo con Ry, pero este siempre lo rechazaba, no pregunten porque.
Simplemente lo rechazaba.
A tal grado de que Davidson, pensó que Ry era Heterosexual, ¡ha!
Pero no, me escogió a mí, y el idiota de Martin perdió.
Pero aun así, no dejaba de insistir, entonces en alguna ocasión lo golpee.
Solo un poco.
Pero ahora que importaba Davidson, era claro que Ryan Ross, nos estaba engañando a él y a mí con un tipo de dudosa procedencia llamado George.
—Si George, te prometo que iré a cenar luego.
Al tiempo que colgaba, Ryan me vio, y sin en las ligero rubor, me sonrió y me mando un beso con las punta de sus dedos.
¿Cómo podía ser tan falso?
Ryan me beso levemente en los labios, mis mejillas estaban demasiado molidas.
—Estas horrible.
—Estoy herido, Ry.
—Espero que el otro este mucho más horrible que tu.
—Claro es mi estilo: el otro siempre que da mucho peor que yo. - se lo dije en tono de advertencia, como dándole a entender que golpearía a ese tal George si se metía con él.
Ryan rio, se agarro de mi mano y echamos a andar hacia la puerta.
—Buenas noches Ryan- dijo la recepcionista
—Buenas noches, Jane
Una vez en la calle, apunto de subir a mi auto, tome todo el aire que me fue posible, y le dije en un tono de fingida indiferencia:
—Oye, Ry…
—Dime
— ¿Quién es George?
—Mi papa – dijo y termino de subir al auto.

"Travel to the moon" 33/36

Autor: Abril
Clasificación: General (lease bajo su propio riesgo [N/A])
Género: Drama, Romance.


"Travel to the moon"
Capitulo 33


La imprecisa situación que se había creado era certera, llena de ese arranque de arrepentimiento y dolor.
¡Vaya! No recordaba con tanta nitidez haberme sentido tal como una inmensa plasta de mierda hasta ese pesado día en el que el sol insistía en alumbrar hasta la más pequeña especie viviente, destrozando completamente con su luz mis retinas.
No pensé que fuese necesario salir y ahora me arrepentía de haberme sentido tan temerario como para salir de casa así que una cuadra antes de llegar a mi destino corrí de regreso a mi carro y con la respiración agitada me avente al asiento, escondiéndome de vaya a saber que, me sentía estúpido pero, era una sensación ocasional.
Fije mi vista en el retrovisor, mi propia imagen era repugnante, hice una mueca tratando de hacerme una leve idea de desde cuando yo me llamaba repugnante sin utilizar ese toque burlesco que solo denotaba lo orgulloso que estaba de ello.
Prendí el radio, estaba harto de estos pensamientos recurrentes que trataban de encontrar una respuesta a mis ultimas acciones, a mi ultimo estado de animo, hubiera sido bueno que al menos la música me distrajera pero un cuarto de hora después estaba inconcientemente temblado, sudando como si estuviera en un jodido sauna y con los puños tan apretados que la piel de mis nudillos relucía más blanca que lo normal.
¿Qué es lo que me había motivado para dejar la causa de todos mis problemas y soluciones en primer plano? Creo que para empezar esa fue una pregunta incorrecta ya que en cuanto permití que mi mente divagara en los fantasmas del pasado me encontré una vez mas indefenso, vulnerable, lloroso, luego vendría la frustración procedido por el enojo (ese estado duraba demasiado y nunca dejaba de abandonarme) y luego absolutamente nada más que los síntomas de una supuesta recuperación.
Un mes sonaba tan sencillo, tan poco, pero la verdad es que había sido el peor mes de toda mi vida.
Cambie la estación a una un poco más moderna y cerré mis ojos, quizás la mejor idea no fuera dormir ya que al despertar nada mejoraba pero al menos me deshacía de los síntomas de un estúpido tratando de reivindicar su camino.

Las olas del mar se mecían insistentemente, todo era oscuro, hacia un frió que penetraba y calaba mis huesos y aun persistía esa incertidumbre que nunca cedía.
En contra de mi poco sentido común me despeje de todas mis ropas y me metí desnudo al mar abierto, empecé a nadar con la ligera ilusión de que eso disminuyera un poco el dolor abdominal que sentía, como si nadar por horas calmara mi sufrimiento, no lo hacia, solo empeoraba gradualmente.
Lleve mi cuerpo hasta lo mas profundo del mar, me preguntaba cuan profundo podía estar y es que aunque mis piernas pataleaban insistiendo en llegar más lejos y mis manos aleteaban desesperadamente nunca llegaba a ningún lado, todo seguía siendo oscuro, nebuloso.
Al cabo de unos minutos retome el camino hacia la superficie, mis manos, mis piernas, mi cuerpo subía pero nunca salía, ya no aguantaría mucho tiempo sin aire, empezaba a sentir como el oxigeno se escapaba de mis pulmones, rápidamente fui presa de la desesperación, gran, gran error, en menos de un minuto me encontraba más desesperado que la mierda.
“¿a qué sales?” pregunto mi fuero interno, “¿Quién te espera afuera?” Volvió a preguntar esa vocecita que últimamente arremetía en contra de todo lo que hacia.
“Siento las olas saladas, las siento estrellarse sobre mi piel, Y sonrío como respiro porque ellas nunca ganarán…”
Mis ojos se iban cerrando y esas preguntas no se me quitaban de la cabeza, quería darme por vencido y aun así seguía pataleando.
Al cabo de un rato tuve la ligera sensación de haber avanzado ya que vi un hermoso destello que daba la impresión de que ahí todo era calma, sin embargo, mis parpados pesaban igual que mi cuerpo y ahora solo quería dejarme ir con esas olas.
”¿Podemos avanzar rápidamente para caer sobre mí? Detente ahí, déjame corregirlo…”
Vi una mano tratando de ayudarme, luche por alcanzarla pero las olas me arrastraban al fondo, me alejaban de la mano, de la vida, darse por vencido ahora era una orden.
— ¡Ryan! —escuche y la mano se estiro— ¡Dios, Ryan!
¿Esa era la voz de Brendon?
— ¡Ahhhhhh! —grite golpeándome involuntariamente contra el vidrio.
“Quiero ser alabado desde una nueva perspectiva pero abandonarlo ahora sería una mejor idea, entonces atrápame saliendo de aquí”
—Mierda—me queje estirándome para apagar el estero— ¡mierda! —Volví a exclamar dando un golpe seco contra el volante, creí que esa voz dulce y sonora había regresado a salvarme—estúpido, imbécil….
— ¿Ryan?
Gire la cabeza, ¿este era algún tipo de mal chiste?
Abrí la portezuela como hipnotizado por esos ojos oscuros y otra vez esa sensación de asco, agache mi cabeza y vomite.
—hey, ¿estás bien?
La mire, tenia ganas de gritarle pero me contuve, demasiado linda, demasiada ayuda para ser grosero…
—una pesadilla—le dije entre dientes, increíblemente siempre que dormía era asediado por pesadillas, realmente no sé porque seguía haciéndolo.
—-tengo que arreglar algo— dije después de un rato, aun con la mirada en el suelo— ¿quieres que te lleve a algún lado?
—No—me dijo desconfiada, me estire sacando de la cajonera agua, la tome y luego escupí, enseguida me metí unas pastillas de eucalipto que funcionaban perfecto a la hora de distraerme chupando algo.
— ¿puedo saber que harás? —pregunto inocentemente.
¿Huir calificaba como un buen pretexto? Quizás seria demasiado dulce decirle “Mary, necesito unas líneas, me rindo, termine como ese jodida pesadilla, sin Brendon, acabado y bien sumergido así que iré con Alex ¿gustas acompañarme?”
— ¿Ryan?
—no lo sé Mary…
—Bueno—dijo tomando mis mejillas y mirándome fijo—ve a donde tengas que ir, tú sabes lo que haces… solo recuerda que…—se mordió los labios.
— ¿qué? —apresure, ella me miro con ternura, eso jodía mi panorama
—que te amo Ryan…
Trague saliva y mis ojos se abrieron como plato, ¿Cómo podía amar a la persona que había sido su pesadilla las ultimas semanas? Y aun así, sin una explicación lógica eso era raro, placentero, quizás lo único que quería escuchar, saber que tenía alguien por lo que seguir hacia que me resistiera a la idea de irme a drogar, sinceramente, ya que íbamos a confesiones, de cierta forma, yo también compartía ese sentimiento.
Sonreí ante su temor infundado y la acerque considerablemente a mis labios, mirándola fijo, ¿Cómo podría rechazarla siendo cuan perfecta era para mi?
—Yo también te amo—le conteste, extrañado de la respuesta, al parecer, la locura era contagiable.
Me miro sorprendida pero no tuvo mucho por hacer (menos por decir) cuando nuestros labios al fin se fundieron en un largo y placentero beso.
—te espero en casa…
—A la cena—le dije con una sonrisa, ella me devolvió el gesto.

Mi paciencia estaba pendiendo de un delgado y minucioso hilo mientras mi mano golpeaba una puerta de madera.
Debía acabar con esto, debía de direccionar correctamente mi contemplación, mi desesperación, el amor que acababa de surgir y sobre todo necesitaba algo para acabar con esta martirizacion que terminaría matándome así que me cree la impresión de que si volvía al origen del problema (el verdadero inicio) podría superarlo, pasar a otra cosa, dejar al fin las drogas y todo lo que las englobaran.
El primer paso, obviamente, era ver a Brendon, o lo golpeaba o regresaba con él… esperaba que tuviera las cosas claras en cuanto lo viera.
Al fin, tras unos minutos, la puerta fue abierta y una punzada que no había sentido en varios meses había regresado con una fuerza tan impactante, tan asfixiante, tan lastimosa…
— ¿Ryan? —pregunto confundido, tallándose los ojos como si creyera que aquello era una alucinación.
Quise atinar a hacer otra cosa más que mirarlo con rencor pero era inútil, ni una sonrisa pude esbozar.
— ¿Cómo estás? —pregunto un poco temeroso, mire hacia ambos lados de la acera y solté un suspiro.
— ¿me dejaras pasar?
—Oh, lo siento—murmuro apartándose de la puerta y dejándome entrar, mire su casa, era extraño, casi había olvidado la comodidad que esta casa me hacia sentir.
— ¿quieres algo de tomar? —pregunto, me limite a negar, se quedo recargado en el marco de la puerta y aunque espero que yo hablara, termino haciéndolo él— ¿y bien?
—Regrésame mis cosas—le dije suavemente, él frunció el seño.
—ni pensarlo…
—No las drogas, mi guitarra—aclare lentamente al sentarme en un sillón
Se sentó algo consternado y miro sus manos un largo rato, la punzada iba creciendo, cada estúpido movimiento involuntario que hacia me dolía, nunca me había sentido tan vivo hasta ahora. Y vivo en el sentido de soportar este tipo de dolor, dolor que con muchísima suerte me permitía respirar.
—Te extraño…—me dijo de la nada, lo mire fijamente pero él no me regresó la mirada
Y luego, nada, silencio.
—Brendon… mi guitarra—le recordé, no estaba seguro cuanto podría aguantar esta situación, últimamente me sentía bastante temerario pero a la hora que tenia que actuar como se debía no hacia otra cosa más que comportarme como un verdadero idiota cobarde.
—yo…—volteó a mirarme con un brillo extraño, triste, no lo sé, no lo podía diferenciar, llevaba meses sin verlo, abnegado a recordarlo.
Cerré mis ojos y de pronto sentí como su cuerpo se posaba encima de mis piernas, sus manos sujetaban mi rostro, no quería abrir los ojos, para que hacerme el idiota si sabia que al verlo encima de mi el dolor se volvería tan insoportable como lo había sido respirar en los últimos días.
—Brendon…—intente razonar, empujándolo pero él puso su dedo índice sobre mis labios y los acaricio tranquilamente. Parecía que hacer eso le divertía pero no llegaría a más o quizás… solo hable muy pronto.