lunes, 5 de julio de 2010

"Travel to the moon" 35/36

Autor: Abril
Clasificación: General (lease bajo su propio riesgo [N/A])
Género: Drama, Romance.


"Travel to the moon"
Capitulo 35


Miro bajo la verde arboleda, justo debajo de la vereda a un par de niñitos corriendo, tonta e innecesariamente los veo, torturándome de más, niños tomados de las manos de sus madres, llenos de vida, de ternura, de felicidad…
Un niño con una espesa melena negra se acerca a mí y se sienta a mi derecha mientras admira al resto de los pequeños y yo en lo único que puedo pensar es en mis elecciones, no puedo ni hablar con el niñito, el dolor me lo impide pero supongo que él entiende porque no rompe el silencio, me deja seguir con mi cavilación, probablemente se sentó a mi lado por equivocación.
Tras un tiempo de repasármelo llego a la conclusión de que he tomado la mejor decisión, puede sentirlo pero ahora no me satisface. En estos momentos su enfermedad ha aumentado tanto que a veces me pregunto si lo mejor hubiera sido tomar el otro camino.
Ya no estoy satisfecho con mi vida, las noches no son lo que eran antes, el día, las mañanas e incluso el mundo dejo de ser esplendido.
Ella, él, quien quiere que fuere, no estaban destinados a permanecer a mi lado, quizás mi destino era ser infeliz, quizás no estaba partido por la misma hoja que el resto porque siempre que encontraba un destello de felicidad en un nubarrón de desolación se iba, justo y como llegaba. Sorpresivamente, justo como la muerte, como la vida misma.
Constantemente pensaba si habría disfrutado más la vida a su lado o no, probablemente este era el camino más ventajoso y menos lastimero…
—Vámonos—le digo—hoy toca visita al hospital
Él niño con la melena espesa asiente y se para de un tirón, su sonrisa me recuerda los buenos y viejos tiempos. ¡Como los había olvidado, como los he extrañado…! yo era feliz con una sonrisa idéntica a la suya pero ahora… ahora ni si quiera existe una así.
Caminamos, en silencio, en armonía, él tarareando una canción recién aprendida y yo andando con una inercia increíble, tan apática y estúpida que enferma.
—Tengo ganas de un helado—me dice, claro y quedo, con esa melodiosa y hermosa voz que heredó así que sabiéndome de memoria sus gustos, me aclaro la garganta.
—Uno de cereza—le digo al heladero, él asiente y yo se lo transfiero al niño…

Llegamos al hospital, justo 15 minutos antes de que empiece la hora de visita, el niño se pone a correr en el jardín y yo miro con desprecio a aquellas enfermeras que me han hecho desdichado por tantos meses.
—Puede pasar—me dice al fin el medico Fuguet—le tengo malas noticias, su insuficiencia cardiaca se esta deteriorando y ha estado empeorando gradualmente, quizás lo mejor es que se despida pronto, es probable que no amanezca… lo siento—y me da una palmada en el hombro como si una palmada fuera mágica y arreglara todos mis problemas, como si pudiera hacer que su partida fuera más fácil
—no se preocupe, todo esta bien…
Y maravillosamente, lo está, he esperado esto con ansias desde los últimos días, esperando que su agonía cese, esperando ver su última sonrisa, su última mirada…
— ¡Dean! —le grito al niño, él entra corriendo empujando a gente en el camino pero lo ignoro, estoy muy cansado como para reprenderlo.
Al fin entro a la habitación, esta ahí, mirando por la ventana, mirando serenamente.
—Te extrañe—exclama el imperioso niño mientras se amarra a sus piernas.
Lo carga con la poca fuerza que conserva y le da un beso en la mejilla. Me mira y sonríe como si el universo inmenso se borrara solo con verme.
Sonrió, algo desubicado, pero sonrió, esta aquí, esta de vuelta…
—Ryan, pensé que nunca llegarías….
—No me dejaban entrar antes—le miento, algo se estruja en mi estomago porque había pospuesto lo más que pude la visita.
—Dean, ¿Qué te parece si me traes un panque de nuez?
Él niño asiente con una fuerza impecable y corre pasándome de largo.
Se sienta en la cama, yo me siento a su lado y me toma la mano.
—Cuéntame como es que terminamos así—me pide
—no puedo
—escuche la noticia que haz estado esperando, por favor, satisfáceme…
—te amaba mucho…
—oh, lo sé…
Me hinco enfrente de su cuerpo y le tomo las manos mientras las lágrimas se desbordan presurosamente de mis ojos.

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