lunes, 5 de julio de 2010

"Travel to the moon" 36/36

Autor: Abril
Clasificación: General (lease bajo su propio riesgo [N/A])
Género: Drama, Romance.



"Travel to the moon"
Capitulo 36
Final



La oscuridad, densa y silenciosa, se hacia cargo de llenar el ultimo vestigio de un radiante día.
Todo era oscuro y nebuloso, justo y como solían ser la mayoría de los recuerdos tras el paso del tiempo y aunque Ryan aun no podía descifrar que dolor lo había llevado a rechazarlo, a dejarlo y regresar con su novia, supo que era su mejor elección, con Brendon nunca dejaría las drogas y se iría en picada, con Mary encontraría consuelo y quizás podría reajustar su vida.
No se equivoco, se dio cuenta en una mañana floja que no había elegido a Brendon porque al fin había logrado su meta más grande… al fin lo había superado y un año después de su propia revelación, Ryan le pidió matrimonio a Mary.
Por su parte, Brendon decidió seguir con su novia a la cual quería pero no era lo mismo, no era un amor fuerte e irrompible, era feliz porque sabía que eso era lo correcto pero en gran parte porque había dejado de luchar por cosas que no tenían solución. Él no se caso pero si tuvo un hijo y para cuando el niño de Ryan nació todos ya eran felices…
Ocho años pasaron, los niños ya habían crecido y la esposa de Brendon de pronto murió en un accidente automovilístico, él no supo exactamente como sentirse, si aliviado o triste pero acudió a la única persona que podría reconfortarlo en momentos así…

Un día llovioso Brendon llamo a la puerta de su amigo.
— ¡Dean, no! —gritaba Mary al fondo de la habitación con una chamarrita minúscula en la mano mientras Dean corría por la casa. Ryan solo reía hasta que dejo de ver a su familia y lo miro a él.
Cuando se vieron no hizo falta decir mucho, una simple mirada lo dijo todo, los dejo perplejos, vulnerables, sintieron el impulso de huir pero ninguno lo hizo.
Salieron a caminar, porque era lo indicado; ambos caminaban sin un rumbo fijo y no había tema de conversación, solo transitaban.
—te amo—confeso Brendon escondido tras un vaga esperanza.
Ryan lo miro, oscilante, tenia cara de no entender lo que pasaba, o más bien, de no querer entender nada.
— ¿A dónde llegaremos con esta confesión nocturna? —preguntó burlesco.
Brendon se hinco de hombros. No lo sabia, actuaba por impulso y nunca se detenía a pensar realmente en las consecuencias.
Ryan suspiro tratando de encontrar una frase que sintiera mientras miraba como las gotas persistían en esa dura tarea de mojar todo su ser.
—Ahí una cuestión extraña—comento Ryan tras un rato—sabes que de verdad amo a Mary, ¿cierto?
Brendon lo miro con recelo pero más que cualquier otro sentimiento con una inmensa tristeza.
—creo que nunca lo he puesto en duda—y así era
—entonces debe de ser algo bien grande como para que lo confieses…
—quizás lo sea—contesto restándole importancia. Había olvidado porque se le había ocurrido interrumpir a su amigo en tan melódica, asombrosa y feliz vida.
— ¿Cómo esta la nena? —pregunto Ross tras un rato de solo escuchar los relampagueos de la lluvia. Urie sonrió irremediablemente.
—bastante grande, y es hermosa
—dicen que es tu viva imagen
—la gente dice muchas cosas, es bastante linda así que no creo que se parezca en absoluto
—Date algo de crédito, nadie nunca menciono que no estuvieras guapo… ni delicioso—y sonrió.
A Brendon le gusto ver esa esporádica sonrisa pero creyó más conveniente cambiar la dirección de su mirada, internándose, una vez más, en una mudez prolongada.
— ¿de verdad eres feliz? —asalto de pronto Brendon.
—sabes que si—le contesto— ¿y tú? Después de lo de Anne, lamento no haber asistido al funeral…
La verdad, Ryan jamás tuvo intenciones de volver a ver a Brendon tras haber salido de su casa con guitarra en mano y drogas en otra. Sabía que volverlo a ver solo causaría un revuelo en sus pensamientos y siendo bastante egoísta, aunque Urie necesitara de él en la irremediable compañía de la superación de una muerte, Ryan nunca acudiría.
—si, bueno, estoy bien dentro de lo que cabe… siempre va a existir un defecto ¿no?
—me temo…
En está ocasión ninguno de los 2 sonrieron, estáticos en sus lugares permanecieron en silencio.
—Es hora de irme—Dijo Brendon. Sintiéndose como un tonto, no extraño porque comúnmente se sentía así, partió del lugar, metió las manos en sus bolsillos y miró hacia delante, quizás con la mirada pérdida, quizás no pero nadie lo sabía más que él.
De pronto, se detuvo, no supo exactamente porque pero volteo, lo hizo hacia donde permanecía su amigo y lo observo teniendo uno de esos usuales conflictos interiores.
Ryan al fin paro de ver sus manos y levanto la mirada, temeroso le miro fijamente. Brendon se poso ante él, inquieto.
— ¡te amo! —le confeso poniendo sus manos sobre las mejillas de él
—lo sé—contesto Brendon y entonces ambos al fin sonrieron



Mary lloraba a riendo suelta, yo, que aun la tenia tomada de las manos sentía como nuestras lagrimas se iban juntando al aterrizar en nuestras manos entrelazadas.
—Lo siento—murmure con bastante dificultad—yo te amaba de verdad
—Lo sé, Ryan—me dijo mientras soltaba una de sus manos y me acariciaba una mejilla—se lo que sentías y no te culpo, ahí personas que no están hechas para estar juntas, para sentir lo mismo… yo pude estar contigo pero tu no me querías como lo quieres a él….
Agache la mirada, me sentía mal, mis intenciones nunca habían sido querer hacerle daño y ahora, unas horas antes de su muerte, lo hacia.
—lo siento—repetí
—Ryan, él fue la razón por la que empezaste tu adicción, la que te llevo a escogerme y por la que murió lo que sentías por mi ¿cierto?
Sentí que la cara me ardía del enojo que sentía conmigo mismo, ella siempre lo supo y eso me enfermaba, la había tenido en muy poca estima.
—lo siento, yo no podía luchar contra eso aunque lo deseara… juro que lo desee, era feliz contigo pero Brendon siempre me hizo falta… lo lamento tanto…
—oh, lo sé amor, lo sé….
— ¿crees que eso tuvo que ver con tu enfermedad?
—No amor, por supuesto que no, mi locura era hereditaria… pero sabes, me hubiera gustado nunca enterarme, no era fácil fingir demencia cuando a cada rato salías con él…
Baje la mirada permitiéndome más lágrimas de las usuales, llorando como un niño pequeño; verdaderamente me sentía mal pero ella estaba acostumbrada a mi basto sin fin de tonterías.
— Cielo…—dijo tomándome del mentón y levantando mi rostro— ¿me harías un favor? —Asentí—cuida a Dean y a Crystal… supongo que ahora vivirán juntos…
Me le quede mirando, sonrojándome. Aun lo hacia cuando hablaban de una relación con Urie.
Dean entro corriendo, sucio, con algo de pasto en sus zapatos y rasguños en sus piernas.
— ¡mami, mami! ¡Me tarde pero encontré esos tulipanes que tanto te gustan! ¡Mira!
Y se los extendió, ella los tomos con cuidado y sonrió.
— ¿Por qué lloran? —preguntó mirándonos receloso
—No es nada cielo pero… ven y despídete de mamá…
Mary tenia los ojos enfrascados en lágrimas, él hizo lo que ella le mandaba con más ganas de lo que en sus 12 años de vida lo hubiera visto y la apretó mientras de sus claros ojos empezaban a salir lagrimas.
—se que algo está mal
—Eres muy inteligente—le dijo Mary abrazándolo con cuidado, besándole la frente, me miro—eres igual que tu padre
Dean volteo a verme y me abrazo, me sentía incapaz de parar su llanto así que lo estreche muy fuerte y me acerque a Mary para darle un abrazo. Fue uno de esos duradero, confuso, los 3 llorábamos, nadie quería soltarse.
Levante el rostro pálido de Mary, limpie sus lágrimas y la bese tratando de transferirle lo mucho que lo sentía, aunque por sobre todo, lo mucho que la amaba…

• Epilogo

Ryan pendía sobre sus talones, nervioso, lloroso, no podía soportarlo más, era una de las cosas que duelen con tan solo pensarlo, de las cuales te logran hacer un nudo irrompible que desgarra.
No quiso dejarla, nunca había sobrellevado bien el hecho de dejarla y menos sabiendo lo que le ocurriría, menos sabiendo que los dejaría.
Él se quedo hasta la última sonrisa, la última mirada, el último suspiro, el último vestigio de calor de su cuerpo y salió.
Se sentó en el viejo columpio donde alguna vez le canto una canción a Mary y lloro, lo hizo sin reparo, solo le interesaba sacar todo ese dolor que le estrujaba el interior.
Brendon llego, sentándose a su lado, y lo resguardó entre sus delgados y cálidos brazos.
Ryan apoyo su cabeza sobre el pecho de Brendon, tomo con todas sus fuerzas la playera de Urie y noto como las lágrimas caían en ese pedazo de tela.
Ryan supo, entre llantos y rabietas, que no había nada de que preocuparse, Brendon estaba a su lado y así seria hasta que alguno de los dos dejara de respirar.
Juntos…. por fin… se quedaron sumidos en una oscuridad demasiado cómoda, observando la luna, escuchando la lluvia, haciéndose compañía, lidiando con los llantos, esperando el amanecer que les resguardaba un nuevo día, una vida juntos…

"Travel to the moon" 35/36

Autor: Abril
Clasificación: General (lease bajo su propio riesgo [N/A])
Género: Drama, Romance.


"Travel to the moon"
Capitulo 35


Miro bajo la verde arboleda, justo debajo de la vereda a un par de niñitos corriendo, tonta e innecesariamente los veo, torturándome de más, niños tomados de las manos de sus madres, llenos de vida, de ternura, de felicidad…
Un niño con una espesa melena negra se acerca a mí y se sienta a mi derecha mientras admira al resto de los pequeños y yo en lo único que puedo pensar es en mis elecciones, no puedo ni hablar con el niñito, el dolor me lo impide pero supongo que él entiende porque no rompe el silencio, me deja seguir con mi cavilación, probablemente se sentó a mi lado por equivocación.
Tras un tiempo de repasármelo llego a la conclusión de que he tomado la mejor decisión, puede sentirlo pero ahora no me satisface. En estos momentos su enfermedad ha aumentado tanto que a veces me pregunto si lo mejor hubiera sido tomar el otro camino.
Ya no estoy satisfecho con mi vida, las noches no son lo que eran antes, el día, las mañanas e incluso el mundo dejo de ser esplendido.
Ella, él, quien quiere que fuere, no estaban destinados a permanecer a mi lado, quizás mi destino era ser infeliz, quizás no estaba partido por la misma hoja que el resto porque siempre que encontraba un destello de felicidad en un nubarrón de desolación se iba, justo y como llegaba. Sorpresivamente, justo como la muerte, como la vida misma.
Constantemente pensaba si habría disfrutado más la vida a su lado o no, probablemente este era el camino más ventajoso y menos lastimero…
—Vámonos—le digo—hoy toca visita al hospital
Él niño con la melena espesa asiente y se para de un tirón, su sonrisa me recuerda los buenos y viejos tiempos. ¡Como los había olvidado, como los he extrañado…! yo era feliz con una sonrisa idéntica a la suya pero ahora… ahora ni si quiera existe una así.
Caminamos, en silencio, en armonía, él tarareando una canción recién aprendida y yo andando con una inercia increíble, tan apática y estúpida que enferma.
—Tengo ganas de un helado—me dice, claro y quedo, con esa melodiosa y hermosa voz que heredó así que sabiéndome de memoria sus gustos, me aclaro la garganta.
—Uno de cereza—le digo al heladero, él asiente y yo se lo transfiero al niño…

Llegamos al hospital, justo 15 minutos antes de que empiece la hora de visita, el niño se pone a correr en el jardín y yo miro con desprecio a aquellas enfermeras que me han hecho desdichado por tantos meses.
—Puede pasar—me dice al fin el medico Fuguet—le tengo malas noticias, su insuficiencia cardiaca se esta deteriorando y ha estado empeorando gradualmente, quizás lo mejor es que se despida pronto, es probable que no amanezca… lo siento—y me da una palmada en el hombro como si una palmada fuera mágica y arreglara todos mis problemas, como si pudiera hacer que su partida fuera más fácil
—no se preocupe, todo esta bien…
Y maravillosamente, lo está, he esperado esto con ansias desde los últimos días, esperando que su agonía cese, esperando ver su última sonrisa, su última mirada…
— ¡Dean! —le grito al niño, él entra corriendo empujando a gente en el camino pero lo ignoro, estoy muy cansado como para reprenderlo.
Al fin entro a la habitación, esta ahí, mirando por la ventana, mirando serenamente.
—Te extrañe—exclama el imperioso niño mientras se amarra a sus piernas.
Lo carga con la poca fuerza que conserva y le da un beso en la mejilla. Me mira y sonríe como si el universo inmenso se borrara solo con verme.
Sonrió, algo desubicado, pero sonrió, esta aquí, esta de vuelta…
—Ryan, pensé que nunca llegarías….
—No me dejaban entrar antes—le miento, algo se estruja en mi estomago porque había pospuesto lo más que pude la visita.
—Dean, ¿Qué te parece si me traes un panque de nuez?
Él niño asiente con una fuerza impecable y corre pasándome de largo.
Se sienta en la cama, yo me siento a su lado y me toma la mano.
—Cuéntame como es que terminamos así—me pide
—no puedo
—escuche la noticia que haz estado esperando, por favor, satisfáceme…
—te amaba mucho…
—oh, lo sé…
Me hinco enfrente de su cuerpo y le tomo las manos mientras las lágrimas se desbordan presurosamente de mis ojos.