Clasificacion: General.
Género: Comedia, Romance.
"I'm just kidding"
Capitulo unico.
Ambos estaban aburridos.
Las manecillas de aquel viejo reloj sobre la pared los comenzaba a desesperar. Ambos, sentado frente a frente sin siquiera saber cómo habían llegado a esa situación.
Hace un par de minutos habían comenzado con el proyecto de clases y en unos instantes la lluvia de ideas fue inmensa, espontanea y bizarra, ahora, estaban vacios.
—Ya no puedo más —Exclamo con desgana el moreno.
Dio un trago a su bebida frente a él. Pasó ambas manos sobre su rostro con desesperación y se sentó al borde del diván.
—Odio literatura —Agrego.
Claro que la odiaba. Sus calificaciones eran evidencia de su bajo rendimiento en la materia y el hecho de que le hayan asignado al mejor de la clase y su mejor amigo como tutor, lo daba a notar más.
—No es una materia difícil —Hablo el chico frente a él.
—Habla por ti Ryan —Se defendió el moreno haciendo una mueca de fastidio— Eres el mejor de la clase y la profesora Thompson te ama porque siempre le llevas tus historias bizarras.
Ryan, el castaño, lo miro ofendido, llamar “bizarras” a sus historias era una verdadera ofensa. Y, estaba consciente de que lo eran, pero que alguien más se lo dijera…
—Si quieres puedes irte, la termino yo —Y si, la terminaría haciendo él solo. No le gustaba los trabajos en equipo, las personas siempre terminarían haciendo las cosas diferente a como él las quería, y al final, todo le parecería una mierda.
— ¿Y que la profesora diga que no hago nada? —Reprocho el otro— A ver… —Tomo el cuadernillo y releyó las ideas, una, dos, tres, cuatro… veces— ¡Qué mierda!
—Oh vamos Bren, tu puedes.
El moreno le lanzo una mirada de molestia ante su burla.
Ryan soltó una sonora carcajada. Ver a Brendon desesperado le causaba gracia, siempre lo hacía y el hecho de que es posible que sea la persona más fácil de desesperar, más gracioso lo hacía.
La última vez, hace menos de quince minutos, Brendon rayaba sus viejos y desgastados converse con marcador, le surgió una loca idea de hacerle cuadritos sobre la orilla, comenzó con pequeño y fino cuadros, cuando cayó en la cuenta de que le llevaría más de dos minutos terminar los cuadros termino haciendo unos intentos de cuadros enormes, al final rallo hasta cubrirlos de marcador y después del desastre, echarle corrector encima para opacar el daño.
— ¿Para cuándo es este trabajo? —Pregunto Brendon tirando el cuaderno sobre la mesa.
—El lunes de la semana que viene.
— ¡Perfecto! —Exclamo alzando los brazos con triunfo— Apenas estamos a miércoles.
—Tienes que hacer aun la tarea de Ciencias y sin contar el examen de Matemáticas que tendremos el viernes —Recordó el otro sin prestar atención escribiendo sobre unas hojas— Ah, y también tienes el círculo de lectores para recuperar los puntos de Literatura.
Brendon hizo una mueca de desagrado y termino por apoyar su frente sobre la mesita, dando un golpe seco y dejando un dolor en su frente.
Lo de Brendon no eran las tareas.
Ryan sonrió ante el berrinche de su mejor amigo, su único y mejor amigo que después de tanto tiempo le había ofrecido lealtad. Tanto tiempo de conocerse los había estrechado a una fuerte amistad de casi seis años, ahora en la preparatoria eran más unidos tras compartir varias clases juntos, se conocían a la perfección y en ocasiones, más de lo que deberían.
Ryan sabia de ante mano que Brendon era, en cierta forma, flojo y torpe, cuando de la escuela se trata pero de ahí en fuera tenia demasiadas cualidades que simplemente le encantaba. Si, encantaba. Ryan era gay, o más bien, Ryan no tenía preferencias. Le daba igual que sexo tuviera la persona que le gustara. Característica de un escritor/compositor liberal. Y posiblemente lo peor de su mentalidad abierta era la atracción que su mejor amigo le causaba, se odiaba por ser así, a veces porque ¿Quién no quisiera salir con Brendon?
—Estoy frito —Musito Brendon en medio de su berrinche.
—Como un pollo —Dijo divertido el otro.
—Peor que un pollo —Exclamo Brendon haciéndose el sufrido.
Ryan ignoro los lamentos de Brendon quien aún seguía con la cara pegada a la madera de la mesa. Siguió escribiendo sobre el papel y sin quererlo llevaba más de medio trabajo escrito, bueno, no era de sorprenderse, era común ver a Brendon lamentándose por tener a la preparatoria consumiéndole la vida social y Ryan haciendo el trabajo. No se quejaba, escuchar los lamentos y berrinches de Brendon de alguna forma u otra eran parte de las tareas.
— ¿Iras a la fiesta de Amber? –Pregunto de pronto Brendon.
—No ¿Iras tu?
—No.
Ryan soltó el lápiz, el apocalipsis había sido anunciado.
— ¿Por qué me miras así? —Pregunto Brendon extrañado ante la mirada que Ryan le había lanzado.
Brendon jamás se perdía una fiesta, jamás.
—Me pareció ver a los ángeles del apocalipsis pasar detrás de ti.
Brendon volteo detrás suyo alarmado.
—Idiota, era una metáfora —Rió.
—Sabes que odio que utilices tus metáforas —Reprocho el moreno.
— ¿Y a que se debe que no vayas a la fiesta de Amber? —Pregunto al fin el otro. Era curioso, debía de saberlo.
—No tengo por qué ir
—Sarah querrá ir —Recordó Ryan.
—Termine con ella.
Ryan rodo los ojos soltando un suspiro.
— ¿Cuándo?
El otro metió la mano a sus bolsillos y saco su teléfono celular.
—Hace… -Aplasto unos botones- dos horas.
Típico. La forma más sencilla para él era terminar mediante un mensaje demasiado creativo explicando detalladamente que la relación no tenia futuro ¿y aun así no podía hacer un trabajo de literatura?
— ¿Por qué terminaste con ella?
—No funcionaba.
—Me agrada Sarah —Confeso Ryan. Era muy divertida, y siendo sincero, era la única novia que le conocía a Brendon que no fuera una pesada.
—Pues sal tú con ella.
—No es mi tipo.
—Nadie es tu tipo Señor Ross —Dijo Brendon con sarcasmo.
Ryan lo miro fastidiado. Otra vez con lo mismo.
—Y para ti todas son tu tipo.
Brendon rió fuertemente, sabía que era cierto. Se levanto rápidamente y se dejo caer a en el diván a lado de Ryan. Sonrió ampliamente con entusiasmo. Ryan lo miro de reojo y dedujo instantáneamente el motivo de su típica sonrisa curiosa.
— ¿Quién te gusta? —Sí, sabía que comenzaría con eso… otra vez.
—Ya te he dicho… —Rodeo la mirada intentando recordar—… ocho veces en lo que lleva esta semana que no me gusta nadie.
—Vamos Ryan, soy tu mejor amigo…
—No me gusta nadie —Interrumpió.
—La última vez que supe de alguien fue… —Hizo ademanes de impaciencia intentando recordar.
—Clarie —Exclamo el otro.
— ¡Sí! Ella. Y de ahí ese tipo… ¿Cómo se llamaba ese chico raro del laboratorio de biología?
— ¿Franklin?
— ¡Ese!
— ¡Franklin no me gustaba!
—Claro —Mustio Brendon con sarcasmo— te lo comes con la mirada.
Ryan se sonrojo débilmente, sabía que no debía de mirarlo constantemente durante clase de laboratorio.
—Anda, dime quien…
Y siguió repitiéndolo varias veces más. El castaño se limito a ignorarlo mientras seguía escribiendo, casi terminaba.
Se produjo un silencio en el cual Brendon tomo un respiro para continuar insistiendo. Parecía una niña caprichosa.
—Hey Ryan tiene que hacer alguien, dime ya de una buena vez. ¿Franklin? Dime, dime, dime…
Y sus labios chocaron con los de Ryan durante tres segundos.
—No me gusta nadie —Se apresuro a decir Ryan antes de seguir escribiendo. Inevitablemente sus mejillas subieron débilmente de color.
Brendon se había quedado estático. Con los ojos muy abiertos y con un ligero hormigueó en la comisura de sus labios.
— ¿Yo te… gusto? —Musito débilmente.
—Ni te emociones —Contesto instantáneamente. Tenía un orgullo que salvar.
El moreno frunció el seño e bruscamente sacudió la cabeza. Las cosas no estaban claras.
— ¿No te gusto?
El otro negó.
— ¿Cómo? —Exclamo alarmado.
—No me gustas Brendon —Si, aun podía salvar su poco orgullo que le quedaba.
—Ryan…
— ¿Qué? —Contesto sin mirarle.
—Ryan… Ryan… mírame.
— ¿Qué quie…?
Apenas y poso su mirada en él, los labios de Brendon chocaron contra los suyos. Brendon lo sostuvo por las mejillas, moviendo sus labios por encima de este quien tardo unos segundos en comprender que es lo que estaba pasando. Cerró los ojos al cabo de unos segundos correspondiéndole el beso.
— ¿Eso no te gusto? —Pregunto débilmente Brendon tras separar sus labios del otro a una distancia considerable.
—No besas mal —Dijo el otro con simpleza. Como si fuera normal que Brendon lo hubiera besado.
—Maldito —Musito Brendon ofendido, enojada tal vez— ¿Y aun no te gusto?
—Sigue participando Brendon.
Y como si aquello fuera un reto, cuando más bien era una propuesta, acerco nuevamente sus labios a los de Ryan dejándolos a una distancia en la cual solo rosaban. Pudo sentir el aliento de Ryan rosar su piel delicadamente, respirar el mismo aire y verlo de más cercas. Se acerco unos milímetros más para rosar delicadamente sus labios contra los de él e inmediatamente se separo un poco, durante varios segundos continuo haciéndolo hasta que Ryan fue quien apodero sus labios besándolo con premura. Sonrió internamente ante la victoria, ahora Ryan no podía negarle que no le gustaba.
Se besaron durante treinta segundos antes de separarse para tomar aire. Se miraron durante una fracción de segundos, no había necesidad de decir nada y arruinar las cosas.
Curiosamente sus mejillas seguían teniendo el color de su nívea piel.
Brendon se levanto un poco y empujo a Ryan hasta que su espalda quedara recargada en el respaldo del diván, subió encima con las piernas a un lado de las caderas del chico y antes de que Ryan pudiera asimilar que lo que Brendon hacia era real, beso nuevamente aquellos labios que ahora no le negaban que había sentimientos resguardados.
Y ni que Ryan fuera idiota para negarse a ese tercer beso, podía asegurar que era el mejor de su corta vida.
Acepto que ya no había escapatoria, y negarle que no le gustaba ya no era una alternativa para salvar su orgullo, debía encontrar una nueva excusa pero… ya no la quería.
Inquieto porque sus manos no tenían nada que hacer, Ryan las poso en las caderas de Brendon, e instintivamente fue introduciéndolas dentro de la camisa de este, tocando por primera vez su abdomen que había visto múltiples veces y que entre sueños húmedos había soñado lamer
.
Brendon dio un respingo cuando sintió el tacto frio de Ryan posarse en su abdomen, y aun así siguió besándolo, ahora, la boca de Ryan le abría paso para llegar más lejos de lo que se pudo imaginar. Sintió su tibia lengua rosar la suya, el simple contacto se le hizo exquisito, así que la busco nuevamente hasta que volvió a encontrarla y jugo un rato con ella mientras su manos bajaban de sus mejillas a su cuello y de su cuello a su pecho.
Aunque estaba consciente de que era un hombre al cual estaba besando y encima su mejor amigo, no le parecía incorrecto, posiblemente las ideas liberales y modernas de Ryan se le estaban pegando, y después de todo, no eran tan malas.
—Me siento como una chica —Musito Brendon tras despegarse una fracción de segundos de Ryan.
Vaya que se sentía una. En otras circunstancias y si aun estuviera saliendo con Sarah, ella seria la que estuviera en la posición de él.
Ryan lanzo una carcajada con los labios de Brendon aun encima de los de él.
Brendon negó reprochando y lo tomo por las mejillas para que dejara de moverse y besarle como era debido. Busco nuevamente el paso para entrar en su boca, su sabor se había vuelto adictivo y maldijo el tiempo que perdió al no hacer eso antes. Con Ryan sabiendo de su libertad sexual no se le pudo ocurrir que no se negaría a un beso con su mejor amigo.
El otro simplemente se dejo manejar, con sus manos aun sobre el abdomen del otro, bajando y subiendo, sintiendo como la piel del chico se erizaba con el simple tacto, acariciando con lentitud y sensualidad su vientre, su pecho y torso.
Le hubiera gustado saber en qué momento se había vuelto un experto en hacer erizar la piel y hacer que el corazón de su amigo bombeara mas sangre. En definitiva… era un experto.
—Entonces… ¿no te gusto? —Pregunto con sarcasmo Brendon tras separarse de este.
—No, la verdad es que no…
—Eres un maldito hij…
—Solo bromeaba, solo bromeaba —Interrumpió carcajeándose. Beso a Brendon fugazmente y sonrió. No tenía escapatoria.
—Lo sabia —Dijo con aires de superioridad.
—Así que… no tienes novia ¿he? —Exclamo Ryan arqueando una ceja y lamiéndose los labios.
Brendon se acerco lentamente y antes de rosar sus labios…
—Es una lástima ¿no lo crees?
Deposito un corto beso.
—Una lástima sin duda alguna, Brendon.
Las manecillas de aquel viejo reloj sobre la pared los comenzaba a desesperar. Ambos, sentado frente a frente sin siquiera saber cómo habían llegado a esa situación.
Hace un par de minutos habían comenzado con el proyecto de clases y en unos instantes la lluvia de ideas fue inmensa, espontanea y bizarra, ahora, estaban vacios.
—Ya no puedo más —Exclamo con desgana el moreno.
Dio un trago a su bebida frente a él. Pasó ambas manos sobre su rostro con desesperación y se sentó al borde del diván.
—Odio literatura —Agrego.
Claro que la odiaba. Sus calificaciones eran evidencia de su bajo rendimiento en la materia y el hecho de que le hayan asignado al mejor de la clase y su mejor amigo como tutor, lo daba a notar más.
—No es una materia difícil —Hablo el chico frente a él.
—Habla por ti Ryan —Se defendió el moreno haciendo una mueca de fastidio— Eres el mejor de la clase y la profesora Thompson te ama porque siempre le llevas tus historias bizarras.
Ryan, el castaño, lo miro ofendido, llamar “bizarras” a sus historias era una verdadera ofensa. Y, estaba consciente de que lo eran, pero que alguien más se lo dijera…
—Si quieres puedes irte, la termino yo —Y si, la terminaría haciendo él solo. No le gustaba los trabajos en equipo, las personas siempre terminarían haciendo las cosas diferente a como él las quería, y al final, todo le parecería una mierda.
— ¿Y que la profesora diga que no hago nada? —Reprocho el otro— A ver… —Tomo el cuadernillo y releyó las ideas, una, dos, tres, cuatro… veces— ¡Qué mierda!
—Oh vamos Bren, tu puedes.
El moreno le lanzo una mirada de molestia ante su burla.
Ryan soltó una sonora carcajada. Ver a Brendon desesperado le causaba gracia, siempre lo hacía y el hecho de que es posible que sea la persona más fácil de desesperar, más gracioso lo hacía.
La última vez, hace menos de quince minutos, Brendon rayaba sus viejos y desgastados converse con marcador, le surgió una loca idea de hacerle cuadritos sobre la orilla, comenzó con pequeño y fino cuadros, cuando cayó en la cuenta de que le llevaría más de dos minutos terminar los cuadros termino haciendo unos intentos de cuadros enormes, al final rallo hasta cubrirlos de marcador y después del desastre, echarle corrector encima para opacar el daño.
— ¿Para cuándo es este trabajo? —Pregunto Brendon tirando el cuaderno sobre la mesa.
—El lunes de la semana que viene.
— ¡Perfecto! —Exclamo alzando los brazos con triunfo— Apenas estamos a miércoles.
—Tienes que hacer aun la tarea de Ciencias y sin contar el examen de Matemáticas que tendremos el viernes —Recordó el otro sin prestar atención escribiendo sobre unas hojas— Ah, y también tienes el círculo de lectores para recuperar los puntos de Literatura.
Brendon hizo una mueca de desagrado y termino por apoyar su frente sobre la mesita, dando un golpe seco y dejando un dolor en su frente.
Lo de Brendon no eran las tareas.
Ryan sonrió ante el berrinche de su mejor amigo, su único y mejor amigo que después de tanto tiempo le había ofrecido lealtad. Tanto tiempo de conocerse los había estrechado a una fuerte amistad de casi seis años, ahora en la preparatoria eran más unidos tras compartir varias clases juntos, se conocían a la perfección y en ocasiones, más de lo que deberían.
Ryan sabia de ante mano que Brendon era, en cierta forma, flojo y torpe, cuando de la escuela se trata pero de ahí en fuera tenia demasiadas cualidades que simplemente le encantaba. Si, encantaba. Ryan era gay, o más bien, Ryan no tenía preferencias. Le daba igual que sexo tuviera la persona que le gustara. Característica de un escritor/compositor liberal. Y posiblemente lo peor de su mentalidad abierta era la atracción que su mejor amigo le causaba, se odiaba por ser así, a veces porque ¿Quién no quisiera salir con Brendon?
—Estoy frito —Musito Brendon en medio de su berrinche.
—Como un pollo —Dijo divertido el otro.
—Peor que un pollo —Exclamo Brendon haciéndose el sufrido.
Ryan ignoro los lamentos de Brendon quien aún seguía con la cara pegada a la madera de la mesa. Siguió escribiendo sobre el papel y sin quererlo llevaba más de medio trabajo escrito, bueno, no era de sorprenderse, era común ver a Brendon lamentándose por tener a la preparatoria consumiéndole la vida social y Ryan haciendo el trabajo. No se quejaba, escuchar los lamentos y berrinches de Brendon de alguna forma u otra eran parte de las tareas.
— ¿Iras a la fiesta de Amber? –Pregunto de pronto Brendon.
—No ¿Iras tu?
—No.
Ryan soltó el lápiz, el apocalipsis había sido anunciado.
— ¿Por qué me miras así? —Pregunto Brendon extrañado ante la mirada que Ryan le había lanzado.
Brendon jamás se perdía una fiesta, jamás.
—Me pareció ver a los ángeles del apocalipsis pasar detrás de ti.
Brendon volteo detrás suyo alarmado.
—Idiota, era una metáfora —Rió.
—Sabes que odio que utilices tus metáforas —Reprocho el moreno.
— ¿Y a que se debe que no vayas a la fiesta de Amber? —Pregunto al fin el otro. Era curioso, debía de saberlo.
—No tengo por qué ir
—Sarah querrá ir —Recordó Ryan.
—Termine con ella.
Ryan rodo los ojos soltando un suspiro.
— ¿Cuándo?
El otro metió la mano a sus bolsillos y saco su teléfono celular.
—Hace… -Aplasto unos botones- dos horas.
Típico. La forma más sencilla para él era terminar mediante un mensaje demasiado creativo explicando detalladamente que la relación no tenia futuro ¿y aun así no podía hacer un trabajo de literatura?
— ¿Por qué terminaste con ella?
—No funcionaba.
—Me agrada Sarah —Confeso Ryan. Era muy divertida, y siendo sincero, era la única novia que le conocía a Brendon que no fuera una pesada.
—Pues sal tú con ella.
—No es mi tipo.
—Nadie es tu tipo Señor Ross —Dijo Brendon con sarcasmo.
Ryan lo miro fastidiado. Otra vez con lo mismo.
—Y para ti todas son tu tipo.
Brendon rió fuertemente, sabía que era cierto. Se levanto rápidamente y se dejo caer a en el diván a lado de Ryan. Sonrió ampliamente con entusiasmo. Ryan lo miro de reojo y dedujo instantáneamente el motivo de su típica sonrisa curiosa.
— ¿Quién te gusta? —Sí, sabía que comenzaría con eso… otra vez.
—Ya te he dicho… —Rodeo la mirada intentando recordar—… ocho veces en lo que lleva esta semana que no me gusta nadie.
—Vamos Ryan, soy tu mejor amigo…
—No me gusta nadie —Interrumpió.
—La última vez que supe de alguien fue… —Hizo ademanes de impaciencia intentando recordar.
—Clarie —Exclamo el otro.
— ¡Sí! Ella. Y de ahí ese tipo… ¿Cómo se llamaba ese chico raro del laboratorio de biología?
— ¿Franklin?
— ¡Ese!
— ¡Franklin no me gustaba!
—Claro —Mustio Brendon con sarcasmo— te lo comes con la mirada.
Ryan se sonrojo débilmente, sabía que no debía de mirarlo constantemente durante clase de laboratorio.
—Anda, dime quien…
Y siguió repitiéndolo varias veces más. El castaño se limito a ignorarlo mientras seguía escribiendo, casi terminaba.
Se produjo un silencio en el cual Brendon tomo un respiro para continuar insistiendo. Parecía una niña caprichosa.
—Hey Ryan tiene que hacer alguien, dime ya de una buena vez. ¿Franklin? Dime, dime, dime…
Y sus labios chocaron con los de Ryan durante tres segundos.
—No me gusta nadie —Se apresuro a decir Ryan antes de seguir escribiendo. Inevitablemente sus mejillas subieron débilmente de color.
Brendon se había quedado estático. Con los ojos muy abiertos y con un ligero hormigueó en la comisura de sus labios.
— ¿Yo te… gusto? —Musito débilmente.
—Ni te emociones —Contesto instantáneamente. Tenía un orgullo que salvar.
El moreno frunció el seño e bruscamente sacudió la cabeza. Las cosas no estaban claras.
— ¿No te gusto?
El otro negó.
— ¿Cómo? —Exclamo alarmado.
—No me gustas Brendon —Si, aun podía salvar su poco orgullo que le quedaba.
—Ryan…
— ¿Qué? —Contesto sin mirarle.
—Ryan… Ryan… mírame.
— ¿Qué quie…?
Apenas y poso su mirada en él, los labios de Brendon chocaron contra los suyos. Brendon lo sostuvo por las mejillas, moviendo sus labios por encima de este quien tardo unos segundos en comprender que es lo que estaba pasando. Cerró los ojos al cabo de unos segundos correspondiéndole el beso.
— ¿Eso no te gusto? —Pregunto débilmente Brendon tras separar sus labios del otro a una distancia considerable.
—No besas mal —Dijo el otro con simpleza. Como si fuera normal que Brendon lo hubiera besado.
—Maldito —Musito Brendon ofendido, enojada tal vez— ¿Y aun no te gusto?
—Sigue participando Brendon.
Y como si aquello fuera un reto, cuando más bien era una propuesta, acerco nuevamente sus labios a los de Ryan dejándolos a una distancia en la cual solo rosaban. Pudo sentir el aliento de Ryan rosar su piel delicadamente, respirar el mismo aire y verlo de más cercas. Se acerco unos milímetros más para rosar delicadamente sus labios contra los de él e inmediatamente se separo un poco, durante varios segundos continuo haciéndolo hasta que Ryan fue quien apodero sus labios besándolo con premura. Sonrió internamente ante la victoria, ahora Ryan no podía negarle que no le gustaba.
Se besaron durante treinta segundos antes de separarse para tomar aire. Se miraron durante una fracción de segundos, no había necesidad de decir nada y arruinar las cosas.
Curiosamente sus mejillas seguían teniendo el color de su nívea piel.
Brendon se levanto un poco y empujo a Ryan hasta que su espalda quedara recargada en el respaldo del diván, subió encima con las piernas a un lado de las caderas del chico y antes de que Ryan pudiera asimilar que lo que Brendon hacia era real, beso nuevamente aquellos labios que ahora no le negaban que había sentimientos resguardados.
Y ni que Ryan fuera idiota para negarse a ese tercer beso, podía asegurar que era el mejor de su corta vida.
Acepto que ya no había escapatoria, y negarle que no le gustaba ya no era una alternativa para salvar su orgullo, debía encontrar una nueva excusa pero… ya no la quería.
Inquieto porque sus manos no tenían nada que hacer, Ryan las poso en las caderas de Brendon, e instintivamente fue introduciéndolas dentro de la camisa de este, tocando por primera vez su abdomen que había visto múltiples veces y que entre sueños húmedos había soñado lamer
.
Brendon dio un respingo cuando sintió el tacto frio de Ryan posarse en su abdomen, y aun así siguió besándolo, ahora, la boca de Ryan le abría paso para llegar más lejos de lo que se pudo imaginar. Sintió su tibia lengua rosar la suya, el simple contacto se le hizo exquisito, así que la busco nuevamente hasta que volvió a encontrarla y jugo un rato con ella mientras su manos bajaban de sus mejillas a su cuello y de su cuello a su pecho.
Aunque estaba consciente de que era un hombre al cual estaba besando y encima su mejor amigo, no le parecía incorrecto, posiblemente las ideas liberales y modernas de Ryan se le estaban pegando, y después de todo, no eran tan malas.
—Me siento como una chica —Musito Brendon tras despegarse una fracción de segundos de Ryan.
Vaya que se sentía una. En otras circunstancias y si aun estuviera saliendo con Sarah, ella seria la que estuviera en la posición de él.
Ryan lanzo una carcajada con los labios de Brendon aun encima de los de él.
Brendon negó reprochando y lo tomo por las mejillas para que dejara de moverse y besarle como era debido. Busco nuevamente el paso para entrar en su boca, su sabor se había vuelto adictivo y maldijo el tiempo que perdió al no hacer eso antes. Con Ryan sabiendo de su libertad sexual no se le pudo ocurrir que no se negaría a un beso con su mejor amigo.
El otro simplemente se dejo manejar, con sus manos aun sobre el abdomen del otro, bajando y subiendo, sintiendo como la piel del chico se erizaba con el simple tacto, acariciando con lentitud y sensualidad su vientre, su pecho y torso.
Le hubiera gustado saber en qué momento se había vuelto un experto en hacer erizar la piel y hacer que el corazón de su amigo bombeara mas sangre. En definitiva… era un experto.
—Entonces… ¿no te gusto? —Pregunto con sarcasmo Brendon tras separarse de este.
—No, la verdad es que no…
—Eres un maldito hij…
—Solo bromeaba, solo bromeaba —Interrumpió carcajeándose. Beso a Brendon fugazmente y sonrió. No tenía escapatoria.
—Lo sabia —Dijo con aires de superioridad.
—Así que… no tienes novia ¿he? —Exclamo Ryan arqueando una ceja y lamiéndose los labios.
Brendon se acerco lentamente y antes de rosar sus labios…
—Es una lástima ¿no lo crees?
Deposito un corto beso.
—Una lástima sin duda alguna, Brendon.